Katarina – Volumen 6 – Capítulo 4: Luchando contra los tanukis (4)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Entramos en la cueva. El techo tenía suficientes agujeros para que la suficiente luz solar brillara. No era oscuro ni aterrador; en realidad, era brillante y hermoso. Pero este no era el momento de apreciar el paisaje, no después de que María dijera que podía sentir la Magia Oscura.

La cueva era muy ancha y estaba llena de caminos ramificados, por lo que Sora, quien estaba acostumbrado a este tipo de exploración, comenzó a marcar nuestro camino para que pudiéramos volver a salir con seguridad. Si hubiera entrado sola, nunca lo habría pensado… Y la persona que estábamos buscando era un genio para perderse, por lo que nunca podría salir de la cueva solo.

Después de un tiempo, Sora me susurró algo al oído.

—También comencé a sentir la oscuridad… debemos estar cerca.

Miré a María y su rostro estaba aún más sombrío que antes. Tal vez Hart fue secuestrado por un usuario de magia oscura… eso sería un problema.

Espero que esté a salvo…

—¡Ahh! —gritó Laura de repente, antes de comenzar a correr. Corrimos tras ella hasta que se detuvo—. ¡N-Nathan! ¡Por fin te encontramos! —dijo, agarrando a su colega con uno de sus gruesos brazos.

Hart parecía realmente sorprendido: ¿quién no lo sería si un macho con ropa de mujer los agarrara de repente? Pero rápidamente entendí lo que había sucedido.

—Lo siento… debo haberte causado muchos problemas —dijo, bajando la cabeza.

—¡Lo hiciste! ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba? —dijo Laura, atándolo con la cuerda. Se dio cuenta de que no estaba en condiciones de quejarse esta vez—. ¿Por qué entraste en esta cueva? Sé que no tienes sentido de dirección, pero ¿no es esto demasiado?

—Sabía que esta no era la salida del bosque, obviamente —explicó, un poco ofendido—. Laura lo miró fríamente, dudando, y él continuó incómodo—. Ejem… Después de perderlos, me topé con alguien sospechoso y lo seguí hasta aquí.

—¿Alguien sospechoso?

—Sí, había un hombre caminando solo por el bosque. Me escabullí detrás de él y entró en esta cueva, donde, desafortunadamente, lo perdí —dijo, sonando orgulloso de su logro.

—Entonces, ¿lo que me estás diciendo es que te perdiste en el bosque, seguiste a alguien a esta cueva, lo perdiste y luego te perdiste de nuevo? —dijo Laura, y ahora, mientras asentía, ya no parecía tan orgulloso.

—Mm… Tal vez deberíamos buscar a esta persona, pero no podemos arriesgarnos a perdernos aquí —continuó, y estuve de acuerdo. Por supuesto que quería investigar al hombre sospechoso, pero preferiría no perderme dentro de una cueva.

—No sé si eso nos llevará a él, pero puedo sentir que el aura peligrosa se fortalece. Podría determinar su origen si nos adentramos más —dijo María con una mirada seria. Tal vez el hombre que Hart había visto era un usuario de magia oscura.

Los dos examinadores, después de escuchar lo que dijo María, se miraron.

—Puedo cuidar de dos de ellos, diría —dijo Laura.

—Puedo proteger a otro —dijo Hart—. ¿Puedes cuidarte a ti mismo, Sora?

—Sí, siempre y cuando sea solo yo.

—Bien —dijo Laura con una sonrisa—. Entonces está decidido. Yo me ocuparé de ti, María, y tú, Katarina. No se alejen de mí, ¿entendido?

—Dewey, vienes conmigo —dijo Hart.

Parecía disgustado, tal vez porque tenía que estar protegido como María y yo.

—Asegúrate de que no se pierda —le dijo Laura, dándole la cuerda que estaba conectada a Hart, y Dewey asintió vacilante.

Entonces comenzamos a aventurarnos más en la cueva.

—No hagan nada peligroso, y quédense detrás de mí en todo momento. Y si pasa algo, huyan, ¿de acuerdo? —nos susurró mientras caminábamos, y asentimos de acuerdo—. Puede que no lo parezca, pero soy bastante fuerte. Déjenmelo a mí —dijo ella, al parecer inconsciente de lo ridículamente fuerte que se veía.

