Juro que no volveré a acosarte – Capítulo 7: Tu imagen no es más que la etiqueta que te han puesto los demás

Traducido por Devany

Editado por Shiro


Justo antes de que pudiera pedir su segunda taza de té, una criada llegó avisando que ya era hora de partir. Después de encargarle recoger la vajilla utilizada, Violette se dirigió con Marin al carruaje.

Cuando llegó, fue recibida por sus padres y hermana, quienes habían estado esperando por ella dentro de éste.

—Bueno, Marin, entonces me voy.

—Me disculpo por no poder acompañarla… Cuídese.

—Sí, gracias.

Mirando por última vez a Marin, Violette subió al carruaje. Apenas entró notó que el ambiente dentro de éste era sumamente sofocante. Incluso si la persona a su lado era su padre, con quien compartía lazos consanguíneos, sería más cómodo compartir el carruaje con algún extraño. Al menos de esa manera sería más fácil respirar para ella. Debió pedirle a Marin que la acompañara; ella hubiera podido aliviar un poco la incomodidad en su interior.

Mientras el corazón de Violette latía desbocado, Maryjun por otro lado, miraba fascinada el paisaje que se mostraba a través de la ventana del carruaje.

—Aah, mi corazón no para de latir…

—Ufufu, estoy deseando que llegue.

A simple vista, esos cuatro realmente parecían una familia hermosa y feliz. Sus sonrisas tenían gran parecido, tanto Violette como Maryjun tenían muchos rasgos de su padre, e incluso Elfa, su madrastra, parecía más una hermana. Tal vez esto último se debía al hecho de haberse casado aún estando joven, o que Violette se vestía de manera muy madura para su edad, pero junto a ellas daba más la impresión de ser hermana de Maryjun que esposa de su padre.

Verlos ahora a todos reunidos la hacía sentir nostálgica, en el pasado, lo que más deseaba era ver a su padre sonriendo sinceramente a su lado. De alguna manera, aquel deseo infructuoso se hizo realidad, aunque ella no fuera la causa de esto sino las mujeres frente suyo.

No soy yo quien hizo realidad mi deseo…

Algo que se había negado a aceptar con tanto empeño en el pasado, ahora podía verlo normalmente sin ningún problema. Llegados a este punto… ni siquiera albergaba el deseo de que alguna muriera, tampoco tenía en mente el hacerles daño, esas eran de las pocas cosas de las que Violette podía estar segura.

Esperemos que nada la dañe.

Esta ingenua forma de pensar pasó por su mente, mientras veía cómo su hermanastra esperaba con gran emoción ver el palacio a la distancia.

♦ ♦ ♦

Con tan buen tiempo, se decidió que la fiesta de té se celebraría bajo el hermoso y tranquilo cielo. Podía sentir una agradable brisa acariciando sus mejillas y agitando con delicadeza su vestido.

A pesar de tener a mucha gente asistiendo, el lugar no lucía para nada lleno, eso sólo demostraba la magnitud de tal evento, y lo bien preparado que estaba. Como siempre, independientemente de lo que dijera la gente, las líneas de sangre representaban poder.

Se podía ver a los adultos socializando como parte de su trabajo, pero era lamentable ver a los niños, quienes no tenían otra cosa que hacer más que sonreír y mantenerse al lado de sus padres.

—Fuuh…

Después de un rato socializando, Violette finalmente tuvo la oportunidad de alejarse de sus padres y tomar un descanso. Considerando que esta fiesta de té se había hecho con el fin de mostrar el nuevo matrimonio y a la nueva hija de la casa Vahan, sería aún más agotador quedarse todo el evento junto a ellos.

Sin embargo, como era de esperarse de la gente noble, no había otros temas de interés además de la segunda esposa del conde, la cual acababa de unirse a la familia justo después de la muerte de la primera; o de su hermanastra, quien era alrededor de un año más joven que ella. Algunos sólo habían venido para satisfacer su curiosidad y conocer a la nueva concubina, ver el caso del conde los hacía sentir menos culpables de sus aventuras amorosas.

