Katarina – Volumen 4 – Capítulo 3: Valientemente hacia el enemigo (3)

Traducido por Shisai

Editado por Raine


—Así que realmente vinieron… Como esperaba.

—¿Dijiste algo, Sarah? —pregunté.

Sarah había estado mirando por la ventana y murmurando algo que no podía escuchar. Ella solo sonrió de manera encantadora y respondió:

—Oh, no es nada.

—¿Bien?

Mi nombre es Thomas Coleman. Había pasado un mes desde que conocí a esta mujer llamada Sarah. Al principio pensé que era sospechosa, pero ahora sentía que era la única que me entendía. Confío en ella completamente.

Se suponía que yo era el heredero de la familia Coleman. Yo habría sido el vizconde. Debería haberme criado como el tipo especial que era, como el heredero para el que nací. Pero todo me lo robó mi hermano menor. Incluso me echaron de la casa.

Fue algo completamente increíble que sucediera. En primer lugar, no hice nada malo. La razón por la que no me fue bien en la escuela fue porque mis tutores fueron inútiles. Y todos mis sirvientes siguieron renunciando, porque también eran inútiles. La gente a mi alrededor no era buena. Yo no hice nada malo.

Mi propio padre me miró en estado de shock y dijo:

—¿Cómo se llegó a esto?

Él me miró con desprecio. ¡A mí! Era humillante ser mirado así por ese hombre. Ese mujeriego.

Y luego estaba mi hermano menor, que comenzó a seguir a ese hombre alrededor. Él me miró de la misma manera, a pesar de que debería haber estado siguiéndome.

—¿Por qué no piensas en las cosas que has hecho? —dijo.

Tuve mala suerte. Todo fue mala suerte. Para mí tener un padre así, y un hermano así. Debido a que estaba rodeado de estos matones, no pude alcanzar mi verdadero potencial. Como tuve mala suerte, simplemente me revolqué en ella.

Nunca hice nada más que golpear a algunos de esos sirvientes idiotas.

Antes de darme cuenta, lo había perdido todo y me habían echado de la casa. Me dieron algunas monedas cuando me echaron, pero eso se agotó pronto. Todo lo que pude hacer fue lamentar mi patética existencia en el pésimo hogar que me dieron. Fue entonces, cuando pensé que iba a vagar por la ciudad y tomar un poco de alcohol… cuando lo vi.

Nunca lo había vuelto a ver desde que abandoné la casa de mi familia hace tantos años. Sin embargo, por lo que decían los rumores, fue tomado por algún duque y vivía a lo grande con la élite de la sociedad. Cuando escuché eso, estaba enojado. ¿Qué estaba haciendo él, pavoneando así? No era más que el hijo de una puta. Pero nunca fui parte del mundo de los nobles, así que nunca lo vi con mis propios ojos. Eventualmente, me olvidé de eso también.

Ahora que lo había perdido todo, nunca pensé que vería el día en que realmente lo vería en persona: mi hermano menor, Keith Claes. Ni siquiera teníamos la misma madre. Por supuesto no. Su madre era una puta sucia. Asqueroso.

Pero a él no le importaba su estado. Incluso me atacó con su magia. Dejó caer un montón de rocas duras en mi cabeza. Fui gravemente herido e incluso me rompí algunos huesos. Fue tan aterrador que incluso tuve pesadillas sobre él.

Él era aterrador, pero al mismo tiempo lo odiaba. Keith realmente fue lo peor. Basura inútil. ¿Cómo podría un tipo como él usar ropa tan bonita? ¿Por qué una mujer estaba a su lado? ¿Qué pasa con esa sonrisa feliz suya? ¿Todo eso mientras me obligaban a usar ropa sucia, a vivir de forma precaria… mientras él aprovechaba la fortuna de un duque y vivía exorbitantemente con mujeres que lo esperaban?

Imperdonable. Todo eso sólo porque tenía algún poder mágico. Sólo eso, y fue atrapado por un duque.

