Katarina – Volumen 6 – Capítulo 4: Luchando contra los tanukis (2)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Esperaba que la sucursal del Ministerio Mágico fuera de un tamaño digno de su nombre, pero era apenas más grande que una tienda grande en la capital. Dentro, viejos hombres y mujeres estaban sentados juntos en una mesa disfrutando del té. Esto probablemente funciona también como un lugar de encuentro para los ancianos…

—¿Oh?¿ No os parece familiar? ¿De dónde son ustedes? —nos preguntó uno de ellos.

—Hola. Nos han enviado aquí desde la capital —respondió Laura para todos nosotros.

—¡Los hacen diferentes en la capital! ¡Mira qué brillante es ese tipo! —comentó uno de ellos.

Para esta vieja gente del campo, un hombre aficionado cubierto de maquillaje y con una falda con volantes es simplemente “cómo es la gente en la capital…”

El ambiente aquí me recordó a mi vida anterior. Estaba disfrutando la vista de estos hombres y mujeres tomando té tranquilos dentro del Ministerio cuando un hombre que parecía un empleado real se dio cuenta de nosotros. Se levantó de su asiento y se congeló en estado de shock tan pronto como vio a Laura, probablemente sabiendo que no era “cómo son las personas en la capital”.

Sin embargo, mostrando la compostura esperada de un empleado del Ministerio, se tranquilizó y nos dio la bienvenida.

—¡Deben haber tenido un largo viaje! Gracias por venir hasta aquí —dijo antes de mostrarnos algunos asientos libres y servirnos té, junto con algún tipo de bayas—. Estas son una especialidad local. Coman tranquilos—. Parecía una persona amable.

—Oh, gracias —dije, comiendo una.

Lamentablemente no sé de qué tipo, pero, sí, es una baya, bien.

Comimos en silencio durante un rato, y luego el hombre a cargo de esta rama del Ministerio entró en la habitación.

Después de mirar a Laura sorprendido y recuperar la calma con rapidez, este hombre de mediana edad, con una cara regordeta que gritaba “buena persona”, nos saludó con las mismas palabras exactas que su subordinado.

—¡Deben haber tenido un largo viaje! ¡Gracias por venir hasta aquí! —Después de escuchar sobre el examen de Laura y Hart, el hombre asintió con una sonrisa—. Sí, la oficina central me contactó al respecto. Gracias por ayudarnos.

Hart luego le pidió que explicara la situación.

—Por lo general, simplemente colocamos trampas en todo el lugar, y eso es suficiente… pero este año hay demasiados —dijo con un suspiro.

—¿Cuántos?

—Alrededor de tres veces más que un año promedio. Probablemente se deba a lo que le sucedió al bosque.

—¿El bosque donde solían vivir los tanuki?

—Si. Alguien de fuera del pueblo entró en el bosque, tal vez para cazar o algo así, y lo hizo un desastre. Así que ahora los tanukis se han quedado en los campos. No es la primera vez que esto sucede, sí, pero este año es tan malo que tuvimos que enviar gente al bosque para arreglarlo.

Nos explicó que, durante esta época del año, los aldeanos confiaban más en lo que recolectaban del bosque que en lo que podían cosechar de los campos. Como el bienestar de la aldea dependía del bosque, tuvieron que priorizar eso.

—Así que su gente está ocupada allí, y ustedes no pueden deshacerse de los tanuki.

—Exactamente. Por eso pedimos apoyo a la sede —dijo con una expresión cansada en su rostro. La situación debe haber sido peor de lo que imaginamos.

—¿Sabes quién podría ser ese extraño?

—Desafortunadamente, no tenemos idea. Todo lo que podemos hacer es que el bosque vuelva a la normalidad tan pronto como podamos.

—Ya veo…

Después de escuchar la explicación, el empleado más joven nos guió a los campos que habían sido devastados.

Como alguien que cuidaba los campos por si misma, debería haberme impresionado lo grande que era el que estaba frente a mí, pero…

—Es terrible… —dejé escapar.

—Sí lo es. Todos los agricultores están angustiados por eso —dijo el empleado del Ministerio con tristeza.

El campo era extenso, pero todos sus productos habían sido desgarrados o mordidos, sin dejar nada para cosechar. Todas las crestas perfectamente alineadas estaban llenas de agujeros, quizás por los pies de los animales.

—Han intentado poner redes resistentes sobre las plantas, patrullando los campos por la noche y todo tipo de contramedidas, pero hay tantas de esas plagas que es una causa perdida —explicó con expresión angustiada.

