Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 9

Traducido por Ichigo

Editado por Lucy


El día que la encontré.

Mientras volaba en el cielo, habiéndome convertido en un pájaro negro, una melodía familiar llegó a mis oídos. Se podría decir que cambié de rumbo para dirigirme en la dirección de ese sonido casi por un reflejo condicionado. Me pregunté dónde había oído ese sonido pero no lo recordaba con claridad, sin embargo, mientras seguía girando en círculos en el cielo, escuchándolo con atención, el recuerdo al final volvió. Al mismo tiempo, un gran peso se agitaba en el fondo de mi pecho.

Sonaba demasiado familiar a la canción de cuna que Emma solía cantar…

Era una melodía que no había escuchado en mucho, mucho tiempo. El flujo del tiempo era algo que cambiaba todo y cualquier cosa, pero las cosas que se perdían entre este flujo eran numerosas. La canción de cuna que Emma solía tararear era una de ellas. Pensé que como tenía una larga vida, tendría la oportunidad de escucharla en algún lugar una vez más, pero esa oportunidad nunca llegó hasta este mismo día. Por lo tanto, al final, nunca pude saber qué lugar había heredado ese sonido. Podría ser mi propia culpa, ya que nunca le pregunté de forma directa dónde estaba su lugar de nacimiento. Seguir recordando a los que ya no están en este mundo fue por completo inútil. Como tal, creo que intenté de manera deliberada no recordarla. Luego, en poco tiempo, también olvidé la canción de cuna que solía cantar… Debería haberlo hecho, y sin embargo.

Así, cuando escuché esta amable canción, recordé a Emma.

¿Es por eso? Ah, alguien me está llamando. Eso es lo que sentí.

♦️ ♦️ ♦️

—Tú, eres extraño.

Se rió.

—Desde mi punto de vista, eres mucho, mucho más extraña, ¿sabes? —respondí en un resoplido mientras me comporté como un niño.

Estaba medio bromeando, medio en serio. Cuando hice eso, la chica… Ilya, suspiró un poco. Luego sus labios se curvaron en una forma un poco extraña. Era una expresión indefinible, así que no pude describir su emoción con exactitud. Al final, susurró, sin ánimos de discutir.

—Así es. Soy de verdad extraña, ¿no es así?

En medio de la noche, la habitación estaba envuelta en aire frío, aunque la ventana no estuviera abierta. El cambio de estaciones siempre iba acompañado de una sensación que hacía que mi piel se convirtiera en carne de gallina. Cuando relajaba mi atención, todo mi cuerpo temblaba. Al final, mi cuerpo respondía como si fuera “un ser vivo”. Mis cinco sentidos se desarrollaron, llegué a ser capaz de sentirlo cuando el viento en ocasiones hacía que mis pelos se movieran y recuperé sensaciones sutiles como calor, frío u otras sensaciones cómodas. Mi poder mágico y la muñeca creada por Emma podrían haber sido por completo asimilados. Lo más probable sería que ya no podría quitarme este “cuerpo”.

—Aún así, ¿qué fue eso?

Cambiando mi apariencia de un pájaro negro a una figura humana, me paré al borde de la cama en la que ella estaba sentada. El interior de la habitación, que solo se iluminaba con una luz tenue, era siempre sombrío, pero aún así podíamos ver. Vi su silueta indistinta, levantó la cabeza para mirarme y sonreír. Su iris esmeralda pálido con una luz naranja era hermosa. Cada vez que parpadeaba, parecía que la luz tenue que se extendía por la superficie de sus ojos se dispersaba. Más que una piedra preciosa, estaba más cerca de un mineral. Antes de ser pulida, es algo que no atraería los ojos de la gente, pero dependiendo del ángulo en el que reflejara la luz, emitiría un brillo inesperado.

—Ya lo sabes, ¿verdad? Puedo ver cosas que otras personas no pueden ver… Y entonces, ¿qué pasa con el bebé que tenías en tus brazos hace un rato?

Cuando le hice tales preguntas, los ojos de Ilya se abrieron un poco, entonces ella volvió a sonreír de forma amarga.

—Supongo que lo hice, cierto.

