Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (1)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


El suspiro de la niña hizo eco a través de la habitación oscura.

Ella no paraba, así que fingí una sonrisa.

—No te preocupes. No hay nada de qué tener miedo —le dije, y su llanto se calmó un poco.

Estaba haciendo todo lo posible por ser amable, para no asustarla.

No era por bondad, y definitivamente no había comenzado a sentir lástima por esta chica secuestrada. Solo pensé que su llanto haría mi trabajo más difícil.

Debía llevar a esta chica tan valiosa a su comprador sin dañarla.

Yo era solo un peón desechable. No sabía ninguno de los detalles, pero aun así me pagarían generosamente.

Ahora que la niña casi había terminado de llorar, escuché que su estómago gruñía.

—Iré a comprarte algo de comer —le dije, luego le pedí a uno de mis socios que la cuidara mientras salía. Mi sonrisa falsa se desvaneció instantáneamente.

La brisa salada del puerto golpeó mi rostro inexpresivo.

Pronto llegué a la carretera llena de gente. La gente aquí siempre fue tranquila y pacífica, posiblemente debido al cálido clima del sur. En general, la gente de este país era protegida sin que fueran conscientes de ello.

En el reino de Sorcié, el más grande de la región, se prohibió la esclavitud, la trata de personas, y se protegían cuidadosamente los derechos de los ciudadanos. Incluso los plebeyos recibían educación y la mayoría de la gente sabía leer y escribir. Era un país rico y pacífico.

Ver las caras felices de la gente que pasaba me hizo pensar en algo… Si hubiera nacido aquí, tal vez no habría necesitado recurrir al crimen para ganarme la vida.

Pero lamentarme sobre eso ahora era inútil.

No había nacido en Sorcié. Nací y crecí en los barrios marginales de un país pobre y sin familia, ni siquiera sabía leer correctamente.

Sacudí los pensamientos de mi cabeza, puse mi habitual sonrisa falsa y fui a una tienda a comprar algo para comer.

♦ ♦ ♦

—¡Oh, aquí todo luce muy diferente!

Yo, Katarina Claes, miré por la ventana del carruaje y no pude evitar expresar mi sorpresa por el cambio de escenario.

—Esta ciudad está ubicada al sur de la capital, por lo que las plantas que nos rodean son completamente diferentes —me explicó Lahna Smith, mi superior y compañera de viaje.

Miré bien y, efectivamente, la vegetación se veía mucho más tropical de lo que estaba acostumbrada. No habíamos viajado tan lejos, por lo que un cambio tan radical era sorprendente. Pensé que, tal vez, esto se debía a que este mundo pertenecía a un juego otome.

Tengo un secreto que nunca he compartido con nadie: tengo recuerdos de mi vida anterior. Cuando todavía tenía ocho años, me caí, me golpeé la cabeza y recordé que solía ser una estudiante de secundaria otaku de un país llamado Japón.

Morí a causa de un desafortunado accidente y renací como hija de un duque. Pronto me di cuenta de que ahora estaba viviendo en el mundo de Amante Afortunado, ¡el juego otome que estaba jugando en mi vida anterior justo antes de morir! Y si eso no fuera suficiente, estaba interpretando el papel de Katarina Claes, la villana destinada a la perdición sin importar qué elección hiciera.

Obviamente me sorprendí al descubrirlo. Tenía siete años antes de tener que inscribirme en la Academia de Magia, donde se llevarían a cabo los eventos del juego. Pasé ese tiempo preparando contramedidas para todas las formas en que podría suceder mi perdición, y mis esfuerzos fueron recompensados. Evité con éxito todos los malos fines catastróficos que el juego tenía guardados para mí, y finalmente me gané la paz. O eso pensé…

Me hice amiga de la protagonista del juego, María, y después de graduarnos, comenzamos a trabajar juntas en el Ministerio de Magia, una de las organizaciones más importantes del reino. Pero una vez allí, descubrí que el Ministerio era en realidad el escenario de Amante Afortunado II, ¡la secuela del juego!

Y, de acuerdo con la historia, Katarina Claes, después de ser exiliada durante los eventos del primer juego, regresaría al reino para hacer más payasadas malvadas que resultarían en su perdición (otra vez).

