La Princesa derriba banderas – Capítulo 39: La revisión literaria de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


—…………
Había estado leyendo el libro con el ceño fruncido desde hace 2 horas, lineas verticales habían quedado marcadas en mi frente, y un punzante dolor de cabeza producto del exceso de trabajo al que estaba sometiendo a mi cerebro y mis ojos.
Me estiré y giré mi cabeza para liberar un poco de la tensión en mis hombros.
Estaba masajeando mi entrecejo, cuando el respaldo del sofá, que también era mi padre, habló.
— ¿Puedes entenderlo?
Estaba en silencio, me había olvidado que él estaba ahí. Dios, mi habilidad para reaccionar era maravillosa.
—La verdad solo un poco.
—Dime. —dijo sin dirigirme la mirada, había vuelto su rostro a otro lado.
Pensaba en ello mientras respondía, —La paz que ahora conocemos, se la debemos en gran parte a los sacrificios de nuestros antepasados.
—No pedí tu opinión
Me detuve. Eso es…
El me cortó tan repentinamente cuando había pensado tanto en qué decir.
Estaba furiosa, pero no lo contradije. Tenía que admitirlo, incluso yo sentí que sonaba como una niña de primaria escribiendo un ensayo de opinión.
—Comprendo que existe la posibilidad de que los poderes del Señor Oscuro dependan de los poderes de su recipiente.
De acuerdo con el libro, nuestros ancestros determinaron que destruir al Señor Oscuro era una tarea imposible, por lo que buscaron la forma de sellarlo. Pero incluso este método por el que sacrificaron tanto era imperfecto, lo que permitió que el Señor Oscuro reviviera muchas veces.
Después de incontables batallas, creo que habían sido capaces de crear un sello más fuerte, pero hasta ese momento, debieron haber estado viviendo un infierno. Le tomó apenas cinco años regresar a la vida, o eso dice la historia.
Al parecer, cada vez que el Señor Oscuro revivía nunca era igual de poderoso.
—En la era de las pesadilla, cuando la mitad del continente era tierra quemada, su recipiente fue un mago famoso. Tomando en cuenta a todos los humanos que se volvieron sus recipientes en las anteriores generaciones, me lleva a concluir que probablemente el Señor Oscuro puede amplificar los poderes mágicos del recipiente.
—Eso es correcto.
Padre cerró el libro que tenía en sus manos y se volvió hacia mí.
—La magia era necesaria para oponerse al Señor Oscuro, pero si alguien con grandes poderes mágicos estaba cerca, era muy riesgoso.
Miré hacia abajo solemnemente, en silencio.
Todas esas personas convertidas en recipientes debieron haber estado llenas de remordimiento, viendo sus cuerpos ser usados para conducir a la gente que amaban y a su reino a la perdición.
Ellos poseían poderes que les permitían oponerse al Señor Oscuro, pero a causa de estos se habían vuelto en contra del mundo.
¿Huh?
Había algo que no estaba viendo.
¿Que era? debía ser importante porque tenía la fuerte sensación de olvidar algo.
Estaba perdida en lo más profundo de mis pensamientos cuando mi padre dijo, —Entonces bien, —y repentinamente me sentí sofocada.
— ¡¿Ughh?!  —solté en un chillido.
—Como dije antes, me voy a la cama.
— ¡A-aun así, porfavor no me  agarre por detrás del cuello!
Con el candelabro en una mano y llevandome del cuello de mi ropa con la otra, mi padre dejó la habitación.
En cuanto salimos, fui soltada.
Es-este maldito.
Me cuestioné la forma en la que llevaba a su joven hija por el cuello como un gato, pese a que le suplique que no lo hiciera. ¡Al menos titubea!
Lo miré con reproche, pero a él no le importó.
Después de ver la biblioteca, padre regresó a sus aposentos y movió su mano en mi dirección como si estuviese echando a un gato o a un perro.
Estaba furiosa, pero quebrarme aquí demostraría una extrema inmadurez.
—Gracias por pasar tiempo conmigo, si me disculpa.
Me incliné y salí.
Solo espera, padre. Definitivamente voy a captar tu interés.
La vista de mi guardia me encontró a la salida.
Era culpable de haberlo dejado esperando mucho tiempo, pero su postura era perfecta sin una sola discordancia. Estaba de pie alerta y dominante, la forma y la austera luz en sus ojos verdes mientras mantenía una incesante vigilancia me recordaba que, ahora que lo pensaba, él de hecho, era un hombre de influencia.
Pero al momento siguiente, su firme expresión se disolvió y entrecerró los ojos gentilmente mientras alegremente se dirigía a mi con sus labios curvados, sus fieras facciones se suavizaron.
Era muy fácil ver su alegría.
— ¡Princesa Rosemarie!
¿Por qué era un perro tan fiel?
Me estremecí por su entusiasmo.
Por un momento me preocupé por como responder, pero caminé bruscamente sin cambiar mi expresión.
—He regresado.
— ¡Si!
El solo dijo una palabra, pero me hizo preguntarme qué era lo que lo hacía tan feliz.
Solo podía ver una cola imaginaria meneándose vigorosamente. Mi abuela tenía un perro llamado Taro, y sus reacciones cuando lo llevaba a pasear me recordaban mucho a Klaus ahora.
La diferencia entre ambos era que no podía contemplar a Klaus como algo lindo. Cualquier cosa menos eso.
Oye, ¿Quién fue el que dijo “tsundere”?
Mientras caminaba de regreso a mi habitación con mi apuesto perro, quien además era mi caballero, recordaba la descripción del Señor Oscuro.
No quería posponer todas mis preocupaciones, quería resolver el enigma para el final del día.
—Princesa Rosemarie.
La información más valiosa que había obtenido era el hecho de que el Señor Oscuro amplificaba el poder mágico de su recipiente.
No era una certeza absoluta, pero era muy posible.
— ¿Princesa Rosemarie, no tiene frío?
—Estoy bien.
Desconocía cuanto el Señor Oscuro era capaz de amplificar los poderes de su recipiente, pero si esa cantidad correspondía a cien veces, por ejemplo, un recipiente que solo tenía uno de poder se volvería 100, y si este tenía 100 entonces se volvería diez mil.
Cuando pensaba en las personas que habían sido recipientes, había una gran diferencia entre ellos dependiendo si eran magos o guerreros.
—Una vez que regresemos, ¿Le gustaría que le preparara una taza de té caliente?
—No gracias, esta noche me iré directo a la cama.
Si eso era cierto, dejar a cualquier mago cerca del Señor Oscuro era un riesgo.
Si ya tenían un enorme poder mágico, entonces en un alto grado cuando se convirtieran en recipientes, el nivel de daño que podían causar incrementaba.
—Podría pescar un resfriado, por favor no sea dura consigo misma, le imploro que me de una orden.
Entre los Señores Oscuros, habían algunos con corazas duras, otros con capas de piel y en muchas situaciones donde los espadachines y arqueros eran inefectivos. Y si consideramos a los leales súbditos del Señor Oscuro y los poderes defensivos del mismo, un mago era indispensable en cualquier grupo de subyugación.
—Es un placer para mi ser de utilidad para usted, Princesa Rosemarie. Por favor hágame saber si necesita algo.
—…………
Me rindo. No puedo ignorarlo.
Estaba tratando de pensar, pero su constante parloteo en mis oídos, era realmente molesto. ¿Acaso eres un perro estúpido?¡¿Es eso lo que eres?!
—Klaus.
—¡Si, mi lady!
—Estoy tratando de pensar. Quiero que estés en silencio. —mire por sobre mi hombro y le dí una mirada fría.
El se quedó en silencio por un largo rato antes de decir —Si,  mi lady. —y bajó la cabeza desanimado.
¿H-Huh?
Por alguna razón, perdí la compostura cuando lo vi tan desanimado.
Mi frialdad hacia Klaus no era nada nuevo. De hecho, no recordaba haber sido buena con él en absoluto.
Me detuve.
Pensando en ello, soy un poco insensible ¿no?
No, bueno, tenía algo así como una razón. Klaus gatillaba banderas innecesarias por sí solo, y es un pervertido. Incluso aunque eventualmente se volverá el guardia de la sacerdotisa, no pensé que él se encariñaría tanto conmigo. Y es un pervertido. Era difícil mantenerlo atado porque era un pervertido tan beligerante. Verán el es un pervertido. Un pervertido.
Correcto. Manteniéndolo a una distancia suficiente, también funcionaba como defensa personal.
Contrario a su apariencia fresca y hermosa, Klaus traía unas serias etiquetas de instrucciones.
Pero afrontemos los hechos y admitamos la verdad.
La razón por la que adopté una actitud fría con Klaus fue porque yo estoy, en un sentido, tomando ventaja de el. No importa lo que haga, el sonríe; y esa es una forma muy distorsionada de confianza.
—Klaus. —dije despues de meditarlo un poco.
El cautelosamente me miró de reojo.
El en realidad era un perro. Era la representación de un perro abandonado. Casi podía imaginarlo olfateando lastimosamente el suelo, preguntándose, ¿No me necesitas?
Probablemente el se sentía solo. Últimamente he estado pegada a Sir Leonhard porque le he pedido que me acompañe. Y aunque Klaus es mi guardia personal, yo estaba confiando plenamente en alguien más.
Por supuesto, había una razón para ello y por eso no tenía intención de disculparme.
Pero esta vez, era mi culpa.
El solo estaba preocupado por mí, y yo respondí a su amabilidad con desdén.
—Lo siento, Klaus. ¿Quizá si podrías servirme esa taza de té después de todo?
El hizo un sonido de sorpresa.
—Me gustaría que la hicieras, no las sirvientas.
Con los ojos redondos, Klaus contuvo el aliento antes de poder decir del modo más servil posible —Será un placer.
Su abatimiento anterior parecía una mentira al compararlo con la enorme sonrisa que tenía ahora.
Sonreí irónicamente para mis adentros, soltando un suspiro de alivio.
Estaba feliz de haberlo animado.
—Haré un delicioso té para su alteza. —el declaró con una renovada determinación.
—Si —respondí con una sonrisa pegada a mi cara después de que pasaron un par de segundos. —Estaré esperándolo.
Confié en que él no notara como se tropezaban mis palabras y como repentinamente mis ojos reflejaban el miedo. No podía evitarlo, porque el castigo que acababa de imponerme a mí misma comenzaría pronto.
Solo lo había vivido una vez antes, pero Klaus era devastadoramente desastroso en toda labor doméstica.
Habían muchas razones para esto. Por ejemplo, el tenía dedos torpes. Su personalidad no era del tipo que se fija en los detalles. Y más importante, el carecía de sentido común.
Por favor no digan que el sentido común no es algo que se necesita para hacer las labores del hogar, es primordial.
Cuando estás cocinando y piensas que no hay suficiente de un determinado sabor, lo ajustas añadiendo especias. Klaus mataba el gusto de cualquier ingrediente añadiendo más que solo una pizca de sus ingredientes secretos. Y por supuesto, me refiero a esto en el mal sentido.
Cuando el me hacía el té, solo quería escupirlo. Como una princesa tenía que resistir esa urgencia, pero mi cuerpo instantáneamente rechazaba el sabor. No era raro preguntarse si lo que había sido servido estaba envenenado por lo poco placentero que era.
Podía aceptar que el sabor del té fuera amargo o fuerte. Creo que eso podía ser posible cuando usas muchas hojas sumado a la preparación.
¿Pero por qué estaba pegajoso? ¿Por qué era agridulce?
Me preguntaba si acaso le habría agregado mermelada como lo hacían con el té ruso, pero lo negó. Él no había añadido nada en particular. Por el contrario, por eso lo recordaba con temor.
¡Entonces porqué el té está pegajoso! —dije rompiendo el silencio — ¿Eres acaso algún tipo de alquimista que es capaz de crear algo desde la nada?
Repentinamente, algo murmuró en el fondo de mi mente, e inadvertidamente me detuve.
— ¿Princesa Rosemarie? —Dijo Klaus en una voz misteriosa.
Lo ignoré para enfocarme en mis pensamientos.
Crear algo de la nada va contra la lógica. Era imposible.
No es que intentara ser crítica, pero sentía que acababa de descubrir la solución a mis preocupaciones, aquellas que había traido desde que visité la habitación del rey.
Si. Era así. Iba completamente contra la lógica.
Si multiplicamos uno con diez mil, serían diez mil, pero si multiplicamos cualquier cosa con cero, sería cero. No importa que tan grandes fueran los poderes del Señor Oscuro, alguien que no los poseyera estaba fuera de toda discusión.  
Por ejemplo, si el Señor Oscuro podía amplificar los poderes diez billones de veces, si su recipiente no tenía poder alguno, eso no significaba nada.
—Ahhh.
Un sonido de consternación escapó de mis labios.
La conclusión a la que llegué fue muy simple. Por lo tanto, era cruel.
En el juego, Michael von Diebold se volvía el recipiente del Señor Oscuro.
El poseía magia.

♥ ❤ ♥

               

6 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 39: La revisión literaria de la princesa reencarnada (2)”

  1. Feliz 2018 a todos los miembros del blog!!!
    Especialmente a Yousei y Sakuya que traen esta historia. Muchas, Muchas gracias por traer un capítulo nuevo!!!

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