Recordé que la abuela, en mi vida anterior, solía poner redes en las plantas también… ¿eso era para mantener alejados a los tanuki? Insistió con vehemencia en que no la ayudara (porque haría que las plantas se marchitaran), así que nunca me di cuenta…

Había construido campos tanto en los jardines de la mansión Claes como en los terrenos de la academia, pero no había tanukis allí, así que no necesitaba tomar ninguna medida especial.

Probablemente debería usar esto como una experiencia de aprendizaje en caso de que finalmente me exilie y tenga que vivir como agricultor.

El campo frente a mí se veía terrible, pero los culpables no parecían estar cerca.

—Sin embargo, no hay tanukis en ningún lado.

—Sí. Principalmente vienen de noche.

Oh, por supuesto. Son animales nocturnos.

—Ahora que hemos visto lo que han causado, volvamos por la noche para ver cuántos de ellos hay —dijo Hart después de evaluar la condición del campo—. Por el momento, vayamos a nuestros alojamientos y discutamos estrategias —continuó, e hicimos lo que dijo.

El pueblo era demasiado pequeño para tener una posada, así que todos nos íbamos a quedar en la casa del jefe del pueblo. Obviamente era mucho más pequeña que la mansión a la que estaba acostumbrada, pero el pequeño edificio rural me pareció acogedor y nostálgico.

Había suficientes habitaciones para que hombres y mujeres durmieran separados, por lo que Hart, Sora y Dewey estaban en una habitación, María y yo en otra, y Laura sola. La esposa del jefe de la aldea probablemente no pudo decir el género de Laura, por lo que la puso en un cuarto diferente para no arriesgarse a ofenderla.

Sentí pena de que estuviéramos imponiendo tanto y ocupando tres habitaciones enteras, pero para ser honesta, no pensé que sería capaz de relajarme durmiendo en la misma habitación que Laura, y no solo porque ella era mi superior.

Después de llevar nuestro equipaje a nuestras habitaciones, todos nos reunimos en la sala para discutir la misión.

—Ahora todos juntarán sus cabezas y decidirán cómo deshacerse de los tanukis. Los dos solo estaremos observando, y no intervendremos a menos que la situación se vuelva peligrosa. Necesitarán planear la misión y poner ese plan en acción, todos ustedes solos… Y por cierto, estamos adentro, no necesitas mantenerme atado… —dijo Hart, primero hablando a nosotros y luego a Laura, quien todavía estaba agarrada a la cuerda atada a su cintura.

—Pero no quisiera que te perdieras.

—No me voy a perder dentro de la casa de un extraño… —dijo, y finalmente lo liberó de la cuerda—. Ahora, discutan sus planes —continuó, y, junto con Laura, comenzó a mirarnos en silencio.

Como los examinadores obviamente se habían retirado de la reunión, los examinados nos volvimos a mirar.

La única solución que se me ocurrió fue atrapar a los tanuki en jaulas y llevarlos de vuelta al bosque, pero después de ver la magnitud del daño que habían hecho en ese campo, estaba segura de que no estábamos hablando solo de un par de animales aquí…

—Creo que todo lo que podemos hacer es construir muchas trampas e intentar atraparlos —dijo Sora, el mayor del grupo.

—Estaba pensando exactamente lo mismo —estuve de acuerdo rápidamente, ya que su idea era casi la misma que la mía.

—El daño en el campo insinúa una gran cantidad de tanukis. No creo que sea factible hacer tantas trampas —dijo Dewey con frialdad.

Tenía un punto; Si cada trampa solo pudiera atrapar un animal, necesitaríamos muchas trampas.

—¿Qué pasa si construimos trampas que puedan atrapar múltiples tanukis a la vez? —sugerí.

—¿Y cómo harías eso? ¿Tienes un esquema específico en mente? —respondió rápidamente, mirándome de reojo y haciéndome retroceder avergonzada.

—Entonces, ¿tienes alguna idea, Percy? —le preguntó Sora.

—Podríamos difundir algo como trampa —respondió con calma.

—¿Trampa de alimento?

—Sí. Alimentar a los tanukis con veneno de aparición tardía. Si el veneno actúa de inmediato, el que comió el alimento moriría en el acto, y los demás se darían cuenta de que es una trampa. Pero si el veneno solo los mata después de un cierto período de tiempo, incluso podrían llevar ese alimento a su guarida, matándolos a todos de una vez —explicó con indiferencia, como si no fuera nada.

—Eso suena demasiado extremo… y el veneno también podría ser peligroso para los humanos y el ganado —dijo Sora.