Ella sonreía aunque no le parecía gracioso, eso era risible en sí mismo. No me gustó esto y fruncí el ceño en silencio. Tal vez ella lo lo notó, pero sus delgados labios permanecieron fijos en una sonrisa mientras me decía;

—Hay algo más. Puedo ver el futuro… Es inusual, ¿verdad?

Miré su rostro para ver su verdadera intención, preguntándome si estaba bromeando. Pero cómo de repente desvió la mirada, no pude captar nada. Su línea de visión se detuvo en la ventana de la reja de hierro. Al otro lado del vidrio pulido, había barras de hierro alineadas a intervalos regulares, y entre ellas se podía ver el cielo en trozos rectangulares. No había más.

—Dijiste que querías que protegiera a tu hermana, ¿verdad? Porque en el pasado, ella te salvó.

—Sí, es cierto.

—Pero, no es sólo eso, ¿verdad? ¿No es posible que algo suceda en el futuro? Bueno, eso si creo en lo que dijiste.

Como de costumbre, solo miró fijo a la oscuridad, y no abrió los labios. Pero no pude ver el más mínimo indicio de tristeza en su perfil, a pesar de que era imposible que estuviera contenta con su condición actual de estar encerrada en esta pequeña habitación. Al contrario, parecía esconder una resolución inquebrantable. Tenía una mirada tan fuerte. ¿Qué demonios estaba viendo dentro de la oscuridad? No tenía forma de saberlo, pero…

—Bueno, está bien. Al menos te concederé tu deseo. Eso es lo que prometí.

Pero… El día que conocí a Ilya por primera vez, nunca pensé que terminaría acortando tanto la distancia entre nosotros. Después de todo, al menos tenía una sensación de cautela. Incluso si ella tarareaba una canción de cuna similar a la que Emma solía cantar, no me acerqué por descuido. Primero, quería saber qué tipo de persona era. Para empezar, sabía que una persona que miraba al exterior desde una ventana con barras de hierro no era normal. Así que pasaron unos días antes de que intercambiara palabras con ella. Pero, la observé todos los días. Me di cuenta de que lo que era anormal no era ella, sino su entorno.

Una parte de ella estaba de verdad mezclando la realidad y la fantasía. Sin embargo, solo lo hizo en un grado leve. No fue hasta el punto de confundir su entorno. Podría estar sucediendo porque tenía un sólido autocontrol y estaba reprimiendo su emoción. Es cierto que hace un tiempo, parecía que estaba hablando con el fantasma de un bebé, pero ahora está tranquila y serena. La gente que interactuaba con ella durante el día no notó que su mente tenía algunos problemas. Ilya solo pensaba siempre en su prometido y se dedicaba a él, haciendo todo lo posible para convertirse en una persona digna de él. Su estado desesperado y frenético era conmovedor. Lo que era difícil de entender era el hecho de que una chica así siempre estaba sola. Nadie la ayudaba. Incluso Soleil, como su prometido, parecía que se mantenía a cierta distancia.

—¿Por qué te gusta tanto tu prometido?

Cuando no pude soportar más de todo esto y le hice esa pregunta, su rostro se iluminó con una pequeña sonrisa. Ya veo. Como antes, eligió “sonreír”, como siempre. Lo hizo siempre, siempre. Como si alguien le hubiera dicho que lo hiciera.

—La joven yo era una niña que no podía hacer nada, era incluso peor que ahora. Cuando conocí a Soleil, porque era normal, aunque había recibido cierto grado de educación, era por completo inútil. Sin embargo, esa persona… Soleil, no me criticó. Al contrario, me esperó. Siempre estaba ahí, sin decir nada, solo esperándome.

El rostro de la chica que estaba narrando con lentitud palabra por palabra, parecía feliz a simple vista. Tenía una expresión que parecía decir que estaba satisfecha con todo. Y sin embargo, a pesar de eso, por alguna razón, se sentía como si estuviera a punto de llorar. Perdí mis palabras. Siempre lo he sentido. La verdad era que…

Ya había dejado de esperarte, pensé.

Sabía que debía decirlo, pero como entendía lo crueles que eran estas palabras, sólo podía rechinar los dientes para no decir esta despiadada verdad. Viéndome como ella, ladeó la cabeza maravillada y repitió.

