Herscherik – Capítulo 3: Reloj de bolsillo, Conde y Marioneta (5)

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Aunque era primavera, el sol ya se había puesto y la temperatura dentro de la prisión había disminuido. Cuando el conde Luzeria exhaló, una nube de humo blanco flotó en el aire.

Luzeria se sentó encima de la simple cama, experimentando su segunda noche dentro de prisión. Miraba distraídamente la pequeña ventana, su única conexión con el mundo exterior.

Me pregunto si Su Alteza Herscherik está bien.

La apariencia del Príncipe más joven, con su cabello rubio y sus ojos azules mientras presentaba el reloj de bolsillo solo esta mañana, se quedó en la mente de Luzeria.

La primera vez en la que se encontró con el príncipe fue durante el banquete, y su impresión del niño fue de un príncipe que tenía el mismo sentimiento débil que el Rey. Esos ojos azules que heredó de su padre, vacilaban ansiosamente mientras miraban alrededor del banquete. Para Luzeria, su presencia emitió una impresión aún más fugaz: desde el débil destello en sus ojos, como la pálida luz que cae a través de las nubes oscuras, hasta el color pálido de su cabello rubio que de ninguna manera era magnífico.

Pero el Príncipe Herscherik que apareció ante él ayer era una persona diferente. Aunque todavía sentía algo de ansiedad, sus ojos tenían una luz mucho más fuerte en comparación con los que vio en el banquete. Además, los ojos del príncipe tenían un suave tono de jade cuando preguntó por sus heridas, lo que provocó que el Conde Luzeria no pudiera evitar su mirada.

De ninguna manera fue por miedo.

En el momento en que miró al Príncipe, los sentimientos de admiración y respeto lo dominaron y ya no fue capaz de alejarse de esos ojos.

Luzeria actuó instintivamente como un retenedor, arrodillándose con respeto y diciéndole al Príncipe todo después de ser presionado. Después de que el Príncipe había escuchado todo hasta el final, dijo que iba a detener la pena de muerte de Luzeria y huyó.

Espero que este a salvo…

A pesar de estar tan cerca de la muerte, el corazón de Luzeria se llenó solo con el Príncipe más joven.

Tal vez fue porque el Príncipe más joven tenía la misma edad que su hijo fallecido, en alguna parte le encontraba similitudes. Sin embargo, su hijo no tenía cabello rubio ni ojos azules y definitivamente no era tan hermoso como Herscherik.

De repente, escuchó pasos en dirección a la salida. A juzgar por los pasos, parecía ser una sola persona. Luzeria fácilmente adivinó quién podría ser, pero como no estaba interesado, por lo que siguió mirando hacia la ventana.

Los pasos se detuvieron frente a su habitación.

—Que buena situación la que tiene aquí, Conde Luzeria.

Aunque había esperado esto, Luzeria dejó escapar un suspiro en lo profundo de su mente y se enfrentó a la voz. Allí, la fuente fue un hombre.

— ¿Qué desea, Vizconde Grimm?

—Humph, ahora soy un Conde.

El hombre de contextura mediana levantó las comisuras de su boca con una sonrisa e hizo una cara triunfante.

Él era el Vizconde Grimm, un aristócrata que era parte de la facción del Ministro Barbasse. Una de las corrupciones descubiertas por el Conde Luzeria fue la malversación de los tesoros nacionales por parte de este Vizconde. Había presentado un informe falso e ilegalmente recibió grandes cantidades de dinero.

—Entonces, ¿el nuevo Conde vino aquí para ver el rostro de un criminal? Tengo envidia de cuánto tiempo libre tiene.

El Conde Luzeria dio una respuesta melancólica, por lo que el rostro triunfante del Vizconde Grimm cambió completamente a uno amargo.

—Entrégame eso. Si lo hace, le salvaré la vida.

— ¿Eso? Bien, bien. ¿Qué exactamente podría ser eso, oh honorable Conde?

— ¡No me hagas enojar!

El Vizconde Grimm pateó la puerta de hierro de la prisión. El sonido que hizo eco fue bastante fuerte, pero el guardia no se acercó. Luzeria supuso que Grimm probablemente había sobornado al guardia antes con dinero.