—Entonces sólo tendríamos que usar un veneno que represente poco daño para los humanos e informar a todos los granjeros de nuestro plan, dándoles un antídoto en caso de que su ganado se coma el veneno por accidente —respondió Dewey sin pensarlo dos veces. Probablemente lo tenía todo planeado desde el principio—. Creo que esta es la solución más rápida.

No podría negar que esto sería rápido, pero…

—Pero los tanuki llegaron al pueblo porque su hábitat en el bosque estaba comprometido, ¿verdad? Fueron los humanos quienes los expulsaron de su hogar… No creo que merezcan ser envenenados y asesinados —dije, sintiendo compasión por los pobres animales, pero Dewey me miró con desprecio.

—Entonces, ¿sugieres que los atrapemos uno por uno y los llevemos de regreso al bosque? ¿Tienes idea de cuánto tiempo tomaría? Este no es el momento de sentir misericordia por los animales. La amabilidad no puede resolver todos tus problemas, mucho menos los de esta aldea.

Tenía razón en que no tenía mejores sugerencias, y no podía discutir su punto. Estaba apretando el puño, incapaz de responder.

—Percy, no necesitas decirlo con tanta fuerza… —dijo Sora.

—También creo que el veneno es demasiado peligroso para justificar su uso desde el principio —siguió María. Su voz no era alta, pero sonaba tranquila y sin miedo.

—¿Puedo escuchar su sugerencia entonces, señorita Campbell? —respondió Dewey de inmediato.

—Todavía no tengo ideas prácticas, pero si vamos a mirar el campo esta noche, encontraremos algo. No hay necesidad de arriesgarse a una solución peligrosa tan temprano —dijo, mirando directamente a los ojos de Dewey con la poderosa postura de alguien que no se retiraría.

Él permaneció en silencio, quizás porque estaba impresionado por la fuerza de sus palabras.

Al final, nuestra reunión no resultó en ningún plan factible, pero decidimos que discutiríamos nuestras opciones de nuevo después de verificar los campos.

Todos fuimos a nuestras habitaciones a esperar hasta la noche, y yo entré a la mía junto con María. Empecé a pensar en lo que Dewey me había dicho acerca de que la amabilidad no era suficiente para resolver todos los problemas. Tenía razón, pero no quería envenenar a esos pobres animales.

—Lo siento, señorita Katarina —dijo María de repente, bajando la cabeza.

—¿Huh? ¿Por qué, María?

—Antes, con Dewey. Lamento que haya sido tan grosero contigo.

—Bueno, eso es… ¿Por qué te disculpas por él, de todos modos?

—Veras, Dewey y yo crecimos en la misma ciudad —dijo con una expresión algo preocupada.

¡No lo sabía! No se mencionó este hecho sorprendente en el juego en sí o en la nota que encontré en el libro.

—¿Son amigos de la infancia o algo así?

El enamorarse de un amigo de la infancia era una trama muy común en los juegos otome, por lo que eso tendría sentido. No estaba en AA, pero tal vez lo usaron para AA2. Realmente no parecían amigos, pero ahora que lo pensaba, me di cuenta de que María se esforzaba mucho por hablar con Dewey no sólo por su amabilidad, sino porque quizás hablar con su amigo después de estar separados por mucho tiempo. Sin embargo, en realidad no parecía responderle.

—No, vivíamos en la misma ciudad, pero nuestras casas estaban bastante lejos una de la otra. Para empezar, él es mucho más joven que yo, por lo que no nos conocíamos tan bien.

Tenemos 18 años y Dewey 13, lo que representa una diferencia de 5 años. Para los niños eso es muy importante, especialmente si no viven cerca.

—Recuerdo haber visto lo trabajador que era de niño… Creo que solía tener una personalidad más cálida, pero tuvo que pasar por tanta adversidad por su cuenta que gradualmente se volvió distante, y ahora trata a todos con frialdad —recordó María con tristeza. Al parecer, esa nota no había detallado todas las dificultades por las que tuvo que pasar Dewey.

Todo esto comenzó a sonar como un juego otome. Dos amigos de la infancia (bueno, ella dijo que no lo eran, pero aún así), uno de los cuales es un niño que atraviesa muchas dificultades y se enfría lentamente. La niña se preocupa por él y al final se enamora…

¡No! ¡Esto no puede ser! ¿Maria, mi waifu, tomada por otro hombre?

Shisai
¡Alerta! ¡Alerta! Ruta yuri avanza en la carrera, puntos para el team María

Pero ella era la protagonista de un juego de romance después de todo, así que tenía que esperar que se enamorara de alguien…

María, sin saber cuánto me preocupaba que me la robaran, siguió hablando.