Después de todo ese esfuerzo por escapar de la perdición, ¡aquí había una nueva tanda de malos finales! ¡Necesitaba hacer algo! Pero, por desgracia, nunca había jugado la secuela en mi vida anterior. Todas las pistas que tenía al respecto provenían de una nota misteriosa que encontré y de algunos sueños que a veces tengo, donde una amiga de mi vida pasada lo juega. Armada con nada más que eso, actualmente estoy buscando formas de evitar mi inminente perdición.

Tal vez debido a que la influencia del juego me obligaba a seguir su guión, tuve la casualidad de tener en mis manos magia oscura, un tipo de magia malvada y prohibida cuya existencia misma se mantiene en secreto. Específicamente, encontré un familiar oscuro y algo conocido como el Pacto Oscuro. Entre pensar en los malos fines y mi trabajo en el Ministerio, estaba muy ocupada.

En este momento me dirigía hacia Puerto Océano, el puerto en el sur de Sorcié el cual se usa comerciar con Ethenell, y esto también es parte de mi trabajo.

Una joven noble con habilidades mágicas desapareció no hace mucho.

Mientras el Ministerio la buscaba, descubrí (accidentalmente) que había sido secuestrada y que iba a ser vendida.

También descubrimos que, con toda probabilidad, un usuario de magia oscura en Sorcié está involucrado en el secuestro.

Lahna, la jefa de mi departamento en el Ministerio, eligió a tres personas para acompañarla en esta misión en función de su capacidad para luchar contra la Magia Oscura: mi colega Sora y yo, ya que usamos ese mismo tipo de magia, y María, quien controla la magia de luz. Los cuatro estamos ahora cerca de Puerto Oceano, la ciudad donde probablemente se esta llevando a cabo la venta.

Ya habían pasado unos días desde que secuestraron a la joven y por eso no teníamos tiempo que perder. Tan pronto como terminó la Asamblea Internacional, tuvimos que apresurarnos aquí para completar nuestra nueva misión.

Sin embargo, a pesar de la apretada agenda, mis amigos habían encontrado tiempo para venir a despedirme.

—Katarina, recuerda mantenerte alejada de las cosas que no te conciernen. Mantente alejada del peligro —dijo Jared, frunciendo el ceño.

—Hermana, no sigas a los extraños, incluso si prometen darte bocadillos —dijo Keith, con una expresión similar.

—Ya soy adulta, ¿sabes? Tengo dieciocho años —respondí, un poco ofendida por ser tratada como una niña, pero luego mi amiga Mary se unió, mirándome profundamente a los ojos.

—¡Eso es lo que lo hace aún más peligroso! Toma estos, podrían ser útiles. Esto dejará ciego temporalmente a cualquier agresor, y esto paralizará…

—¿Qué? ¿Dónde encontraste esas cosas? De todos modos, déjalo. Darle a alguien tan torpe esas cosas hará todo aún más peligroso —dijo Alan, deteniendo a Mary mientras sacaba una serie de botellitas de su bolso.

Para ser honesta, estoy de acuerdo con él. Al escuchar la forma en que habló sobre su contenido hizo que me diera miedo al pensar en lo que sucedería si accidentalmente rompía uno de ellos.

—Lady Katarina, por si te aburres durante el viaje… —dijo Sophia con una sonrisa mientras me entregaba una serie de libros que probablemente eran novelas románticas. Aprecié el pensamiento, pero eran demasiadas para que yo pudiera terminar de leer.

—Sophia, Katarina no va a jugar allí. Ella estará trabajando y no tendrá tiempo para leer esas cosas. Tráelos de vuelta a casa —dijo su hermano Nicol.

De hecho, quería pedir prestado un par…

No me atreví a contradecir a alguien tan estricto y serio en el trabajo como Nicol, así que me di por vencida.

Finalmente salí de la capital con algunos bocadillos para comer en el camino y muchas advertencias para no hacer nada peligroso y tener mucho cuidado.

—Nos vamos a ir pronto —anunció Sora a través de la ventana del carruaje.

—Por favor, cuida de Katarina —Jared comentó con una sonrisa oscura—, y asegúrate de que no suceda nada extraño.

