¿Hay posibilidad de un final feliz? – Capítulo 9: Un pequeño incidente

Traducido por Kiara

Editado por Sharon


El día de la fiesta del té, fui por la tarde a peinar el cabello de Patricia. Ya lo había trenzado una vez esa misma mañana, pero quería comenzar de nuevo.

—Entonces, ¿cuántos invitados irán a la fiesta? —pregunté mientras le cepillaba el pelo.

—Oh, no seran muchas personas. Solo la reina, sus tres asistentes y yo.

Asenti.

—Veamos, entonces… Si recojo todo su cabello tendrá demasiado volumen, así que vamos con un estilo semirecogido.

De acuerdo con el estilo de Vaxwald, até la mitad superior en una simple cola de caballo… pero Patricia se miró en el espejo y frunció el ceño.

—¡No puedes dejarlo así! ¡Parece que acabo de salir de la cama! Además, la fiesta del té se llevará a cabo en el jardín, o eso me han dicho. ¡Se arruinara con la más mínima brisa!

—No te preocupes. Voy a rizarlo.

Mientras hablaba, saqué una de mis planchas de pelo de metal. Tengo tres tipos diferentes en mi poder: para alisar el cabello, para crear ondas profundas y para rizos grandes o pequeños. En esta ocasión iba a necesitar el último, y con ese propósito prepare la chimenea con un poco de leña. Claro que no era un fuego abrumador, pero actualmente estamos en verano, así que incluso la llama más pequeña puede ser sofocante.

Esta técnica implica colocar el hierro metálico directamente en el fuego, pero solo durante un corto período de tiempo. Si se calienta demasiado podría quemar el cabello, causando daños irreparables. Por lo tanto, en caso de que el hierro permanezca demasiado tiempo en el fuego, se aplica un paño húmedo sobre el metal para enfriarlo.

Estas planchas para rizar se enfrían bastante rápido, y tienen que ser recalentadas varias veces para terminar el peinado. Gracias a los cielos tengo dos a mi disposición, lo que significa que puedo poner a Kirion en la chimenea calentando una de las planchas mientras rizo el pelo de Patricia con la otra. Sin embargo, debido a que estas herramientas se encuentran cerca de los doscientos grados cuando se calientan por completo, tengo que tomar precauciones extras para no tocar sus orejas, cuello o alguna otra zona de piel desnuda, para no quemarla.

Afortunadamente, debido a que Rebecca y los otros sirvientes están aquí para abanicarla, Patricia no está sufriendo demasiado por el calor, aunque yo estoy sudando. Trabajé para rizar la mitad inferior del cabello, así como la cola de caballo, en rizos grandes y prominentes. Al final, apliqué una pequeña cantidad de espuma para que se mantengan más firmes, y luego acaricié el cabello con mi mana para darle brillo adicional. Con esto, su estilo durará más tiempo sin ninguna rigidez antinatural, y el resultado será bastante elegante.

No es que los rizos naturales de Patricia no fueran adorables, pero para lograr este aspecto, necesito enrollar el cabello con fuerza para que no pierda su forma. Por suerte, un beneficio del cabello naturalmente rizado es que es bueno para mantener los rizos.

Es cierto que tal vez hubiera estado más en línea con el estilo Vaxwald alisar su cabello, pero con su textura natural, simplemente no se verá tan elegante y plano como una dragonante, y el resultado final sin duda será decepcionante En conclusión, nuestra princesa se ve mejor con rizos.

—¡Oh, es hermoso, Maya! Parece sacado de un cuento, es grandioso… ¡Creanlo o no, siempre me haces sentir como una princesa! —exclamó Patricia, girando la cabeza en varias direcciones para admirar su cabello en el espejo, sus rizos rebotando con cada movimiento.

Me alegro de que le haya gustado, pensé.

—Realmente se ve bien —reflexionó Rebecca.

—¡Me encanta este estilo de rizos! ¡Quiero probarlo algún día! —expresó Mona. Mientras tanto, Sari miró a Patricia con envidia.

—Ahora, para darle el toque final, simplemente agregaremos un accesorio para el cabello y luego terminaremos —le expliqué, pero cuando miré la mesa, no encontré mis cajas de accesorios. Me volví hacia Kirion—. ¿Dónde pusiste los accesorios?

Ayer se ofreció a pulirlos como parte de sus deberes de aprendiz, y aunque iba a rechazarlo, se los entregué con la condición de que los trajera antes de la fiesta del té.

—¿Kirion?

Lo miré observando el suelo, y moviéndose ligeramente. Ahora que lo pienso, ha estado actuando un poco extraño toda la mañana.

