La hija de la Casa Albert – Capítulo 29

Traducido por BeeMiracle

Editado por Ayanami


— ¡Vamos, Lady Mary! ¡Solo olvídate de Lord Patrick y podremos comer algo, los tres!

Las mejillas de Alicia se hincharon y Mary, casi instintivamente, presionó su mano contra su frente.

Debería mencionarse, en este punto, que ella había hecho todo lo posible para mantener a Alicia a raya con gritos de ‘¡No vengas aquí!’

Huelga decir que el esfuerzo fue infructuoso.

Era obvio, para cualquiera, que Alicia pensó poco en quedarse atrás. Contempló el círculo de espectadores que sólo crecían en número y les enseñaba la punta de la lengua, como si fuera una niña petulante.

Enfrentada al comportamiento juvenil que se desvió de la imagen que un estudiante de Caleria Academy tenía que defender, Mary solo podía reprenderla, diciendo algo con el siguiente significado: “¡Ya es suficiente! ¡Eso es poco femenino!”

— ¿Por qué dejarías a Patrick como un hombre extraño? ¿Por qué supusiste que los cuatro saldríamos a comer? Iré a comer a casa, para que sepas.

—Vamos, ¿cuál es el problema? Conozco una tienda que vende las croquetas más increíbles. Vamos.

—… ¡Oh! Eso estuvo cerca. ¡Casi caigo en la tentación!

—Usted, Milady, es demasiado fácil de influenciar.

La mera mención de croquetas fue suficiente para que Mary se olvidara de su propósito, aunque solo fuera por un momento y, todo lo que Addy pudo hacer ante el espectáculo, fue lanzar un largo suspiro. Regresando, una vez más, volvió su atención a Alicia y, gentilmente, puso su mano sobre su hombro.

—Eso, simplemente, no servirá, Alicia. Tú y lord Patrick necesitan hablar de esto, cara a cara.

—Addy…

—Entiendo completamente, por qué no quieres involucrarte. Pero eso es algo que tienes que dejar en claro, en tus propios términos.

—Tú…tienes razón. Pero no sé cómo siquiera me acercaría a él…

El suave contrapunto de Addy encontró el efecto deseado y Alicia, después de haber cambiado de opinión sobre el asunto, miró al grupo, con cejas caídas. A pesar de todo su malhumor y sus rápidas afirmaciones de olvidar el problema y seguir adelante, no se podía negar que, en lo más profundo de su corazón, quería estar junto a Patrick.

Mientras la noble dama y la niña común que habían venido a comprar, por pura casualidad, continuaban conversando acerca de uno de los miembros del consejo estudiantil de la Academia Carelia, las masas sólo habían crecido. Se necesitaría un coraje considerable para romper sus líneas.

Alguien como Alicia, teniendo en cuenta el cómo y el porqué de su personalidad, probablemente…carecía de la capacidad para abrirse paso a través de ellos, incluso si quería estar con Patrick.

Bien familiarizada con sus costumbres, Mary le dijo que podría renunciar a su destino y cenar sola o algo por el estilo. Addy, en marcado contraste con ella, le dijo que él le echaría una mano, la miró a la cara y asintió.

—Alicia, sólo quiero que seas feliz.

— ¿Quieres que sea feliz, Addy?

—Eso es correcto. Quiero que descubras lo que tu estado social está haciendo para detenerte. Quiero verte haciendo exactamente eso. Es por eso que estoy más que feliz de acompañarte a donde encontrarás a Lord Patrick. ¡Y Milady aquí, es la clave…!

En el mismo instante, en que una pizca de seriedad se apoderó del ambiente, Addy tuvo que ir y arruinarlo al hablar triunfalmente, dando alabanzas de su Señora. Esto era algo a lo que Mary, naturalmente, puso fin de inmediato.

Pero, aun así, en lo que a Mary se refería, su súbito estallido, le provocó el descuido. Su llamado de ‘¡No mientas!’ Llegó un poco tarde y, antes de que ella lo supiera, Addy estaba parado detrás de ella, cajas en mano.