Caminamos a través de un túnel estrecho que nos obligó a caminar en una sola línea, y luego entramos en el gran espacio abierto más allá, que era más oscuro que el resto de la cueva.

—Creo que viene de allí —dijo María en voz baja.

Laura nos condujo al espacio abierto, y miramos a nuestro alrededor mientras nos escondíamos detrás de una roca. Me imaginé que el lugar estaría lleno de gente mala que planeaba cosas terribles, como cuando Keith fue secuestrado, pero no parecía haber nadie en esta gran área.

—Hay alguien —dijo Laura.

Siguiendo su mirada, vi que había un hombre parado allí. Parecía estar solo.

¿O hay alguien más oculto a la vista? Nos acercamos un poco más, pero aún no podíamos ver a nadie más acechando.

El hombre no era particularmente alto ni bajo, gordo ni flaco… era muy normal. Sin embargo, su cara parecía tan angustiada que podíamos decir fácilmente cuán molesto estaba a pesar de la distancia.

—Creo que está solo, y no se ve tan fuerte, al menos físicamente. La destreza mágica es un tema diferente… —dijo Laura.

—Es probable que posea una magia muy fuerte. Entrar en contacto podría ser muy peligroso —dijo María, refiriéndose a cómo los usuarios de magia oscura podrían controlar a las personas al tocarlas.

—¿Así que estamos bien siempre y cuando no entremos en contacto con él?

—Sí.

—Bueno. Esperen aquí, todos ustedes —dijo Laura antes de lanzarse hacia el hombre.

—¡Espera! —grité, con la intención de correr tras ella, pero Hart me detuvo.

—No te preocupes. Guy es un usuario de magia increíblemente talentoso. Incluso la llaman “la bruja de la llama” en el Ministerio.

Me sorprendió descubrir que la gente se refería a ella como “bruja” y no como “mago”, pero lo más importante, me sorprendió saber que estaba ocultando tanto poder.

Lo siento por pensar que eras un macho raro…

Rápida como el viento, alcanzó al hombre y se detuvo frente a él.

—¿Quién eres y qué haces aquí? —le preguntó.

Cualquiera se sorprendería si un macho con ropa de niña les hablara de repente… pero el hombre ni siquiera se inmutó. Todo lo que hizo fue comenzar a murmurar algo para sí mismo mientras miraba a lo lejos.

Wow, esto es aún más sospechoso de lo que pensaba. ¿Está en algo?

Laura lo miró confundida.

—¿Estás bien? —preguntó, pero el hombre, una vez más, no hizo más que murmurar para sí mismo. Laura se rindió y volvió a nosotros, con la cabeza baja—. Esto no va a ninguna parte… Está tan fuera de sí que ni siquiera me mira. No veo a nadie que lo acompañe, y es demasiado peligroso dejarlo aquí solo. Tenemos que llevarlo de vuelta al Ministerio con nosotros.

—Puedo sentir un aura mágica peligrosa proveniente de ese hombre… Si lo vamos a llevar con nosotros, me encargaré —dijo María.

—¿Dices que es peligroso y crees que te dejaré hacerlo? —dijo Laura, pero María negó con la cabeza.

—Yo manejo magia de luz, por lo que su magia no puede afectarme. No hay ningún problema. Por favor, déjame hacerlo.

Ella realmente era inmune a la Magia Oscura, pero ese hombre parecía un problema independientemente.

—Si ese es el caso, lo haremos juntas. Supongo que no puedo tocarlo, pero si pasa algo, estaré allí para protegerte —dijo Laura fríamente antes de abandonar el escondite detrás de la roca. Probablemente estaba pensando lo mismo que yo.

María asintió y la siguió.

—Dewey, todavía tienes la cuerda de Nathan, ¿verdad? Atemos a ese tipo con eso —dijo Laura.

—S-Sí, —respondió Dewey, y se levantó para dársela.

¡Whoooooosh!

Una ráfaga de viento, tan intensa que tuve que cerrar los ojos, vino desde la dirección hacia la que se dirigían Laura y María, acompañada de un ruido ensordecedor. El viento se sentía tan fuerte incluso detrás de la roca que si no hubiéramos estado cubiertos, probablemente nos habríamos impresionado.

