La Princesa derriba banderas – Capítulo 60: La petición de la princesa reencarnada (6)

Traducido por Raine

Editado por Sakuya


—Maestro Julius.

— ¿Sí?

— ¿Cómo eran las provisiones en esa nave?

Parpadeó un par de veces sorprendido. He estado sentada con la cabeza gacha todo el tiempo, sin tomar parte en la conversación. Mi repentino interés debió haberlo sobresaltado, pero no trató de hacer preguntas graciosas y miró el documento en sus manos.

—Dado que fue para un viaje largo, es difícil decir que tuvieran abundancia, pero no se les dejó morir de hambre tampoco. Su dieta principal consistía en carne y pescado salados, galletas duras, queso y cerveza.

—En otras palabras, únicamente alimentos que se conservan bien durante un largo período. ¿Y no hicieron paradas en los puertos en el camino?

—Por lo que puedo decir, ese fue el caso. O tal vez no había ningún puerto para detenerse. Hay algunas islas pequeñas desde el sureste hasta el continente, pero están deshabitadas o están habitadas por grupos minoritarios con sus propias culturas únicas y antiguas. La entrada ilegal puede traer problemas innecesarios.

¿Decidieron que no había nada que ganar haciendo un desembarco peligroso si la situación de la comida no era lo suficientemente desesperada?

—Soy curiosa. ¿Los marineros de nuestro Reino comen y beben las mismas cosas?

— ¿Los marineros de Nebel? …Gran parte sería muy similar, pero en un largo viaje, los barcos entrarán en el puerto varias veces para reponer los suministros de alimentos. Por unos días, también habrá verduras frescas y carne.

—Lo sabía…

Ésa fue la gran diferencia entre los marineros de Nebel y los marineros muertos.

El maestro Julius recogió mis palabras.

— ¿Lo sabías?

Noté mi error y me callé, pero era demasiado tarde. Los ojos de todos fueron dirigidos a mí.

— ¿Sabes algo?

Los durmientes ojos verdes característicos del maestro Julius estaban brillando, y tuve una sensación molesta de que esperaba algo de mí… ¿o era sólo yo?

Tragué.

¿Qué debo decirles? ¿Cuánto debo revelar? ¿Cómo pruebo mis declaraciones? No he decidido nada, pero con la situación como está, no había forma de evitarlo.

Un poco desesperada, dije:

—Puede que sepa sobre esa enfermedad.

— ¡¿Huh?!

Sólo la señorita Bianka expresó sorpresa. Sir Leonhard simplemente parecía un poco más alerta. Y los ojos del Maestro Julius comenzaron a brillar aún más. Realmente deseaba que dejara de depositar tantas esperanzas en mí.

Me froté discretamente el estómago, el cual había empezado a doler.

— ¿Marie? ¿Qué quieres decir con que sabes qué es? —preguntó la señorita Bianka, claramente confundida.

—Resulta que tengo cierto conocimiento de los síntomas de los que habló el maestro Julius. Pero sólo por lo que he leído en un libro…

Sólo pude pensar en dos explicaciones en el momento: lo escuché de alguien o estaba escrito en un libro.

Si lo escuchara de alguien, entonces tendría que presentar a esa persona. Con la vida protegida que he tenido, las personas que he conocido han sido bastante restringidas, por lo que sólo tuve una opción real.

Incluso con el libro, si me piden los orígenes de la fuente, estoy acabada, pero tal vez pueda engañarlos diciendo que lo olvidé… ¿Estoy pidiendo demasiado…?

— ¿Un libro? Marie, ¿estás leyendo algo tan difícil?

El maestro Julius le respondió:

—Me atrevo a decir que la señorita Marie es la más ávida lectora que cualquiera de nosotros. Ella no sólo lee libros de Nebel sino también de otros Reinos. ¿Cierto? —Buscó mi acuerdo, y yo asentí levemente.

Aunque, sobre todo, él fue quien me trajo los libros extranjeros. Algunos de ellos no los he leído todavía. Era más fácil si estaban escritos en el idioma oficial de una nación importante, pero los libros escritos en lenguajes afines, eran demasiado difíciles. No obstante, no escatimaría ningún esfuerzo en la investigación si hubiera una parte que me interesara.

La señorita Bianka parecía asombrada.

— ¿Sabes idiomas de otros Reinos? ¡Qué sorprendente! ¡Aunque seas tan pequeña y linda, podría simplemente engullirte!

Por favor, no me comas

—La señorita Marie está muy dedicada a sus estudios. —Cuando me encuentro con un libro raro en estos días, lo traigo como un regalo, con grandes expectativas de que, si alguien puede leerlo, será ella.

Los ojos del maestro Julius brillaron como los de un niño pequeño mientras continuaba emocionado:

—Temía que los libros extranjeros no fueran un regalo apropiado para un niño. Los libros de imágenes, sin embargo, son libros de cocina o libros de medicina, así que esperaba que ella disfrutara con sólo mirar las imágenes, pero nunca esperé que ella pudiera leerlos…

Sir Leonhard detuvo su conversación.

—Ustedes dos, están divagando.

—Perdóneme… Marie, ¿nos dirías el resto? —Enrojecido, como si le avergonzara tener que contenerse, el Maestro Julius se aclaró la garganta.

Asentí.

—La causa principal de esta enfermedad está en su dieta.

— ¿Su dieta? —repitió la señorita Bianka y me volví hacia ella.