No se detuvo allí. Addy, todavía de pie detrás de ella, dió un paso adelante. A Mary la tomó por sorpresa, descubrió que no tenía otra opción que moverse al frente. En el momento entendió que incluso el más mínimo impacto con Addy haría que las cajas que sostenía se dispersaran.

También, era del conocimiento que las cajas al caer, revelarían sus contenidos o la falta de los mismos; de modo que todo el mundo sabría que no había comprado nada más que una simple caja vacía.

— ¡Oye! ¡No puedes, simplemente, decir lo que quieras!

—Claro, por supuesto, por supuesto. Entonces ¿Por qué no nos ponemos a caminar?

— ¡Deja de jugar! Hey- Espera- No empujes… ¡Esas cosas podrían caerse si me tropiezo con ellas!

—Cierto…es posible que te tropieces con ellas y caigan…así que ve ahora, no te entretengas.

—Tienes… ¡Mucho valor si crees que esto me está guiando! ¿¡De qué lado estás?!

— ¡Solo piensa en mí como un oficial militar, animando a Alicia, usando mi lealtad como base!

— ¡¿Sabes lo que dices?! ¡Eso se llama ser un traidor!

Acompañada por Addy o, para ser sincera, por las cajas, Mary se fue acercando gradualmente al grupo, al tiempo que hacía un gran escándalo. No pasó mucho tiempo antes de que la gente que estaba parada en los anillos externos de su congregación se diera cuenta de ella y dejaran salir un pequeño “ah” de reconocimiento, una acción que pronto se extendió a los demás en el grupo como un contagio.

Todos y cada uno de ellos, miraban con los ojos muy abiertos, su aparición había sido demasiado inesperada para cualquiera. La apariencia de…sí, eso es correcto, nada menos que Mary Albert, antigua prometida de Patrick.

La confusión, dirigida a su presencia, era completamente factible. Era, por un lado, casi impensable que la joven de la casa Albert fuera vista en una ciudad con un populacho tan común y no comprara nada. Y, era aún más inconcebible que ella mostrara, voluntariamente, su rostro al círculo que rodeaba a su ex prometido

.

Por lo que era natural que ella llamara la atención.

La situación hizo que fuera aún más evidente que, ninguno podía empujar a Mary a un lado para hablar con Patrick. También había un evento reciente con los miembros del consejo estudiantil a considerar y, era una apuesta segura decir que la mayoría de las mujeres tenía cierto sentido de inferioridad en comparación con Mary, o más precisamente, con la joven Albert.

Pero ninguno se dispersó. En lugar de eso, se alejaron e hicieron un pequeño espacio, lanzando miradas furtivas, mientras lo hacían. Mary, sintiéndose un tanto escandalizada por esto, soltó un suspiro. Se aseguró de mirar hacia Addy y decir las palabras, ‘¡No voy a olvidar esto!’ antes de volverse hacia Patrick, quien todavía estaba parado en el centro del círculo.

—Es un día agradable para todos. Verá, Lord Patrick, estaba de compras por mi cuenta, pido disculpas pero, si estuviera dispuesto a invitarme a unirme a usted, me complacería hacer precisamente eso.

Con todo el énfasis que Mary le había dado a esa parte, traicionó su sentir pero, lo que ella había dejado de decir, debería haberse entendido, sin necesidad de dar una explicación directa.

Mary ni siquiera tuvo que terminar su frase antes de que Patrick adoptara una expresión algo preocupada y, aunque la enfrentó por miedo a parecer grosero, sus ojos bailaron alrededor de su entorno como si estuviera buscando algo.

Era casi seguro que estaba buscando alguna señal de Alicia, quien estaba oculta a la vista. Cuando finalmente la encontró parada detrás de Mary y Addy, un leve toque de alivio llenó su rostro.

—Alicia, lo siento mucho.

Tras encontrar a su querida novia, Patrick ofreció sus disculpas a medida que se acercaba cada vez más.

Mary se movió como si quisiera dar a Alicia el escenario, lanzando una alegre broma acerca de lo grosero que era al ignorarla, cuando ella fue quien le habló en primer lugar. Addy, inmediatamente, hizo lo mismo, dejando que las miradas de asombro fueran dirigidas a la pareja, mientras se miraban el uno al otro.

La vergüenza evidente en el rostro de Alicia, provenía del simple e incómodo hecho de que todas las miradas habían seguido su camino. Era demasiado diferente de Patrick, cuya posición como representante estudiantil lo había llevado a ser el centro de atención, siendo el siguiente hombre en la fila para dirigir la fiesta de la familia. Había estado en público tantas veces y Alicia era una chica de una posición común, sintió como si las miradas penetraran a través de ella.

[Traducido por Reino de Kovel]

Si no fuera por la confianza que Alicia tenía en sí misma, y por el crecimiento que había experimentado hasta que hubiera alcanzado la armonía perfecta con su amante, un lugar como este, habría empujado sus propios sentimientos hacia atrás, bajando por su garganta.

Era una especie de giro irónico para un juego, como si solo hubiera una única opción de diálogo que flotara en una pantalla, acentuando su importancia. Solo había una única opción a elegir. Una elección que apenas se podía tomar en primer lugar.

Mary miró el camino de Alicia con una sonrisa felina, preguntándose cómo resultaría esto.

Ella mantenía la cabeza baja y los ojos en el suelo, en un débil intento de escapar de las miradas, solo podía reunir la fuerza ocasional para llamar débilmente a Patrick por su nombre. La forma en que lo miraba ese momento, hacía imposible discernir cuánto deseaba conservar a su novio.

—Lord Patrick…yo, ya ves, yo…

— ¿Alicia?

—Yo…creo que, ya que hay tanta gente aquí…es mejor si…si todos vamos a comer juntos…

Cuando Alicia terminó de decir lentamente sus palabras y, cuando esas palabras fueron una invitación para que todos comieran juntos, Mary frunció un poco el ceño.

Ella había evitado el tema. Sintiendo el pensamiento en su mente, se volvió a su lado y observó como Addy, verbalmente, expresaba su propia incredulidad, sus ojos nunca dejaron a la pareja. Él, parecía tan conmocionado como ella.

Con las manos sueltas y sin deseos de quedarse parados mirando boquiabiertos, ella agarró su manga.

—Es suficiente de esta farsa. Venga. Vámonos a casa.

—De acuerdo…ah, Milady.

Addy hizo todo lo posible por contener a Mary, antes de que pudiera escapar. Se giró, a punto de preguntar qué era lo que exigía su atención, antes de echar otro vistazo a Alicia y Patrick cuando ambos se enfrentaron. Hubo una diferencia de minutos, a saber, entre el carmesí que borró la cara de Alicia y la forma en que se aferró al dobladillo de su ropa.

—Yo…realmente creo que no hay…nada mejor que comer con todos a tu alrededor…también… sé que esto podría ser difícil…pero aun así…

Aunque se veía muy frágil, a punto de romper a llorar y, aunque estaba poco clara, casi todos se sintieron confundidos, Alicia hizo todo lo posible para transmitir su punto de vista. Entonces, como si borrase todo pensamiento de su mente, levantó la cabeza apresuradamente y devolvió, directamente, la mirada que Patrick le enviaba.

— ¡Quiero, aunque sea por un momento, tenerte a mí sola…!

Las palabras que dijo a través de la atención indivisa que le dio a Alicia, hicieron que todo el mundo guardara silencio. Incluso Mary, a pesar de su experiencia con este tipo de patrones, simplemente, se quedó boquiabierta.

Para cuando todos volvieron a la realidad, Alicia volvió a ponerse roja y dirigió su mirada al suelo. Patrick, por su parte, estaba tan feliz de escuchar a su novia, por una vez, actuando en su propio beneficio que no pudo contener su sonrisa.

La expresión, en la cara de Patrick, era tan poco familiar y tan peculiar como para que Mary gruñera por lo bajo. Él no se parecía al príncipe guapo y apuesto de entonces. Se parecía a cualquier otro hombre que estaba enamorado, irremediablemente, de su adorada novia.

—Me temo que les debo a todos una disculpa. He decidido que por el día de hoy, escoltaré a esta hermosa joven. Tanto nuestra conversación como nuestra comida compartida, tendrán que esperar para otro momento.

Esas fueron las palabras que Patrick vertió con desgano, al mismo tiempo que hacía todo lo posible por mantener una fachada de galantería. Alicia murmuró algo más, cuando notó que su cabeza parecía estar en las nubes, esto pasó desapercibido para él. Para colmo, Addy observó a los dos con tanto júbilo, que podría haberse estado mirando a sí mismo y haber soltado una carcajada, diciendo algo acerca de “así son los hombres”.

De una farsa a otra…fue en ese momento en el que Mary decidió que necesitaba otro pasatiempo, el círculo alrededor de Patrick y Alicia lentamente, comenzó a dispersarse.

—Lady Mary, yo…lo siento mucho.

—Perdón por esto, Mary, pero creo que esta noche, solo estaremos nosotros dos cenando.

Patrick y Alicia se acercaron, cada uno con sus propias palabras de disculpa, a lo que Addy asintió. Mary, por otro lado…

—De nuevo, ¿por qué todos, simplemente, asumen que seremos nosotros cuatro los que vamos a comer?

—… —solo podía formar otra queja, aunque sabía muy bien que nada saldría de eso. Alicia respondió a su conducta, con una pequeña carcajada, la tomó de la mano y deslizó un brazalete, que estaba incrustado en decoraciones, en su muñeca.

—… ¿Qué es esto?

Mary giró la cabeza a un lado en su confusión, bajando su muñeca y dejando que las esferas decorativas se adhirieran suavemente entre sí. Estaban teñidas de blanco, algunas eran de color beige y otras de plata. Casi le recordaban a cierta persona o dos.

—Heheh. Es un regalo mío para ti, Lady Mary.

— ¡¿U-Un regalo?! ¿Por qué tengo que aceptar regalos de una chica plebeya?!

— ¡Porque te queda bien!

¡Y bam! Había algo más que hacía juego con el ruido de la nueva pulsera de Mary, tambaleándose, como lo hizo. Dicho eso, los dos eran algo diferentes. La marca de Alicia era una combinación de azul índigo y plata. Mary lo reconoció y dejó escapar un pequeño suspiro que mostraba eso, sus ojos estaban muy abiertos y redondos.

—Te sienta tan bien, Lady Mary. Esto fue un poco vergonzoso, pero todavía me hace muy feliz.

Tímidamente, Alicia se colocó del lado de Patrick y los dos hicieron su retirada. El único entre los dos observadores que se vieron capaces de despedirlos con una simple y amistosa llamada de “¡Hasta mañana!” era Addy. Mientras tanto, Mary vio el adorno en su muñeca con algo parecido al asombro.

La cosa era pequeña. Diminuto, incluso, casi como si hubiera sido construido a bajo costo y destinado a un público objetivo más joven. Era tan bonito que solo podría haberse hecho para niñas, ofreció mucha variedad en sus colores. Había muchas combinaciones para hacer.

Los colores complementan los diversos objetivos capturados y es, sin duda, una muestra de los Doragaku o bienes oficiales.

—Extraño, no pensé que el color de Mary estuviera aquí…

¿Qué significaba eso? La pregunta permaneció en la mente de Mary. No tenía nada que ver con a quién debía representar el orbe decorativo de color rojizo junto al plateado.


[(Nota del autor original): ¿Marrón rojizo? No estaba muy seguro, así que lo cambié un poco. De color marrón rojizo a rojizo. Pensé que podría sentirse mal si llamara a cualquier producto “de color óxido”, pero pensé que sería más directo, así que escribí eso.]

♥ ❤ ♥

               

2 respuestas a “La hija de la Casa Albert – Capítulo 29”

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