Mi prometido ama a mi hermana – Arco 4 – Capítulo 4

Traducido por Kavaalin

Editado por Sakuya


—Es un placer conocerlo. Mi nombre es Ilya Il Machisse.

—El placer es mío. Yo soy Soleil Van Nortis.

El día de nuestro primer encuentro, Soleil ladeó su pequeña cabecita y mostró una sonrisa. Ese sencillo saludo no estaba dirigido a mí, sino a mis padres, quienes miraban desde detrás de mí la presentación de los niños. Al igual que él, yo también me presenté, pero no pude evitar sentir la diferencia en nuestro rango social y por consecuencia mi semblante se volvió rígido al estar temerosa del estado de ánimo de la otra familia. Sin embargo, creo que los padres de Soleil no tuvieron una mala impresión de mí.

Oh, qué damita tan adorable, dijo su madre con una sonrisa en su rostro y, Soleil también dirigió su mirada hacia mí. En el momento en que su sonrisa se fortaleció y su rostro, el cual se había convertido en una elaborada y hermosa máscara como la de una muñeca de porcelana, se giró en mi dirección, me di cuenta. Esta persona, estaba herida. Entendía el por qué. Escuche que su prometida había fallecido recientemente. Y que ellos eran muy buenos amigos de la infancia. Yo nunca la conocí, pero sabía de los rumores. A pesar de su juventud, era inteligente y hermosa. Además, mi padre me había dicho que me convirtiera en alguien como ella. Me dijo que si mi objetivo era convertirme en una dama, entonces esa niña de una edad cercana a la mía era un buen modelo a seguir.

Aunque era una demanda irrazonable el querer que tomara como objetivo a alguien a quien ni siquiera conocía, muchas de las personas que trabajaron como mis tutores privados también le habían enseñado a esa chica y, todos y cada uno de ellos, decía lo mismo sobre ella. Que esa chica, era maravillosa.

Tan pronto como ella falleció, dado que el puesto de ser la prometida de Soleil me fue impuesto inesperadamente a mí, podría decirse que me volví su sustituta, justo como mi padre me había dicho que fuera.

Ese primer encuentro, el cual tuvo lugar en el jardín del Marqués, progresó bastante calmadamente. Dado que los padres de ambos mantenían relaciones amistosas y nuestras madres también se llevaban bien en la alta sociedad, las conversaciones parecían progresar animadamente. En cuanto a Soleil y a mí, después de intercambiar presentaciones, ambos permanecimos en silencio, pero mientras yo me encontraba confundida, Soleil me guió y me enseñó desinteresadamente qué es lo que debía hacer. Por ejemplo, me mostró cuándo tomar el té, cuándo comer postres, cómo pedir permiso para retirarme de mi asiento cuando me sentía cansada; con su mirada o sus gestos, él hacía una demostración de todo esto para mí. Esa es la razón por la que todo lo que debía hacer la mayoría del tiempo era sonreír y dejar el tiempo pasar. No sabía en qué pensaba Soleil, pero el tiempo que pasamos encontrando nuestras miradas y quedándonos al margen de las conversaciones, no era tan malo. Cuando nuestros padres nos permitieron retirarnos de nuestros asientos, dimos una pequeña caminata en el jardín. Yo no estaba acostumbrada al vestido que había sido preparado para la reunión de presentación de hoy y, tampoco es que fuera fácil caminar con dicho vestido, pero cada vez que mis pies se detenían, unos cuantos pasos delante de mí se encontraba Soleil esperándome. Nunca dijo apresúrate o ¿aún no has acabado de descansar? Simplemente esperaba.

Cuando me apresuré a alcanzarlo, la expresión en sus ojos, la cual tenía un dejo de dureza a pesar de sus rasgos infantiles se volvió un poco más gentil. Enseguida, sus pequeños dedos sujetaron mis aún más pequeños dedos y dijo.

—Llevémonos bien. A partir de ahora, vamos a siempre, siempre llevarnos bien.

Soleil era dos años mayor que yo. Él sólo tenía siete años, pero sus ojos siempre miraban al futuro. Naturalmente yo también debería y, ambos planeamos convertirnos en una pareja armoniosa.

Me pregunto en qué me equivoqué…

♦ ♦ ♦

Vi claramente que mi mano soltaba la taza llena con té negro. La taza rota provocada por el choque contra su platillo era, indudablemente, una representación de mi relación con Soleil. Cuando levanté la cabeza, mis ojos reflejaron el inusualmente sorprendido rostro de Soleil. A su lado, habiéndose encogido de hombros debido al susto que le provocó el sonido de la porcelana al chocar, estaba Silvia.

Los dos se habían encontrado por primera vez.

En ese instante, los recuerdos recuperados llenaron mi mente. Junto a la aterradora sensación de que la sangre de mi cuerpo era drenada, varias escenas se desplegaban rápidamente y después desaparecían. Mis vidas pasadas. Mi vida anterior y la previa a esa, la anterior a esa e incluso la de antes de esa, la anterior a esa. Me pregunto, ¿en cuál dejé de contar?

—Ilya, ¿qué pasa…?

Mientras miraba la expresión dubitativa de Soleil, recordé las vidas que había vivido hasta ahora. Era un ser humano que no podía olvidar nada y a la vez olvidaba todo. Se suponía que era así. ¿Desde qué punto comenzaron a aparecer espacios en blanco en los recuerdos que recuperaba? Recuerdo la vida anterior, pero no puedo recordar claramente la vida previa a esa. Puedo recordar perfectamente la vida anterior a esa, pero estoy olvidando la vida de mucho antes. Esto da a entender cuánto he estado repitiendo lo mismo.

Cuando miré hacia el cielo inconscientemente, pude ver a una pequeña ave volando en lo alto. Pero no era negra. No era Cuervo.

—No… no pasa nada. Mis disculpas. Mi mano se resbaló.

Al, quien se encontraba cerca de mí, llamó a la sirvienta y la observó levantar hábilmente los pedazos de la taza rota. Mientras sentía como mi pulso resonaba al elevarse violentamente, mi mente se enfriaba y me decía calmadamente que este acontecimiento era sólo el principio. Si me retiraba de mi asiento, si en ese momento me levantaba lentamente mientras decía no me siento muy bien, ¿les parecería bien si me retiro antes? Soleil frunciría el ceño con una expresión cada vez más dubitativa. Si los demás lo vieran, esto no sería un gran cambio como para deducir esto, pero para mí, quien había estado observándolo desde nuestra infancia, podía entender perfectamente cada una de las emociones de Soleil. Además, el lapso de tiempo que había pasado observándolo no se limitaba sólo a esta vida.

—Hermana, ¿estás bien?

Me di cuenta que la taza que había dejado caer cuando Soleil estaba saludando a Silvia, había cortado el dulce ambiente que había entre ellos. Mi hermanita ni siquiera se había sentado todavía.

—Soleil, por favor, cuide de Silvia.

Cuando dije eso, su expresión se relajó de inmediato y se volteó para encarar a mi hermanita.

—Me disculpo, —dijo y, en mi lugar, bajó su cabeza y corrió la silla para Silvia.

—No, yo debería ser la que se disculpe, —respondió mi hermanita, quien se había puesto nerviosa y cuyas mejillas se habían teñido de rojo. Mientras su belleza robaba las miradas de todos, le rogué a Al con mi mirada y este tomó mi mano derecha para escoltarme. No pensé que él, como mi escolta, cometería un acto tan grosero frente a mi prometido, pero en esta situación, ni siquiera Soleil lo regañaría. Además, no había dudas de que ya no estaba prestándome atención. Mientras mantenía a Soleil, quien miraba fijamente a las redondas mejillas de mi hermanita, en el rabillo de mis ojos, me retiré de mi asiento. Sin saber cuántas veces había visto aquella escena que se seguía repitiendo, bajé mi mirada. Cuando Al susurró señorita en mis oídos, me di cuenta de que había dejado de caminar.

Mientras me agarraba el pecho, el cual había sido asaltado por un dolor similar a un fuerte tirón, sentía como si este hubiese sido abierto con un cuchillo. ¿Por qué soy así? ¿Por qué no me cansaba de ser herida una y otra vez?

Cuando vi el rostro preocupado de Al mirándome, lo recordé súbitamente. En una de mis vidas pasadas, tomé su mano y me fugué. Al principio, rechazaba su mano obstinadamente, pero después de experimentar vidas donde era acorralada implacable e incansablemente, había caído ante una profunda desesperación y, al final, había tomado su mano. Si esta fuese una de esas novelas románticas que eran populares entre los plebeyos, esta se hubiese convertido en el tipo de historias de amor que todas las doncellas leían con fascinación. Un amor prohibido con un escolta, esta sería narrada bajo esa perspectiva. Pero, Al y yo no estábamos enamorados. Al sólo sentía lástima por mí. Por otra parte, él era la clase de persona que llevaría a cabo su deber.

Eso es, su deber.

Yo sabía que si me escapaba de la casa de mis padres antes de casarme con Soleil, nunca podría volver. El hecho de que en cada vida, nos casábamos después de que yo me graduara de la academia no era por voluntad ni mía ni de Soleil. Todo era controlado por la casa del Marqués. La hija del Conde llamada Ilya, parecía ser mucho más capaz de lo que ella misma pensaba y cuando esta estaba asistiendo a la escuela, otras familias habían tratado de entrometerse y prevenir que se uniera a la familia del Marqués. Dado que su rango social no coincidía, hubo casas que trataron de romper el compromiso con Soleil y formar un nuevo acuerdo matrimonial con él. Esa es la razón por la que, antes de que las cosas se volvieran más complicadas, la casa del Marqués se apresuró en acogerme y realizó una ceremonia que había sido realizada rápida y coercitivamente bajo su influencia. Sin embargo, yo no albergaba ningún tipo de insatisfacción con respecto a eso. De hecho, estaba deleitada de convertirme en la esposa de Soleil lo más pronto posible. Por lo que, incluso si yo no hacía nada, las preparaciones para mi matrimonio con Soleil avanzaban favorablemente.

Me pregunto por qué había pensado abruptamente que si iba a escapar, debería ser ahora o nunca. Creo que, sólo pensé que debía huir.

—Mi señorita, por favor, declare su deseo. Por favor, elija tomar esta mano. — ¿Fue su mirada sincera la que conmovió mi terco corazón o fue solamente que había llegado el momento? Ya que Al había dicho que yo era más importante que cualquier otra cosa en el mundo. Podría haber pensado que no sería malo creer en esas palabras. O  tal vez, era que mi corazón se encontraba agotado por esas vidas repetitivas y no podía tomar la decisión correcta. Cuando el corazón de Soleil comenzó a inclinarse hacia Silvia, decidí alejarme de ellos. Ni siquiera yo creía que fuera capaz de hacer algo así, pero después de determinarme, todo lo que quedaba era perfeccionar un plan. Podría haber sido un plan cuidadosamente preparado, pero ocurrió una situación inesperada. Lo que nos faltaba a Al y a mí, era probablemente la capacidad para verificar todos y cada uno de los detalles con ojo crítico. Escapamos juntos en medio de la noche, tomando prestada la ayuda de varias personas, tratamos de dejar la ciudad y, fuimos acorralados. Cuando comprendí que aquellas personas eran los protegidos del Marqués, ya me encontraba en una situación donde me era imposible hacer movimiento alguno. Estaban minuciosamente preparados y no le dieron importancia a nuestra resistencia. Era natural. Ellos eran la denominada Unidad de Inteligencia del Marqués. El lado oscuro de la nación. Algo como capturarnos a Al y a mí, para la unidad principalmente encargada de asesinatos, era más fácil que torcerle el cuello a un bebé. No es que Al fuese débil. Él trabajaba como un caballero escolta. Sus habilidades estaban garantizadas por el simple hecho de servir a mi Casa Condal. Pero no podía pelear equitativamente con humanos pertenecientes al lado oscuro que mataban personas como forma de vida.

Como si fuera natural, Al se paró delante de mí. Para protegerme. Como para expresar que este era su deber como un escolta. Y entonces, frente a mí, fue acuchillado y murió.

—Llegados a este punto, si abandonas tus obligaciones, sería problemático para mí. —Me dijo la esposa del Marqués con la misma sonrisa calmada que tenía la primera vez que nos vimos, cuando vino a visitarme después de que regresara a casa.

No es como si hubieses crecido tanto tú sola, ¿no? No fueron sólo tus padres quienes te criaron para que fueses la próxima esposa del Marqués. Por ese propósito, nuestra casa también hizo uso de su poder. La mayor parte de los gastos por tu educación fueron pagados por nuestra casa. ¿Lo sabías? —La esposa del Marqués, quien sólo declaraba hechos con un tono indiferente, ladeó su rostro hacia mí, el cual se parecía mucho al de Soleil, añadió:

—Debes entender que no existe un reemplazo apropiado para ti.

De hecho, nunca pensé que la unidad llamada Los Sabuesos Del Marqués se movilizarían sólo para buscarme a mí. Yo, que no pude predecir eso, había sido demasiado ingenua. La fuga de la prometida de un marqués era un gran escándalo en la alta sociedad. Después de todo, la sociedad aristocrática se preocupada más por las apariencias y la dignidad.

Y seguidamente, Al, como la persona que había cooperado para la fuga, fue etiquetado como el principal criminal por haber instigado todo el asunto. En primer lugar, los principales empleadores de Al eran mis padres y, al tratar de liberarme, había traicionado a la casa del Conde. Esa es la razón por la que había sido desechado despiadadamente. A mí no se me dio ni la más mínima oportunidad de defenderlo. Ya era demasiado tarde para decir que yo había sido quien había planeado todo, que no había sido su culpa. Porque él ya estaba muerto.

—Ya que murió protegiendo a su ama, cumplió con su ansiada ambición como caballero, ¿no?

La esposa del Marqués rio con extrema satisfacción. Sus palabras eran correctas en cierto sentido. Ya que él había deseado vivir y morir como un caballero. Su salario era pagado por la casa del Conde, pero él había dicho que yo era su única ama. Dijo que no tenía intención de obedecer a nadie más. En mi vida pasada, había sido igual cuando le pedí que protegiera a mi hermanita en vez de a mí. Debido a que fue mi orden, él aceptó a regañadientes. Ya que aceptó mientras exteriorizaba una frustración proveniente desde el fondo de su corazón, creo que terminé malinterpretando la bondad de Al. Antes de darme cuenta, llegué a creer que sólo existía por mi bien. Lo había perdido en mi primera vida, por lo que después de eso me esforcé por mantenerlo alejado de mí. Quizás porque preví que lo perdería algún día. Así es como solía ser mi antiguo ser. Y sin embargo, esta vez lo había llevado conmigo.

—Yo soy la prometida de Alfred… No, era su prometida.

Pocos días después de ese drama de la fuga, yo, quien había sido obviamente encerrada, recibí una visita. Era una mujer joven. Por su ropa, me di cuenta de que no era de la aristocracia, sino que probablemente era la hija de un comerciante. Su diseño era moderno y estaba decorada con muchos adornos que recientemente causaban furor entre las chicas de la ciudad. No obstante, nada de eso se ajustaba al color oscuro de la tela que recordaba a un vestido de luto. No, me equivocaba. Esta mujer definitivamente llevaba un vestido de luto. La razón por la que no estaba claro si eran o sólo parecían ropas de luto, era porque esta mujer todavía era su prometida, aún no se había convertido en su esposa legal. En otras palabras, todavía era una extraña que solo estaba prevista para convertirse en un miembro de la familia. Era diferente del luto por la muerte de un miembro de la familia.

— ¿Sabías de mi existencia?

Todavía era una jovencita con rasgos adorables. Al era mayor que yo por cinco años, por lo que puede que ella tuviera aproximadamente la misma edad que yo. Debería tener diecisiete o dieciocho años. A pesar de ello, despedía un aire calmado. Tal vez era debido a su profunda pena. Su rostro salpicado de pecas me miraba fijamente. Parecía que sus ojos cuyos contornos estaban teñidos de rojo me estaban culpando y sentenciando. A pesar de que me había preguntado si la conocía, no esperó una respuesta antes de decir:

—Alfred y yo habíamos planeado casarnos una vez que tu vida se hubiera establecido. Nosotros teníamos tal promesa.

Ella dijo que no sabía cuántos años tomaría, pero que tenía la intención de esperar, luego se cubrió los ojos. Sus lágrimas cayeron en sus manos, las cuales estaban fuertemente apretadas sobre sus rodillas. Tomó en consideración tanto mi situación como la de Al, cada pequeña cosa y, sin embargo, cuán profunda debe haber sido la determinación de la joven que, ¿aun así decidió esperar? Incluso si no se veía como una aristócrata, por su ropa podía adivinar que era de una familia adinerada. Una mujer nacida en tal familia tenía el deber de unir dos casas a través del matrimonio. Al y ella probablemente se comprometieron para ganar tal unión. Pero Al eligió escapar conmigo. Porque yo había querido. Fue imposible para él revertir la decisión de su ama elegida. Es por eso que ella también debe haber tomado su propia decisión. Ella no tenía más remedio que decidirse. Planeaba elegir a Al, planeaba abandonar a su familia. Esa es la cantidad de determinación que ella puso en esa decisión.

Oh, Señor. Yo, qué he hecho. Qué diablos había hecho.

Sabía que palabras como lo siento no significarían nada para ella. Yo siempre estuve del lado de los que le robaron cosas. Por eso sabía que tales palabras no le proporcionarían el más mínimo alivio. ¿Puede ser que tú, crees que eres la única infeliz…? En ese momento, recordé las palabras de Cuervo.

—Alfred me da lástima. Murió porque te eligió a ti como su ama…

Aunque sus lágrimas que seguían cayendo parecían pasajeras, la fuerte mirada que me dirigía perforaba mi pecho. Yo no sabía. No sabía en lo más mínimo. Ni siquiera era consciente del hecho de que Al tuviera una prometida. No, eso está mal. Ni siquiera intenté saberlo. Como Al lo sabía todo acerca de mí, tenía la impresión de que no necesitábamos palabras entre nosotros. Y entonces, me dormí en los laureles, di por sentadas las gentiles palabras de Al y dependí de la mano que absolutamente nunca debí tomar. Por eso, Al murió. Yo le robé a Al.

Ah, me pregunto, ¿qué tan tonta puedo ser?

Lo que pasó después de eso, no lo recuerdo bien. Solo que la alta sociedad no era particularmente amable con una mujer noble que había intentado fugarse una vez. A pesar de que tenía la intención de mantener un perfil bajo, antes de darme cuenta estaba en un lecho de espinas y aún peor que eso, la actitud de Soleil, quien no ocultaba su mirada decepcionada, nunca dejó de lastimarme. Sus ojos fríos ya no reflejaban mi figura y nuestras miradas nunca se encontraban. No podía alcanzar su mano cuando caminábamos, nuestros dedos ni siquiera se tocaban entre sí.

Recuerdo su voz cuando dijo: Aunque soy el que fue abandonado, ¿por qué estás haciendo una expresión tan adolorida? Creo que en esta vida, Soleil y Silvia no permanecieron casados de por vida. Pero, como era de esperar, no puedo recordar bien.

En la siguiente, en la siguiente con seguridad, tengo que llevar a cabo el plan yo sola. Eso es lo que pensé mientras rememoraba mi vida pasada.

Y así, en mi vida que volvió a comenzar, planeé mi fuga.


[Kavaalin: Chan, chan, chan. Esa introducción me hace creer que Silvia no es más que un reemplazo de aquella primera prometida de Soleil.]

♥ ❤ ♥

9 respuestas a “Mi prometido ama a mi hermana – Arco 4 – Capítulo 4”

      1. Yo también creo que Silvia es un remplazo de su primera prometida y creo que la indiferencia y hasta molestia que siente Solei por Ilye es porque ella fue su nueva prometida.

        No he comentado mucho pero ahora debo escribir que, Silvia es horrible. Su excusa es soy débil y moriré, por lo tanto tengo más derecho amarlo. Osea niña claro que puedes amar, pero no al prometido de tu hermana! Cínica mosca muerta, hasta quedó embarazada en una vida, ni que enferma estaba eh.
        Y todavía dice “sean felices” a mi no me engaña, eso de vestirse de beige en la boda de su hermana es un retrata para llamar la atención, y todavía en otras vidas tenía el descaro de conocer a los amigos de Solei, enviar cartas y reunirse secretamente con el.

        Sin duda Solei es una poca excusa de vida, pero Silvia, esa es una arpía. Corrijo ambos son pobres excusas de humanos, y ambos son horribles.

        Pienso que el bucle sin fin de Ilye es una maldición de la primera prometida.

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