—¿Qué pasa? ¿Sucedió algo? Sabes que puedes venir a mí con…

—¡Lo siento mucho, señorita Maya! —interrumpió en voz alta, cerrando los ojos con fuerza. Patricia y yo lo miramos sorprendidas—. La verdad es que cuando me desperté esta mañana… ¡las cajas no estaban en la mesa donde las dejé!

—Bueno, no se evaporaron en el aire —espetó Rebecca—. Obviamente debes tener una idea de dónde las dejaste.

—¡Si lo hiciera, no estaríamos teniendo esta conversación!

—¿Estás tratando de sugerir que alguien más los movió?

—Anoche, cuando regresé de mi baño, me di cuenta de que accidentalmente había dejado la puerta de mi recámara sin llave. Alguien debe haber entrado allí y los tomó mientras estaba fuera, ¡estoy seguro de eso! Aunque… me fui directo a la cama esa noche, así que no me di cuenta de que las cajas habían desaparecido hasta esta mañana…

Kirion retrocedió bajo la presión de Rebecca. Puse una mano sobre su hombro.

—Desearía que me hubieras dicho esto tan pronto como te diste cuenta… Honestamente, ¿quién podría haberlos tomado…?

—¡Qué pena, Kirion! ¡Mis cosas están ahí, ¿sabes?! —Patricia hizo un puchero. De hecho, mientras dos de las cajas contenían mi propia colección personal, la tercera estaba reservada para Su Alteza.

Me siento bastante mal al pensar que alguien los ha robado. Me gustaban mucho esos accesorios, algunos de los cuales eran únicos, pero lo que es más importante, si sin querer la princesa ha perdido por completo su valiosa colección de adornos para el cabello, estaba en serios problemas.

 —Lo siento mucho, Alteza —me disculpé, inclinando la cabeza.

—Encuentra a quien hizo esto y recupéralos, ¿de acuerdo? No podemos tener a un ladrón dando vueltas por el castillo. Ve y ponte en contacto con el príncipe Darius, el asistente del palacio, y con quien más necesites.

—De inmediato, Su Alteza. Prometo que los encontraré —bajé la cabeza una vez más.

La princesa generalmente perdonaba este tipo de errores: hacía pucheros por un momento, pero no se enfadaba. Por el contrario, a menudo mantendría la mente tranquila y encontraría una solución al problema, tal como lo estaba haciendo ahora. Fue por esta razón que le tenía un profundo respeto.

—¿Ahora qué vamos a hacer? No puedo asistir a la fiesta del té real de la reina sin usar un accesorio —continuó Patricia con el ceño fruncido—. Al principio supuse que el ladrón solo estaba buscando llevar mis objetos de valor, pero ahora que lo pienso, ¿es posible que estén buscando avergonzarme de alguna manera?

—No puedo decir con certeza cuál podría haber sido su motivo, pero tenga la seguridad de que estará bien. Tenemos muchas cosas que podemos sustituir en lugar de un adorno para el cabello adecuado—. Mientras hablaba, hice un gesto a los criados para que abrieran el joyero de Patricia—. Por ejemplo, podríamos usar este collar de perlas, o esta pieza con gemas espaciadas uniformemente… Todo lo que tendríamos que hacer es colocarlo a lo largo del cabello, así.

—Oh, qué lindo —exclamó Patricia.

—¡Te ves como un ángel! ¡O un hada! —chilló Mona.

Este aspecto, sin embargo, no es para nada el resultado que me había propuesto el dia de hoy. Quité el collar de su cabello.

—También podemos usar broches… pero con este estilo, creo que deberíamos usar flores frescas.

—Pero ya es verano tardío. La selección será limitada —señaló Rebecca. Ella, por supuesto, no se dio cuenta de quién soy o de lo que soy capaz.

Sonriendo, mágicamente produje una serie de pequeñas flores, recorté las hojas, los tallos y el polen, y los coloqué en el cabello de la princesa: tonos de rosa pastel, amarillo, azul agua y blanco. Si se tratara de un asunto nocturno, podría haber optado por una flor grande en lugar de una apariencia más sutil, pero como se trataba de una fiesta en el jardín, quería ir con algo brillante y festivo.

 —¿Eres una maga?

—No, soy una Floseide. Hacer flores es nuestra única especialidad.

—¿Eres un floseide? ¡No tenía ni idea!

Las tres criadas me miraron sorprendidas. Por supuesto, Patricia no lo estaba; ella disfrutaba la fragancia floral con los ojos cerrados.

—Lo mejor de las flores frescas es el aroma, ¿no crees?

Y con la primera preocupación resuelta, es hora de resolver el misterio de los adornos faltantes.

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