—Eres extraño.

Para ocultar su sonrisa, se llevó sus delgados dedos a la boca. Un poco de tinta los había manchado de forma indeleble. Esa era la prueba de todas las horas que había pasado sosteniendo un bolígrafo cada día, desde su infancia. Los libros de economía habían sido leídos y re leídos hasta que pudo recitarlos de memoria, las esquinas de las páginas estaban todas arrancadas y la portada estaba desgastada. En los espacios en blanco y en los márgenes, las notas escritas por Ilya se desbordaban. Allí se podía ver el rastro de sus esfuerzos. Pero después de decir que el simple hecho de recordar no servía para nada, había recogido libros sobre política e historia de países extranjeros.

No era todo, la práctica del baile también era indispensable. Un día después de convertirse en una mujer del más alto rango de la aristocracia, tenía que bailar mejor que las otras mujeres también. Incluso si la sangre rezumaba de los dedos de sus pies, no le importaba. Aún había más, debía ser capaz de cantar al piano, ya que era una necesidad para una hija noble, que practicaba durante muchas horas. Hizo todo eso por su cuenta.

Era probable que también tenía días en los que no le apetecía leer. O días en los que no quería sostener un bolígrafo. Días en los que no quería bailar, días en los que no soportaba la vista de un instrumento musical. Seguro, a veces, quería tomarse un descanso durante todo el día. Sin embargo, no lo hizo. Verla así, no era nada más que doloroso. No importaba quién la viera, ellos entenderían que ella misma estaba trabajando demasiado.

Sin embargo, nadie, ni siquiera una sola persona, la detuvo. Nadie le dijo que estaba bien tomar un pequeño descanso. Por el contrario, mostraron un comportamiento regañador que implicaba que debía esforzarse aún más. Sus padres… en especial su madre, eran así. Nunca dijo claras palabras de aliento, pero de manera casual ofreció su consejo, actuando como si la acorralara contra la pared.

—La persona que se convertirá en esposa del próximo marqués no puede depender de otros. Tampoco debe permitir que otros la acompañen.

Aunque esa chica nunca había dependido de sus padres, ni siquiera una sola vez, le dijo palabras tan duras, pero la gente alrededor de Ilya aprobaba las palabras de su madre. El único que pensaba de manera diferente era, de seguro, el caballero acompañante de Ilya. Sin embargo, no pudo contener la acción de su maestro. Por no decir nada de refutar las palabras de la esposa de su patrón, una condesa.

Por eso la tenté con palabras dulces y entrañables. ¿Debería echarle una mano?

Sin embargo, ella nunca estuvo de acuerdo, solo respondía:

—Solo tengo una cosa que me gustaría pedirle. Protege a mi hermana pequeña.

Esta no era en absoluto la respuesta a mi pregunta. Dejándome solo, ya que estaba bastante desconcertado, Ilya dirigió hacia mí su mirada que parecía ver a través de todo y cualquier cosa sin obstrucción. Sus ojos parecían decir: “No hay necesidad de preocuparse por alguien como yo”. 

Entonces, sin ninguna conexión lógica, empezó a explicarme sobre cierta banda de ladrones. Un grupo muy peligroso, dijo.

Como ella seguía hablando e insistiendo sobre ellos, intenté buscarlos yo mismo, pero se trata de un pequeño grupo de ladrones cuyo nombre se desconoce. Su influencia no amenazaba el orden público de la ciudad. Consiguieron algunas ganancias repitiendo ofensas menores, y era poco probable que hicieran un gran lío. No podía entender en absoluto por qué se preocupaba por ellos. Aún así, estaba preocupada por ese insignificante grupo de ladrones y deseaba que fueran arrestados. Por eso no tenía otra opción que cooperar.

Lo hice porque tenía demasiado tiempo libre. Solo era libre por completo. Pensé que estaba bien ofrecerle un momento de mi larga, larga vida. Seguro, los días que pasaré con Ilya volarán en un parpadeo. Porque así es como se suponía que debía ser.

No sabía qué clase de existencia era para ella. Tal vez dudaba de mí, sin saber si algún día la traicionaría. En el fondo de su corazón, era probable que no confiara en nadie.

