La Princesa del Ataúd – Capítulo 2: La determinación de una hermana menor (2)

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


Parte 2
—…
Un hombre estaba parado frente al cadáver del Feyra.
Parecía que todo su cuerpo estaba cubierto de marrón y verde, pero esa podría haber sido la ropa que llevaba puesta. En cualquier caso, se mezcló con el paisaje que lo rodeaba. Su cabeza era completamente calva, se había cubierto con una especie de tinte por todas partes para camuflarse con el mismo color que el entorno. Cuando cierra los ojos, desde cierta distancia probablemente sería difícil reconocerlo como humano.
—Ohh…
Su rostro se contorsionó con fuerza.
Era difícil discernir su expresión debido a toda esa pintura, pero al siguiente momento lágrimas comenzaron a fluir por su rostro.
—Ooooooooh…
El hombre cayó de rodillas y se aferró al cadáver del Feyra con todo su ser. Sus restos estaban cortados desde la cabeza hasta la espalda como si hubieran sido cortados por un enorme cuchillo. Había derramado tanta sangre de su gran cuerpo oscuro que había sido absorbido por el suelo–este monstruo mágico que alguna vez tuvo el potencial de asustar a una nación entera, parecía ser de un tamaño más pequeño.
—Debe haber dolido… Debes haber sufrido tan… ooh… oooh… ¡pobre, pobre!
El hombre sollozó durante un rato sobre el cuerpo muerto del Feyra.
Era como si un miembro de su propia familia hubiera sido asesinada.
Entonces—
—Pero, es inconcebible.
El hombre murmuró en un tono compacto, como si cambiara completamente su personalidad.
—El unicornio estaba en este bosque y a la ofensiva, y aún así un mago fue capaz de vencerlo. No importa cómo lo mires, el unicornio tenía la ventaja en este terreno. Contra una joven maga, llevando su equipaje, nada menos, no debió convertirse una pelea.
El hombre soltó el cadáver del unicornio, se puso de pie y agitó su cabeza.
—Había esperado algunos contratiempos al asumir esta tarea, así que tomé prestados algunos ojos y oídos. ¿Pero podría haber pasado algo por alto…?
El hombre examinó el área, y al siguiente momento, una vez más cayó al suelo y deambuló a cuatro patas, como si se hubiera transformado en una bestia.
Cerrando los ojos y husmeando, rodeó el cadáver del Feyra un momento, y–
— ¿Había… alguien más además del objetivo?
Él murmuró.
Los ojos del hombre se enfocaron en las hojas pisoteadas y en las ramas rotas.
Eso era muy probablemente el límite de lo que los ojos humanos normales podían ver, pero–
—Huellas… aparte del objetivo… parecen ser las de un hombre adulto… Oho. Ohoho. Parece que tenemos a todo un maestro. Pero, ¿qué tipo de persona es? Pero espera, hasta ahora esa chica siempre ha estado sola. ¿Ella conoció a alguien aquí? Pero entonces…
El hombre ladeó la cabeza.
—Ya veo. Como pensaba, parece que actuar por mi cuenta fue una mala elección. Si el objetivo tenía un compañero, entonces ciertamente, podría haber sido demasiado para mí manejarlo solo. Quizás es mejor esperar la llegada de Gillette-dono después de todo…
El hombre se puso de pie–y giró la cabeza en cierta dirección.
—En cualquier caso, estoy seguro que ya han llegado a esa ciudad.
El hombre siguió mirando en esa dirección.
Hacia–la ciudad de Del Solant.
 

♦ ♦ ♦

 
En la entrada del restaurante, Chaika se separó de los hermanos.
A pesar de que habían luchado juntos, originalmente ella y Toru habían sido nada más que meras coincidencias.
Toru guió a la pérdida Chaika a Del Solant. Chaika lo trató con algo de comida como recompensa. Con eso cumplido, no se debían nada más. En cuanto al incidente del Feyra, no fue que uno de ellos salvó al otro, ya que ninguno de los dos sabía quién era el objetivo.
Sin embargo…
— ¿Nii-sama?
La voz de Akari alcanzó a Toru, y en pánico se giró para mirar a su hermana.
— ¿Qué pasa?
—Nada. Sigues dando vueltas por alguna razón.
—Oh, que…
Algo era extraño.
Esa chica llamada Chaika Trabant.
Toru realmente no sabía por qué, pero aún la tenía en su mente.
— ¿Esa chica realmente te preocupa tanto?
— ¿Ah? Nah— bueno, quiero decir, pensé que era bastante rara.
—…
Akari soltó un extraño suspiro que sonó forzado.
Debido a que ella no se expresaba muy a menudo, era incluso más obvio que ella lo estaba fingiendo. Desde que habían llegado al pueblo de Acura, ella siempre había sido mala actuando, lo que la gente la había señalado en muchas ocasiones. Por cierto, para los saboteadores, que usaban tácticas de engaño para atrapar al enemigo con la guardia baja, la capacidad de actuar para una herramienta era indispensable, prácticamente otra arma a su disposición.
— ¿Qué pasa?
—Oh, solo pienso acerca de cómo Nii-sama es un pervertido que se emociona por las niñas pequeñas.
—Estás decidida a tratarme como a uno sin importar qué, ¿huh?
—Nii-sama, no malinterpretes.
Akari negó con la cabeza.
—Incluso si eres un pervertido, nunca dejaré de valorarte y respetarte.
—Tus palabras de ‘respeto y afecto’ son inexplicables. —murmuró Toru mientras caminaba.
No fue hasta un poco más tarde cuando Toru se dio cuenta de que algo había germinado en su interior, y que había ocurrido cierto cambio en él.
 