Espera, ¿qué hay de Dewey, Laura y María? Intenté mirar más allá de la roca para asegurarme de que estaban a salvo, pero el viento estaba levantando tanto polvo en el aire que no podía ver nada… y tampoco podía escuchar nada. Espero que estén bien…

Esperé, preocupada, y finalmente el viento disminuyó.

—¿Están bien chicos? —pregunté, saltando desde detrás de la roca, pero no estaban donde esperaba que estuvieran.

Una vez que el polvo volvió a caer al suelo, me di cuenta de que habían sido arrastrados, Dewey y María a la derecha, y Laura a la izquierda.

—¿Están bien? —pregunté nuevamente en ambas direcciones.

—Sí.

—¡Sí!

—Sí —respondieron.

Uf, están bien.

Miré de dónde había venido el viento. En el lugar donde el hombre sospechoso había estado parado, el polvo aún bailaba en el aire.

¿Qué está pasando ahí? ¿Fue una explosión o algo así? Me quedé mirando, tratando de averiguar qué había sucedido, hasta que el polvo se asentó.

Vi una gran figura de pie en lugar del hombre.

¿Qué es eso?

Entrecerré los ojos y finalmente logré distinguirlo. Contuve el aliento y mis cejas se alzaron en estado de shock.

Era… un dragón.

Ante mis propios ojos había una bestia que ni siquiera existía en mi vida anterior. Se parecía a los dragones en películas o manga: cuello largo, cuerpo cubierto de escamas y alas parecidas a murciélagos. Lo único inesperado fue que no era verde, sino negro.

—Guau.

El unicornio que había visto en el Departamento de Biomagia en el Ministerio era impresionante, claro, pero no tanto como esta enorme y amenazante criatura. Nunca esperé que llegara un día en que pudiera decir esto, pero estaba congelada, mirando al dragón.

Sora y los otros que se estaban escondiendo conmigo, así como aquellos que habían sido arrastrados por el viento, también lo estaban mirando.

—¿Qué…?

Esa reacción probablemente había sido de Sora, pero la expresión de todos estaba igual de sorprendida. ¿Era la primera vez que todos vieron un dragón? Tal vez eran muy raros, incluso en este mundo.

—Vamos a correr —dijo Hart, poniéndose de pie y mirando aterrorizado.

¿Correr? ¿Por qué?

Estaba esperando, confundida, cuando Sora me agarró la mano.

—¡Cálmate! ¡Esto es peligroso! —me regañó.

Oh, claro, peligroso. Comprendí lo que dijo, así que me puse de pie. María, Dewey y Laura también se habían puesto de pie y venían hacia nosotros.

—¡Volvamos a la entrada! ¡Síganme! —dijo Hart, quien ya no estaba atado a la cuerda, antes de comenzar a correr.

Pero la entrada está en la dirección opuesta…

—¡No en un momento como este! ¡Ese idiota! —dijo Sora, chasqueando ruidosamente la lengua con molestia—. Váyanse de aquí, los veré más tarde —dijo antes de ir tras Hart.

Hice lo que dijo y comencé a correr, pero escuché un fuerte sonido detrás mío. Miré hacia atrás y vi al dragón moviéndose, abriéndose paso con suavidad, a pesar de su enorme cuerpo hacia los tres que habían sido arrastrados por el viento y que ahora estaban tratando de volver a donde estaba.

Y luego, giró su enorme brazo hacia María.

¡¡¡No!!! Traté de correr y salvarla, pero me di cuenta de que no llegaría a tiempo.

Era la más cercana a ella, así que no había forma de que Laura, quien estaba en la esquina opuesta de la cueva, pudiera ayudarla. Tampoco podían Hart y Sora, quienes habían salido corriendo.

—¡María! —grité. Al mismo tiempo, vi una pequeña figura saltar delante de María, alejándola. Esa figura fue golpeada directamente por el brazo del dragón y voló por el aire, y luego se estrelló contra una gran roca.

—¡Dewey! —Esta vez fue María quien gritó.

Dewey, quien había salvado a María, yacía inmóvil en el suelo. Cuando ella corrió hacia él y lo levantó, dejó escapar un pequeño gemido doloroso, lo que al menos significaba que todavía estaba vivo.

Una luz tenue, probablemente creada por la magia de sanación de María, ahora los cubría a ambos, pero estaba demasiado lejos para que pudiese ver con claridad lo que estaba sucediendo. Tenía que acercarme…

El dragón comenzó a moverse de nuevo, apuntando a María y Dewey.