Keith no es nada… nada más que un puto. ¡¿Por qué entonces?! ¿Por qué sólo él…?

Imperdonable. No puedo perdonarlo. Imperdonable.

Quiero llevarlo a donde estoy. No… peor. Peor que eso. Un tipo así… debería ser un esclavo en algún lugar extranjero.

Cuanto más miraba cómo estaba Keith ahora, más pensaba de esa manera. Esos pensamientos se apoderaron de mi mente. Pero no tenía ningún estatus o dinero. Estaba cabreado, pero no podía hacer nada.

Y los días pasaron… y pasaron. Hasta que un día, esa mujer apareció ante mí.

—Wah, ese negro azabache, tu corazón abismalmente oscuro… ¿Podrías contarme un poco sobre ti, hmm? —La voz de esa mujer de pelo negro me llamó cuando estaba vagando por la ciudad.

Al principio, no sabía de qué estaba hablando. Me sorprendió. Pero luego recordé… ella era alguien que conocía, que a menudo me traía alcohol. Así que le conté todo. Acerca de cómo no pude alcanzar mi verdadero potencial debido a mis inútiles tutores. Sobre mi estúpido padre mujeriego. Acerca de cómo fui expulsado de mi propio hogar debido a mi estúpido y tonto hermano. Y cómo vi a mi otro hermano, nacido de una madre diferente, después de todos estos años…

—¿Por qué? ¿Por qué un monstruo como ése, con esa sangre sucia, consigue disfrutar de todo lo que es bueno en la vida? ¿Por qué tiene una buena posición social? ¿Por qué soy el único desafortunado, el que tuvo mala suerte, mientras él lo consigue todo? Nunca lo perdonaré.

La mujer llamada Sarah, a diferencia de las demás, no me miró con lástima cuando pronuncié mis maldiciones.

—Realmente es como dices. Que hombre tan desafortunado eres —dijo.

Hasta ahora, nadie había escuchado realmente lo que tenía que decir. Supongo que todos eran estúpidos. Todos eran matones idiotas sin talento. Ella era diferente. Por primera vez en mi vida, finalmente conocí a alguien que me entendía.

Seguí contándole a Sarah todo sobre mí después de eso. Y luego dije:

—Quiero que Keith caiga en la miseria, como yo. Quiero verlo convertirse en nada más que un esclavo patético e indefenso… retorciéndose en el suelo.

—Eso es correcto… Si haces eso, el dolor en tu corazón se curará, tal vez… —Ella sonrió débilmente.

Sarah tenía más o menos mi edad, por lo que podía decir. Pero su sonrisa era como la de una niña. Fue… adorable. Antes de darme cuenta, le había dado a Sarah todo. Mi corazón incluido.

Sarah no dijo mucho. No sabía quién era ella realmente, pero parecía que tenía mucho dinero y una buena posición en la sociedad. Me mudé de esa pésima casa, que me dieron como una especie de compensación cuando me echaron de la familia, a una enorme mansión en una ciudad de la que nunca había oído hablar. El lugar estaba amueblado y Sarah incluso me preparó ropa adecuada.

—Estos accesorios y la ropa son mucho más adecuados para tu verdadero yo, ¿no crees? —comentó.

Incluso los sirvientes, también. No eran inútiles, como los de mi familia. Estos chicos eran muy capaces. Todos me escucharon. Recuperé todo lo que había perdido… todo gracias a conocer a Sarah.

Y eso no fue todo. Sarah continuaría y concedería a cada uno de mis deseos.

—Hey, he ido a buscar a Keith Claes. Puedes hacer con él lo que quieras.

Sarah me llevó a una habitación… y allí estaba él. Sus extremidades restringidas al marco de una cama. Se veía sucio, su cabello en desorden. No se parecía en nada a la persona que vi en la ciudad en aquel entonces.

Eso es bueno. Eso es lo que obtienes, puto. Poniéndote aires, ¿eh? Convertirte en el heredero de un duque no te conviene… pero esto sí.

Después de un tiempo, Sarah me dijo que fuese a verlo. Me dirigí a la habitación una vez más. Cuando entré, Keith ya se había despertado.

Me paré frente a él.

—Ha sido un tiempo.

Ante el sonido de mi voz, sus ojos azules se posaron en mí. Recuerdo que me sentía irritado. Estaba en esta situación, ¿y todavía me miraba así? Por un tiempo después de eso, no reaccionó. Siguió mirándome con esos ojos.

Cuando solíamos vivir bajo el mismo techo, nunca se atrevía a guardar silencio cuando le hablaba. Y aquí estaba él. En silencio, mirándome. Eso me enfureció aún más.

¡Este tipo… es porque se convirtió en heredero del duque! ¡Él debe pensar que es un gran tiro ahora!

—Sí, no digas nada, entonces. Supongo que no quieres decirle nada a un noble de clase baja, ¿eh? —le grité, casi escupiendo las palabras.

Sus ojos parecían ensancharse.

—¿Thomas? —Y dijo mi nombre.

Incluso si él era mi hermanastro… era un puto. Fue enviado a vivir con nosotros porque así sería menos problemático. Es por eso que siempre tuvo que dirigirse a nosotros de la manera correcta, con los títulos apropiados. Éramos sus superiores.

Se suponía que él debía hacer eso… y ahora míralo. Sólo han pasado unos años desde que lo he visto, y él lo ha olvidado por completo. Es como si se estuviese burlando de mí. Como si yo fuera inferior a él. Podía sentir algo dentro de mí romperse.

Lancé mi puño sobre el hombre que estaba sobre la cama destartalada.

—¡No te atrevas… alguien como tú… a decir mi nombre tan libremente! ¡ALGUIEN COMO TÚ!

¡¿Te atreves?! Alguien como tú, ¿te estás burlando de mi?

Se supone que debes estar debajo de mí… ser sólo una cosa que está debajo de mí. Pero ahora… estás arriba.

¿Por qué caí tan profundo? ¿Por qué soy el único desafortunado?

Seguí agitando los puños. Seguí golpeándolo. Sus extremidades estaban restringidas… y Sarah le hizo algo para sellar su magia. No podía defenderse.

Pero entonces… no importa cuánto lo golpee, Keith nunca gritó de dolor. No pidió misericordia ni perdón. Todo lo que hizo fue guardar silencio. Sus ojos eran inquebrantables… tan silenciosos y quietos como él.

Era como si ni siquiera estuviera reflejado en esos ojos. Como si ni siquiera le importara. Eso me molestó más. Lo golpeé con mis puños una y otra y otra vez. No pude parar.

Con el tiempo, mis puños comenzaron a doler, así que me detuve. Pero la expresión de Keith no cambió. Lo odiaba. Pero no importa cuánto lo golpeara, no me sentía mejor. De hecho, sólo me sentí más patético. Incluso cuando pensé en cómo estaba a punto de ser vendido como esclavo en algún lugar extranjero, no me hizo sentir mejor. Ni un poco.

Ahora que lo pienso… últimamente he sentido que mi cuerpo se vuelve más pesado. Por alguna razón, despertarse cada vez es más difícil. Me di cuenta de que estaba durmiendo mucho más.

Sarah fue considerada. Incluso me dio un masaje en los hombros, pero no ayudó mucho. En todo caso, parecía estar empeorando.

Fue un sentimiento extraño. Como si alguien más me estuviera quitando algo. Algo importante. Aun así… cuando me sintiera capaz de hacerlo, iría a donde Keith estaba encerrado. Quería hacerle sentir el dolor, escuchar sus súplicas y aullidos… pero nunca hizo nada de eso. Se quedó en silencio, al igual que en el principio.

No importa cuánto lo golpeé, no importa cuánto le grité, sus ojos azules nunca perdieron su brillo. Solo me sentí más patético a medida que pasaba el tiempo.