Para Violette, incluso si su padre ya no significaba nada para ella ahora, no podía negar el hecho de que éste era un miembro destacable dentro de la nobleza, y tenía una gran variedad de seguidores.

Ver el buen recibimiento de algunos, sólo la hacía sentir que su existencia no era más que una piedra en el zapato en comparación a la nueva esposa e hija del propio Auld Roa Vahan. Aún siendo eso cierto, su padre todavía necesitaba hacer algo con las circunstancias actuales de la casa Vahan.

No es como si me importara, pero…

Gracias a su indiferencia, su padre logró casarse con su madre sin demasiados problemas. Aunque incluso siendo de este modo, fue imposible un matrimonio tranquilo entre él y su demente madre. Hoy, esta misma indiferencia lo salvó de nuevo cuando empezó a compartir saludos con sus compañeros nobles. En cierto sentido, su forma de actuar seguía siendo tan superficial como siempre, lo que era un poco preocupante.

—Vio, estás aquí.

—Yulan…

Violette despertó de aquel laberinto mental en el que se encontraba. A menudo era incomprendida por su hábito de perderse en sus pensamientos dondequiera que estuviera. El pensar demasiado siempre había sido su mal hábito.

Devany
Nos parecemos en eso pequeña Violette, yo entro en crisis dentro de mi mente por todo xd como por ejemplo: ¿Qué voy a comer hoy?

Tratando de evitar hacer contacto visual, miró hacia abajo, encontrándose con una corbata de cinta atada al cuello de la camisa blanca de Yulan y, mientras levantaba poco a poco la vista, pudo ver los dorados ojos brillando con intensidad. Incluso para Violette, quien llevaba tacones altos, le era difícil alcanzar al joven en estatura, pues sólo llegaba hasta su cuello y clavícula.

La visión de él tan bien arreglado hacía relucir el encanto de su gentil expresión y altura.

—Te he estado buscando. Vio seguro que sabe cómo encontrar un lugar tranquilo, ¿eh?

—Aun así, pudiste encontrarme fácilmente, ¿no?

—Sólo soy hábil para encontrar a Vio. Eso es todo. —Yulan se rió alegremente. Se podía ver que sostenía un plato de dulces, que había elegido de la mesa de postres más cercana, junto a una bebida para ella que, como de costumbre, era su favorita. No sólo pudo encontrarla con facilidad, sino que además conocía a la perfección sus gustos.

—Toma, elegí los que lucían más sabrosos.

—Gracias.

Le pasó un plato lleno de dulces de apariencia apetitosa. Había muchas cosas a considerar cuando se traía un postre a una mujer, pues normalmente éstas tenían en cuenta el no ensuciarse las manos y el cuidar su figura. Pero incluso un hombre de apetito voraz como Yulan tomó en cuenta esto a la hora de elegir los postres para Violette.

Ella decidió tomar primero un chocolate redondo, llevándolo a su boca con rapidez para que sus dedos no lo derritieran.

—Dulce…

—No sería capaz de traerte algo amargo, así que no te preocupes.

—¿No quieres comer también, Yulan?

—Traje estos para Vio, no hay forma de que me los coma, ¿verdad?

Contrariamente a la afición de Violette por los dulces, Yulan no los toleraba. Se podría decir que no le gustaban. No tenía problemas con los aromas dulces, pero en cuanto a sabores se trataba, prefería evitar tenerlos dentro de su boca. Cuando comía dulces le desagradaba el resabio amargo que dejaban y, aunque Yulan podía parecer una persona glotona a causa del aire suave que lo acompañaba, en verdad era un caballero sorprendente que disfrutaba del sabor amargo de las cosas.

Tanta era su aversión, que cada que vez que probaba la dulzura del café con leche de Violette, llegaba al punto de fruncir el ceño a causa del disgusto. A menudo se le decía que debía intentar acostumbrarse al sabor, pero aunque lo hubiera intentado tantas veces, cada intento había sido inútil. En aquel entonces, trataba desesperadamente ocultarlo, pero ahora, ya no le daba importancia. Aunque para otro esto podría ser algo nuevo, Violette desde hacía mucho conocía esta parte oculta de Yulan.

—Geez… Por lo menos deberías haber traído tu propia parte también. No todos los días podemos asistir a grandes eventos como este.

—Es lo mismo para Violette, ¿no? Si no fuera porque vine a traerte algo, apuesto a que no hubieras comido nada.

—Hay demasiada gente rodeando los bufetes.

—Por eso te he traído un poco.

En primer lugar, a Violette no se le daban las multitudes, y segundo, había demasiadas cosas a las que no quería acercarse hoy, como el tema de su hermanastra. Aunque al final de su anterior vida estuvo encarcelada, antes de eso había sido una reconocida y talentosa hija noble. Aún ahora poseía un cierto carisma diferente al de Maryjun. Gracias a la elegancia que la caracterizaba, mucha gente gustaba de reunirse a su alrededor, la mayoría por motivos egoístas. Antes no hubiera sido capaz de notar aquello, pero ahora estaba empeñada en vivir en paz, lejos de los problemas, así que no podía darse el lujo de bajar la guardia. Por lo tanto, prefirió mantenerse alejada de todos en lugar de estar siempre a la defensiva.

—Conseguir un poco, dices.

—¿Eh? El simple hecho de poder probar todos los tipos de dulces que se ofrecen ya es una satisfacción para toda dama.

Violette dirigió su mirada a todos lados, desde el pequeño escondite en el que se encontraban, hasta el centro de la multitud, y luego a Yulan.

—Sería un desperdicio si soy la única que come. Iré a buscar algunos aperitivos para Yulan.

En realidad Violette no tenía el lujo de ocuparse de esas cosas, pero no podría alejarse de Yulan si se quedaba callada. Ella lo entendía tan bien como él a ella por lo que, después de verla tomar la iniciativa, él no tardó en darse cuenta que esta era su forma de rechazar su invitación amablemente.

—Ah, gracias.

—¿Qué hay en la mesa principal?

—Como fui directamente a la mesa de postres, no pude verla adecuadamente.

Considerando que era un lugar tan grande, lo más probable era que contaran con gran variedad de platos servidos en ella. Había todo tipo de comidas apetitosas para comer, especialmente para él, a quien le desagradaban las cosas dulces. Aunque no le gustaba dar vueltas por el lugar, no se perderá. Por lo menos, gracias a esto había decidido relajarse un poco y disfrutar más de la fiesta, aprovechando este pequeño momento de libertad.

Sin embargo, fue un movimiento descuidado de su parte.

En el pasado, en este mismo lugar, hizo una gran conmoción después de haberse dejado llevar por sus emociones. Ahora, no podía evitar reflexionar en silencio sobre su conducta vergonzosa de ese tiempo. Sin embargo, gracias a los recuerdos de su vida pasada, era capaz de cambiar esos hechos. Sabía cuáles fueron sus malas acciones, y planeaba no volver a hacer lo mismo. Sin embargo, aunque lo haya decidido de esta manera, no había garantía de que lo vivido anteriormente no suceda.

Podría ser que estuviera exagerando, después de todo no tenía ninguna intención de hacerlo, siendo así no debería haber razón alguna para preocuparse. Sería una preocupación sin sentido. Por lo que, confiando en este hecho, sería natural relajarse. Sin embargo, había una cosa que Violette estaba pasando por alto, y eso era el cómo su simple existencia podía influir en que se dieran las cosas.

—¿Qué tal si piensas en tu propia posición?

—¡¡Oh, pobre de la señorita Violette…!!

Violette no pudo haber predicho que alguien haría algo así por su bien.

4 respuestas a “Juro que no volveré a acosarte – Capítulo 7: Tu imagen no es más que la etiqueta que te han puesto los demás”

  1. Jaja que despistada yo, no me di cuenta de que me había faltado este cap por leer 😅, creo que por aquí más o menos es como empezaron el manga (sin contar la parte de la condena y todo antes de volver al pasado) repito, creo, no me acuerdo porque fue hace más de un año que leí el primer cap del manga, ahora comprendo todo, lo único que me acuerdo como si fuera ayer es la bronca que me da el papá de Violette, menos mal que Yulan fue y la sacó de su crisis existencial.
    Gracias por el cap.

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