¿P-Por qué?

María lo había notado, pero no se movió. En realidad, no podía moverse, porque tenía que traer a Dewey, quien estaba inmóvil, con ella. Lo abrazó como para protegerlo y luego miró al dragón a la cara.

¡Tengo que hacer algo! Si no lo hago, ambos serán…

Agarré una pequeña roca del suelo y se la tiré al dragón. Soy bastante buena tirando cosas después de todos esos años de entrenamiento con serpientes de juguete, y mi roca dio en el blanco. De hecho, me sentí un poco orgullosa de que este talento hubiera sido útil en un momento como este.

Temía que las escamas que cubrían su cuerpo fueran demasiado duras para que una sola roca importara, pero se dio cuenta y apartó la mirada de María.

¡Perfecto! Tiré otra piedra (otra vez, hábilmente) al dragón y grité a toda velocidad.

—¡Eh, tú! ¡Aquí!

Ya sea por las rocas o porque había gritado, el dragón comenzó a moverse hacia mí, tan suave como una serpiente. Sabía que tenía que distraerlo de María y Dewey, pero no tenía idea de qué hacer después de eso… así que me escapé.

—¡Señorita Katarina! —gritó María.

Era una corredora rápida, pero no era rival para un dragón, y pronto me encontré acorralada contra una pared. Tomé un palo del suelo y lo sostuve como una espada, pero me di cuenta de que eso no ayudaría mucho. Al menos si hubiera tenido una espada adecuada, podría haber hecho uso de todas esas lecciones de esgrima…

De todos modos, con una pared detrás y un dragón delante, estaba en una situación muy difícil.

¿Voy a ser condenada incluso antes de tratar con las rutas de AA2?

Sentí algo cálido en mi bolsillo.

¿Hm? He sentido algo como esto antes. Era ese espejo en aquel entonces… 

Ahora todo lo que tenía en el bolsillo era una lupa, pero ¿por qué estaba tan caliente? Tal vez había captado la luz del sol e iba a quemar mi ropa… eso sería un problema grave.

Di mi nombre —escuché una voz de repente. No conocía esa voz, pero sonaba familiar por alguna razón—. Llámame.

—¿Quién eres?

—Llámame y te salvaré, Maestro.

—Oh, sé quien eres.

No estaba segura de por qué, pero entendí a quién pertenecía esa voz.

Lo hice. Llamé su nombre…

—¡Pochi!

Mi sombra comenzó a agitarse, y de ella salió… no Pochi, sino el perro negro más grande que había visto, del mismo tamaño que el dragón.

¡¿Q-QUÉ?!

El perro gigante miró mi cara sorprendida y movió la cola, como…

—¿P-Pochi? ¿Eres tú?

—¡Guau! —dijo feliz.

Esta bestia aterradora era Pochi, el cachorro familiar de la oscuridad que vivía dentro de mi sombra.

—Pochi… ¿por qué te hiciste tan grande? ¿Cómo vamos a jugar así en el jardín? —le pregunté mientras seguía moviendo la cola. Parecía aterrador, pero por dentro era el mismo Pochi de siempre.

El dragón, del cual ambos nos habíamos olvidado por completo, rugió y recordamos la situación peligrosa en la que estábamos. Poder jugar en el jardín debería ser la última de mis preocupaciones. Si no hiciéramos algo, ni siquiera veríamos nuestro jardín nunca más.

El dragón, tal vez ofendido por ser ignorado, levantó el brazo para bajarlo como lo había hecho anteriormente con María. Pochi saltó rápido frente a mí y mordió el brazo del dragón, haciéndolo llorar de dolor y retroceder.

Whoa, ¡buen trabajo, Pochi!

Estaba gruñendo amenazadoramente al dragón, quien, con el orgullo propio de una bestia de su tamaño, mostró sus colmillos y rugió a cambio antes de correr hacia él.

—¡Pochi! ¡Estate atento! —grité, pero él esquivó con calma la mordedura del dragón, saltando a un lado.

Antes de que pudiera sentir alivio por el ataque evitado, el dragón dio un segundo mordisco, que Pochi también esquivó, pero luego lo golpeó por detrás con su enorme cola.

—¡P-Pochi!

Corrí hacia Pochi, quien estaba gruñendo y haciendo muecas, y el dragón volvió a mostrar sus colmillos. Trató de esquivar, pero esta vez estaba demasiado herido para moverse lo suficientemente rápido. El dragón lo rasgó y Pochi se retorció de dolor.

Tengo que ayudar a Pochi antes de que el dragón lo mate…

Empecé a tirar piedra tras roca.

—¡Detente! ¡Deja de lastimarlo! —grité mientras tiraba piedras, palos y casi cualquier cosa que pudiera encontrar en el piso. Me las arreglé para llamar la atención del dragón, y se volvió hacia mí.

Pochi aprovechó eso y saltó increíblemente rápido al dragón, mordiendo su cuello en un poderoso golpe crítico. Incluso cuando el dragón cayó al suelo después de soltar un rugido ensordecedor, Pochi siguió mordiendo, como para terminarlo. Todavía en el suelo, giró su cuerpo varias veces hasta que finalmente dejó de moverse.

¡Si! ¡Pochi ganó! ¡Derrotó al dragón!

—¡Pochi! ¡Fuiste increíble!

Se giró hacia mí y movió la cola de lado a lado con la misma cara feliz que tenía cuando jugábamos a buscar en casa, con la lengua fuera de su boca. Le di unas palmaditas en la nariz y le dije que era un buen chico.

—¿Estás herido? —pregunté y miré dónde había sido golpeado por la cola del dragón, pero no había herida para ser visto. Comenzó a saltar, probablemente para mostrarme que estaba bien. Estaba muy, muy contenta.

—¡Estuviste genial, Pochi! ¡Realmente grandioso! —lo felicité sin dejar de acariciarle la nariz. Por lo general, lo sostenía en mis brazos y lo acariciaba por todas partes, pero ahora definitivamente era demasiado grande para eso.

¿Podrá volver a su tamaño habitual? ¿Será capaz de esconderse en mi sombra de nuevo? Si no puede, entonces tendré que mantenerlo en el jardín… Mamá se quejó lo suficiente sobre el campo de verduras, así que esto no la hará feliz… Probablemente me diga que no puedo conservarlo… ¿Qué haré entonces?

Mientras estaba ocupado pensando en esto, noté que salía humo del dragón en el piso.

¿V-Va a explotar?, pensé, pero el humo se desvaneció rápidamente y el dragón con él. ¿Qué? ¿A dónde se fué? ¿Por qué desapareció? ¿Pueden los dragones desaparecer?

Eso fue bastante sorprendente, pero cuando volví a mirar a Pochi, me di cuenta que también había vuelto a su tamaño normal de cachorro.

Ya no tengo idea de lo que está pasando… ¿es algún tipo de truco? Dragones desaparecidos, perros encogidos… ¿cómo funciona esto? Bueno, la magia existe en este mundo, así que supongo que todo tiene sentido.

—¡Oh, Pochi, me alegra que hayas vuelto a la normalidad! ¡Aún podremos jugar en el jardín!

Estaba tan aliviada de no tener que construir una casa en el jardín para Pochi, y que él todavía pudiera vivir en mi sombra.

Le di unas palmaditas en la cabecita mientras respiraba con la lengua fuera y la cola balanceándose de lado a lado. Noté que estaba mirando mi mano, que todavía sostenía uno de los palos que agarré para lanzarle al dragón.

—¿Quieres jugar? ¡Está bien, trata de atraparlo! —dije. Retiré mi brazo, preparándome para el lanzamiento, cuando alguien lo agarró.

—Lamento interrumpirte mientras te diviertes tanto —dijo Laura, quien apareció detrás de mí de repente, sin aliento y con una expresión preocupada—. Hay un montón de cosas que me gustaría preguntarte, pero primero… ¿estás herida?

—No, no lo estoy.

Pochi me había protegido del dragón, y salí sin un rasguño. E incluso el propio Pochi, a pesar de su pelea en este momento, también se veía bien. Lo revisé después de que volvió a su tamaño normal, pero no pude encontrar ninguna herida. Otra cosa para descartar como un misterio de magia.

—Eso es bueno. Ahora, María y Dewey…

—¡Correcto! ¡Maria y Dewey!

¡Olvídate de tirar palos!

Corrí hacia ellos, y María, con la cara pálida, me preguntó si estaba herida. Le dije que no, y su rostro cambió instantáneamente para mostrar su alivio.

—¿Qué pasa con Dewey? —preguntó Laura, mirándolo. Estaba siendo retenido por María, con los ojos cerrados pero todavía respirando.

María dejó ir a Dewey y lo empujó a los brazos de Laura.

—Utilicé mi magia de luz para curarlo, pero el golpe fue tan fuerte que perdió el conocimiento. Sería mejor si un médico lo mirara.

—Bueno. Tan pronto como salgamos de aquí, lo llevaremos a uno —dijo Laura, tomando a Dewey en sus brazos grandes y fuertes.

María, sin embargo, miraba inquieta hacia abajo. Se había lastimado al tratar de protegerla, por lo que sería aún peor si algo grave le hubiera sucedido.

Finalmente dejó de mirar a Dewey, levantó la cabeza y caminó hacia mí.

¿Hm? ¿Ella necesita algo de mí?

Se detuvo frente a mí, mirándome a los ojos.

—Me disculpo de antemano por ser grosera —dijo, inclinando la cabeza.

Era la primera vez que María me miraba así, así que me sorprendió.

¿Q-Qué? ¿Por qué?, me pregunté confundida, y María, tan enojada como nunca antes había visto, comenzó a regañarme.

—¡¿Por qué atrajiste al dragón a donde estabas?! ¡Podrías haber muerto! ¿Incluso pensaste en lo que podría pasar? ¡Apuesto a que no!

—Yo… no lo hice, pero… quiero decir, ustedes dos estaban en peligro, así que solo… fui y lo hice sin pensarlo demasiado…

Intenté disculparme por lo que había hecho, pero María se enojó aún más.

—Estoy agradecida de que hayas intentado salvarnos. Pero para usarte a ti misma como cebo… Si algo le hubiera pasado, yo… yo… —Las lágrimas caían de los grandes ojos de María.

—¡M-María!

—Si algo te hubiera pasado por mi culpa… ¿Cómo podría…? —seguía diciendo, llorando. Ella debe haber estado tan preocupada por mí…

—Siento haberte preocupado. Ya no haré cosas peligrosas —pedí perdón por lo que había hecho, y la abracé.

—Por favor, no, —dijo, sonrojándose y devolviéndome el abrazo.

Estaba temblando y derramando lágrimas, así que le acaricié suavemente la espalda. Me sentí terrible por haberla hecho preocuparse por mí.

María finalmente se calmó y dejó de llorar y temblar.

—Oh, estás despierto —dijo una voz profunda y varonil además de nosotros.

—¡¿Waaah?! —respondió una voz diferente y aterrorizada.

Nos dimos vuelta para mirar y vimos que Dewey acababa de despertarse en los brazos de Laura.

Lo primero que vio al despertar fue la cara de una mujer enorme y musculosa mirándolo… Yo también habría gritado.

María, quien había recuperado la compostura, dejo mi abrazo y caminó hacia Dewey.

—Dewey, ¿estás bien? ¿Te duele en alguna parte? —preguntó ella, y él saltó de los brazos de Laura.

—¡Estoy perfectamente bien! —dijo, agitando su cuerpo.

En verdad se ve bien. Me alegro.

María se sintió aliviada al ver que no estaba herido.

—Gracias por salvarme, pero ya no hagas nada peligroso, ¿de acuerdo? —dijo ella, acariciando su cabeza. La cara de Dewey se sonrojó por completo.

Jeje, míralo. Se ha enamorado completamente de ella. ¡Este debe ser su primer amor! ¡Ahh, es muy lindo!

—Disculpen… ¿podemos irnos ya? Hemos atrapado al hombre sospechoso —dijo Hart, quien acababa de regresar después de perderse.

Detrás de él estaba Sora, sosteniendo la cuerda conectada a Hart en su mano y llevando al hombre sospechoso en su espalda.

—¿Uh? ¿Está bien tocarlo, Sora? —preguntó Laura, sorprendida, recordando que María la había advertido contra eso.

—Está inconsciente, así que creo que no hay problema —dijo Sora.

—Sí —agregó María—, su aura ya no es tan amenazante. Debería ser seguro.

—Bien —dijo Laura, tranquilizada.

—Deberíamos irnos antes de toparnos con cualquier otra cosa —señaló Hart, caminando en la dirección completamente opuesta a donde estaba la entrada.