Sora se sorprendió un poco, pero asintió en silencio.

♦ ♦ ♦

Todo el mundo me despidió como si me fuera a un país lejano, pero ni siquiera saldría de Sorcié…

Ahora estaba emocionada por el paisaje del sur que me rodeaba. La vegetación era diferente, con palmeras y flores deliciosas que nunca había visto antes, y la gente también era diferente. Eran bronceados, a diferencia de la gente pálida que vivía en la capital.

Era como una de las islas del sur de Japón de mi vida anterior… o al menos supuse que lo era, ya que nunca visité.

—Ya casi llegamos —dijo Lahna mientras yo todavía estaba ocupada contemplando con entusiasmo el paisaje que me rodeaba—. Todos conocen sus identidades, ¿verdad? —preguntó.

—Sí —respondimos los tres.

Ella estaba hablando de las identidades falsas que se suponía que debíamos asumir durante la misión.

A diferencia del momento en que esa aldea le había pedido al Ministerio que los ayudara con su infestación de mapaches, esta era una operación encubierta, al igual que la misión de Sora y María en el Castillo durante la Asamblea.

Si la gente se enterara de nuestra misión o del hecho de que trabajamos para el Ministerio, probablemente desconfiarían de nosotros y buscar información se volvería mucho más difícil.

Por lo tanto, mientras estaba aquí, ya no era una empleada del Ministerio ni la hija de un duque. Se suponía que solo era una chica normal.

Había un restaurante en el área que tenía conexiones secretas con el Ministerio de magia. Íbamos a pretender ser parientes de los dueños que habían venido del campo para ayudar con el trabajo, y usaremos esa historia para fisgonear sin levantar sospechas.

Sin embargo, cuando Lahna preparó nuestras historias, la mía resultó un poco diferente. Los altos mandos del Ministerio insistieron en que, como hija de un duque, no se me podía pedir que hiciera el humilde trabajo de un plebeyo, por lo que podía fingir ser un turista de rango ligeramente superior, simplemente haciendo un viaje de placer mientras mis amigos trabajaban. Me negué y pedí ayudar a Sora y Maria.

Estaba haciendo mi parte justa de trabajo manual en el Ministerio y, en mi vida anterior, trabajé a tiempo parcial en un restaurante para financiar mis pasatiempos otaku, así que estaba segura de que no tendría ningún problema.

Sin embargo, lo primero y más importante es que no podía soportar no hacer nada mientras mis colegas trabajaban y recopilaban información.

Al final, se decidió que María y yo trabajaríamos en el restaurante mientras Sora ayudaría a cargar los barcos durante el día y actuaría como una especie de guardia de seguridad durante la noche.

Lahna, quien era una maestra del disfraz, cambiaría su apariencia para investigar aquí y allá, pero no nos dijo ninguno de los detalles.

—Aquí estamos —dijo Lahna, y bajamos del carruaje.

Una ligera brisa venía hacia nosotros.

—¡Huele salado! —dije, feliz de experimentar ese olor por primera vez en esta vida.

—Eso es porque estamos muy cerca del mar —explicó Lahna.

— ¡¿El mar?! —dije, llena de alegría.

—Lady Katarina, ¿nunca has estado en el mar?

—No, nunca.

En mi vida anterior, iba a la playa a nadar todos los veranos, pero desde que renací como Katarina Claes, nunca había visto el océano. La palabra en sí fue suficiente para emocionarme.

—Si ese es el caso, deberías ir y echarle un vistazo si encuentras algo de tiempo libre —dijo amablemente Lahna. Definitivamente quería hacer eso.

—Yo tampoco lo he visto nunca, así que, si vas, me gustaría ir contigo —dijo María, así que prometimos ir juntas.

Tenía muchas ganas de descubrir cómo era el mar en este mundo.

Al salir del carruaje, caminamos por una calle que olía a sal y estaba llena de gente, hasta que finalmente llegamos a un edificio con un techo rojo y un simple letrero que decía “Restaurante del Puerto”.

Si bien no parecía particularmente antiguo, obviamente tampoco era muy nuevo.