—Para mí es más que un extraño… También sé lo difícil que es tener que luchar por tu cuenta durante mucho tiempo…

¿D-De verdad se enamoró de Dewey?

—Entonces, María, ¿tú… qué piensas de él?

¡No me digas que lo amas!

—Yo… realmente quiero que abra su corazón y aprenda a confiar más en las personas.

Fiu… Esto no es amor, al menos todavía no. Solo está preocupada por él.

—No te preocupes, María. Estoy segura de que podrás ayudarlo. Eres la chica más amable y maravillosa que conozco —dije, tomando su mano en la mía.

—Señorita Katarina… Estoy muy feliz de haberte conocido. Te amo —dijo ella, ligeramente sonrojada después de ser felicitada, y con su voz llena de gratitud.

Tener una chica con aquel lindo sonrojo mientras me dice que ella “me ama” me hizo sentir… rara. Sabía que estaba hablando del amor entre dos amigas, pero si yo fuera un hombre, me habría vuelto loca.

Estaba reflexionando sobre eso cuando, de repente, algo golpeó mi cabeza desde atrás.

—¡¿Q-Qué?!

Desconcertada, me protegí la cabeza con las manos y miré a mi alrededor. Justo a mi lado, había una almohada.

Debe haber sido esta almohada… pero ¿por qué acaba de volar a mi cabeza?

Estaba muy confundida, y también comencé a sentir que alguien me estaba mirando. Me di la vuelta y vi…

—¡¿Por qué está este oso aquí?!

María siguió mi mirada y notó quién estaba detrás de mí.

—¿Estás aquí? ¡Te dije que esperaras en casa! —dijo ella, sorprendida.

Era el oso de peluche mágico (sensible) que solía montar sobre el hombro de María todo el tiempo en la Academia. Lahna nos lo prestó, y nos ayudó a encontrar a Keith cuando fue secuestrado. Fue durante ese viaje que se unió a María y comenzó a seguirla por todas partes. No vino con ella al Ministerio, por lo que había pasado un tiempo desde la última vez que lo vi.

Pochi, al escuchar mi voz sorprendida, salió de mi sombra por un segundo, miró al peluche mágico que me había hecho gritar y luego, sin impresionarse, volvió a esconderse. Probablemente no estaba interesado en los osos.

—¡No puedes seguirme así! —dijo María, y el oso lució triste al ser regañado… Sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con los míos, aunque solo fuera por un momento, pude notar que su expresión se había convertido en una burlona.

Realmente no se siente mal por ser regañado… y está tratando de hacer el ridículo, como siempre.

—Lo siento, señorita Katarina. Se coló en mi bolso y me siguió porque estaba solo —dijo María.

—No te preocupes, María, está bien —le dije con la sonrisa más amable que pude reunir, justo antes de darle una mirada al oso “prueba algo gracioso y te arrepentirás”.

El oso, en respuesta, me envió una mirada “de vuelta a ti”.

Oso descarado… 

Nuestra habitación de dos niñas era ahora una habitación de dos niñas y un animal… bueno, dos animales si contamos a Pochi, quien todavía se está escondiendo dentro de mi sombra.

María y yo decidimos acostarnos en nuestras camas por un tiempo, ya que tendríamos que salir a los campos durante la noche.

El oso se coló suavemente en la cama de María y, cuando le dio unas palmaditas en la cabeza, me miró como diciendo: “Envidiosa, ¿verdad?”

Eres un oso horrible… 

Pensé brevemente en llamar a Pochi para molestarlo, pero eso habría evitado que María descansara, así que decidí no hacerlo. Empecé a pensar en formas de vengarme de ese horrible animal y, antes de darme cuenta, estaba completamente dormida.

Más tarde, María me despertó y dijo que ya era hora. Me preparé a toda prisa y fui a la sala de estar, donde los demás esperaban. María le dijo al oso que se quedara en su habitación porque era peligroso afuera, y a regañadientes aceptó.

—Vas a esperar aquí solo —me burlé, e inmediatamente otra almohada vino volando hacia mí.

Oso violento…

Sin embargo, tuve que admitir que tirar una almohada con esos pequeños brazos era impresionante.

Sora, Dewey, Hart y Handerson estaban en la sala de estar, listos para partir. Todos llevaban sus uniformes excepto Laura, quien vestía algo que parecía un camisón. ¿Estaba planeando usar algo diferente cada vez que la veíamos? Eso explicaría por qué había traído tanto equipaje con ella…

Fuimos a la sucursal del Ministerio, y dado que perderse por la noche sería aún más peligroso que durante el día, Hart ahora estaba atado a dos cuerdas.

