La Princesa derriba banderas – Capítulo 70: El viaje en bote de la Princesa reencarnada (3)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Georg había hecho un viaje a Flamme por mi medicina debido a mi petición. Más de un mes había transcurrido y él aún no había vuelto a casa. Me pregunto si la señorita Flora estaba siguiendo a Georg por amor o si solo venía a hacerle una visita.

Si la primera es cierta, la vitalidad de una doncella enamorada es maravillosa.

—Marie, estás distraída. Continúa caminando. —Klaus me llamó la atención con un tono amargo.

—Por favor perdona a esa chica estúpida.

—…Haa.

Asentí, y no dije nada más. Ahora no era momento de preocuparme acerca del propósito del viaje de la señorita Flora. Concentrémonos en lo que tenemos ahora.

Primero que nada, el agua. ¿Qué debería hacer con ella?

—Hermano… te importaría llevar esto a la cocina-

— ¡Oye~, damita!

Miré hacia arriba a Klaus cuando otra voz me interrumpió. El origen de la voz era un marinero corriendo por las escaleras

— ¿…?

¿Damita? ¿Me hablaba a mí?

El hombre que vino corriendo era el marino que estaba en la cubierta hace un momento. Se detuvo cuando su cintura estaba al nivel de mis ojos. Él era más bien tostado y lucía un cabello rojo cobrizo, con una mirada aterradora en sus ojos del mismo color, que no me atrevía a mirar directamente. El parecía estar en la mitad de sus treinta.

Cuando estás siendo mirada por un hombre alto, es natural sentirse intimidado. Sin darme cuenta bajé mi cabeza. Sorprendentemente, el me dio una sonrisa gentil.

—Gracias, señorita.

— ¿Eh…?

Mis ojos se abrieron como platos por esas inesperadas palabras. Me preguntaba ¿por qué me agradecía? Cuando incliné mi cabeza confundida, el marino me sonrió irónicamente.

—Le dijiste a la malcriada señorita que no debería desperdiciar agua. —El marino se rascó la mejilla, incómodo. —Es mi responsabilidad decirle a las personas esas cosas, por eso lamento que hayas tenido que ocuparte de ella en mi lugar.

— ¡Para nada! —Entré en pánico y sacudí mi cabeza. —Salté sin pensarlo… de hecho, ¿no le he causado más problemas?

No había ninguna duda de que la atmósfera en cubierta era terrible. Yo también tenía la culpa, por lo que no me merecía un agradecimiento ni una disculpa.

— ¡Eso no es cierto! Si la damita no hubiera interferido como lo hizo, la situación habría sido incluso peor.

Su enorme mano acarició gentilmente mi cabeza que aún estaba abajo.

—Eres una niña muy amable y valiente, estoy seguro de que tu hermano está muy orgulloso de tí.

—Sí, lo estoy… pero no puedo quitarle los ojos de encima porque siempre se mete en situaciones problemáticas. —Dijo Klaus con una mirada apologética.

En contraste a mí y Klaus, quien aún tenía una expresión amarga, el marino nos dio una risa animada. No podía seguir el hilo de la situación.

—Ustedes dos realmente son buenos hermanos.

—En efecto.

— ¿Es así…?

Mirándonos a Klaus, quien sonreía, y a mí que tenía una mirada dudosa, el marino afirmó una vez más que éramos “hermanos realmente cercanos” y se rio incluso más fuerte.

—Soy Paul, ¿podrían decirme sus nombres?

Y de ese modo, nosotros también nos presentamos.

Paul, el marino, era parte de los empleados de la cocina de la nave. Decidí dejarle el agua de limón puesto que trabajaba en la cocina, pero, de algún modo, se convirtió en un tour por su lugar de trabajo.

La cocina era más estrecha de lo que pensaba. Puesto que los utensilios de cocina y las raciones estaban por todos lados, sentía que estábamos interrumpiendo su trabajo. Los dos marineros que ya estaban adentro abrieron los ojos enormemente sorprendidos y miraron a Paul en busca de una explicación.

— ¿Qué está pasando, Paul? Hay una linda clienta contigo.

—Me preguntaba qué estabas haciendo. Así que estabas coqueteando, ¿eh?

— ¡Es un maravilloso logro, será mejor que me elogies!

— ¡Cállate, idiota! Estamos ocupados aquí. ¡Regresa a trabajar inmediatamente!

Con Paul estirando su pecho orgulloso, algunos abucheos vinieron en su dirección.

—Ya lo sé. Pero antes de eso… ¿eh? ¿A dónde se fueron mis manzanas?

Paul, quien tenía un barril en sus brazos, sintió que algo andaba mal.

—Oh, te refieres a las que compraste para la diosa, ¿cierto?

—Me las comí.

— ¡¿Por qué?! Esperaba esto de Jan, ¡¿pero por qué tú también Kurt?!

— ¡¿Qué esperabas de mí?! —rugió un hombre bajito, indignado. Probablemente era el que se llamaba Jan.

— ¡Pues, una chiquilla egoísta como esa no podía ser la diosa de todos modos! ¡En lugar de ofrecérselas a ella, preferí comerlas yo!

El joven rubio, Kurt, lamió el jugo que quedaba en su pulgar con una sonrisa malvada en su rostro. Jan miraba asombrado.

—Es común que los rumores sean lejanos a la realidad. Creo que esperabas mucho, Kurt.

—No, la verdadera diosa es absolutamente diferente. ¡Estoy seguro de que ella es más humilde y calmada. Una princesa bondadosa definitivamente me espera allá afuera!

Ah. Este tipo está perdido.

Me di cuenta de que me sentía un poco indiferente. El significado tras el nombre de la diosa era bastante lejano de la realidad. Sus sueños serían aplastados. No una, sino dos veces.

¿Qué hizo la señorita Flora?, me pregunté. Al parecer ella les había dado una mala impresión a todos, incluso a las personas que no habían estado en la cubierta.

—Deténganse, muchachos. Están frente a invitados.

Mientras calmaba a los otros dos que estaban en una discusión acalorada, Paul rascó su cabeza.

—Hablando de eso, pensaba darle a la damita algunas manzanas, ¿sabes?

— ¿Eh?

El rostro de Kurt se volvió azul después de lo que dijo Paul.

—Lamento esto, damita. Incluso te traje hasta acá, pero parece que no tengo nada para darte.

—Está bien, por favor no se preocupe por eso. De hecho, si está ocupado, ¿le gustaría que le echara una mano?

—Gracias, pero no puedo pedirte tanto. Solo el sentimiento es suficiente. ¿Por qué no vas arriba y disfrutas de la vista con tu hermano mayor?

Le ofrecí mi ayuda mientras veía los barriles llenos de papas y zanahorias, pero fue rechazado a regañadientes. No cabía duda de que les faltaban personas… si solo era pelear, yo podía hacerlo.

—…Si no les importa, ¿podrían permitirle quedarse un poco más?

Klaus habló después de haber estado en silencio todo este tiempo. Él estaba haciendo un gesto como si estuviera evaluando algo.

Ante las sorprendentes palabras de Klaus, lo miré con los ojos muy abiertos.

—Quiero que mi hermana esté lo más lejos posible de esa niña.

— ¿Por qué no se relajan en su habitación, entonces?

—Lamentablemente, mi hermana no es el tipo de persona que se queda tranquila.

— ¡Oh, ya veo!

Paul llegó a un acuerdo.

Estaba casi segura de que había algo que replicar aquí, pero considerando mis acciones hasta ahora, no podía negarlo. De hecho, no quería quedarme en la misma habitación sola con Klaus. Sería maravilloso si me dieran algo que hacer en mi tiempo libre.

— ¿Puedo pedírtelo?

— ¡Sí, por supuesto!

—Yo también ayudaré. —Añadió Klaus, asintiendo a mi lado con una enorme sonrisa.

—Hermano por favor, siéntate tranquilo y quédate en silencio.

Klaus parecía sorprendido. Tenía que asegurarme de que no hiciera nada innecesario. Él me estaba mirando como si me preguntara “¿por qué dices eso?”

No te das cuenta de lo malo que eres cocinando. Este tipo…


Yousei
Bueno al menos la gente quiere a Rose, aunque me estresa que no sepan quien es D: , la diosa está frente a ustedes D: !!! Necesito que esta niña reciba algo de feedback positivo su autoestima está por el piso D:

2 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 70: El viaje en bote de la Princesa reencarnada (3)”

  1. Hola, ¡Gracias por el capitulo! Hace algunos días encontré encontré esta novela y me encantó 😀 Cada cuánto públican otro cap?

    Klaus es tan lindo~ Su personalidad hacia otros, cómo a las sirvientas es tan fría, pero con ella no … > < No lo sabía, creía que era un idiota alegre con medio mundo!

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