Esta Villana quiere mantener al Jefe Final – Tomo I – Capítulo 3

Traducido por Kavaalin

Editado por Yusuke


Claude se encontraba sentado en una lujosa silla mientras bebía té y conversaba con sus asistentes.

Realmente es el mundo del juego…

Aileen se había quedado embobada por la sorpresa. No obstante, ahora no era el momento para quedarse embelesada, dado que su vida se encontraba en la cuerda floja.

—En todo caso, no tengo intención de hacer eso y estoy seguro de que ella se siente de la misma manera. Está armada. ¿Qué pasa si vino por la orden de alguien o que se trate de alguna trampa? Sería incómodo que terminará hiriéndose a sí misma.

—Ese es un malentendido. Vine aquí por mi propia voluntad.

Cuando alzó la voz los CGs comenzaron a moverse. Era como si la realidad misma se hubiese puesto en movimiento.

Las tres miradas se posaron en Aileen sentada en el sofá. Keith se mantuvo sereno, mientras que Beelzebub se mostraba claramente hostil.

Por otro lado, Claude conciliaba perfectamente sus emociones tras su mirada.

—La espada es para defensa personal. No con el fin de causar daño.

—¿Realmente crees que puedes enfrentarte a los monstruos con un juguete como ese, chiquilla?

Beelzebub soltó una risa socarrona. Aileen, sentada elegantemente en el sofá, mostró una sonrisa como respuesta. Confirmando discretamente, con el rabillo de sus ojos, que la espada que había traído con ella se encontraba apoyada en el mismo sofá.

—No quisiera morir sin haber opuesto resistencia.

—¿Oponer resistencia? Esa es una buena respuesta. Eres bastante interesante.

Su cuerpo se crispó al escuchar la maliciosa respuesta de Beelzebub. No obstante, mantuvo una postura erguida, como si sus palabras no la hubiesen afectado en lo más mínimo, ya que no quería que se dieran cuenta de que se encontraba agitada. En ese momento interfirió Keith.

—Deja eso, no quiero ni imaginarme una situación donde los monstruos devoren a una muchacha humana. Así que, señorita de la casa ducal D’Autriche…

—Puede llamarme simplemente Aileen, joven Keith.

—Oh, ¿me conoce?

—Investigué tanto como pude sobre el príncipe Claude.

Más bien era que había recuperado los recuerdos sobre él, pero Aileen no podía decirle eso.

Claude no parecía interesado, ya que no había movido un sólo músculo desde que Aileen había despertado.

Cuando se transforma en dragón se convierte en un ser omnipotente, pero su recipiente humano no es capaz de controlar por completo su abrumador poder mágico, por lo que cualquier alteración en sus emociones suele causar anomalías en el ambiente. Ya lo sabía, pero no por eso deja de sorprenderme.

Los volcanes hacían erupción cuando se enfurecía. Llovía torrencialmente cuando la pena lo afligía. Las perturbaciones en el corazón del rey demonio alteraban las leyes de la naturaleza.

Y sus emociones también afectaban a los monstruos. Actualmente los monstruos no atacaban a los humanos porque Claude no tenía intenciones de hacerlo. Si llegaba a despertar como el rey demonio, poseído por sus sentimientos de ira y odio hacia la humanidad, una inmensa armada de monstruos se dejaría caer sobre la raza humana.

Cuando despertara como el rey demonio, se transformaría en un dragón, abandonando su humanidad.

Entonces se convertiría en el villano final y mataría a Aileen en el proceso.

En otras palabras, si Aileen quería seguir con vida, debía prevenir que Claude se volviera el último enemigo. Sin embargo, eso era más fácil decirlo que hacerlo.

¡Por alguna razón no puedo recordar por qué es que despertaba como el rey demonio! ¡Mis recuerdos tienen demasiados huecos! ¡¿Por qué sólo recuerdo que su despertar ocurría justo al final del juego?! ¡Este es un asunto de vida o muerte, por dios santo!

Gracias a eso, Aileen no sabía que pasos exactos debía tomar para prevenir que Claude despertara como el rey demonio. Todo habría estado bien si tan sólo hubiese logrado recordarlo para hoy, pero con su vida en juego de esta manera no era momento para aferrarse a una posibilidad tan incierta… De ser así, sólo le quedaba una cosa por hacer.

—Bueno, señorita Aileen. ¿Qué la hizo venir hasta aquí? ¿Es que quiere que le prestemos nuestra fuerza para buscar venganza contra el príncipe Cedric por haber anulado su compromiso? De ser así, me temo que ha venido en vano. Después de todo, es la política del príncipe Claude que debemos pasar cada día de forma segura.

—Oh, parece que tenemos algo en común. Yo también amo la seguridad.

—No estoy tan seguro de eso. Una persona que adora la seguridad no vendría hasta el castillo del rey demonio a proponerle matrimonio.

—Si el príncipe Claude se enamora de mí, entonces sería capaz de continuar con mi vida de forma segura.

Múltiples ojos le dirigieron sus miradas perplejas, pero Aileen no podía echarse para atrás ahora.

La única razón por la que Claude podría conservar su humanidad… se debía a su amor por Lilia.

No obstante, Lilia no podría enamorarlo esta vez. Claude era un prospecto amoroso secreto que sólo podías cortejar en la segunda vuelta del juego, un personaje cuya ruta se desbloqueaba después de que obtenías un final bueno al menos una vez. Como en la vida real no tenía la oportunidad de completar la historia por una segunda vez, le sería imposible enamorarlo y por lo tanto era innegable que se terminaría convirtiendo en el enemigo final.

Por eso Aileen no tenía más opción que convertirse en la persona que detuviera a Claude, la persona de la que se enamorara.

Esa era la mejor alternativa que tenía Aileen.

Aileen le sonrió ampliamente a Claude.

—Por eso deberíamos casarnos. Prometo hacerlo feliz.

—¿Le pasa algo en la cabeza a esta mujer humana…?

—No puedo evitar pensar lo mismo que tú…

—Beelzebub, muéstrale la salida a nuestra visita.

Beelzebub se movió inmediatamente ante la tajante orden de Claude.

En el momento en que vio esto, Aileen tomó la espada que reposaba en el sofá y la apuntó a su garganta.

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