Una vez allí, un empleado del Ministerio nos guió al campo que habíamos visitado antes. Teníamos una linterna, pero el camino oscuro me hacía sentir incómoda, así que intenté sacar la lupa que me había prestado el Ministerio. Tal como me dijeron, su luz era tan débil que era completamente inútil, así que la guardé en mi bolsillo. Seguí caminando por el camino oscuro, pensando en lo conveniente que sería tener una linterna de mi viejo mundo en este momento.

Por fin llegamos al campo, y nos congelamos por lo que vimos… porque lo que estaba frente a nosotros era demasiado impactante para seguir caminando.

—¡¿Q-Qué?!

Horas antes, las únicas cosas en el campo eran unos pocos agricultores. Ahora había tantos animales, no solo tanukis, sino también conejos, zorros, ardillas y más, hurgando en él. Estaba tan lleno que ni siquiera podíamos dar un paso.

Los animales no se nos acercaron. Al ser animales salvajes, desconfiaban de las personas. Tuve la sensación de que acercarme más a ellos podría ser peligroso.

—¡¿N-No se suponía que fueran tanukis?! —dijo un Hart visiblemente sacudido al empleado del Ministerio.

—S-Sí… Incluso anoche, sólo había tanukis… —respondió, sacudido también.

—Me pregunto qué pudo haber causado que esto sucediera en un solo día —dijo Laura con sospecha—. ¿Pasó algo en el bosque?

—Lo revisamos hoy, en la tarde, y nada había cambiado… —respondió el empleado.

—Todavía podría haber pasado algo entre cuando revisaste y ahora. Deberíamos ir y comprobarlo —dijo Laura.

—Eso está lejos de ser aconsejable. El bosque es demasiado peligroso por la noche —respondió el empleado, sacudiendo la cabeza.

—Umm… Entonces todo lo que podemos hacer es retirarnos por el momento e ir a ver el bosque mañana. Hay demasiados animales para que esto sea normal. ¿Qué dices, Nathan?

—Estoy de acuerdo. Podría ser peligroso si dejamos que los recién llegados se ocupen de las cosas como son. Descansemos un poco por la noche e investiguemos una vez que salga el sol.

—Sí, volvamos antes de encontrarnos con un animal peligroso —dijo Laura, lo que nos llevó a comenzar a caminar.

Después de unos pocos pasos, sentí un escalofrío extraño correr por mi columna vertebral. Inmediatamente después, escuché a Pochi gruñir desde el interior de mi sombra.

—Pochi, tranquilo —dije en voz baja, y él se detuvo. Se suponía que debía mantener su existencia en secreto, y casi se arriesgaba a que lo descubrieran.

—¿Pasa algo? —preguntó Hart, quien me había escuchado, pero afortunadamente no a Pochi.

—N-No, nada.

Estaba tan ocupada pensando en él y preocupándome que gruñiría de nuevo que me olvidé por completo de ese escalofrío de antes, y ni siquiera me di cuenta de que había algo mal con María, quien caminaba justo a mi lado.

Caminamos más rápido al volver, así que llegamos rápido a la casa del jefe del pueblo.

—Todos, regresen a sus habitaciones y duerman. Mañana iremos a ver el bosque —dijo Hart, y todos nos dirigimos a nuestras camas.

—Hahhh, estoy tan cansada —dije, sintiendo que este duro día de trabajo me estaba pasando factura mientras me recostaba en la cama—. Resultó ser más problemático de lo que esperábamos, ¿eh? —le dije a María, quien estaba sentada en la cama en el lado opuesto de la habitación.

—Sí… —respondió ella con una voz débil que era muy diferente a como era habitualmente.

Me di vuelta para mirarla. Incluso con poca luz, me di cuenta de que su rostro estaba anormalmente pálido.

—¡Maria! ¿Que pasa? ¿Estás bien? —le pregunté, sentándome y viendo que el oso ya estaba a su lado, mirándome como diciendo “¿Cómo pudiste tardar tanto en darte cuenta?”

Su mano se sentía fría al tacto. Estábamos caminando lado a lado desde el campo, pero no me había dado cuenta de lo enferma que se veía.

—Estoy bien… —dijo, con una voz tan débil que era obvio que no estaba bien en absoluto.

—¿Debería llamar a Laura o a Hart para que te traigan un medicamento? —sugerí, segura de que los examinadores tendrían algo listo en caso de que algo nos sucediera.

