La Princesa derriba banderas – Capítulo 56: La petición de la princesa reencarnada (2)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


¡Déjame atrás, me iré sola!

Si fuera así de simple, no sufriría ninguna dificultad…

Incluso conectado por tierra, no era una distancia que pudieras caminar. No sé la distancia exacta, pero hay miles de kilómetros desde la capital de Nebel hasta la frontera de Flamme, y ésa es sólo la distancia lineal. Si calculo los altibajos, los giros y las vueltas, la distancia sería aún mayor.

Sep, no sucederá. Demasiado lejos.

No teníamos muchos modos de transporte de fantasía, como montar en dragones o teletransportarse a través de círculos mágicos. Lo mejor sería ir en carruaje, pero los trámites serían un gran dolor, ya que ir a Flamme por carretera me llevaría a través de dos países, Wind y Sckellz.

Por eso decidí viajar en barco. Si saliera de uno de los puertos del suroeste de Nebel y entrara por uno de los puertos del oeste de Flamme, sería mucho menos complicado.

Pero existía un problema.

Las naves de este mundo eran elementales: sólo para uso comercial o para la marina. Los buques mercantes a veces transportaban pasajeros, pero solamente cuando la carga era baja y, los barcos de pasajeros que operan regularmente, no existían.

En otras palabras, si planeaba viajar por mar, primero necesitaba asegurar un barco.

Busqué nuevamente al Maestro Julio. No había nadie más que pudiera ayudarme a abordar el barco mercante, pensé. Esperaba que no se burlara de mí por pedirle ayuda. Yo, una niña pequeña sin nada encomiable, excepto mi estatus, no podría adquirir un barco por mi cuenta. A menos que tuviera pimienta negra para intercambiar. *

Por suerte, él no fue con Georg, por lo que todavía estaba en Nebel. Si quería pedirle ayuda, ahora era mi única oportunidad.

Sin embargo, atrapar al Maestro Julius con su apretada agenda, era una tarea casi imposible. Si esperaba hasta que tuviera tiempo de sobra, quién sabía cuándo podría ser.

Es por eso que…

Lo seguí.

A la ciudad portuaria de Tao, la puerta de mi Reino a los mares del sur.

Un fuerte olor golpeó mi nariz en el momento en que salí del carruaje: debajo de la colina cubierta de pavimento viejo, el horizonte azul se elevó a través de los huecos de los edificios.

—Es el mar…

Fue la primera vez que vi el mar desde que nací en este mundo, lo vi varias veces cuando vivía en Japón, pero no tenía un color tan claro. Las aguas frente a mí no eran sólo azules, eran cerúleo.

Por un segundo, quedé hechizada por el hermoso y brillante mar.

—Señorita Marie.

Me volví para encontrar a sir Leonhard mirándome. Estaba sin uniforme, se veía muy guapo, en una manera diferente, con su camisa gris y su abrigo largo negro azulado.

La nueva forma en que se dirigía a mí también hizo que mi corazón saltara. Bueno, él estaba haciendo eso porque estamos viajando de incógnito.

—Por favor, no te alejes.

Mis ojos se iluminaron cuando me ofreció su mano.

¿Realmente puedo tomarme de las manos con él?

Estiré mi mano, dejándome llevar, pero luego vacilé.

Con mi sencillo vestido, no creía que nadie me reconociera como una princesa, pero siempre existía la posibilidad. Y, además, ¿no sería terrible si alguien confundiera a Sir Leonhard con un secuestrador de niños? Espera. Si me gusta, no es algo que deba decir o pensar.

Si lo hubiera pensado de una manera lógica, me habría dado cuenta de que, incluso si nos sostuviéramos las manos, casi nadie habría llegado a la conclusión de que Sir Leonhard era un lolicon. Podrían haber asumido que éramos hermanos separados por una brecha de edad, o incluso un padre joven con su hija, por mucho que odiara admitirlo. Algo razonable como eso.

Pero como mencioné anteriormente, me dejé llevar tan alto que no podía pensar con claridad. Tampoco me fijé en mi entorno.

—Perdóneme.

— ¡Wah! —grité cuando de repente me levantó en sus brazos.

Poco después, un hombre gigante con una canasta sobre sus hombros, corrió por el lugar donde acababa de estar de pie.

Él me protegió.

—G-gracias, sir Leon…

—El gusto es mío. —Él sonrió gentilmente, su hermoso rostro más cerca que nunca.

¡D-demasiado deslumbrante…!

No pude mirarlo directamente.

Creyendo que mi corazón podría detenerse pronto, esperaba que me bajara rápidamente, pero comenzó a caminar conmigo todavía en sus brazos. El sonido de sus botas mientras descendía por una estrecha escalera se alzó a nuestro alrededor.

