La hija de la Casa Albert – Capítulo 35

Traducido por Maru

Editado por Ayanami


Después de llamar, la puerta se abrió lentamente y Mary, que había estado pensando en escapar, inesperadamente, fortaleció su expresión.

No había duda de que las personas en esa sala eran las que reinaban en la cima del país. Tenían la autoridad cuando el Rey y la Reina estaban ausentes.

Aunque Mary era hija de la Casa Albert, al no ser la heredera, su existencia era una a la que no podía oponerse.

Cuando pensó que esas personas estaban esperando dentro, un escalofrío recorrió su espalda y, aunque estaba confundida, aún intentaba encontrar una forma de escapar.

— ¡S…Señorita Mary!

Mary solo pudo ampliar sus ojos hacia Alice, quien corrió a abrazarla con lágrimas en los ojos.

—Señorita Mary, de repente, todo se volvió así. ¡No sé qué debo hacer…!

Mary, que veía cómo Alice la abrazaba mientras sollozaba, tampoco sabía qué hacer. Por lo general, la gente acariciaba su hombro mientras intentaba consolarla, pero ella no podía hacer algo tan amistoso, en esa situación, incluso Mary no podía mantener la calma.

Si se lo permitieran, en ese momento, se quitaría de encima a Alice y, junto con Addie, agacharían la cabeza y se irían corriendo de la habitación.

—Eh, por favor, cálmate…

—Señorita Mary, por favor, quédese a mi lado. ¡Estoy tan asustada! Mi tía todavía no ha venido, pero todos siguen hablando. No sé qué está pasando…

— ¿Y…yo quedarme aquí…?

De ninguna manera.

Mary miró alrededor de la sala del Parlamento. Las figuras autoritarias la miraban fijamente. Incluso la apariencia de su padre, con la que debería estar familiarizada, se sentía intimidante en este lugar. Ni mucho menos decir algo, no pudo mirarlo a los ojos. Ese no era su padre, era el jefe actual de la Casa Albert, superado solo por la Familia Real.

Además, no había suficientes asientos. Reconocidos eruditos e integrantes de casas importantes, estaban alineados a lo largo de las paredes y, aunque ella era Mary Albert, se sentía aplastada bajo esta atmósfera sofocante.

Se colocaron varias sillas para enfrentar a esas personas. Estaba más cerca de un interrogatorio que de una reunión. Mary tembló cuando se imaginó sentada ahí.

No bromees conmigo, es imposible, es como una rana frente a una serpiente…no, es más como poner renacuajos frente a la legendaria serpiente. Incluso unos pocos minutos serían insoportables.

En realidad, Patrick estaba sentado allí en una silla y se veía pálido. No había nada de su dignidad habitual pero, en esta situación, no podía evitarse.

En cambio, era admirable que pudiese seguir sobrio. Hablando de la frialdad y el peso del aire de la sala, si fueras un hombre normal, perderías ante la intimidación y te pondrías del lado del interrogador, incluso si tuviera que abandonar a Alice. Aunque Patrick pareció aliviar su expresión al ver a Mary y Addie. Ante esa expresión de alivio al tener amigos cerca, Mary objetó dentro de su corazón.

Basta, no bromees conmigo. No estoy en la posición de estar en un lugar así, no tengo ninguna relación con la Familia Real, ni siquiera soy la heredera de la Casa Albert. Por eso, ¡ya basta! ¡No me cojas de la manga! ¡No tengo la obligación de sentarme contigo!

—Alice…

—T…todos, dicen que soy la princesa…les digo que no lo soy…me acusan de robar el sello, eso…aunque eso no es cierto…

La apelación de Alice, que no queda clara, justificaba la confusión en el Parlamento. No importa cuánto los llames Consejo Supremo, no pueden investigar la identidad de la princesa que desapareció tan repentinamente. Y, además, era una chica del campo.

Por supuesto, no hace falta decir que cada ambición y deseo están involucrados. Sin importar la verdad o falsedad que haya, puede que existan quienes estén tratando de utilizar este punto de inflexión.