Sin embargo, me pregunto… Si yo fuera una persona más inteligente, capaz de entender la sutileza y el funcionamiento interno del corazón, entonces… ¿habría sido capaz de anular todos los eventos que ocurrieron después? Uno de ellos fue, por ejemplo, el hecho de que se casara con su prometido, como estaba previsto.

Recuerdo bien su ceremonia de bodas. Se celebró en un día con un clima perfecto, un día en el que un viento suave bailaba en el cielo. El vestido que ella misma había preparado para ese día era tan hermoso que deslumbraba, hasta el punto en que dudarías en mirarlo de forma directa. Lo que se veía tan brillante era el bordado, y tal vez lo hizo porque lo había cosido ella misma. Cada vez que la aguja perforaba la tela, creaba el patrón que ella estaba imaginando. Ese tipo de artesanía dio origen a una obra maestra, pero tomó mucho tiempo y también fue frustrante. Aún así, hacer eso hizo que su expresión se suavizara.

Ella seguía diciendo que había estado viviendo solo para ese día.

Como mi existencia no fue percibida por otros, asistí a la ceremonia. Como siempre, tomé la forma de un pájaro y volé sobre la Iglesia donde se celebraba la ceremonia. Pude ver a la joven pareja que, lo más probable, había intercambiado su voto dentro de la iglesia así como a los asistentes cuando salieron al jardín. Seguro estaban teniendo una reunión. Desde el lejano y alto cielo, mientras la miraba, la chica que acababa de recibir el título de “esposa” levantó la vista. Sentí que de alguna manera, me estaba mirando. Sin embargo, tal vez su marido a su lado le dijo algo, porque ella en ese momento volvió su mirada hacia atrás.

Como al final se había convertido en la esposa del marqués, su tiempo de trabajo hasta la muerte debería haber llegado a su fin. Cuando le dije: “Como la gestión del territorio es tarea de tu marido, el señor feudal, deberías tomarlo con calma”, Ilya ladeó la cabeza con perplejidad.

—Es por eso debo esforzarme en ayudar a Soleil —respondió, mientras se dirigía a una esquina.

Sabía que lo que más temía era que Soleil no la necesitara. “La vida” para ella podría ser dedicarlo todo a Soleil. Por eso. Solo por eso, cada vez que recogía el vestido que había preparado para su boda, su expresión se veía feliz de alguna manera.

Esa chica era…

De pie junto a la persona que ahora podría llamarse su “marido” sonriendo con su “habitual e invariante sonrisa”.

—¡No puede ser!

De forma inconsciente, susurré eso, ya que nunca esperé ver esa expresión en su rostro para el día de su boda.

 —¿Por qué?

¿Por qué? ¿Sigues sonriendo incluso hasta ese momento?

No, no es eso. Era una ocasión en la que estaba bien reír y sonreír. Al contrario, no sonreír sería más extraño. Porque hoy fue un día así. El día que se suponía que era el más brillante de la vida. Sin embargo, su sonrisa provocaba una sensación de incomodidad e incongruencia. Podría ser porque sentía que está ceremonia de bodas era una gran farsa. Sabía que para Ilya, que había estado esperando este día con todo su corazón, mi comentario podría sonar demasiado cruel. Sin embargo, no era más que una farsa.

Al final de mi línea de visión, pude ver a un hombre que debería haber declarado su voto matrimonial, pero que no estaba mirando a su propia esposa, sino a su hermana. De pie junto a tal hombre, Ilya fingía ser demasiado feliz.

Pensé que era una estupidez. Era absurdo y ridículo. Sin embargo, no tenía la compostura para reírme de esto. Recordé el dolor que me apretaba el pecho. Aunque sonreía, Ilya no cambió su expresión, como si se hubiera congelado. La máscara que se aferraba con fuerza a sus pequeños rasgos era algo que no se quitaría a menos que se hicieran grandes esfuerzos para lograrlo. A pesar de que hoy era una gran celebración, como un nuevo comienzo de su vida, eligió usar esa máscara.

En otras palabras, se había resignado. Había jurado amar a su marido. Por otro lado, se rindió a “amarse a sí misma”.

En verdad, ella había apostado todo en ese día. Apostó a que el hombre que había sido su prometido desde su infancia, Soleil, tal vez, al menos por hoy, la miraría. Eso es lo que esperaba.