—Eh, ¿S-Sir Leon? Um, estoy bien ahora, así que…

Bájame, terminé, pero las palabras fueron tragadas por el bullicio de la ciudad portuaria.

Pero parece que el me escuchó.

—Por favor, espere hasta que lleguemos. —dijo con una expresión de preocupación, y no pude discutir. Seguramente fue por cómo me distraje antes. Probablemente le preocupaba que una niña tan lenta pudiera desaparecer de la vista si se le permitía caminar sola.

Si obedientemente pongo mi mano en su hombro para sostenerme, él podría volverse hacia mí con una sonrisa, como para decir “Muy bien”.

Una parte de mí quería ser mimada, pero sería tratada completamente como a una niña.

Estaría feliz, pero mis sentimientos estarían mezclados…

No me llevaba como a una princesa, sino como a un niño.

Tenía casi trece años, pero cuando me trata de esta manera, me hace preguntarme cuándo podría realmente ser vista como una mujer.

— ¿Hay algo mal? —Me miró ansiosamente mientras mi cabeza colgaba de abatimiento.

— ¡N-no! —dije —Sólo estaba pensando en algo.

Su mirada se volvió pensativa.

Te lo ruego, por favor no preguntes. No quiero hacerle una patética confesión al hombre que me gusta, acerca de qué tan preocupada estoy por saber si alguna vez me verá como una mujer.

—Milady…

— ¿Eh?

Levanté mi cabeza. Sir Leonhard señaló silenciosamente el cielo, miré hacia arriba como él quería que lo hiciera.

La luz radiante del sol me hizo entrecerrar los ojos, y una forma blanca voló por encima. Las gaviotas volaron en fila hacia el océano y el peculiar sonido de sus gritos resonó en el aire. Volaron libremente sobre los techos anaranjados que se extendían por el paisaje. La escena parecía como si hubiera salido directamente de una postal.

— ¡Wow! —Exclamé con asombro.

Desde que estaba en una posición más alta de lo normal, parecía que incluso las gaviotas estaban al alcance.

—Sir Leon, ¿viste? ¡Estaban tan cerca!

—Lo vi.

— ¡Incluso la manera en que gritaron “mya mya” era linda!

—Parecen gatos, ¿no?

Así que las gaviotas de cola negra eran iguales, incluso en este mundo.

Me pregunto si también habrá gaviotas de cabeza negra.

—Aunque parece que hay muchos de los verdaderos también. Mira allá.

— ¿Eh? ¿Dónde…? ¡Oh!

En el techo inclinado de una casa, tres gatos disfrutaban de sus siestas. Había un gato atigrado, un gato blanco y un gato marrón claro. Parecía que se estaban usando entre ellos como almohadas. Era una escena muy conmovedora.

Tres peluches esponjosos. Y el mundo era un lugar mejor por eso.

No pude evitar sonreír, y dije en voz baja:

— ¡Son tan lindos!

Sir Leonhard se congeló, sus ojos se ensancharon mientras me miraba.

¿Uh, uhm?

¿Dije algo para arruinar el ánimo? O, uh, ¿hice una cara graciosa?

En un instante, me preocupé.

Pero en el siguiente momento, mis preocupaciones se fueron volando.

—Sí, mucho.

Por favor, no digas algo así con una sonrisa tan dulce.

Como una tonta y, por lo más aterrador que sea, no pude evitar pensar que esas palabras eran para mí.


* “Habla con el rey, y él te indicará que desea que explores las tierras del este y que, si regresas con pimienta negra, te declarará un héroe y te otorgará un barco”. —De Dragon Quest III.

Guau. Bisu y Rose son la vieja escuela. Muchas gracias a mi amigo Kasu por buscar esta referencia. Simplemente no pude entender por qué Rose estaba mencionando la pimienta negra de la nada. Sin embargo, es bastante apropiado, considerando que este es un mundo de fantasía con una inclinación europea, y la especia era un lujo que venía del Este. Bisu es un nerd de la historia, tal vez.

Nota de la traductora:

Traducido de la versión inglesa.

Es genial que alguien conozca las referencias y las comparta con los que no tenemos ni la mínima idea de qué se está hablando, ¿no creen?

5 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 56: La petición de la princesa reencarnada (2)”

  1. Aquí ella dice casi trece años, pero ella tenía 10 años cuando él rey le dijo que tenía 2 años hasta que el príncipe de 13 años cumpliera 15, osea ella sigue teniendo 10 años aquí no 13, (de hecho con 13 años no podría ser cargada x un hombre con tanta libertad) mi pregunta es…. Este error es del/@ autor o del traductor?

    1. Sabía lo de las especias pero el que estuvieran relacionadas a un juego, no. Como sea, me hacen apreciar más la botellita de pimienta negra en mi alacena.
      T-T

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