Juro que no volveré a acosarte – Capítulo 3: La atesorada hermana menor

Traducido por Devany

Editado por Shiro


Quedaban dos años antes de la graduación y, si Violette quería para ese entonces inscribirse en un monasterio, tenía miles de cosas por hacer. El lado positivo era que ahora tenía completa libertad de hacer lo que le placiera. Antes, su ferviente deseo de “ser amada” la había impulsado a esforzarse inhumanamente para cumplir cualquier capricho de su madre y ser la buena hija que todos deseaban, pero ahora que sabía que ese mismo deseo fue lo que la llevó a la ruina, causando un gran espiral de arrepentimiento, no planeaba seguir con ello.

Los amigos que en el pasado creía que la querían por su anterior forma de ser, la abandonaron pensando que se había vuelto loca. Sólo dos personas se habían quedado a su lado y, siendo honestos, no podía quejarse por eso. Sabía que había sido culpa suya.

En primer lugar, las relaciones que tenía con las personas eran en mayor medida hechas por conexiones familiares, en segundo lugar nunca le agradaron realmente, pues nunca fue ella misma frente a ellos, así que no tenía ningún deseo de volver a relacionarse con ellos. Y en tercer lugar, el estar sola le facilitaba mucho más las cosas.

Cosas como salir y divertirse con amigos, era algo que por el momento preferiría evitar.

Ugh… hay demasiadas cosas por hacer.  

Durante la hora de descanso, sus compañeros de clase ni siquiera intentaron acercarse a hablarle, en lugar de eso los vio repartirse secretamente notas entre ellos.

Desde que regresó, había estado haciendo casi todo sola, aún se sorprendía de cuántas cosas se podían hacer estando uno sin compañía. La gente a su alrededor estaba tan desesperada por hacer amigos que vivían a merced de los demás. El verlos sólo hacía venir a su memoria su antigua forma de ser, quien creía erróneamente que era necesario hacer tantos amigos como fuera posible. En cambio ahora se dio cuenta que ni siquiera era necesario ir al baño acompañada. Dichas reflexiones rondaban por la cabeza de Violette, quien había decidido vivir una vida apartada de todos.

—Me pregunto si debería pasar por algún lugar saliendo de clases…

Ah, pero necesitaba regresar a casa, olvidó por completo que celebrarían el ingreso de Maryjun a la academia. Ahora, hablando de eso, cuando ella ingresó por primera vez a la academia su padre ni siquiera mostró su cara. Supuso que el amor que profesaba a su hermanastra era demasiado en comparación con ella. Bueno, era obvio, no esperaba que su padre cambiara de la noche a la mañana.

Pero antes… la primera vez que atacó a Maryjun fue durante esa celebración, criticó tanto su discurso como sus modales en la mesa. A pesar de haber recibido la educación básica de parte de su padre, ésta se había sentado junto a los plebeyos. Aunque se veía hermosa a un lado de ellos, para un noble, el sentarse al lado de alguien de clase baja era simplemente desagradable.

Notando eso, en su vida anterior aprovechó para atacar a la chica. Se río de Maryjun, quien acababa de convertirse en una noble, pero era de esperar que ésta no pudiera comprender del todo la esencia de ser uno.

Aunque para como pensaba en ese momento, tenía todo el sentido del mundo burlarse de ello, en cambio ahora estaba más preocupada por que su hermanastra repitiera ese comportamiento.

Entonces, eso significa que necesito ocuparme de ello…

Fácilmente pudo imaginarse el ceño fruncido de su padre al verla en la celebración. Para él, la presencia de Violette era innecesaria, por lo que no habría ningún reproche si no asistía. Probablemente la causa de que se le haya permitido asistir era debido a las incrédulas madre e hija, quienes sí esperaban su presencia. Después de todo, su padre no podía negarles nada a ellas.

Debería informarle a Marin que cenaré en mi habitación.

No era algo que se hablara mucho, pero este era un caso especial. Marin era consciente del severo muro que existía entre Violette y los otros miembros de su familia, de hecho, los demás sirvientes también simpatizaban con ella.

—Ah.

Parecía que el tiempo se había ido volando mientras ella escribía sus planes. Ni siquiera se dio cuenta de que la clase había comenzado. No fue hasta que su profesor entró al salón que se dio cuenta que la campana ya había sonado. Tras lo que rápidamente preparó su libro de texto y buscó en su cuaderno algunas páginas en blanco.

 ♦ ♦ ♦

Como estaba familiarizada con el tema de la lección, no le fue difícil entender. Ciertamente no recordaba más que cosas superficiales, y había partes que no entendía debido a que en su vida pasada no le habían parecido importantes de repasar. Pero aún así, pudo entender las lecciones más rápidamente que sus otros compañeros, para ella era como si sólo estuviera dando un repaso.

Ciertamente, sirvió de algo el que su padre fuera tan exigente con ella a pesar de que ni siquiera le dirigiera una mirada por más buenas notas que sacara. Fue un error de cálculo tan “agradable” en cierto sentido.