Un deseo tan simple fue aplastado.

Mientras mantenía su sonrisa, Ilya se sentía tan desesperada sin que nadie lo supiera.

♦️ ♦️ ♦️

Esa chica que aún se había convertido en la esposa de Soleil cumplió con su deber como miembro de la casa del marqués, como si nada estuviera mal. Como si dijera que cumplir con sus obligaciones como esposa de Soleil le daba sentido a su vida. Como si dijera que no debe avergonzar a la familia del marqués como miembro de su casa. Todo ello para ser reconocida como la esposa del próximo marqués. Ella asistía a reuniones sociales en lugar de su marido, ocupada con su palabra de caballero, extendiendo sus conexiones personales, y a veces, incluso participaba en las fiestas diplomáticas sola. Nadie hubiera pensado que alguna vez se sospechó que algo andaba mal en su mente. Cuando asistía a la academia, era muy devota a Soleil y terminaba avergonzado a la gente de su séquito. Pero ahora se había vuelto tranquila y discreta. Era virtuosa, noble, exigente y talentosa. Incluso en el mundo aristocrático, no pasó mucho tiempo antes de que fuera reconocida como una persona adecuada para pertenecer a la casa del marqués.

Pensé que lo estaba haciendo bien. Que todo iba bien. Para entonces, el grupo de ladrones que Ilya tenía en mente ya se había debilitado mucho y se pensaba que desaparecería tarde o temprano. Me preguntaba si ella había hecho algo o si solo se habían destruido a sí mismos. No sabía, pero eso no importaba.

Porque el incidente que ocurrió después seguro no tuvo nada que ver.

Ese día, el cielo crepuscular era muy bonito. Mientras admiraba ese cielo de siete colores que solo podía verse durante el cambio de estación, volé hasta que el sol estuvo a punto de ponerse. Cuando pensé que un humano ordinario solo podía mirar este cielo desde un lugar mucho más lejano, de alguna manera terminé con la sensación positiva de que no era tan malo haber obtenido ese cuerpo. Cuando intenté pensar en ello, fue la primera vez que lo pensé desde que mi cuerpo se había desvanecido. Podría haberme inspirado en Ilya que siempre estaba tratando de forma desesperada de vivir “el presente”. No importa cuánto tiempo continúe fluyendo después, tal vez si pudiera vivir solo mirando el “presente”, entonces podría ser capaz de disfrutarlo y respirar con más facilidad. Pensé que debería vivir de forma seria, como ella.

Esa podría ser la razón. En la noche de ese día, cuando presencié a la trastornada Ilya, no pude mantener la calma.

Mientras lloraba, me dijo que su hermanita estaba embarazada. Y que el padre del niño era su propio marido.

Cuando oí esas palabras dudé y busqué palabras que pudiera decir para animarla. Había adivinado que algo así podría suceder algún día, pero no pensé que sería tan pronto. La chica que seguía llorando con convulsiones como una niña era lamentable. Como todo por lo que había trabajado de forma tan frenética hasta ahora terminó siendo en vano, era natural. Pero, cuando yo le daba palmaditas en la espalda… ella decía palabras increíbles.

Decía que quería repetir el pasado.

Que volvería al mismo tiempo una y otra vez. Luego levantó la voz para gritar que era precisamente por qué, aunque se suponía que se había comportado a la perfección, todo había sido en vano, y una vez más estalló en un violento ataque de sollozos. Incapaz de mantenerse en pie, permaneció sentada en mi regazo, sus lágrimas cayeron gota a gota. Me hizo preguntarme cómo pudo haber ahorrado tanta agua. Con mis pensamientos que no funcionaban muy bien, miré a Ilya que decía palabras incoherentes. Esa chica me miró. Sus ojos, que se dirigían hacia mí, mostraban su inquietud. Me decían que ella quería que la entendiera, que la comprendiera, que no dudara de ella. Pero…

Retroceder en el tiempo, es imposible.