— ¡Esa carta en tu posesión!

—Aah… eso. Hmm.

Dicho esto, me pregunto cuál….

El Conde Luzeria estaba perplejo, pero no lo demostró en su expresión exterior.

Tomó algo de tiempo, pero había reunido la mayor cantidad de evidencia y testimonio posible, lo que resultó en una cantidad bastante grande. Debería haber tenido una importante evidencia real dentro de esa gran pila, pero no pudo evitar lamentar que su trabajo fuera una trampa.

Este asunto ya no preocupaba más al Conde Luzeria, ahora que había sido encarcelado, pero parecía que había una evidencia particularmente desagradable a juzgar por la expresión de pánico del Vizconde Grimm.

—Incluso sin preguntarme, puede buscarlo.

Por el contrario, ahora que lo pienso, el hecho de que él apareció aquí después de haber estado encerrado por ya tanto tiempo, significa que mis pertenencias ya han sido registradas y devastadas.

Luzeria continuó respondiendo casualmente mientras intentaba adivinar las intenciones del hombre.

— ¡Vine aquí para preguntar porque no puedo encontrarlo!

El Vizconde Grimm pateó la puerta de hierro una vez más.

En el fondo, estaba harto de estas obvias respuestas. Mientras tanto, el Conde Luzeria frunció el ceño ante el sonido desagradable y ruidoso de la puerta de hierro.

—Si me dice su ubicación ahora mismo, hablaré con los superiores para que se le cancele la pena de muerte. ¡Entregue la carta!

— ¿Cree que puedo alejarme de la pena de muerte con solo negociaciones?

El Conde Luzeria pensó que su propia voz era terriblemente fría. Abrió el reloj de bolsillo en su mano y miró el reloj. Ya eran las 11 en punto de la noche.

—Para alguien como usted, que solo piensa en su propia preservación, es impensable que una persona que ha enviado asesinos detrás de mí renuncie a una oportunidad tan perfecta para deshacerse de uno.

Esa persona que había enviado asesinos, el Ministro Barbasse. Le había dicho a Luzeria que su tiempo era limitado, y que dentro de las pruebas que reunió, había algunas que el Ministro no podía pasar por alto. Es por eso que Luzeria había venido valientemente a la capital real.

Supongo que elegí la prueba equivocada que el Ministro no podía pasar por alto…

Luzeria se burló de sí mismo, cerró el reloj de bolsillo y lo agarró con fuerza. Para cuando llegó al palacio real, se había preparado para el peor de los casos.

—Váyase, Vizconde Grimm. O más bien, Conde Grimm. Le estoy agradecido.

El Conde Luzeria dejó escapar una risa desdeñosa. Cuando Grimm vio su cara, un escalofrío recorrió su cuerpo desde la punta de los dedos de los pies hasta la parte superior de su cabeza. Era como si lo hubiesen bañado en agua fría.

—Gracias a usted, puedo sacrificarme por el país. Me dirigiré primero, esperando con los Vigilantes de las Profundidades de esta Tierra para que todos ustedes caigan.

Después de que los vivos mueren, los Vigilantes son quienes entregan las almas al Inframundo. Hay dos destinos a los que se puede ir.

Las almas virtuosas son reconocidas por los dioses e invitadas al Jardín en el Cielo. Experimentarán la mayor felicidad en el Jardín mientras esperan renacer en el próximo mundo.

Por otro lado, las almas pecaminosas son castigadas por los dioses y enviadas a vivir en las profundidades del infierno. El infierno juzga los pecados de las almas. Las almas deben llevar su penitencia apropiada hasta que sean purificadas, y luego renacerán al próximo mundo.

Los Vigilantes son los que están vinculados a las Puertas en las profundidades de la Tierra. Los Vigilantes nunca pasarán por alto el alma de un pecador tratando de escapar. Los niños de este país crecen escuchando a sus padres decirles: “¡Los Vigilantes de las Profundidades de la Tierra vendrán a buscarte!”.

Las palabras del Conde Luzeria fueron las de un mal perdedor. Pero, por alguna razón, el Vizconde Grimm tuvo la ilusión de que él mismo había perdido. Por eso volvió a patear la puerta de hierro, tratando de escapar de ese engaño.

— ¡Deja de ser un mal perdedor…! En este mundo, solo los fuertes y los inteligentes sobreviven. Los otros tontos son usados o mueren, o se rebelan y mueren; ¡Esas son las únicas opciones! ¡Por eso sobreviviré y morirás!

El Vizconde Grimm giró sobre sus talones y el Conde Luzeria lo observó en silencio.

Puedo tomarme mi tiempo para buscar eso. Dado que su tierra será mía.

Grimm se persuadió a sí mismo, pero la sensación de derrota no desaparecería.

El Conde Luzeria que quedó atrás se encogió de hombros y acarició el reloj de bolsillo, luego presionó firmemente el botón para que se abriera y pudiera ver el retrato. Era el único recuerdo de él con su esposa y su hijo.

En ese momento, su hijo acababa de nacer. A menudo descuidaba su trabajo para ir a ver al niño, lo que provocaba que su esposa a menudo se enojara. Pasaron los días y había estado muy satisfecho con el crecimiento de su hijo. Con su esposa a su lado, disfrutaba de la felicidad y sentía que este mundo era maravilloso.

Pero ahora lo había perdido todo, e incluso podría perder su vida mañana.

Tal como dijo ese tipo, este mundo era para los fuertes y los inteligentes, pero ¿eso significaba que no podía disfrutar de la felicidad? ¿Los débiles no tienen más remedio que aceptar la tiranía?

—…Conde.

— ¿Su Alteza?

Justo como esta mañana, mirando entre los barrotes de hierro estaba el Príncipe rubio más joven de ojos azules.

Su cara estaba iluminada por la luz de la luna, y parecía estar un poco roja e hinchada. Parecía que lloraría en cualquier momento mientras miraba hacia abajo a Luzeria.

—Su Alteza, también lo he estado pensando esta mañana, pero ¿no tiene un asistente que lo acompañe? Es demasiado peligroso moverse por sí mismo.

A pesar de que era el más joven, como un Príncipe y especialmente como un niño de 3 años, todavía caminaba por la noche solo sin ningún asistente. Normalmente, eso sería inconcebible. Herscherik negó con la cabeza ante el preocupado Luzeria y dudaba sobre lo que debería hacer o decir.

—Su Alteza, ¿cuál es el problema? Aunque es primavera, la noche es fría. Por favor, regrese a su habitación…

—Lo siento, Conde Luzeria. Hablé con mi padre, pero no fue bueno.

En el instante en que Herscherik interrumpió al Conde Luzeria, grandes lágrimas brotaron de los ojos de jade del chico.

Herscherik trató de detener las lágrimas limpiándose varias veces con las mangas y mordiéndose el labio, pero las lágrimas siguieron corriendo por sus mejillas.

Padre también intentó hacer algo, pero eso fue imposible.

Pero como eso parecía una excusa, era muy difícil de decir.

—Lo siento. Perdóneme… Lo…

Herscherik decidió no llorar cuando llegó aquí. Pero cuando se encontró cara a cara con el Conde Luzeria e informó el resultado de su impotencia, las lágrimas se derramaron y, al final, ya no pudo hablar a través de sus sollozos. Ya no podía mirar a Luzeria a los ojos, encogiéndose y cubriéndose la cara sin preocuparse de cuán sucio era el suelo.

Despreciaba a su yo sin poder. No sabía si estaba bien enfrentar a Luzeria con este tipo de expresión.

—…Su Alteza Herscherik, por favor levante la cabeza.

La amable voz de Luzeria llegó a los oídos del encogido Herscherik.

Cuando lenta y tímidamente levantó su rostro, la cara de Luzeria estaba justo frente a él detrás de las barras de hierro. Luego le presentó el reloj de bolsillo.

—Por favor, acepta esto.

— ¿Eh…?

Sin esperar la respuesta de Herscherik, el Conde Luzeria le dio el reloj de bolsillo.

—Conde, ¿no es esto algo precioso para usted? ¡No puedo aceptarlo!

—No es necesario para este hombre que mañana se convertirá en cadáver.

Luzeria detuvo a Herscherik que había entrado en pánico y trataba de devolverlo. Luego limpió la tierra en la cara del príncipe con su mano, aunque pensó que era un poco irrespetuoso con él.

Como había pasado bastante tiempo desde que había tocado la piel de un niño, cerró los ojos mientras recordaba su pasado. Recordó cómo su propio hijo jugaría a menudo en la arena y se la pondría en la cara. Cuando limpió la arena de la cara de su hijo como lo estaba haciendo con el príncipe, su hijo reiría feliz.

Pero, el Príncipe no se rio como su hijo. Luzeria pensó que fue un poco decepcionante.

—Su Alteza, muchas gracias. El simple hecho de saber que este país tiene a alguien como usted es suficiente para dejarme ir sin desesperación.

Cuando su acusación contra el ministro terminó en fracaso durante el banquete, se había arriesgado pasando su reloj de bolsillo a alguien.

Esperaba que alguien lo notara.

Y él había ganado esa apuesta.

Él había plantado las semillas para salvar a este país.

—Su Alteza, crezca sano. Y luego, por favor salve este país.

Era consciente de lo muy irresponsable que eran sus palabras. Con solo 3 años de edad además de ser el 7º príncipe, ¿qué podría hacer el niño?

Pero no pudo evitar tener expectativas. Entre todos los miembros de la familia real en ese lugar, Herscherik fue el único en encontrar la fuente del reloj, intercambiar palabras con Luzeria y actuar según su propio criterio.

—…Si alguien lo encuentra, será peligroso para su Alteza. Así que, por favor, regrese a su habitación.

No había forma de que Luzeria fuera a dejar que esta esperanza desapareciera después de todo el problema de encontrarlo en el abismo de la muerte.

— ¡Conde Luzeria!

—…Mi Lord.

El Conde Luzeria retiró la mano de la suave mejilla, dio un paso atrás y se arrodilló sobre una rodilla. Puso su mano derecha sobre su pecho y bajó la cabeza. El arco era un signo de respeto como un retenedor.

—Mi cuerpo es la espada que hace pedazos a tus enemigos, el escudo que te protege de las dagas de los asesinos y el bastón que te sostiene. —Bajó la cabeza aún más. —Incluso sin estar a tu lado, mi espíritu te protegerá para siempre, nunca se separará de ti… así que, por favor, perdóname.

Aunque moriría mañana, el Conde Luzeria no pudo evitar declarar y agregar al final.

A él realmente no le importaba esperar en las Profundidades de la Tierra por Grimm y los demás.

Solo pensó en querer estar al lado del príncipe.

Deseó haberse cruzado por el camino del príncipe un poco más temprano.

Si eso hubiera sido posible, sus momentos finales podrían haber sido diferentes.

Herscherik se limpió las lágrimas con la manga de su abrigo y se levantó. Todavía sabía poco de las costumbres de este país. No sabía qué decir al compromiso del Conde Luzeria, es por eso que decidió ir con las palabras que se le vinieron a la cabeza.

—Conde Luzeria, te permitiré esto. Tu espíritu estará a mi lado para siempre, incluso cuando tu cuerpo se pudra. No malgastaré tus palabras, pensamientos, ni tu vida.

Herscherik no derramó una lágrima hasta el final. A continuación, agarró con fuerza el hermoso reloj de bolsillo plateado que le había pasado.


[Shisai: Y luego la gente comenzó a notar la sombra de un hombre detrás del príncipe… ¿Eh? ¿Esto no es “El Perseguido”? xP ]

[Sakuya: Esto es tan triste, no quiero que el Conde Luzeria muera waaaaaa T_T]

♥ ❤ ♥

               

5 respuestas a “Herscherik – Capítulo 3: Reloj de bolsillo, Conde y Marioneta (5)”

  1. Esto es tan triste y el penúltimo comentario me hace reír xD
    Jajja “luego la gente comenzó a notar la sobre de un hombre”
    Sería un poco genial, como ese manga donde renace dos veces y la segunda vez matan a su madre, y su fantasma sigue al niño.

  2. Y entonces Hershe creció, hizo uso de su LO de reencarnado, salvó el país y llevó la cuarta transformación al reino 😉

    Es increíble cuán interesante puede ser una historia tan predecible. Gracias por el capítulo.

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