—No me voy a molestar en esperar a que él caiga en el pozo y sea un esclavo más. No necesito a alguien así… él puede ir y romperse, no me interesa —dije.

En respuesta, Sarah preguntó:

—Pues bien, ¿debería hacer con él lo que me plazca?

Ella estaba sonriendo como de costumbre.

—Sí. Haz como quieras —repliqué.

Sarah salió de la habitación felizmente.

Mientras tanto, sentí que mi cuerpo se volvía aún más pesado. Como si fuera poco a poco… perdiendo algo…

⬧⬧⬧

Sora finalmente regresó de su exploración, y finalmente había llegado el momento de que entraramos en la mansión. Como María estaba tan asustada, le dijeron que no se forzara demasiado y que volviera a la posada, pero…

—No… No puedo permitir que solo lady Katarina y todos los demás entren en esa mansión. Soy un Portador de Luz… Estoy segura de que podría ser útil para algo. —María tomó mi mano. —Y… con lady Katarina a mi lado, estaré bien, pase lo que pase. Con ella aquí… me encuentro capaz de enfrentar a cualquier enemigo, no importa cuán feroz o aterrador sea. —María terminó su declaración con una leve sonrisa.

Apreté mi agarre alrededor de la mano de María.

—Gracias, María. Contaré contigo también.

Y así, Lahna, Jared, María, Sora y yo, cinco de nosotros en total, nos dirigimos hacia la mansión.

Decidimos ingresar por la entrada trasera, ya que ahí la seguridad era más liviana. Aun así, todavía había tres de esos musculosos matones como guardias.

—Entonces, ¿qué hacemos desde aquí? —pregunté, dirigiéndome a Sora mientras observábamos la mansión desde una distancia cómoda.

—Quizás deberíamos esperar y ver.

Fue la misteriosa respuesta de Sora, acompañada por una sonrisa.

Pero tenía razón. Esperamos un rato en silencio y luego, de la nada, hubo una conmoción entre los guardias. Dos de los tres hombres salieron corriendo de inmediato, aunque no tenía idea de a dónde iban.

—¿Qué pasó? —pregunté.

Sora respondió con calma e inocentemente.

—Si tuviera que adivinar, un cobertizo en particular en la esquina de los jardines de la mansión probablemente se incendió.

—Eh…  eso…

—Eso lo haría por mi parte, por supuesto. Debemos proceder ahora que la seguridad se ha reducido.

Mirando a Sora y su expresión despreocupada, me sentí inmensamente impresionada con él una vez más.

El guardia restante sufrió un destino más desafortunado: Lahna le arrojó una especie de proyectil con sus poderes de magia de viento. Rápidamente lo golpeó en la cabeza, derribándolo en un instante.

—Eso salió bien —Lahna dijo casualmente.

Esta mujer, también, fue terriblemente impresionante.

Con eso, nuestro pequeño grupo se infiltró con éxito en la mansión.

9 respuestas a “Katarina – Volumen 4 – Capítulo 3: Valientemente hacia el enemigo (3)”

  1. Alguien por favor que amarre a María en un tronco y la lancen en un río?!….. En verdad la niña me desagrada. Creo que no soy muy toredable a personas muy buenas/grudentas (enserio que la siento así) o demasiados ingenuas. 🤦🤦🤦
    De paso el capítulo es bueno y por lo menos no vimos mucho lo denso de bakarina .
    Ya quiero que rescaten a Keith….

  2. Muchas gracias por retomar esta novela, es una de mis favoritas y estaba impaciente por continuar leyendola.

    Al parecer, Katarina, está desarrollando una especie de inmunidad o compatibilidad con la magia oscura, ya que al estar expuesta a ella, al parecer, es capaz de ver más allá de la misma para ayudar a los usuarios o a las personas afectadas de esta magia.

    Estare impaciente para la próxima actualización, ya que quiero saber qué va a pasar >o<

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido