La propuesta del Héroe – Prólogo

La hermosa y famosa princesa del gran reino de Schwarze fue raptada por el Rey Demonio. El rey de Schwarze inmediatamente envió soldados para tratar de rescatar a la princesa, pero los soldados fallaron ante la inmensidad del poder del ejército demoníaco.

El rey, cuyo curso de acción estaba al límite, recibió un oráculo divino que le ofrecía ayuda a través de un renombrado héroe. El héroe, junto con su equipo, fue invitado al castillo por petición del  Rey donde les dijo:

—Por favor, por favor, quiero que rescate a mi amada hija. Por supuesto, si tiene éxito, yo prometo otorgarle la recompensa que desee.

—Lo entiendo. Yo rescataré a la princesa, incluso a costa de mi vida.

El joven héroe destacaba por su apariencia: una hermosa cara, cabello rubio deslumbrante y ojos azules. Pero no era el único. El hechicero del grupo, el elfo, la guerrera, el sacerdote shinto y la ladrona también llamaban la atención con sus sorprendentes apariencias.

¿Eh? ¿Apariencia? ¿Fueron escogidos por sus apariencias?

Ese fue el pensamiento involuntario que cruzó por la mente del primer ministro, los ministros del gabinete y la doncella A de la princesa, quien se encontraba presente.

Independientemente, el equipo tenía  grandes habilidades equivalentes a sus apariencias.

Cada persona del equipo del héroe, recibían exultantes aclamaciones, principalmente de las mujeres, en su salida. De hecho, así fue hasta que ellos vencieron al Rey Demonio y con éxito rescataron a la princesa.

—¡Ah! ¡Qué admirable! —dijo el rey, emocionado y conmovido al reencontrarse con su hija—. Usted logró traer de vuelta a la princesa. Con toda sinceridad, yo le daré su recompensa deseada.

En ese momento, la congregación de personas en el salón esperaba expectante. La princesa, con su belleza incomparable, y el héroe, quien la había rescatado del Rey Demonio, se encontraban de pie como una hermosa pintura. Cualquiera tendría la sensación de que estaban perfectamente emparejados. Sin duda, el amor entre la pareja comenzaría a florecer como en los cuentos de hadas. Era inevitable que surgiera el cariño. Por lo tanto, se podría decir que el héroe pediría la mano de la princesa como recompensa. Y luego los dos se casarían y, sin lugar a dudas, vivirían felices por siempre.

El héroe, cuyos ojos destellaban entre azul y verde por la luz, escuchó las palabras del rey y respondió con una mirada seria hacia el monarca sentado en el trono.

—Entonces, por favor déjeme llevar a casa la flor más preciada del reino..

¡Aquí viene!, fue lo que todos pensaron.

Por supuesto, la palabra “flor” describía a la princesa.

—Sí, sí. Lo permito. ¡Lo permito! —Aprobó el rey con repetido entusiasmo.

—Por supuesto. Definitivamente. —dijo la reina, sonriendo de oreja a oreja.

—Muchísimas gracias.

El héroe expresó una dulce sonrisa mientras se inclinaba elegantemente ante la realeza en el trono y avanzaba hacia su amada.

Al llegar frente a ella, el héroe detuvo sus pasos y, con amor y amabilidad reflejados en sus ojos azules, dijo:

—Te amo, mi dama. Por favor conviértase en mi esposa. —Eso fue lo que dijo…

Mientras tomaba la mano de la doncella A de la princesa.