Un letrero en la puerta mostraba que aún no estaba abierto, pero Lahna entró sin preocuparse, haciendo sonar el timbre del comercio.

En el interior encontramos algunas decenas de mesas, cada una con dos o tres asientos, y, justo a la derecha de la entrada, lo que parecía un mostrador.

Al igual que el edificio en sí, su contenido no era antiguo ni nuevo, pero todo el lugar estaba muy limpio.

—¡Estamos aquí! —dijo Lahna tan pronto como entró, dirigiéndose a alguien dentro.

—Oh, ¿ya? —respondió alguien desde detrás del mostrador. Era una mujer que probablemente tendría poco más de veinte años. Estaba agachada haciendo algo cuando entramos, y se paró en cuanto la escuchó—. Ha pasado mucho tiempo, Lahna. No he tenido mucho tiempo desde que me contactaste, así que aún no he terminado con los preparativos. Lo siento.

La mujer, cuyas palabras indicaban que obviamente conocía a Lahna, tenía ojos marrones y cabello del mismo color, lo suficientemente largo como para llegar a su cintura y atado en una cola de caballo desordenada.

No era extraordinariamente hermosa ni nada, pero tenía algo atractivo en ella.

—No te preocupes, es mi culpa por haberte llamado de repente. Empezaremos con los preparativos desde aquí —dijo Lahna antes de presentarnos a la mujer—. De derecha a izquierda, estos son Katarina Claes, Maria Campbell y Sora Smith.

Presentar a personas con nada más que sus nombres, sin títulos, era extraño, pero esta mujer debe haber estado acostumbrada a lo rara que solía ser Lahna, ya que no se inmutó.

—Ya veo —dijo—. Ya leí sobre todos ustedes en los archivos que me enviaron. Sin embargo, mientras estén aquí, todos usaremos nuestros nombres de pila. Soy Regina, por cierto. Sé que esto es muy repentino, pero el tiempo es esencial, así que los llevaré a sus habitaciones.

La seguimos hasta un pasillo frente a la entrada. Estaba más oscuro que el pasillo, pero igual de limpio.

Regina abrió una de varias puertas.

—Esta habitación contigua y la que está al final del pasillo son de los empleados. Todos tienen el mismo aspecto y, dado que no se han usado en un tiempo, podrían estar un poco polvorientas.

Nos mostró un cuarto sencillo con una cama, un armario, un escritorio y una silla. Solo tenía lo esencial, pero la luz del sol que entraba por la ventana lo hacía parecer un lugar agradable y cómodo para quedarse.

—Lady Katarina, Maria, Sora. Limpien estas habitaciones y luego instalense en ellas, una para cada uno —ordenó Lahna después de revisar el interior.

—¿Y usted, señorita Lahna? —pregunté, queriendo saber dónde se iba a quedar si usábamos las tres habitaciones.

—No se preocupen, no me quedaré en este edificio. Y no me llames señorita mientras estemos aquí.

—S-Sí…

Iba a investigar disfrazada, así que no se iba a quedar con nosotros.

—Regina, no podré pasar por aquí tan a menudo, así que por favor ocúpate de estos tres.

—Incluso después de subir de rango, sigues siendo tan liberal como siempre —dijo Regina, llevándose una mano a la mejilla y suspirando. Ella miró hacia el resto de nosotros—. No puede ser fácil trabajar con ella como su jefa, ¿eh? De todos modos, mientras permanezcan aquí, los cuidaré a todos, así que díganme si pasa algo —agregó, mostrándonos una sonrisa voluptuosa. Asentí con la cabeza, pero me encontré sonrojándome.

Lahna, sin embargo, había enarcado una ceja.

—Quiero que te ocupes de ellos, pero no les enseñes nada extraño, ¿de acuerdo? —dijo.

—¡¿Qué quieres decir con extraño?! —respondió Regina, haciendo pucheros.

—Me refiero a cosas como seducir hombres, que sé que es uno de tus puntos fuertes. Estas dos chicas, en particular, son jóvenes e ingenuas, así que trata de no molestarlas demasiado.

—¡Nunca lo haría! Y no intento seducir hombres. Simplemente vienen a mí por su propia voluntad.

—No creas que me olvidaré cuántos hombres tenías a tu alrededor y cuántos problemas causó eso en tu último lugar de trabajo.

—Si estamos hablando de eso, ¿no deberíamos mencionar también la cantidad de problemas que me causaste al no pensar en nada más que en tu investigación mágica, sin siquiera detenerte a considerar las consecuencias de lo que estabas haciendo?

Por los rápidos comentarios que estaban intercambiando, se podía ver que eran cercanas.

—Disculpen, ¿cómo se conocieron? —pregunté finalmente, incapaz de contener mi curiosidad.

—Trabajamos juntas en el Ministerio —respondieron ambas perfectamente al unísono.

—Regina es un poco mayor que yo, pero empezamos a trabajar al mismo tiempo y nos asignaron al mismo departamento —explicó Lahna.

—¿Así que solía trabajar en el Ministerio?

Sabía que nuestra organización tenía alguna conexión con este restaurante, pero no sabíamos que un empleado del Ministerio estaba trabajando aquí, y descubrir esto nos sorprendió a los tres.

Al ver nuestra reacción, Regina se llevó la mano a la mejilla y suspiró una vez más.

—¿Por qué siempre tan desganada, Lahna? ¿Ni siquiera les has explicado los detalles a tus subordinados? ¡Sé más diligente! —dijo, y luego nos miró—. La mayoría de los empleados del Ministerio son abiertos sobre su trabajo, pero hay algunos, como yo, que ocultan su puesto y fingen ser ciudadanos comunes. Hacemos eso para recopilar información e informarla a los superiores, o incluso resolver pequeños problemas por nuestra cuenta. En otras palabras, hacemos todo esto de forma encubierta.

Sabía que Lahna había estado en algunas misiones encubiertas, y que María y Sora habían hecho lo mismo recientemente en el Castillo, ¡pero no sabía que había gente que siempre estaba encubierta!

—Regina se ve… así, pero en realidad es fuerte tanto física como mágicamente. Pueden confiar en ella —dijo Lahna.

—¿Qué quieres decir con eso? Realmente no quiero escuchar de la chica más problemática del Ministerio… —respondió Regina, haciendo pucheros de nuevo.

—¿Chica problemática? Esa serías tú.

—De ninguna manera. Tú lo eres.

Lo más probable es que ambas fueran chicas problemáticas.

En cualquier caso, el Ministerio ocultaba más secretos de los que pensaba.

Solía ​​pensar que los empleados del Ministerio eran como funcionarios del gobierno en Japón, pero ahora parecían más una agencia de inteligencia. Realmente no entendía el alcance de esta organización, a pesar de ser un empleado. Había tanto que no sabía.

Ahora que llegamos a Puerto Océano, pasamos de responder a una chica problemática del Ministerio a otra.

No sabía si debía estar contenta por eso.

6 respuestas a “Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (1)”

  1. Que emociónnn me imagino lo que está por venir, jjaja me cae bien Regina, se ve que su tiempo en el ministerio con Lahna fue caótico XD
    El chico secuestrador del principio… no debería… pero por alguna razón simpatizo con él 😅🤦🏼‍♀️ (Katarina lo domará? Xd)
    Muchas gracias por el capítulo!

  2. Muchas gracias por el capítulo, me con ganas de leer más. Katarina siempre me hace sonreír por sus ocurrencias. Me pregunto que pasará en el siguiente capítulo

  3. Gracias por traernos el nuevo volúmen, ¿Creen que en este volúmen nuestra Bakarina avance como personaje y ya no se tan densa?
    Que emocionante es este mueva aventura.

  4. Muchas gracias!! Nuevo volumen *u* que felicidad.
    Siempre pense que Sorcie era un equivalente a Italia,y si ahora me dicen que el sur se parece a un clima tropical, me parece aún mas así, en este caso un clima mediterraneo cuyo vecino de ultramar seria el continente africano.Genial.

    Katarina disfrazada de mesera plebeya encajara perfectamente, y no me cabe ni la mas minima duda que el pov de comienzo de capitulo caera por ella xD Si es que el tipo no estaba entrando direcramente a dicho restaurante a que Katarina le venda comida xD seguro que si

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