No era nuevo el que la ignorara, pero constantemente la comparó con Maryjun, quien era una prodigio. Debido a esto, Violette, quien no era una genio pero tampoco podría decirse que fuera una mala estudiante, se esforzó increíblemente más por superarla. Ahora podía notar que lo más importante del estudio no era el resultado, sino el proceso. Era gracias a su duro trabajo durante las tutorías que ahora era capaz. Y era gracias a esto que ahora lo estudios le resultaban mucho más sencillos.

Trató de refutar lo que pensaba, pero viendo que era imposible negar lo obvio, se rindió con ello.  De cualquier manera podía sacar provecho de ello hasta terminar la escuela, nunca le había gustado realmente estudiar.

—Entonces…

Era hora de regresar a casa, o eso era lo que pensaba mientras se levantaba con su bolsa, hasta que fue interrumpida por un grito.

—¡Vio!

—¿¡Huh…!?

Sus hombros se pusieron rígidos en cuanto escuchó ser llamada por ese apodo. Por un momento se asustó, hasta que recordó que sólo había una persona que la llamaba así.

—Vio.

—Yulan. Eres demasiado ruidoso. ¿No crees que puedes estar molestando a los demás?

—Ah… Lo siento.

A pesar de tener una gran estatura, siendo más alto que Violette incluso bajando los hombros, aquel joven seguía comportándose como un niño. Ella podría jurar haber visto unas orejas de perro en la cabeza de éste bajar de tristeza, pero quizás era sólo su imaginación. Aquel joven en comparación con ella era un estudiante de primer año, también era su amigo de la infancia, Yulan Cugrus.

Su brillante cabello color café, que tiraba más a un marrón atigrado, hacía juego con sus dorados ojos. Aunque podía parecer aterrador, debido a que era alguien reservado y de apariencia imponente, en realidad era muy querido por la gente que lo rodeaba gracias a su sonrisa.

Yulan era un joven excepcional, pues contaba con una gran personalidad y apariencia. Aunado esto al hecho de que su familia era influyente en la familia real, ya que su padre apoyaba al rey como primer ministro del reino, lo cual hacía que su presencia tuviera renombre. Era hijo único pero a diferencia de Violette, él creció amado por sus padres.

—Hace tiempo que no te pasabas por las aulas de los de segundo año… ¿Pasó algo?

A menudo le llamaba en voz alta, en esos momentos en los que se sentía impaciente y emocionado era que olvidaba su entorno. Sin embargo, normalmente él era alguien tranquilo y amable, tampoco le gustaba destacar demasiado, siendo capaz de encantar a todo el mundo con su intachable comportamiento siempre que se comportara en consecuencia. Por lo que no se apresuraría a ir a un salón de clase superior ni levantaría la voz sin una buena razón para hacerlo.

—Escuché algunos rumores… sobre el padre de Vio.

Ahora entendía por qué Yulan había venido a visitarla. Era fácil adivinar que el rumor sobre la segunda esposa de la casa Vahan se hubiera extendido como pólvora en poco tiempo. Además, sabiendo que él era compañero de clase de Maryjun, no sería extraño que se enterara. Pero ciertamente, el rumor de que Violette tenía una nueva madre no era falso.

—¿Qué tal si vamos a otro lugar?

Incluso si ella quisiera explicarle sus circunstancias, no era adecuado hacerlo en el aula, la cual aún se encontraba llena de gente.

No era que necesitase un lugar que fuese particularmente secreto, pero prefería uno donde nadie escuchara. Aclarar rumores era similar a un teléfono descompuesto. Algunos mensajes se transmitirán incorrectamente dependiendo de cómo se dijeran. Violette en su vida pasada no se dio cuenta de tales cosas y continuó esparciendo veneno sobre su hermanastra en todo momento. Más tarde, esos venenos contribuyeron a su propia destrucción.

Fue esa incompetencia lo que la llevó a la ruina. Pero ahora que sabía cómo terminará, no pensaba repetir dichas acciones. Así que para ello, consideró que lo mejor era mantener un perfil bajo. Si la persona que viniera a preguntarle no fuera Yulan, no se tomaría ni siquiera la molestia de hablar. Sin embargo, era Yulan de quien trataba, para Violette él era como un hermano menor, y eso eliminaba su preocupación.

Mientras pensaba en un lugar tranquilo al cual ir, jaló a Yulan del brazo y lo arrastró fuera del aula.


Devany
¡Kyyyaaa! Y al fin Yulan hace acto de presencia. Apareció poco pero para quien no lo sepa, sólo les digo que lo van a amar.

6 respuestas a “Juro que no volveré a acosarte – Capítulo 3: La atesorada hermana menor”

  1. E leído lo que hay actualmente en inglés mi odió asía el padre de la protagonista aumenta capitulo a capitulo quiero que sufra a eso no se le puede llamar padre no importa que tan loca fuera su primera esposa no hay escusa

    1. OMG!! Ya apareció Yulan!! El husbando papucho oficial. Ah pero que coraje con el papá de Violette ya hasta me cae mejor la madrastra que si quería que fuera la fiesta.
      Hay una parte al principio del capítulo que dice algo así: Violette al estar sola se dio cuenta que ni siquiera necesita ir al baño acompañada… Jaja eso me dio tanta risa, lo hacen sonar como si fuera toda una hazaña ir al baño sola 😂

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