—Por aquí —dijo Sora, tirando de su cuerda.

¿Quién está examinando a quién, nuevamente?

—Dewey, si no puedes moverte bien, siempre puedo llevarte —le dijo Laura amablemente.

—Gracias, pero puedo moverme por mi cuenta —respondió con frialdad.

Tal vez despertarse con la mirada de Laura había sido duro para él… Parecía no tener intención de ser llevado.

Mientras salíamos de la cueva, Sora también me regañó por lo bajo, llamándome “idiota imprudente” y golpeándome suavemente en la parte posterior de la cabeza. No lo dijo con amabilidad, pero su expresión realmente parecía preocupada, así que me disculpé.

—¡Nunca vuelvas a hacer eso! —dijo.

Había hecho que tanta gente se preocupara…

Tendré que ser más cuidadosa de ahora en adelante.

La cueva no estaba exactamente oscura, pero cuando salimos al bosque, era lo suficientemente brillante como para sentirse deslumbrante.

—¿Oh? Hay pájaros —dije, notándolos volando sobre mi cabeza. No había ninguno cuando entramos en la cueva.

Me pregunto por qué… 

—Quizás —dijo María—, los animales habían abandonado el bosque debido a ese aura oscura que sentía. Casi ha desaparecido por completo ahora, por lo que eso podría explicar por qué los animales han vuelto.

—¿Desapareció? ¿Cuándo? —preguntó Laura.

—Cuando esa criatura grande lo hizo. Tal vez el aura emanaba de él.

—Me pregunto si los animales dejaron el bosque por miedo a esa criatura.

—Eso parece probable —dijo María.

Tenían razón. Regresamos al pueblo y, después de un tiempo, los animales comenzaron a regresar a su antiguo hábitat. A sugerencia de Hart, envié a Pochi después de los pocos que se habían aficionado a los cultivos y no querían regresar, y rápidamente los llevó de regreso al bosque.

Hart también escribió un informe sobre lo que había sucedido, quitando esa responsabilidad al resto de nosotros, ya que no podíamos explicar adecuadamente todas las cosas que habían sucedido relacionadas con la magia oscura. No era muy útil en el campo (en todo caso, era una carga), pero cuando se trataba del trabajo administrativo era un genio absoluto.

Limpiar después de la misión normalmente hubiera llevado varios días y varias personas, pero logró hacerlo todo solo y en menos de un día, dando todas las instrucciones apropiadas y terminando rápidamente todo el trabajo que necesitábamos.

Y así, unos días después, estábamos de vuelta en el Ministerio.

Shisai
Wow, me encanta cada vez que aparece Pochi ♥

Sharon
¡Katarina al rescate! Debo decirlo, Hart me había gustado cuando apareció por primera vez, pero se volvió molesto muy rápido…

18 respuestas a “Katarina – Volumen 6 – Capítulo 4: Luchando contra los tanukis (4)”

  1. No se por qué… pero no me salían los comentarios :v
    Weno repetimos:
    He vuelto!!!! Extrañaba leer a Bakarina 😭 cielos! No me esperaba que saliera un dragón… wow totalmente impaktada :v
    Muchas gracias por su trabajo.
    Adoro a Pochi xd

  2. He vuelto!!!! Ya extrañaba leer a Bakarina 😭 cielos!! No me esperaba que apareciera un dragón… wow, totalmente impaktada :v
    Muchas gracias por su trabajo.
    Adoro a Pochi xd

  3. Esta es la primera vez que María le gtita en toda la novela, teamyuri está arrasando.
    Y Katarina preocupandose por el tamaño de Pochi sin pensar en la actual situación

  4. Quisiera que su seccion de comentario fuera de disqus para poner toda clase de memes x,D

    En serio!!Se mamo!!!UN DRAGON!! Pochi parecia un pequeño extra para Bakarina,pero pensaaaaaaar que terminaria haciendola OP o al menos nivelandola con todos los talentos y fuerzas de su harem!!! Estoy demasiado impresionado.Esto fue de 0 a 100 muy rapido!!Pero gusta muuuucho!!!gusta mucho!!!

  5. Bakarina: Pochi… ¿porque te hiciste tan grande? ¿como vamos a jugar así en el jardín?

    Yo: *escupo mi arroz con leche a la pantalla* weee… tienes un dragón adelante!!!

Responder a Yinett Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido