La hija de la Casa Albert – Capítulo 11

Traducido por Nina

Editado por Chizuro

Corregido por Maru


Como era de esperar, Mary y Patrick acabaron comprometidos.

Las noticias se esparcieron como la pólvora durante el fin de semana. El día después, fácilmente surgía como el tema más candente en la Escuela Karelia tras las vacaciones.

Gracias a ello, Mary fue recibida por una envidia infernal, y en la hora del almuerzo empezó a sentir resentimiento contra su padre como si fuera el origen de todos los males. Por otro lado, quería felicitar a la Mary del juego, quien podía presumir de su compromiso aún en este tipo de situación.

De hecho, su dilema era bastante severo.

Desde la mañana fue atacada con incesantes consultas.

Dada la supremacía de ambas casas era natural felicitarlos, y ella entendía cómo la gente se sumergía en un ambiente festivo por la unión.

Aunque comprendiera el motivo, había un límite para su paciencia.

En particular, teniendo en cuenta esas extrañas miradas en las hijas de los nobles.  Para estar rodeada de sus iguales, esta situación era extremadamente agobiante para ella.

De alguna manera se las arregló para sobrellevar las cosas hasta después de la escuela.

Ya perdí la cuenta de tantas personas…  

No podía permitirse un error mientras la felicitaban frente a tantas miradas. Entre tantas conversaciones, alguien le dijo que Patrick deseaba encontrarse con ella.

—¿Patrick me ha llamado?

—Sí, insiste en que necesita hablar contigo.

—Ya veo, gracias por informarme.

—No, felicidades por su compromiso.

Inclinando su cabeza, la estudiante se marchó.

Viendo su espalda, Mary suspiró y se levantó de entre la multitud de personas para que se dispersaran.

Como las clases habían terminado, solo unos pocos estudiantes permanecían presentes. Aun así, mientras Mary caminaba por el pasillo, palabras de felicitación se escuchaban aquí y allá provenientes de los transeúntes.

Por supuesto, Addie permanecía a su lado. En verdad, un vasallo debía caminar detrás de su amo pero una vez, cuando Mary se quejó, él le dijo:

—Prueba alguna vez a girar tu cabeza a cada momento para hablar con alguien más alto que tú. Sufrirás dolor de cuello.

Y así, se volvió una costumbre para él caminar a su lado.

—Bueno entonces, ¿cómo será que finalizarán las cosas? —comentó Mary alegre.

Confundido por sus palabras, Addie observó su rostro.

—Finalizar las cosas, ¿está refiriéndose quizás a ese asunto?

—Considerando la ocasión, así lo supuse. He visto a la Mary del juego ser brutalmente rechazada. Bueno, bueno, ¿me pregunto cuál será el caso conmigo?

Mary soltó una risilla y adoptó un semblante estoico. Asombrado, Addie suspiró.

El Patrick de “Escuela de Amor” detestaba a la señorita Mary desde lo más profundo de su corazón.

Una dominante y egoísta chica que no dudaba en hacer un berrinche cuando sus deseos no eran cumplidos, y extremadamente rápida en mencionar el nombre de sus padres para amenazar a su némesis. Hacía que los esfuerzos de Patrick, que también era orgulloso, merecieran una ronda de aplausos al soportar a alguien como Mary, también llamada la “dama abominable”.

Puesto que las dos Casas estaban de acuerdo, soportó todo y se quedó con Mary, aunque tras ese compromiso forzado finalmente reaccionó.

A pesar de haberse comportado por el bien de sus padres, cuando se encontró con Alice, descubrió a su verdadera persona preciada y el lugar donde debía estar.

Era quizás el resultado de toda la irritación acumulada durante todo este tiempo. La actitud de Patrick frente al anuncio de su compromiso fue feroz; muchos jugadores se quedaron pasmados cuando Mary ofendió a la heroína.

Debido a que el juego no lo representaba explícitamente, su imaginación podía empezar a funcionar y pensamientos como: “En serio, ¿qué ocurrió para que se pusiera tan pálida?”,  continuaron por un tiempo.

—¡Es todo tu culpa! ¡Incluso aunque no eres más que una plebeya! —repitiendo esas frases, Mary abusó de la heroína, quien ignoraba todo el asunto.

Patrick, que las había seguido, le devolvió las palabras hirientes y la mirada que le dedicó era tan fría como el hielo.

Su rechazo hacia la villana fue así de cruel.

Y ahora, Mary se estaba dirigiendo a recibir tal tratamiento.

—Sin embargo, ser rechazada por un hombre que ni siquiera te gusta es una historia bastante divertida.

—Señorita… parece como si esto no le afectase en nada.

—Bueno, la verdad es que conozco las crueldades que me dirá así que…

Conociendo que será rechazada, una sonrisa distante apareció en su rostro. Addie frunció ligeramente el ceño… y detuvo sus pasos.

Siguiéndolo, Mary se detuvo también y lo miró.

—¿Qué es lo que ocurre?

—Quizás, Alice renunciará por su propia voluntad —murmuró y Mary inclinó su cabeza.

Asumió que con “renunciar” se refería a que se rendiría con Patrick.

Sin embargo, no podía pensar en ninguna razón para ello. Creyendo que era ridículo Mary sacudió la cabeza.

Cualquiera podía decir que esos dos se amaban el uno al otro. Además, la persona que debía desaprobar su relación no tenía ninguna intención de hacerlo.

—No hay manera. En el juego, incluso cuando no son aceptados conservaron su relación, ¿sabes? Alice no tiene intención de rendirse.

—Esos dos provienen de distintos estatus sociales, ¿no es cierto?

—Sin embargo a Patrick no le importa, ¿no?

El Patrick que conocía no se rendiría, sin importar qué opuestos fueran sus estatus o incluso cuántos obstáculos se encontraran en su camino, siempre que se tratara de Alice.

A primera vista podía lucir calmado, pero en el fondo era más apasionado que nadie. Una vez que quisiera algo, haría cualquier cosa y se esforzaría para conseguirlo. Era ese tipo de hombre.

Sus diferentes educaciones no representaba ningún problema. Si era necesario, lo resolvería todo. Patrick tenía la capacidad y las habilidades para ello.

Recibiendo estas aclaraciones, el semblante de Addie era de alguna manera deprimente .

—Sin embargo… —susurró—. Aún pienso que Alice se resignará por su propia voluntad.

—No por nadie más, ¿pero por el bien de Patrick, dices? Entonces no debería haber ningún problema.

—¡Aun así! —Ante el aumento repentino de su voz, la dama se quedó boquiabierta del asombro—. Aun así pienso que al final se resignará. A pesar de que le gusta, que lo ama desde lo más profundo de su alma, ella no podría aceptar el hecho de que su amor se tambalee por culpa de la posición social. Si es así, ¿no sería más sencillo dejarle vía libre para que alguien del mismo reino, fortuna y Casa esté con él, y desearle que tenga una vida feliz…?

Y entonces, después de que Addie terminara de quejarse su figura se encogió. Su última frase… Esas palabras aparentemente eran como un soliloquio que pronunció sin necesidad.

—Addie, ¿qué ocurre…?

—No, esto… Es mi amigo… Sí, mi amigo se ha enamorado de alguien de estatus distinto, así que…

Addie aclaró las cosas aturdido. Tras eso Mary lo miró inquisitivamente.

No era propio de él, que trataba a su ama de forma grosera (hasta el punto de ser molesto). Queriendo escapar de su escrutinio, Addie volvió a hablar:

—Iré a comprar una bebida —pronunció y se fue en dirección contraria.

Mary fue dejada atrás y observó su espalda alejarse, congelada. Finalmente suprimiendo sus martilleantes latidos y se calmó.

—E-Estoy sorprendida… —dijo.

Con toda su fuerza.

Maru
Qué clara declaración de intenciones por parte de Addie… Qué lindo.

7 respuestas a “La hija de la Casa Albert – Capítulo 11”

  1. Ese Addie tan divino 😍😍 y bueno ya que a ella le latió el corazón por lo que dijo (cosa que no pasó con Patrick) lo tomaré como que le gusta🥰

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