Esta Villana quiere mantener al Jefe Final – Tomo I – Capítulo 5

Traducido por Kavaalin

Editado por Yusuke


—¿Sedu…?

Las mejillas de Aileen enrojecieron. Esto se debía a su falta de experiencia con el sexo opuesto. En su vida anterior sus únicos amigos habían sido los juegos otome y en esta había crecido en un ambiente conservador, así que aunque había tenido un prometido, nunca hizo ningún avance con Cedric.

Sin embargo, se negaba a que su debilidad fuera expuesta a través de su comportamiento nervioso. Con su espalda medio encorvada, Aileen soltó una risa falsa ante las palabras del atractivo hombre inexpresivo.

—S-Sí. A-A eso es a lo que he venido.

—¿Entonces por qué te tiembla la voz…?

—E-Es su imaginación.

—No pareciera que tengas experiencia en ello.

—¡¿Quién cree que soy?! ¡¡Soy una completa experta seduciendo hombres!!

Claude permanecía inexpresivo mientras miraba a Aileen de pies a cabeza.

Como siempre su maquillaje y vestuario eran impecables. Como había salido en dirección al castillo del rey demonio se puso ropas cómodas, pero estas eran dignas de la hija de un duque. Sin embargo, por alguna razón, Aileen se sintió avergonzada.

O-Obviamente me pondré nerviosa si una persona tan atractiva me mira detenidamente… ¡Ah, mi cabello! Está un poco despeinado.

Recién se daba cuenta. Sus zapatos estaban embarrados de lodo, su falda había sido desgarrada por haberse atascado con alguna rama y el encaje de su vestido estaba deshilachado. Era comprensible dado que había atravesado un bosque, sin embargo eso no le quitaba gravedad al asunto.

En esta época, las vestimentas de una mujer eran su uniforme de combate.

—M-Me disculpo por haber venido a proponerle matrimonio en estas fachas. Volveré en otra ocasión.

—Eso no será necesario.

Claude chasqueó los dedos. Aileen estaba preparada para ver aparecer a algún monstruo, sin embargo lo que emergió fue una suave briza que se elevaba desde sus pies y que se arremolinaba a su alrededor. El barro en sus zapatos fue removido y su falda y el encaje de su vestido fueron restaurados. Su cabello fue peinado por la briza e incluso su fatiga parecía haber disminuido.

Es magia…

Mientras Aileen seguía estupefacta, Claude comenzó a hablar.

—Con esto no necesitarás regresar. Vete a casa.

—Me aseguraré de atesorar este vestido.

—¿Qué?

—¡Es que es un vestido mágico! ¡Que extraordinario!

Aileen dio vueltas sobre sí misma con la mirada brillante, haciendo que se elevara el dobladillo de su vestido.

Al mismo tiempo, las flores del jarrón comenzaron a florecer. ¿También sería magia? Aileen se quedó mirándolas fijamente, pero estas habían dejado de moverse.

Sintiéndose extrañada, Aileen le preguntó al inexpresivo Claude.

—¿Fue magia lo que las hizo florecer?

—No…

Claude no siguió hablando.

Con la cabeza inclinada, Keith sonreía profundamente a un lado de Claude.

—Cuando una mujer se encuentra presente, la habitación se ilumina completamente. Ya estaba preocupado de que el sentido de la belleza del príncipe Claude se hubiera distorsionado por siempre encontrarse rodeado de monstruos.

—¡Oh, sí! ¡Como el de los cuervos que me encontré de camino al castillo!

—Te estoy diciendo que te vayas a casa, ¿por qué no me escuchas…?

—Sí lo escuché, es sólo que me reúso a obedecerlo. Por cierto, ese cuervo es uno de sus subordinados, ¿verdad?

Aileen se mantuvo imponente frente al abatido Claude.

—Pienso que es bueno advertir a aquellos que se adentran en el bosque, pero ridiculizarlos es vulgar. Las acciones de sus subordinados repercuten directamente en la reputación del príncipe Claude. Me gustaría que los eduquen para que se abstengan de difamar a la gente basados en rumores.

—¿Por qué debería hacerlo?

—Porque me sentiría avergonzada si mi prometido tuviera una mala reputación.

—No recuerdo haber aceptado ser tu prometido.

—Además de eso, también hay otras cosas que me molestan. Primero que nada, la patética apariencia del joven Beelzebub. Parece un exhibicionista.

Beelzebub se quedó estupefacto mientras Keith se sujetaba el estómago de tanto reírse.

Beelzebub sólo vestía un chaleco abierto en la parte superior de su cuerpo. Aileen no le había prestado demasiada atención cuando había visto su ropa de estilo oriental en el juego otome, pero en este reino no era bien visto que mostraras tanta piel. Además de que se encontraban en mitad del invierno. Aileen sentía frío con sólo mirarlo.

—Tendremos que confeccionarte uno más adecuado. También te enseñaré modales.

—Hey, mujer humana. ¿Por qué debería hacerlo?

—¿No eres la mano derecha del príncipe Claude? Puede que seas un monstruo, pero deberías saber comportarte cuando estés en público.

—¿Su mano derecha…?

Beelzebub pensó en voz alta. Parecía que era fácil de manipular.

—Y, joven Keith… Tengo el presentimiento de que lleva bastante tiempo usando esas ropas. Está bien querer ahorrar, pero tampoco hay que exagerar. ¿Tiene un traje lo suficientemente decente como para llevarlo en público?

—Es verdad que este traje ya tiene sus años. Señorita Aileen, ¿no escucharía mis lamentaciones? Se supone soy un oficial de alto rango que sirve y vela por el bienestar del príncipe Claude, pero debido a que me hice su amigo, ¡ni siquiera recibo un salario! Pienso que es una broma de muy mal gusto.

—Oh, vaya…

Puede que se deba a un caso de malversación de fondos. Pensó Aileen mientras fruncía el ceño.

—Entiendo… ¿Eso significa que el príncipe Claude no tiene dinero?

Las flores en el jarrón se marchitaron súbitamente. Los dos asistentes reaccionaron rápidamente al ver esto.

—Ah, príncipe Claude, no tiene nada de lo que preocuparse. Soy muy feliz con la vida que llevo.

—Mi rey, si realmente necesitáramos dinero, simplemente lo robaríamos.

—Ya cállense… Con esto deberías entender que casarte conmigo no te beneficiaría en nada.

—Oh, no tiene por qué preocuparse por nimiedades como esas. Príncipe Claude, estoy perfectamente capacitada para mantenerlo económicamente. Simplemente deje que yo sea la que provea el sustento familiar.

En el segundo siguiente, se vio descender un rayo al otro lado de la ventana. Ahora que sabía a qué se debían, Aileen sólo reía.

Claude levantó la voz mientras permanecía inexpresivo.

—¿De qué estás hablando? ¿No habías venido a seducirme?

—Pienso que esto es más de mi estilo que seducir.

Mantener al último jefe. Aileen sonrió complacida por lo bien que se habían desarrollado las cosas.

Claude la miró impávido.

—Con tu extraño sentido del humor no sé si esto sea realmente mejor que seducir.

—Tomaré eso como un cumplido. Vamos, firmemos ese contrato llamado matrimonio. Sólo asienta y la felicidad y una vida acomodada lo estarán esperando.

—Eso suena como una invitación a un culto religioso…

—Príncipe Claude, su amor es suficiente pago para mí. Gracias a las lecciones que me dejó una cierta basura. Ahora sé cuán cruel puede ser la vida.

Claude Levantó la mirada. Parecía que, aunque fuera sólo un poco, Aileen estaba logrando persuadirlo.

Aileen se acercó a Claude para dar el golpe final.

—Usted es una persona de buen corazón. A pesar de que es culpa de los humanos que los monstruos tengan que vivir tan miserablemente, es incapaz de odiarlos completamente. Y eso lo atormenta, ¿verdad?

—No es que quiera que la humanidad sea aniquilada. Pero es innegable que me gustaría ver devorados por monstruos a aquellos que se burlaron de mí. En su caso, si así lo deseara, podría hacer que eso se convirtiera en realidad. Esa debe ser una carga bastante pesada que llevar sobre sus hombros. Su determinación es algo que realmente admiro.

Esta era la primera vez que la agitación de Claude se evidenciaba en su rostro.

La figura de Aileen que se reflejaba en sus ojos sonreía maliciosamente.

—Si se casa conmigo, prometo protegerlo a usted y a sus preciados monstruos. No dejaré que lleve esa carga usted solo. Estoy completamente capacitada para ello, después de todo, una vez fui candidata a reina.

En ese momento, el rostro de Claude regresó a su habitual inexpresividad.

En el momento en que Aileen se dio cuenta que había cometido un error, el hermoso rostro de Claude se encontraba frente a ella.

—Vete a casa.

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