♦ ♦ ♦

 
Con un sonido apagado pero potente, un vehículo continuó por la carretera principal.
En estos últimos años, las máquinas con motores que funcionaban con energía mágica, ya habían prevalecido, incluso entre la gente común. Sin embargo, todavía era raro ver plebeyos con vehículos; en su mayoría, solo la “clase superior” los tenía, como los nobles, la realeza y los comerciantes ricos. A la larga, los vehículos eran mucho más convenientes y más baratos que los carros tirados por caballos y bueyes en términos de mantenimiento, pero los vehículos mismos también eran increíblemente caros. Como resultado, la cantidad de personas que podían pagar por uno, era extremadamente limitada.
Y así, este vehículo se destacó bastante—sin mencionar que estaba pintado de un blanco puro y se dirigía por un camino rural, lo que lo hacía aún más visible.
A medida que pasaban varios carruajes tirados por caballos y bueyes, todos giraron la cabeza y lo siguieron con los ojos hasta que se perdió de vista.
—… ¿Hubiera sido mejor evitar viajar a la luz del día después de todo?
Dentro del vehículo, un joven habló con un suspiro.
Este modelo de vehículo, llamado “April”, era bastante espacioso y largo. Sin embargo, cualquiera que pasara podría adivinar solo por su aspecto externo que había algo más que simplemente espacio. Parecía una pequeña casa móvil y, con excepción de la cabina del conductor desde donde se controlaba el vehículo, habían cuatro habitaciones privadas, dos bodegas de carga y una cabina central donde todos los miembros de la tripulación podían encontrarse y hablar.
El joven estaba actualmente en la última cabina mencionada.
Excepto por un hombre, varios chicos y chicas estaban sentados uno junto al otro en una mesa redonda.
El color de sus cabellos, ojos, y piel, sus expresiones estaban por todas partes, como si no hubiera sentido de unidad en el grupo.
Ellos emitían la impresión de un grupo de mercenarios, pero por otro lado, no importa cómo los mirasen, los jóvenes parecían demasiado elegantes y refinados para eso. Parecían un grupo de aristócratas.
—Según los informes de nuestro explorador Mattheus, tiene que ser esa chica. Si la perdemos de nuevo aquí, quién sabe cuándo podremos atraparla. —dijo una persona sentada frente a los jóvenes, encogiéndose de hombros.
Era un hombre de mediana edad, de hombros anchos. Él era claramente mucho más viejo que el resto de ellos, sin embargo, se humillaba más o menos ante los jóvenes, por lo que su status y posición social probablemente era diferente a las suyas.
—Sin embargo, aquí estamos, destacando temerariamente.
—Bueno, sí, como usted diga.
El hombre de mediana edad lanzó una amarga sonrisa.
El joven tuvo un punto.
Si un gran vehículo blanco conducía continuamente por un camino rural, claramente atraparía las miradas del público.
—Tanto por la ‘misión secreta’, huh…
—Bueno ahora, un vehículo perteneciente a los aristócratas es conducido por un camino rural, bueno, es como dijiste, atraer la atención del público. Pero no saben por qué estamos aquí, ni siquiera quiénes somos.
—Bueno, eso es verdad.
—Más importante…
El hombre de mediana edad giró la cabeza hacia la dirección de la cabina del conductor.
—Zita, ¿cuándo llegaremos a Del Solant?
—Debería ser otra media hora. —dijo la voz de una joven desde la cabina del conductor.
—…Lo que dijo ella. El problema es, qué pasará después de eso, ¿no te parece?
— ¿Hemos estado en contacto con el conde Albert? —respondió la voz aparentemente perteneciente a la chica llamada Zita.
—Más o menos. Aunque no mencioné la razón por la que estamos aquí.
—Está bien. —murmuró el hombre de mediana edad. —Después de todo, esto probablemente no sea algo que podamos solucionar por medios normales.
Hizo una mueca como si estuviera masticando algo amargo.
 

♦ ♦ ♦

 
Teniendo en cuenta que habían sido descuidados por un buen tiempo–ellos todavía estaban en el mismo lugar, en la misma condición.
En una de las cajas de madera que habían sido amontonadas en una casa abandonada, entre algunas de las herramientas usadas para el mantenimiento, ellos estaban allí, casi como esperando ser usadas una vez más.
—…
Frunciendo el ceño, Toru los sacó de la caja.
Eran–dos pequeñas espadas* que se podían unir a un cinturón de cuero.
[Kodachies un tipo de espada japonesa demasiado corta como para considerarla una espada larga y demasiado larga para considerarla una daga.]
No eran largas ni demasiado cortas. Se podría decir que estaban en un punto intermedio, o tal vez su tamaño era tal que convenientemente tenían las ventajas de cada uno.
Sin embargo–
—…
Tomando las dos cuchillas pequeñas, junto a una faja de la parte superior de una de las cajas de madera cercanas, Toru se quitó los guantes delgados que cubrían sus manos. En caso de que alguien más lo haya visto aparte de Akari, nunca se los quitó, ni siquiera al entrar al baño, era una medida necesaria para seguir viviendo como un plebeyo común.
Toru observó las palmas de sus manos.
Unos diseños con marcas complejas habían sido grabados en ambas palmas.
Eran los mismos diseños que estaban en las empuñaduras de cada espada.
Una vez más envolvió el cinturón alrededor de su torso y acercó sus manos a las empuñaduras.
Las espadas encajaban naturalmente en sus manos, como si hubieran sido moldeadas solo para él.
Apretandolos ligeramente, las balanceo.
—Huh…
No se sentía incómodo ni fuera de lugar en absoluto.
Más bien, él sentía que el hacha que había usado esa mañana había sido mucho más difícil de manejar, aunque desde que se había desplazado a Del Solant había sido su arma preferida.
—Podría ser posible. —murmuró Toru.
Exactamente el por qué había elegido retomar estas armas no era muy claro, ni siquiera para él. Usarlas como sustituto de su hacha destrozada no funcionaría como una excusa. Viviendo como un plebeyo común, claramente no había necesidad de ese tipo de cosas.
Con Akari, ella ni siquiera dudaba al usar su arma favorita para un montón de cosas diferentes, sino porque estaba bastante claro que las dos hojas de Toru no se usaban con propósitos ceremoniales o de trabajo, siempre y cuando la paz continuará prosperando en Del Solant, no volvería a usarlas.
Bueno, era cierto que normalmente, este no era un lugar para que Akari usará su martillo de hierro, y rara vez lo sacaba fuera de la casa.
—Esto podría funcionar.
Toru desabrochó su cinturón sin soltar las espadas.
Estaba a punto de regresar su arma favorita a la caja–
—…
Su mano se detuvo
Miró las cuchillas por un rato y luego, atando hábilmente a sus hombros un cinturón de cuero y estirando su mano, recogió herramientas de reparación de la caja. Cogió las espadas que mantenían un poco de polvo, aceite, un martillo y varias otras cosas. Las junto y las guardó en el bolso de cuero de su cinturón.
Con estos objetos en su posesión, Toru fue a la habitación contigua, donde arregló sus espadas y las herramientas de reparación sobre una vieja mesa que había estado sola allí durante mucho tiempo.
Entonces–
— ¿…Nii-sama?
Ella estaba pasando por ahí por casualidad, la voz de Akari provenía de la puerta que todavía estaba abierta.
—Eso es…
— ¿Huh? Oh. Bueno…
Toru pensó en que decir, y luego soltó un suspiro.
—De alguna manera terminó así.
—…
Akari entró en la habitación, y ella miró las espadas junto a Toru.
—Herramientas de reparación ¿eh?
—Bueno… sí.
No era como si tuviera un objetivo específico en mente para usarlas nuevamente.
Pero–
—Realmente no estoy haciendo nada más.
—…
Pensó que ella diría, si ese es el caso ¿no deberías estar trabajando? Pero, por alguna razón, Akari no dijo nada. Ella solo asintió, y rápidamente salió de la habitación.
—Hacer algo, huh… ¿podría ser esto algo que quiero hacer?
No podría haber nada de eso.
El campo de batalla era el único lugar donde prosperaba un saboteador.
Ahora era un período de paz, y ese tipo de técnicas, sin importar si se usaban con una sierra, un cuchillo de cocina o un par de pequeñas espadas de tamaño extraño, ya no tenían lugar.
Sin embargo…
—…
Lo que había sucedido antes no era más que una ocurrencia trivial.
Realmente no podrías llamarlo una “batalla”.
El encuentro con el Feyra en las montañas–él y el hechicero que había conocido en un encuentro casual, y lo habían matado. Eso fue todo. Probablemente no iba a pasar otra vez. Y aunque lo hiciera, no podría garantizar que tuviera los mismos sentimientos.
Y todavía—
—Yo—
No era solo usar la “Transformación de Sangre de Hierro.”
Habiendo llegado tan cerca de caer al barranco de la muerte, eliminando todos los pensamientos innecesarios y empujándose hasta los límites de lo que podía hacer, se había creado un sentimiento dentro de él.
Era–
—Bueno, está bien.
¿Qué estaba exactamente bien?
Toru no estaba seguro de sí mismo, pero, sin embargo, comenzó a reparar las pequeñas espadas.

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