Es por eso que Mary estaba tratando de encontrar la forma de librarse de esto…pero se dio cuenta de que Alice se está aferrando a su vestido con dedos temblorosos.

Por supuesto, para alguien que se veía a sí misma como una plebeya, el inscribirse en la Academia Karelia, que está llena de nobles y acostumbrarse a la vida dentro de ella…y que ahora se encontraba en esta situación.

Estando rodeada de personas que están por encima de todo y con una expresión aterradora…una princesa o no, cualquier adolescente lloraría bajo esta presión. Incluso Mary lloraría si fuera ella la que estaba bajo el escrutinio.

Porque lo entendió, no podía alejar a Alice así como así. Mary Albert no era tan inhumana como para dejarla tirada así. No importa cuánto sarcasmo lanzase, porque ansiaba la caída de su casa pero, eran chicas de la misma edad. Aunque no era el tipo de chica que abrazaría a la otra en este tipo de lugar.

Además, Alice llevaba el brazalete, así cuando Mary quiso apartarse de ella, se detuvo al escuchar su tintineo.

Aunque solo eran adornos baratos, ¿por qué demonios parecía resonar con el que ella escondía en su bolsillo?

—No sé acerca de la princesa…este sello es mi amuleto protector…la tía y los maestros del orfanato nos enseñaron que robar está mal…por favor, créeme. —Alice miró a Mary, mientras temblaba. Esos ojos llorosos, si Mary pronunciara alguna palabra de duda, seguramente se romperían.

Mirando dentro de esos ojos, Mary ni siquiera pudo asentir. Ojos morados como el signo de la realeza en una cara que se parecía al de la Reina. Sosteniendo el sello real cuando fue secuestrada…todo era como en el juego. Si pensabas basándote en el recuerdo, no cabía duda de que Alice era la princesa.

Sin embargo, la prueba de Mary era solo un juego, y decir que esto era un juego que había jugado en su vida anterior no era plausible. Por encima de todo, no podía decir que estaba sucediendo como en el juego. La misma Mary era la diferencia más notable.

Quizás no sea como en el juego.

Con solo seguir la historia, el resultado podría ser que Alice no fuera la princesa…

Por ejemplo, una niña con una relación sanguínea con la Familia Real o una niña adoptada en la Familia Real porque les gustaba o cualquier otra razón…el resultado sería el mismo que en el juego. Alice sería una princesa pero su identidad podría ser diferente.

Una vez que la inquietud se agolpó en su interior, se volvió hacia Addie, que estaba a su lado con una expresión de asombro. También se preguntó qué hacer en esta situación, mientras mostraba una expresión tensa.

Teniendo en cuenta su posición, eso era obvio. En esta habitación, aparte de las criadas nerviosas a un lado, él mantenía la posición más baja de todos.

Qué hacer, ella no tenía ninguna confianza.

Para estar segura de que Alice era la princesa del juego, su ansiedad aumentó.

¿Fue bueno creer en la memoria del juego para llegar tan lejos? Por encima de todo, ella misma era una irregularidad en oposición al juego…

Pensando tanto, Mary tocó la pulsera escondida en su falda.

Era un artículo oficial de “Escuela de Amor”, pero nunca apareció en la historia principal. No como la “Mary Albert del juego”, sino como la Mary que recibió algo de Alice.

En primer lugar, a la misma Mary no le importaba el juego de Mary o Alice.

Sin importarle el rol de villana, Mary solo estaba interesada en su caída.

Ella no evitó borrar su compromiso con Patrick del juego, tampoco se mantuvo cerca de él como la Mary del juego, simplemente pensó que podrían comprometerse debido a su situación. No había ninguna razón para enojarse ni estar en el camino, incluso si él estaba interesado en otra mujer que no fuese ella.

Alice también. Incluso si era la heroína de “Escuela de Amor”, Mary no tenía ningún motivo para odiarla. Para Mary, no solo Patrick, los otros objetivos de captura no tenían nada que ver con ella.

La noble villana Mary Albert, no era Mary. Si no tenía la intención de cambiar, “¡No me convertiré en una hija malvada!” no era algo que pudiera decir intencionalmente.

Al estar interesada solo en su caída, no le interesaba el juego de su vida pasada. Por supuesto, su propia vida pasada tampoco. Estaba usando el recuerdo de esa vida, pero el personaje que le gustaba en el pasado, lo que esperaba cuando jugaba ese juego, eso no era importante.

Después de todo, era una mujer muerta y una hija villana dentro de una pantalla.

En el pasado, para la Mary del juego, no había motivos para preocuparse de ello.

Yo soy yo misma. La que recibió el brazalete fue ella. Por eso, Alice estaba delante de ella…

Con ese pensamiento, contra Alice que todavía estaba llorando, Mary la agarró por el hombro con fuerza.

— ¡Tonta, no llores! —Y la regañó como de costumbre.

…Sería fácil decir que la atmósfera se congeló en un segundo. Pero echar a correr ahora mancharía el nombre de Mary Albert, además de que no había forma de retirarse. Con esa determinación, Mary puso más fuerza en sus manos, agarradas a los hombros de Alice.

—No me importa si eres una princesa o no, ¡pero sigues siendo una tonta! Para llorar de esta manera, ¡no destruyas la dignidad de una sala como esta con tu olor de campo!

—S…Sí…

— ¡Patrick, tú también! ¿Por qué estás callado? La persona de la que te enamoraste no es la princesa, ¡sino esta chica tonta, ¿verdad?! Estabas preparado para tirar el nombre de tu familia por esta inútil que apesta a campo, ¿no es así?

—Mary…

— ¡Aunque fue anulado, como mi ex prometido, no muestres una figura tan antiestética!

Mary caminó por la sala del Parlamento, mientras los regañaba a ambos.

Después, sentada en un asiento vacío, volvió su mirada hacia las figuras importantes e inclinó su cabeza con gracia, una vez.

—Perdónenme por la escena antiestética. Por favor, continúen con la conversación.

Por supuesto, la reunión no se reanudó, pero una atmósfera extraña comenzó a vagar. Solo Patrick y Alice, que se sentaron a su lado, mostraron una expresión alegre y se saludaron con la cabeza, como si mostraran su resolución renovada.

Sin embargo, Mary en ese momento, tenía otras cosas en la cabeza.

Esto no es una caída, es un camino directo a la ejecución…

Su valentía hace un tiempo que se había ido y la había dejado pálida.

Para hablar de forma tan franca frente a todas esas personas importantes, si Alice estuviera determinada a ser princesa, sería un Lése-Majesté, porque si no, rompería la imagen del Parlamento. [1]

Sobre todo, en un lugar como este, el atreverse a decir palabras como “olor a campo” y similares…no importa su posición como hija de la Casa Albert, era algo imperdonable.

—Realmente…lo hice esta vez…

Mary, que habló con esas palabras impulsivas, Addie, que estaba pálido y rígido ante el comportamiento excéntrico de su maestra, pidió disculpas con una voz que resonó en toda la estancia, inclinó la cabeza y se sentó al lado de Mary.

Un mero asistente, cuya posición era la más baja dentro de toda la sala, aun si hubiera asientos para todos…ese acto era imperdonable. Mientras todos los eruditos estaban de pie, Addie tomó asiento. Por supuesto, como su maestra, Mary solo pudo abrir mucho los ojos.

— ¿Addie…? —Lo llamó con asombro — ¿Qué estás pensando…?

—Dije que la seguiré donde quiera que vaya.

—Nosotros, bueno, lo hiciste…

—Te seguiré hasta la horca.

Para Addie, que se reía torpemente, Mary solo pudo reírse, mientras estrechaba sus ojos en una derrota momentánea.

—Hombre necio.


[1]: La lesa majestad o Lèse-Majesté, es un castigo que se impone a las personas que cometen un delito contra el Estado, rey o emperador. Se considera una ofensa de orden público.

Maru
Parece que esto se vuelve interesante… ¿Qué pasará ahora? Ah, Addie, siempre tan fiel ^^

5 respuestas a “La hija de la Casa Albert – Capítulo 35”

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