—Gracias … Pero estoy bien, de verdad —dijo, deteniéndome.

—Pero…

—Simplemente no estoy acostumbrada al aire por aquí… estoy segura de que mejoraré si me quedo quieta por un tiempo.

—¿Qué? ¿El aire?

—Sí… El aire por aquí se siente… extraño.

No tenía idea de lo que se suponía que significaba eso, pero este no era el mejor momento para llenarla de preguntas, así que le preparé un té caliente y comencé a frotarla.

Después de un tiempo, el color comenzó a volver a su rostro y sus manos se calentaron.

—Gracias. Me siento mejor ahora —dijo con su sonrisa habitual.

—Dijiste que el aire se siente extraño… ¿qué quisiste decir con eso?

—No puedo explicarlo bien… Se siente pesado, como lo hizo dentro de la mansión donde el Maestro Keith había sido secuestrado.

Esa mansión se había sentido extraña porque un Familiar de la Oscuridad había sido convocado dentro, así que eso me hizo pensar en algo.

—¿Estás diciendo que alguien está usando magia oscura por aquí?

—No puedo decir con certeza. Sora parecía imperturbable…

Sora, quien se había convertido en una especie de usuario de magia oscura, también podía sentirla al igual que María pudo gracias a su magia de luz. No parecía preocupado y, si lo estaba, no dijo nada. Además, él no era del tipo que nos ocultaría algo así.

—Intentaré confirmarlo mañana. Por ahora, no puedo decirlo.

—No te esfuerces demasiado, María.

Por supuesto, si la magia oscura realmente tuviera algo que ver con esto, sería un asunto serio, pero… Maria se veía tan pálida hace unos minutos…

—No quiero que te esfuerces demasiado y te sientas enferma de nuevo. Todos estamos aquí para ti, así que puedes confiar en nosotros —le dije, sosteniendo su cálida mano. María, como una estereotípica protagonista de juego otome, tendía a asumir todos sus problemas sola. Pero ella era mi amiga, y no quería verla sufrir—. Solo confía en nosotros, ¿de acuerdo?

No estaba exactamente orgullosa de ello, pero confiaba en la gente todo el tiempo. Anne me ayudaba a levantarme y vestirme, e incluso preparó mi equipaje para este viaje.

Pareciendo conmovida por la fuerza de mis palabras, María asintió. El color había vuelto a su rostro, tanto que sus mejillas comenzaron a verse rojas. Eso debe haber sido por el té caliente. Me alegré de que se sintiera mejor.

—Ahora vamos a dormir. Tenemos que descansar —dije, levantándome de su cama para volver a la mía, cuando sentí algo golpeando ligeramente mi trasero. Fue el oso.

Lo miré, curiosa por qué haría eso, pero solo miró hacia otro lado.

¿Qué fue eso?

Me aseguré de que María se hubiera ido a dormir, y luego hice lo mismo. En ese momento estaba tan cansada que me quedé dormida en el momento en que toqué la cama.

♦ ♦ ♦

Estaba soñando con estar en un buffet de dulces todo lo que puedas comer. Seguía llenando mi boca de comida, pero, no importaba cuánto comiera, aparecían más. Al principio era feliz, pero había tanto que nunca pude comerlo todo y comencé a ponerme nerviosa.

Los dulces seguían aumentando y aumentando hasta que toda la habitación se llenó de ellos, y comencé a sofocarme en medio de un mar de malvaviscos. Los malvaviscos me golpeaban la cara uno tras otro…

¡Detente! ¡No puedo respirar!, pensé justo antes de despertar y ver una cosa suave y redonda golpear mi cara. Tras una inspección más cercana, me di cuenta de que el oso de María estaba parado encima de mí y me golpeaba con su pequeño brazo blandito.

Por eso me golpearon los bombones en mi sueño…

Por la ventana, el sol comenzaba a salir, lo que significa que era demasiado temprano para levantarse.

¿Por qué me despertarías, atroz?

El oso estaba apuntando a la cama al otro lado de la habitación, donde se suponía que debía estar durmiendo María. Digo eso, porque estaba vacía.

¿A dónde se había ido a esta hora de la mañana? Miré al oso en busca de respuestas, pero sacudió la cabeza. Probablemente acababa de notar la ausencia de María y me despertó inmediatamente después.

Normalmente lo ignoraría, pensando que había ido al baño o algo así. Pero después de su aspecto de ayer, me preocupaba que pudiera haberse sentido enferma en su camino hacia allí, así que fui a buscarla.

El oso saltó sobre mi hombro, algo que normalmente nunca haría…

Debe estar preocupado por María. Está bien, puedes montar en mi hombro. Pero solo por esta vez, ¿de acuerdo?

Traté de ir al baño, pero María no estaba allí.

¿Dónde está? ¡Quizás se desmayó en algún lado! ¿Pero dónde? Estaba buscando ideas y mis ojos se encontraron con los del oso. Movió su brazo para decirme a dónde ir.

¿Por qué el oso me da órdenes ahora?, pensé por un segundo, pero luego recordé que este oso insufrible era en realidad una maravillosa herramienta mágica hecha para buscar personas. Lo “insufrible” era tan fuerte en mi memoria que me había olvidado de la parte “maravillosa”.

—Está bien, solo dime a dónde ir —le dije mientras me movía en la dirección que apuntaba.

Me llevó afuera de la casa, detrás de ella, y hacia un árbol cerca del jardín. Efectivamente, allí estaba María.

—Mar-

Casi la llamo, pero me detuve cuando vi que había alguien más de pie junto a ella… Dewey. Los dos se miraban el uno al otro con expresiones profundas y serias. No era el tipo de reunión en la que uno podía irrumpir gritando “¡Buenos días, amigos!”

Estaba tratando de evitar que el oso corriera hacia María cuando escuché la voz de alguien detrás de mí.

—¿Qué está pasando?

Me di la vuelta y Sora estaba parado allí, vigilante.

—¡S-Sora! ¿Por qué estás aquí? —le pregunté.

—Debería preguntarte lo mismo. ¿Que estas haciendo despierta tan temprano?

Le expliqué por qué me había despertado y había ido a buscar a María.

—Ya veo… Bueno, la encontraste. ¿Por qué no vas y hablas con ella?

—¡Parecen tan serios! No puedo interponerme entre ellos así…

Todavía se estaban mirando y aparentemente discutían algo, pero estaban tan lejos que no podía escuchar lo que decían.

—¿Quieres saber de qué están hablando? —preguntó Sora.

—Sí —le dije con honestidad.

Sora sacó algo de su bolsillo y lo puso contra mi oreja.

—¿Así que qué es eso? —escuché a Dewey decir.

Miré la cosa en mi oído, sorprendida, y vi que parecía un megáfono.

Esta es probablemente la razón por la que puedo escuchar su conversación desde tan lejos… pero ¿qué es?

Sora estaba sonriendo como un niño cuando lo alejó de mi oído y me preguntó:

—¿Y? ¿Funcionó?

—Sí, podía escuchar todo… ¿Qué es esto?

—Es una herramienta mágica que te permite escuchar sonidos desde lejos. Sin embargo, solo funciona si estás lo suficientemente cerca como para ver lo que está sucediendo.

—¿Estaba esto en el almacén?

Me hubiera sorprendido que esta útil herramienta hubiera estado entre toda esa basura, y no recordaba que Sora haya sacado algo como esto.

—Oh no, un colega de mi departamento me lo prestó después de que pedí algo mejor que todas esas cosas inútiles —explicó Sora casualmente.

Desearía poder obtener mejores herramientas también, pero nunca tendría el coraje de pedirle a un colega algo como eso… 

—Pensé que esto podría ser útil para la misión, pero ¿quién sabía que sería útil en un momento como este? Quieres escucharlos, ¿verdad? Adelante —dijo antes de entregarme el megáfono, completamente ajeno a lo sorprendida que estaba por su descaro hacia sus colegas.

De todos modos, tenía muchas ganas de escuchar, así que acepté con gratitud el megáfono y puse el pequeño extremo en mi oreja, apuntando el extremo ancho hacia María y Dewey.

—Solo pienso que estás siendo demasiado duro contigo mismo, Dewey.

—¿Qué sabrías sobre eso? ¡Apenas me conoces! ¡Déjame solo! —La voz de Dewey había perdido cualquier indicio de calma.

Su conversación sonaba como algo sacado de un juego otome. ¿Era esta una escena guionizada con Dewey? ¿Fue esto cuando se enamoraron el uno del otro?

—¿Qué piensas de esto? —le pregunté a Sora, pero él me devolvió una mirada en blanco.

Oh, es cierto. No puede escucharlos. Tengo que hacer algo al respecto…

Agarré a Sora y lo jalé para que su rostro estuviera justo frente al mío.

—¿Puedes oír ahora?

—Puedo, pero estar tan cerca es una especie de…

—¡Shhh! ¡Aquí es donde se pone bueno! ¡Escucha!

Sora y yo seguimos escuchando mientras nos enfrentamos.

—… Yo era como tú… —dijo María.

Le di una mirada de reojo y vi que su cabeza estaba caída.

—Pensé que tenía que hacer todo por mi cuenta… No puedo dejarte solo, Dewey, porque eres exactamente como solía ser.

Habla como una verdadera protagonista de un juego otome… Agrega los ojos ligeramente llorosos que a veces muestra y obtendrás lo suficiente para hacer que cualquiera, incluido Dewey, se enamore…

Como era de esperar, Dewey, que había estado tan motivado para contradecirla, se calló ante sus palabras.

—No tienes que hacer esto solo. Puedes confiar en nosotros —dijo ella, agarrando su mano.

No estábamos lo suficientemente cerca como para ver su expresión, pero podía decir que las mejillas de Dewey se habían puesto rojas.

Se ha enamorado de ella. ¡Oh María, increíble heroína! ¡La mejor waifu!

Tenía que compartir mi entusiasmo con alguien.

—Geheheh, ¡acabamos de presenciar el momento en que alguien se enamora! María realmente no puede evitarlo, ¿eh? —Dije, mirando a Sora.

No parecía estar de acuerdo, y en cambio parecía perplejo.

—… Viniendo de ti, eso es… Olvídalo. ¿Puedes dejarme ir ahora? Esto está empezando a ser difícil de soportar.

—Oh, lo siento. ¿Dolió?

Me di cuenta de que estaba tan emocionada que me había agarrado a su hombro y aún lo sostenía con firmeza. Tan grosero de mi parte.

—No es que duela, pero…

— ¡Mira, van a volver! ¡Volvamos antes de que vean que hemos estado husmeando!

Corrí hacia la casa mientras tiraba de Sora conmigo.

—Por cierto, ¿por qué estabas ahí afuera? —Le pregunté.

—Me acababa de despertar e iba al baño, pero luego te vi caminando sola y te seguí.

—Oh, ya veo.

Esto explicaba por qué su tiempo había sido tan perfecto… Me estaba siguiendo. Pero entonces, esto significaba que…

— ¿Me seguiste porque estabas preocupado por mí?

—Bueno… yo… estaba preocupado de que causaras otros problemas, ya sabes, —dijo, tropezando con palabras.

Aunque todavía estaba agradecida. Digamos que saliese sola y me perdiese… Nunca podría volver sola.

—Gracias, Sora. Eres muy amable —le dije, y por alguna razón eso lo hizo congelarse por un tiempo antes de dejar escapar un gran suspiro.

—María puede ser ajena, pero estás en otro nivel… No es de extrañar que el príncipe se preocupe tanto.

— ¿Huh?

¿Maria? ¿El príncipe? ¿De qué está hablando? Le pedí una explicación, pero él solo sonrió y me dijo que fuera a descansar a mi habitación antes de la misión.

Regresé a mi habitación y pensé si debía preguntarle a María sobre Dewey cuando volviera.

Sin embargo, esa fue una escena romántica… ¡Mi corazón palpita al pensar en eso! La llorosa María y el ruborizado Dewey, mirándose el uno al otro contra el sol naciente… Realmente parecía una imagen de un juego otome… ¿Hm? ¿Qué es este sentimiento de deja-vu?

¡Ahh! ¡Era exactamente igual a una de las imágenes de ese sueño!

Vi esa escena con María y Dewey en una de las imágenes fijas en la galería FL2 que Acchan estaba mirando…

¡Eso solo podría significar que este mismo examen también fue un evento en el juego, y eso significa que un mal final podría estar esperándome en cada esquina!

Tengo que tener cuidado, me dije mientras me agachaba bajo las mantas todavía calientes.

Tengo que tener cuidado y estar atenta, y… Volver a la cama después de despertar se siente tan bien… tan bien que siento que me pesan los párpados…

6 respuestas a “Katarina – Volumen 6 – Capítulo 4: Luchando contra los tanukis (2)”

  1. Gracias por el capitulo.Fue bastante largo y se agradece 😀

    Y otravez la magia oscura jajjaja.Bueno a estas alturas ya debemos saber que es el enemigo de la serie,todo se desprende del incidente de la familia Dirk .Es genial que continue despues de todo 😀

  2. Ara ara… así que fue María quien se llevó a Dewey eh?
    No era lo que esperaba pero estoy satisfecha.jpg
    Ese escalofrío y la situación de María… jum… significa peligro
    Muchas gracias por el cap.

Responder a Lady Relámpago Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido