Herscherik – Capítulo 6: Cara sonriente, pena y perro negro (2)

Traducido por Gripe

Editado por Sakuya


Herscherik soñaba con estar en medio de nubes esponjosas.

Sentía que había algo sobre esto que necesitaba considerar, pero incluso ese pensamiento desapareció, sin permitirse considerar nada más.

Ugh, es demasiado trabajo. Está bien si lo dejo así, ¿verdad?

Justo cuando Herscherik estaba a punto de comenzar a pensar en situaciones muy lejanas a la realidad, sus sentidos fueron revividos por la voz enojada de un hombre y los gritos de una mujer.

Aunque todavía se sentía confuso, apenas podía procesar la idea de que este lugar no era su habitación. Lo que lo llevó a esta conclusión es, que la cama en la que está acostado, definitivamente no es de la misma calidad que la habitual.

Este sentimiento… ¿podría ser medicina para dormir?

Herscherik supuso que esta era una situación anormal.

Cuando estaba buscando trabajo en su vida pasada, hubo momentos en que el estado emocional de Ryouko se volvía inestable, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Cada día, no lograba dormir debido a la ansiedad, causando que su condición física decayera. Como tal, accidentalmente cometía errores en sus entrevistas, cayendo en un círculo vicioso.

Durante ese tiempo, fue a una clínica de salud mental recomendada por sus padres y recibió una receta para medicina después de hablar con el médico. Sin embargo, tenía parientes que la escuchaban sobre las cosas que no podía decirle ni al médico ni a sus padres, y esto resolvía su ansiedad. No tomó el medicamento por temor a los efectos secundarios, pero afortunadamente para ella, todo salió bien.

Por cierto, cambió su táctica de aplicar, romper y abrirse después de todo eso. Como resultado, su esfuerzo de búsqueda de trabajo, fue sorprendentemente bueno, y así fue como consiguió su empleo.

Los efectos secundarios que había leído en Internet, eran seguramente similares a su situación en este momento: Fatiga física por mareos y dolores de cabeza.

Estos estaban obstruyendo sus pensamientos.

¡No hagas que un niño de 4 años tome medicina para dormir!

Mientras su mente seguía drogada, Herscherik intentó recordar lo que había hecho antes de entrar en su estado de somnolencia.

Se había escabullido por el camino secreto como de costumbre y regresado a su habitación sin que nadie lo descubriera. Por supuesto, se aferró al libro que había tomado prestado de la biblioteca, haciendo que su coartada fuera perfecta.

Mató el tiempo leyendo hasta la cena, y mientras comía la comida que Meria había preparado para él, estaba pensando en dónde debería llevar a cabo su noche de “Cargo En ☆ Auditoría Interna” esta vez.

La carne del pollo salteado estaba deliciosa. La sopa de calabaza también estuvo buena…

Las comidas para la familia real se dejaron en manos del jefe de cocina, que preparaba obras maestras para ellos todos los días. Dejando a un lado las habilidades culinarias de Ryouko en su vida pasada, Herscherik amaba comer.

…No tengo recuerdos después de eso. Ni siquiera recuerdo haber comido postre.

En resumen, la medicina para dormir se había mezclado con la cena que comía.

Así que eso significa que me pusieron a dormir por la medicina y me secuestraron, Huh. Tch, me perdí el postre. Bueno, entonces, ¿qué debo hacer ahora…?

Sus pensamientos y sentidos estaban apagados, posiblemente debido a los efectos secundarios de la medicina, y fue afortunado que esto no causó ningún pánico en él. Además, su dolor de cabeza fue disminuyendo gradualmente, y los pensamientos que estaban flotando en una nube habían regresado. A pesar de experimentar náuseas por el mareo y dolor de cabeza, examinó su ubicación actual.

¿Era este lugar un almacén? Había varias personas en este gran espacio, y justo delante de él estaba un hombre y una mujer, discutiendo.

No conocía al hombre, pero la mujer era alguien que estaba con él y lo cuidaba desde que nació.

¿Meria?

— ¿No dijiste que no harías nada extremo? ¡Solo traje a Su Alteza conmigo porque dijiste que querías hablar!

—Bueno, si tuvieras una conversación adecuada con el rey, ¡podríamos haber pasado sin tener que hacer esto!

— ¡Hablé con Su Majestad! Pero Su Majestad…

— ¿¡No dijo que no nos salvaría!? En ese caso, no tuvimos más remedio que tomar esta medida extrema.

La discusión entre los dos siguió aumentando.

¿Cómo debo ponerlo? Esta es la primera vez que veo a Meria molesta, Huh.

Posiblemente debido a que su cabeza no podía funcionar correctamente, sus pensamientos se desviaron hacia algo no relacionado.

Meria siempre tenía su cabello bien atado en un moño en la parte posterior de su cabeza, dando una sensación primordial. Sin embargo, su cabello ahora estaba suelto y desordenado, y había lágrimas acumulándose en sus ojos caídos.

El número de arrugas puede haber aumentado desde la primera vez que la conocí…

Meria era mucho más joven que su madre en su vida pasada. Como tal, ella parecía más una hermana mayor que una niñera.

Él era la hermana mayor en su vida anterior y siempre quiso un hermano o una hermana mayor. Así que, estaba contenta de que Meria estuviera ahí y sintió una familiaridad más cercana a ella que su propia madre, a quien nunca había conocido.

Por lo que puedo decir, parece que hablaste con papá, pero no fue muy bien. Aunque podrías haber hablado conmigo…

Herscherik quería llamarla, pero era frustrante que no pudiera mover bien la boca.

— ¡Por favor, tenemos que dejar que un médico vea al Maestro Herscherik!

Meria no pudo evitar preocuparse cuando la condición de Herscherik, causada por la medicina, había ido más allá de lo imaginado. Era demasiado aterrador para ella imaginar que, si esto continuaba, él no se despertaría. Por eso Meria se aferraba al brazo del hombre.

Pero ese hombre sacudió el brazo al que se aferraba la mujer, su pequeño cuerpo femenino no pudo resistir la sacudida y cayó al suelo.

—Ah…

La caída de Meria se reflejó en los ojos de Herscherik entre el polvo levantado, y una pequeña voz se escapó de él.

En ese momento, ocurrió un evento inusual dentro de la habitación. La puerta que los conectaba con el exterior estaba volando literalmente. Las bisagras se desprendieron con un ruido fuerte junto con el polvo bailando en el aire.

De pie y rodeado de este polvo, se encontraba un hombre que apareció completamente vestido de negro y sujetaba con fuerza las nucas de dos hombres con ambas manos.

Definitivamente no parece muy espía….

Herscherik pensó que se suponía que los espías debían ser más elegantes, mientras miraba al hombre, Kuro.

Con la ropa completamente negra cubriendo su cuerpo, apareció como si fuera un héroe oscuro.

Llevaba una capucha negra, y una tela negra cubría su boca. Lo único visible eran sus ojos rojos como la sangre. Sus ojos, que por lo general eran muy fríos, parecían estar ahora llenos de ira.

Lanzó a un hombre grande y exhausto, con una mano hacia otro cercano que estaba congelado sin saber lo que estaba pasando. Soltó una voz que sonaba como una rana aplastada, pero Kuro tiró al hombre en su otra mano de la misma forma sin sentir nada. Aunque éste no golpeó a nadie, el sonido de una rana aplastada se filtró.

Entonces, Kuro comenzó a caminar lentamente.

Los hombres entraron en razón, recogieron barras de metal y tablas de madera, y corrieron a atacar, pero Kuro los evitó con movimientos mínimos. Usó su mano como una espada para repeler sus armas y golpearlos en el estómago. Sus movimientos eran fluidos, haciéndolo parecer que estaba bailando.

En menos de diez segundos, los tres hombres que intentaban atacar a Kuro, besaron el suelo literalmente, y después de eso, todos los demás dejaron de correr hacia él. No, eran como ranas, incapaces de moverse mientras eran observadas por una serpiente que las atravesaba.

—Si vuelves a atacarme, te mataré.

El tono de Kuro es diferente al que siempre escuchaba Herscherik.

Era un tono tan frío que cayó bajo cero, y la sentencia disuadió a cualquiera de acercarse, porque no era sólo una amenaza. La próxima vez, realmente los matarían. Todos en esa sala lo entendieron.

Kuro pasó al lado de la gente, fue justo delante de Herscherik, se arrodilló sobre una de sus rodillas, y se encontró con su mirada.

Los ojos que miraban a Herscherik no estaban enojados, sino que temblaban de ansiedad, un cambio completo de antes.

— ¿Te drogaron o algo así?

—Se… ñor… Ku…

—Es sólo un efecto secundario temporal. Una vez que la medicina salga de tu sistema, estarás bien, así que relájate.

Mientras decía eso, Kuro llevaba a Herscherik en sus brazos. Herscherik estaba avergonzado de que su situación actual se llevará a cabo, como una “carga nupcial”, pero ahora no era el momento para eso.

—Señor… Kuro, yo… hablo…

— ¡No puedo dejar que te lleves al príncipe!

De pie e interrumpiendo a Herscherik a mitad de la frase, estaba el hombre que había estado discutiendo con Meria antes. En su mano tenía una daga, y sus ojos estaban enrojecidos.

— ¡Nuestras vidas! … ¡Arriesgamos nuestras vidas, sabes!

—Como si me importara.

Kuro se burló fríamente de las palabras llenas de ira del hombre. No había emoción en los ojos de Kuro.

Soltó un suspiro muy molesto al sujetar a Herscherik con una mano. Antes de que nadie se diera cuenta, la mano vacía ya estaba agarrando un cuchillo.

—Señor Ku…

Antes de que Herscherik pudiera terminar sus palabras, fue empujado a un lado. El hombre había corrido hacia Kuro, y Kuro le había evitado.

En su siguiente movimiento, Kuro usó su propio cuchillo para sacar la daga de la mano del hombre, y continuando con ese movimiento, apuntó al cuello de ese hombre, a la arteria carótida. [1]

Justo como Kuro había dicho, realmente lo iba a matar.

¡Escucha cuando la gente hablaaaaa!

Algo se quebró en la mente de Herscherik. Específicamente, su almacenamiento de paciencia. La sangre que se elevaba hasta su cabeza hizo desaparecer los efectos secundarios y despejó los pensamientos que estaban nublados.

— ¡Kuro, espera!

Le ordenó a Kuro, como había ordenado a su amado perro en su vida pasada y le dio unas palmaditas en la cabeza.

Este ataque vino de un lugar inesperado, por lo que Kuro hizo una cara similar a la de una paloma que había sido golpeada por un tirador de dardos.

—Aunque dije… que quería conocer su historia… ¿por qué no… me escuchaste…?

Debido a que Herscherik se movió de repente, sufrió un mareo y su tono de voz fue descendiendo hasta ser un leve susurro.

Sintió escalofríos recorriendo su cuerpo, como si la sangre se hubiera retirado de su cabeza hasta la punta de los dedos de los pies. Tenía náuseas, pero las soportó. Todo esto no tendría sentido si se derrumbara aquí.

—Kuro, bájame. Si sigues sosteniéndome, no puedo mirarles a la cara y escuchar su historia.

—Pero…

—Entonces, Kuro, te sentarás. ¡Siéntate muchacho!

Kuro mostró su insatisfacción, pero Herscherik le había ordenado como si fuese su perro amado. Tampoco se olvidó de hacer un gesto con la mano hacia el suelo.

Aunque hasta ahora siempre había otorgado el nombre de “señor” al principio del nombre de Kuro, la omisión de éste podría haber significado que Herscherik pensara en el hombre al mismo nivel que en su perro. O posiblemente que Herscherik pensase que el perro Kuro era mucho más que un niño obediente.

Al final, Kuro se comprometió al colocar a Herscherik en una simple cama y a sí mismo de pie junto a él, listo para recibir órdenes.

—Vale, entonces, habla Meria.

Herscherik llamó a Meria, que no se había movido desde que el otro hombre fue derribado.

—Maestro Herscherik, lo siento mucho.

Meria inclinó la cabeza. Su disculpa parecía venir de lo más profundo de su corazón, pero Herscherik no estaba buscando una disculpa en este momento.

—Deja las disculpas para después. Quiero que me digas por qué me drogaste e incluso me trajiste aquí. Meria, conoces a esta gente, ¿verdad? Y les oí mencionar que su sustento y sus vidas estaban en juego.

Esas fueron las palabras que escuchó mientras su conciencia aún flotaba en las nubes. Él no sabía los detalles, pero sí comprendió que fueron conducidos a una esquina.

—Nuestro lugar de nacimiento es el territorio una vez gobernado por el Maestro Luzeria.

Herscherik abrió los ojos de par en par ante la mención del nombre que no había oído en mucho tiempo.

Ese era el nombre del hombre que le dio a Herscherik su motivo. Si no fuera por ese hombre, Herscherik no se daría cuenta de nada y se dirigiría directamente a convertirse en un príncipe completamente inútil en este momento.

—El Maestro Luzeria falleció, y un nuevo señor llegó a nuestra tierra. Y ese hombre es el Conde Grimm.

Ese también era un nombre que Herscherik conocía.

Aprovechó la oportunidad que le dejó la declaración de pena de muerte del conde Luzeria. Podría decirse que fue él quien condujo al conde a esto.

—Ese hombre está haciendo lo que quiere en el territorio del Maestro Luzeria…

El hombre al que Kuro intentó matar abrió la boca.

Todos los de ese territorio no creían que el conde Luzeria vendiera a su país o cualquier otro acto de ese tipo. Su señor era justo y, al mismo tiempo, trataba a su pueblo como a miembros de su familia. Si había hambruna, abría las reservas de alimentos y compartía las dificultades con todos.

Sin embargo, después del accidente que se llevó a su esposa e hijo, el conde Luzeria se convirtió en una persona diferente, obsesionada por algo que lo mantuvo investigando. Durante ese tiempo, los ciudadanos vieron repetidamente su rostro lleno de angustia mientras iba y venía en todas las direcciones. A medida que pasaron los meses, se les informó de que había vendido el país y se le impuso la pena de muerte, y luego apareció un nuevo señor.

El Conde Grimm era todo lo contrario al Conde Luzeria: el señor más bajo y peor que los ciudadanos hayan tenido jamás.

Recaudó más impuestos que el establecido por el país y también vendió, para llenarse los bolsillos, toda la comida reservada que el conde Luzeria había preparado en caso de hambruna.

El tiempo empeoró, y una hambruna asoló el territorio, pero no sólo eso, el peor y más bajo señor, no bajó los impuestos, también contrató a matones para que los recolectarán a la fuerza.

—Ni siquiera han pasado dos años, pero mucha gente ha perdido peso. Ni siquiera sé si los ancianos y los enfermos pueden pasar el invierno de este año… Eso va también para mis propios padres.

Murmuró con tristeza Meria. Desde el principio, ese territorio del país tenía tierras pobres; los alimentos eran difíciles de cultivar, y el clima conducía a la desgracia. La dilapidación ocurrió en un abrir y cerrar de ojos.

[ Dilapidación: Gastos imprudentes]

—Recibí una carta de mis padres, entré en contacto con mi primo e inmediatamente mencioné la situación ante Su Majestad. Sin embargo…

—Mi padre no actuó.

—Sí.

Meria se mordió los labios. El color de la desesperación era oscuro en su expresión.

No es que papá no actuara; no podía.

Herscherik adivinó fácilmente las circunstancias de su padre.

Al igual que con el Conde, no pudo salvarlos. No obstante, las quejas de los ciudadanos no fueron suficientes como prueba. Mientras no hubiera pruebas concretas, su padre no podía moverse sin cuidado.

Pero por eso Herscherik estudió, aprendió a leer y escribir, se coló en el castillo real y realizó sus auditorías no oficiales. Todo esto fue para obtener evidencia ineludible. Mientras hubieran pruebas que podrían convertirse en su carta de triunfo, su padre podría desterrar a esos aristócratas tiranos que actúan como si dirigieran el país.

Pero, el principal culpable y su grupo, que durante tanto tiempo han gobernado el castillo real, no dejaron rastros de una sola prueba definitiva dentro del castillo. O tal vez lo escondieron tan hábilmente que ni siquiera ellos mismos pudieron encontrarlo. Aunque se pueden encontrar numerosos aspectos sospechosos, ninguno de ellos es concluyente.

Sin embargo, no había manera de que Herscherik se diera por vencido y admitiera la derrota. Porque si no toma ninguna medida, su padre, su familia, él mismo e incluso los ciudadanos, estarían en peligro.

Herscherik, que no tenía magia, ni entrenamiento físico, ni nadie que lo apoyara, tenía que hacer esto.

Lo único que Herscherik podía hacer, era buscar dónde utilizar sus habilidades de su vida pasada para cambiar y finalmente apoyar al país.

Estas personas eran fundamentalmente lo mismo que él. Querían proteger a sus seres queridos. Fue sólo que fracasaron en su ejecución.

—Así que, decidiste secuestrarme y amenazar a mi padre.

Herscherik suspiró profundamente, asombrado por estas personas que permanecieron en silencio.

—Incluso si hicieras tal cosa, padre no puede actuar, sabes. En todo caso, serán sus posiciones las que empeorarán… No puedes quejarte de que tú y toda tu familia reciban la pena de muerte por el pecado de traición contra el país.

Era pecado poner una mano en la realeza. No importaba por qué razón; secuestraron al príncipe y amenazaron a la Familia Real. Incluso si solo fuera un plan para hacerlo, al hacer tal cosa a la Familia Real que gobierna este país, incluso un niño sabría lo que saldría de esto.

—Intentaré hacer algo para el invierno.

Al escuchar esas palabras, no solo se abrieron los ojos de Meria y la gente del territorio del Conde Luzeria, sino también de Kuro.

Esas no eran las palabras que diría un niño pequeño.

Y solo fue Kuro el que notó algo extraño en sus palabras.

El chico que usualmente se refería a sí mismo como un niño, cambió a una forma femenina de dirigirse hacia él mismo.

[boku es usado por niños pequeños mientras que watashi es usado por mujeres]

—Se lo prometí al conde Luzeria.

Lo que Herscherik sacó de su bolsillo del pecho, era el viejo y hermoso reloj de bolsillo plateado que había recibido del Conde.

Todos los que vivieron en su territorio lo reconocieron.

El conde que merecía su respeto y amor siempre lo llevó y lo atesoró.

—Maestro Luzeria…

Alguien susurró, y lágrimas se desbordaron de los ojos de todos los demás.

Su querido y respetado Conde ya no estaba en este mundo. La querida familia del conde tampoco estaba cerca. Y ahora, la tierra y su gente dejadas atrás, estaban siendo oprimidas por un tirano. Su realidad pesaba pesadamente sobre su pecho.

—Créanme.

Herscherik les dijo, la resolución que tenía cuando recibió la promesa del conde Luzeria, residía en sus ojos.

♦ ♦ ♦

El Séptimo Príncipe regresó esa noche a un ruidoso Castillo Real.

El primero en descubrir al príncipe y a su niñera, fue el portero principal.

A pesar de que su cabello estaba suelto y despeinado, la niñera regresó con el príncipe en sus brazos y fue custodiada por el portero mientras la guiaba hacia adentro.

Al recibir la noticia, el Rey salió corriendo sin escuchar a sus sirvientes diciéndole que se detuviera. Abrazó con fuerza al Príncipe más joven.

Lo más probable es que el Rey no descansara anoche, ya que su pálida cara se estaba volviendo más pálida.

Según el testimonio de la niñera, esto fue lo que pasó.

Alguien invadió el palacio interior y secuestró al Séptimo Príncipe y a la niñera que estaba a su lado.

Fueron llevados a un escondite, pero por suerte viendo una oportunidad, la niñera rescató al Príncipe y escapó.

Más tarde, alguien de una cabaña en la ciudad del castillo, un poco lejos del escondite en el que estaban recluidos, tomó la evidencia que estaba ahí, haciendo imposible que un criminal sea arrestado.

El caso de secuestro del Príncipe más joven, se cerró con su milagroso regreso.


[1] La arteria carótida es uno de los principales suministros de sangre dirigidos al cerebro.

La parte 3 de este capítulo ya está disponible en la revista. Fijense en la edición 20~

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