El primer pensamiento que me vino fue este. Fue porque yo, yo mismo, había buscado, había querido desde el fondo de mi corazón esa “magia para volver al pasado”. En el pasado, muchos años antes de ahora, en la época en que acababa de perder a Emma, a menudo pensaba en ello. Si pudiera volver al pasado… ¿podría empezar de nuevo desde mi encuentro con Emma? Si fuera posible volver a una época aún más temprana, ¿podría evitar que mi padre le hiciera este hechizo a su hijo? O, ¿podría repetir los días después de nuestro matrimonio sin parar hasta que me cansara de ello?

Si pudiera volver al pasado, ¿a qué hora debería ir? Eso es lo que he investigado varias veces. Si esa magia no existiera en ningún lugar de este mundo, ¿debería crearla yo mismo? Estuve pensando a fondo todo el día y la noche. Sin embargo, no pude hacerlo. Al final, llegué a la conclusión de que tal vez, solo Dios podría ser capaz de manipular el tiempo. Por eso, pensé…

Que tenía que seguir viviendo esa vida no deseada, mi deseo no se completó.

—Es casi como el infierno.

Eso es cierto. Este lugar era como el infierno. Si ese fue el caso, entonces, ¿qué tipo de castigo fue este? ¿Por qué demonios estaba siendo castigado? ¿Qué es lo que hice? Estas preguntas que había empezado a olvidar me cubrieron la mente.

—Oye, ¿no lo crees?

Ilya reaccionó rápido a mi voz inquisitiva. Tal vez no había pensado en absoluto qué le dirían esas cosas, pero hizo una expresión un poco estúpida. Para ella era muy raro hacer una expresión así. Hubiera sido imprudente por mi parte reírme de esto.

—Pero si esto es el infierno. Si estás recibiendo tu castigo. Entonces, ¿qué clase de pecado cometiste?

Cuando mi padre me hechizó, yo era un niño pequeño. Tan joven yo, ¿qué clase de crimen había cometido para bajar a este infierno? Si este era un destino que había estado llevando desde mi nacimiento… ¿qué tipo de karma tenía cuando nací en este mundo?

—¿Por qué te está pasando a ti y solo a ti?

¿Por qué me pasó solo a mí…?

Mientras le preguntaba a Ilya, también me hice la misma pregunta a mí mismo. A pesar de saber que no había respuesta. ¿Por qué debo ser el único que experimenta tal cosa? A pesar de que en este mundo hay tanta gente, ¿por qué no hay nadie más, por qué soy yo?

Mientras que ella todavía estaba medio aturdida…

—Yo… quería, quería ser feliz… —respondió, palabra por palabra—. Yo solo quería ser feliz, eso es todo.

Sus labios temblorosos escupieron con cuidado estas palabras. Entonces, en ese mismo instante, su rostro se puso blanco como si hubiera admitido que había cometido un grave pecado.

—Por eso —continuó—. Por eso, las cosas se volvieron así.

No pude entender el significado de sus palabras. Sin embargo, me di cuenta de que había cometido un error escandaloso. Había herido a una chica que me había pedido ayuda.

Esa pequeña mano que seguro había pedido ayuda a alguien por primera vez, la golpeé sin piedad.

Aplaste este corazón puro hasta que no pudo defenderse.

17 respuestas a “Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 9”

  1. No entendí lo último, por qué el aplastó su corazón puro? Si los q lo hicieron fueron su hermanastra lagartona come hombres y su prometido… Los odio ojala desaparecieran o sufrieran lo mismo q ella una y otra vez hasta q se den cuenta de lo q hicieron. 🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️👿👿

    1. Crow siente que aplasto su corazón porque era la primera vez en que Ilya le pide ayuda, ella se siente desesperada y cuando le contestó con tanta sinceridad, no pudo traer paz a sus inquietudes y solamente la dejo mas desolada, entonces se culpa por no poder ayudarla aunque quería hacerlo con todas sus fuerzas♥

  2. Duele tanto leer esto. Cuervo vio como Ilya se esforzó durante todo ese tiempo, él pudo ver como ella era tratada de una manera fría

  3. Quiero creer que no soy la única que está llorando 😭😭 porque aún cuando la vio sufrir tanto el tampoco hizo nada para detenerla de hacerse sufrir a si misma. Me duele me quema me lastima…
    Pd. Gracias por el cap. Esperaré con ansias el siguiente mes la actualización.

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