—Cuando un barco sigue navegando durante mucho tiempo, como el de la historia del maestro Julius, la comida inevitablemente comienza a carecer de variedad.

—Por supuesto. La carne fresca y las verduras se pudren cuando no se consumen rápidamente. No hay más remedio que depender de los alimentos que durarán el resto del viaje, como las galletas duras o el vino.

— ¿No crees que eso no puede ser saludable para el cuerpo?

Su expresión se volvió desconcertada.

—Bueno, supongo…

— ¿Estás diciendo que es malnutrición? —preguntó el Maestro Julius.

Asentí firmemente.

—Sí. Tal falta de variedad amenaza su salud.

Cuando era estudiante de secundaria, escribí un informe sobre un problema mundial, que comenzó alrededor del siglo XV y duró hasta mediados del siglo XVII en lo que hoy se conoce como la “Era de la Exploración”, una era de exploración europea en el extranjero.

En aquellos días, había una enfermedad que los marineros temían más que a los piratas.

Ahora sabemos de qué trata la cura, pero en aquellos días, porque ni siquiera sabían cuál era la causa, 100 de 180 hombres murieron en una expedición a la India.

Esa enfermedad era el escorbuto.

Una enfermedad terrible que se desarrolla con la deficiencia de vitamina C a largo plazo. Empieza con fatiga y dolores en las articulaciones, luego se forman moretones en los muslos, continúa con el sangrado de la piel y las encías, hasta que se caen los dientes y, finalmente, la muerte.

—Entiendo lo importante que es comer bien por el caso de mi cuñada.

Lady Emma, ​​la cuñada del maestro Julius, así como la madre de Georg, recuperó la buena salud a través de un cambio en sus hábitos alimenticios y el ejercicio moderado. Comenzó a sonar como si estuviera a punto de responder positivamente, pero de inmediato frunció el ceño.

—Sin embargo, —continuó de mala gana. —Es difícil creer que un hombre sano de repente se deteriore por una dieta limitada.

Bueno, no es una reacción inesperada…

Era obvio que morirías si no podías comer, pero ¿la causa de la muerte era la dieta a pesar de que todavía estabas comiendo? Quién podría comprender eso.

No sabía qué hacer. Tuve un dolor de cabeza.

—Este es un ejemplo, pero… ¿Qué materiales usas cuando haces ladrillos?

— ¿L-ladrillos? —La señorita Bianka se sorprendió por el abrupto cambio de tema.

Con la cabeza inclinada hacia un lado, el Maestro Julius respondió:

—Arcilla y arena, así como cal y agua, ¿creo?

—Entonces, ¿qué pasa si uno de esos materiales falta?

Esta vez, Sir Leonhard respondió:

—No tener arcilla está fuera de discusión, y sin agua no se puede hacer una mezcla adecuada. El ladrillo aún se endurecerá sin cal ni arena, pero no será un producto decente.

—Se convierte en un problema de fuerza. Ahh, ya veo, —dijo el maestro Julius con comprensión. —Así que el cuerpo humano es lo mismo, ¿verdad?

—Sí. Si no recibe una nutrición adecuada, el cuerpo humano también se vuelve frágil. Al principio puede ser pequeño: las uñas se rompen con facilidad, el cabello se vuelve quebradizo… pero si la malnutrición continúa así durante mucho tiempo, ¿no empezarán a aparecer problemas de salud en todas partes? —Apelé desesperadamente.

Qué difícil de explicar sin palabras modernas.

Por ejemplo: “una deficiencia de vitamina C causará fragilidad en los vasos sanguíneos, lo que puede facilitar el sangrado”. O bien, “la vitamina C es necesaria para la formación de colágeno”. No había manera de que pudiera explicar todo eso con mis propias palabras. Eso está fuera de mi dominio. Siempre estuve en el campo de las humanidades, además.

El maestro Julius parecía pensativo. Estaba en silencio pero, sus ojos verdes extremadamente claros se fijaron en mí. Parecía que estaba mirando directamente a mi alma, así que aparté mis ojos mientras me forzaba a soportar.

—Entiendo.

— ¿Eh?

La solemne expresión que había estado luciendo todo este tiempo, desapareció mientras sonreía.

—Te creo.

—Err, ¿está… seguro?

No había confianza en mi voz.

No tenía nada que pudiera usar como prueba ni libros para respaldar mis afirmaciones. Si iba a pretender, pensé que también podría ir a lo grande.

Las esquinas de los ojos del Maestro Julius se arrugaron cuando vio lo agotada que estaba.

—No sé cómo lo resolveré, pero no tengo tiempo para adivinar. Mi espalda ya estaba contra la pared, por lo que la situación no puede empeorar.

—Sí, pero…

—Además, cuando se trata de ti, hay una parte de mí que automáticamente cree que podría haber una manera. —En broma, el maestro Julius me guiñó un ojo.

Le dije que me daba demasiado crédito, pero él no se mostró de acuerdo ni en desacuerdo.

—Mis disculpas. Además de todo, fingí que te estaba probando —Con las cejas algo levantadas, no parecía arrepentido mientras sonreía. —Ya que soy tan audaz, me atrevo, también, ¿a esperar que sepas cómo resolver este problema?

Está bien. Mientras el maestro Julius me crea, no es el final. Esto empieza aquí.

Seriamente, asentí.

—Lo sé.


[Nota de Raine: La belleza de los libros… siempre te sacan del peor apuro con un “lo leí en un libro”, ¿no creen? n_n]

3 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 60: La petición de la princesa reencarnada (6)”

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