La Princesa derriba banderas – Capítulo 98: Los temores del primer príncipe

Traducido por Ichigo

Editado por Sakuya


El sonido de la lluvia que caía, reverberaba contra la ventana de cristal.

Sólo una ocasional vuelta de papel se podía oír a través de la lluvia en la habitación, que por lo demás era tranquila.

Dependiendo de la persona, algunos podrían encontrar esto muy relajante. En mi caso, sin embargo, las gotas de lluvia sólo me frustraron aún más. La persona que estaba en la silla de enfrente nunca me dijo nada, qué dolor. Además, qué momento para llamarme. ¿Por qué me llamaste en medio de la noche cuando podías llamarme más temprano en el día? Es más, la persona que llamó incluso me obligó a traer un montón de papeles.

—Su Majestad.

No pude soportarlo más y finalmente le llamé con un tono rígido.

Como si no me hubiera escuchado, el hombre dio vuelta silenciosamente otro documento. Arqueé una ceja. ¿Cómo podía ignorarme así? Quise arrancarle la piel y medirla para poder ver qué tan gruesa era. No, detente ahí mismo. En lugar de pensar en cosas inútiles, ¿no sería mejor pensar en mis dulces hermanitos?

Mi mirada dejó al silencioso y desinteresado rey y se dirigió a la ventana detrás de él. Tal y como deseaba, mis pensamientos se dirigieron inmediatamente a mi hermano y a mi hermana.

—Hermano mayor.

La angelical sonrisa de mi hermana se deslizó en mi mente. Ella era madura y rara vez expresaba algo externamente, pero en ocasiones, mostraba una sonrisa tan inocente. Cuando recordé sus ojos gentiles y su voz digna, recuperé mi fuerza. Ah, qué encantador.

Mi preciosa Rose. El simple hecho de recordarla disipó mis frustraciones de inmediato.

Me invadió la nostalgia. Seguí trayendo mis recuerdos de ella, uno tras otro. En mi mente, vi la figura de Rose cuando era joven, mucho antes de que partiera para su viaje.

Al lado de mi hermana pequeña, estaba mi hermano aún más joven. Mi hermano menor, Johan, a quien no había visto en cuatro años, estaba creciendo espléndidamente. Me pregunto cómo estará ahora.

Las cartas regulares que recibía de él eran más bien informes sin apenas asuntos personales escritos en ellas. Como hermano mayor, eso me hizo sentir un poco triste.

Cuanto más envejecía, más nos separábamos, me sentía más solo. Me pregunto si ya era lo suficientemente mayor para tener un enamoramiento. Me hubiera gustado hablar con él de todo tipo de cosas, pero eso parecía imposible en este momento.

—¿Leyó el informe de Johan? —El rey, que hasta ahora había sido muy reservado, finalmente abrió la boca, casi como si hubiera leído mis pensamientos.

—¿Se trata del asunto de la familia real de Wind que envían diplomáticos a visitar la parte occidental de su nación?

A pesar de mi irritación por la interrupción de mis felices pensamientos, volví a la realidad.

También había recibido un informe sobre Johan y el segundo príncipe de Wind acompañando al primer príncipe como embajadores. El rey que estaba delante de mí asintió con la cabeza y me entregó un pergamino.

—Su objetivo es discutir las cosas con las tribus locales y llegar a una resolución en los bosques del suroeste… Aunque probablemente sea demasiado tarde en ese momento —Su Majestad exhaló un largo suspiro lleno de desagrado.

No es el informe de Johan el que llegó tarde, sino la decisión de Wind. No hay duda de ello. Incluso yo pensé que la reacción de Wind, a todo el asunto, fue inusualmente lenta.

Después del acuerdo comercial entre Wind y Flamme, los bosques del sur estaban siendo talados a un ritmo aterradoramente rápido.

Los bosques a los que nadie le prestaba atención estaban siendo desarraigados y volteados sobre sus cabezas. Había un nuevo cliente en la ciudad, y un acuerdo comercial con Flamme se consideraba considerablemente más valioso que la mera madera.

La lucha por los recursos se hizo cada vez más difícil a medida que los bosques se abrían. Había llegado al punto en que los recursos del área cercana a la frontera se habían reducido notablemente.

—Ya existía un comercio de madera con Flamme mucho antes de que cortáramos nuestra conexión con Skeltz. Incluso un niño pequeño se daría cuenta de que la demanda de madera aumentaría una vez que se establecieran las rutas comerciales. Deberían haber fijado sus precios antes de que esto ocurriera —colocó los documentos y añadió—: No hay nada más que decir.

—Supongo que esos recursos eran demasiado abundantes. Dado lo grande que son esos bosques, no creo que la gente pensara que cortar uno o dos árboles causaría algún daño. Sin embargo, si la mayoría piensa así, todos los árboles serán cortados en poco tiempo. Considerando lo que acabamos de recoger, creo que la situación actual de Wind es increíblemente seria.

Ya era un proceso tedioso, por no decir casi imposible, hablar con todos los nobles necesarios y promulgar una nueva ley a tiempo. Los árboles serían cortados antes de eso. Si los bosques no existieran más, la tierra se volvería indudablemente delgada y seca, y la vida diaria de la gente que vive ahí se vería por siempre perturbada.

Nuevos árboles no crecerán solos en un desierto estéril. Tenemos que salvar el bosque antes de que se pierda.

—Me pregunto hasta dónde llegaría una discusión justo en la frontera. Todo depende de las habilidades del príncipe Licht.

—Es dudoso que la conversación se convierta en algo decisivo en primer lugar.

Su Majestad concentró sus ojos en los documentos frente a él una vez más. Al mirarlo, recordé de repente que había algo aún más perturbador que los casos de inspección y deforestación escritos en el informe de Johan.

—¿Es la enfermedad?

Hacia el frente occidental de Wind, una enfermedad parecía estar brotando en un pueblo justo en la frontera con Skeltz.

El número de enfermos no podía ser determinado por el momento, pero dependiendo de cuánto se había extendido, las líneas fronterizas del país serán seguramente las más afectadas.

—Es raro que una enfermedad estalle en el oeste y no en el sur. Espero que no sea un nuevo tipo que no hayamos encontrado antes.

—La posibilidad de que esto esté relacionado con la deforestación no es cero. Prepararé un grupo de ayuda por si acaso.

—Si realmente es algo que nunca hemos encontrado, entonces nuestro país necesitaría un milagro para manejarlo. No tenemos absolutamente ninguna medida contra ese tipo de cosas.

El rey me cortó bruscamente el hilo de mis pensamientos, luego puso dos dedos en su barbilla.

—Hablando de eso, mi hija se fue para encontrar el milagro que necesitábamos, ¿no es así?

Sus ojos llenos de diversión burlona me mostraron que finalmente encontró interesante el tema en cuestión. Sin embargo, no hubo ningún cambio obvio en su expresión, ni se estaba riendo. Tal vez solo era mi imaginación, pero podría jurar que sus ojos de color agua brillaban con deleite.

—Qué peculiar. De alguna manera, de un modo u otro, llegamos al otro tema que quería sacar a relucir —comentó Su Majestad, con asombro y admiración mezclados en su voz.

—¿Se… Se refiere a mi hermana? ¿A Rosemarie?

—Sí.

—Pero… Rosemarie está actualmente…

¿Qué estaba haciendo ahora?

La pregunta silenciosa salió de mi boca. Mi querida hermanita, que se había ido para un largo viaje a un país lejano. ¿Estás bien? ¿Estás sufriendo? Pasé muchas noches sin dormir repitiendo estos pensamientos ominosos.

No se me permitió darle una escolta, así que todo lo que podía hacer era rezar en silencio por su seguridad desde lejos.

El rey me echó un vistazo y me entregó los documentos que estaban guardados en su escritorio.

—El informe.

¿Informe de qué? ¿De quién? Su Majestad no dijo nada más, pero de alguna manera lo supe inmediatamente.

Me estiré y se lo arrebaté de las manos.

El me miró con cara de disgusto y murmuró: “Qué lástima”, pero me importaba un bledo en este momento. El viaje de Rose me fue explicado mientras estudiaba el documento. Se leía como cualquier otro informe normal, pero a mis ojos, podía ver claramente a Rose profundizando su relación con los marineros y varios pasajeros, mientras que finalmente ganaba su confianza. Podía sentir su calidez a través de estas historias.

Sin embargo, una frase que me llamó la atención instantáneamente disipó esos sentimientos y congeló mi corazón en el medio.

—¿Piratas…?

Mi asombro se superpuso a otro sonido sorprendente. El sonido de algo duro golpeando el suelo resonó detrás de mí. Miré hacia atrás reflexivamente y vi el rostro pálido de Leonhard.

Al verlo, que siempre había cumplido perfectamente con sus deberes, me estremecí de miedo, pero el miedo se extendió aún más en mi corazón. Ahora entendía el peso de la situación, mi mano no podía hacer otra cosa que temblar.

Mi querida hermana. Mi querida e irremplazable hermana. La querida niña que llenó mi monótono mundo con colores vivos.

No puedo perderla, no puedo aceptar ese tipo de futuro. En mi cabeza, seguí negando la posibilidad y me detuve para intentar leer la siguiente frase.

—Son en realidad una existencia escandalosa… —reflexionó Su Majestad para sí mismo.

¿Cuáles son sus debilidades? El sólo hecho de pensar en esto me intrigó aún más. No podía entender lo que había dicho.

Su Majestad me miró, su expresión se endureció y suspiró.

—No me importa cuánto tiempo tardes, sólo termina de leerlo ya. En todo caso, el hecho de que este informe exista debe significar que la princesa aún está viva.

Después de escuchar que ella podría estar a salvo, mis preocupaciones fluyeron instantáneamente fuera de mi cuerpo. ¿Cómo podría yo, el futuro rey, perderme estos pequeños detalles? Me sentí avergonzado de mí mismo, pero mi alivio superó con creces esos sentimientos.

Detrás de mí, también se escuchó otro suspiro de alivio.

La mirada de Su Majestad se alejó de mí y se concentró en alguien detrás.

—Parece que estás cansado.

—Lo siento mucho.

Leonhard, quien aún estaba nervioso, se disculpó inmediatamente sin excusas.

—No, no tengo necesidad de una disculpa por tu parte, pero…

Escuché las palabras que siguieron y abrí los ojos con sorpresa.

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