Princesa Restante – Tomo I – Capítulo I: Los Caballeros de la Mesa Redonda


[NT: Las palabras y/o frases mal escritas en el capítulo están así a propósito, porque se supone que es charla campesina. Ej: ke’pa mijo]

Esta era la “Habitación del Rey Caballero.” En el piso había una alfombra con la historia de los dioses bordada en esta, enmarcada con espigas doradas de grano. Colgando del techo había un candelabro de madera y sobre la alfombra una hermosa mesa de madera envejecida, hecha de un gran roble de hoja perenne. Había sillas repartidas por la habitación, hechas de la misma madera; adornadas con tallados en sus tablas, tan detalladas como para ser consideradas piezas de arte únicas, crear el mismo patrón sería imposible.

Había tres personas en esta habitación “hoy.” Uno de ellos, un hombre de melena dorada semejante a la de un león, apoyaba sus pies sobre la invaluable mesa como si nada y miraba a Leti con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

– Tu humor es peor que de costumbre, Reina Leticia. ¿En qué momento te encuentras ahora?

– Es realmente molesto ¿o no, Rey Alexander? Me encuentro justo después de ser proclamada la próxima reina y de que fuera rechazada por un hombre estúpido.

El hombre llamado Rey Alexander se echó a reír ruidosamente como si el predicamento de Leti fuera algo placentero, crispando de mala manera los nervios de esta.

El hombre de cabellera plateada, sentado en una silla distante, colocó un marcapáginas en su libro antes de cerrarlo para unirse a la conversación.

– No hay necesidad de ser impaciente, Reina Leticia. Yo tuve la experiencia de tener que inclinarme cincuenta y cinco veces ante alguien antes de que accediera a ser mi caballero.

– He escuchado esa historia tantas veces ya en mi época y esta ha sido transmitida como su impresionante anécdota, Rey Administrador Karlheinz. Ahora se le considera un refrán, “cincuenta y cinco reverencias.” ¿Así que realmente fueron cincuenta y cinco veces?

– Veo que se transmitió con bastante precisión. Entonces fue buena idea haber mantenido un diario.

– si hubiese sido yo, habría dado la orden de quemar todos mis diarios una vez muerta dado que solo maldigo en ellos. Desearía morir, incluso si ya lo estuviera, si fuera a ser conocida como la Reina Despotricadora. – bufo Leti.

El hombre con una sola mano rio apáticamente al escuchar el pequeño discurso de Leti.

– Va a estar bien ya que, después de todo, es usted, Reina Leticia. En mi caso, probablemente seré conocido como el Rey Traidor o el Rey Fracasado… no… tal vez ni siquiera me queden súbditos para darme un apodo de ese tipo…

– Es tan sombrío como siempre, Rey Oswald. ¿En qué momento se encuentra en su época?

– Estoy en mi quinto año de guerra. Escape aquí aún cuando sé que no debería. – el suspiro del Rey de Una Sola Mano, Oswald, fue profundo.

Dado el ambiente lúgubre Leti declaró que debería irse, cuando el Rey Alexander le hablo.

– Reina Leticia, no hay necesidad de que hagas lo que dice este estúpidamente serio Karlheinz. Aquellos que acepten porque te inclinaste ante ellos solo buscan sinceridad.

– Entonces, ¿qué es lo que sugiere que haga?

– Hmmm… si fuera yo, los hubiera molido a golpes y obligado a recitar el juramento del caballero, pero como eres una mujer, la manera más rápida es realizar un acto dramático, como hacerle creer que es el destino.

– ¿Destino?

– Los hombres son débiles contra esas cosas, ¿sabes? Así que solo haz lo que tu tío te dice.

– ¿cuántos “tatara” tendría que anteponer a ese tío? Además, la dinastía cambio después de su reinado, por lo que supuestamente no soy una descendiente directa de su linaje.

De todos modos, pienso que podría sacar algo de provecho del consejo dado por el Rey León Alexander, quien nunca perdió una sola batalla durante su reinado, así que lo tendré en cuenta.

Leti se marchó, expresando su acuerdo con el Rey Alexander y pensando acerca de su próximo movimiento.

♦ ♦ ♦

Leti despertó al canto de las aves y la cálida luz del sol de un día fresco. Se sentía un poco confundida por la ausencia del candelabro de madera colgando del techo, cuando recordó que ya había regresado a la realidad.

– Probablemente he estado yendo bastante últimamente a la habitación del Rey Caballero, porque quería escapar a algún lugar.

El Rey León Alexander fue allí justo antes de que se iniciara una revolución, liderada por su amigo y primer ministro de confianza. El Rey Administrador Karlheinz fue después de ser traicionado por su amada esposa, mientras que el Rey De Una Sola Mano Oswald fue cuando estaba en una situación desesperada en la guerra.

Todos los reyes en la habitación del Rey Caballero tenían algo en común cuando iban allí: estaban perdidos en cuanto a qué deberían hacer. Así que para los otros reyes, ellos supusieron que verían frecuentemente a la Leti del tiempo posterior a su proclamación como heredera al trono.1

– ¡Ánimo Su Alteza, próxima soberana, Reina Leticia, hoy haremos nuestra segunda reverencia! – se dijo Leti a sí misma.

Desde que el actual rey anunció el mes pasado, en el decimoséptimo cumpleaños de Leticia, que ella sería la próxima reina, sus sirvientas habían estado por alguna razón extrañamente emocionadas. Mientras sus criadas trabajaban diligentemente, Leti bebía su té de la mañana elegantemente.

Leti pensaba que un esposo necesitaba ser solo una decoración a su lado y que no le daría ningún poder sobre el gobierno y las políticas del reino, pero aun así era innegable el hecho de que escoger marido era una parte importante de su trabajo.

– Voy a trabajar después de esto, así que no está permitido que nadie me moleste hasta que yo lo diga. Trasladen a mi habitación los retratos y documentos que trajeron los príncipes Friedhelm y Guido.

Las sirvientas siguieron las órdenes de Leti obedientemente y acarrearon hasta su cuarto los retratos de sus candidatos a marido,  cubriendo un tercio de su espaciosa habitación. Leti estaba mareada por la gran cantidad de pinturas, pero aun así cerró con llave su puerta y se preparó para trabajar.

– …Pues bien, empecemos.

Leti se quitó su hermoso vestido, liberó sus pies de sus zapatos de tacón alto, se cambió a un nuevo y flamante vestido junto a unas firmes botas para caminar a las cuales se había aficionado últimamente. Removió todos sus accesorios y se ató el cabello sólo con un listón de terciopelo. Leti se miró al espejo y declaró listo su Atuendo de princesa incógnita.

Sin dudar, Leti se asomó por su ventana y saltó hacia un árbol cercano. Esta había sido desde siempre su ruta de escape, aun desde niña. Las personas que la veían como la epítome de una princesa perfecta encontrarían difícil de creer el que ella ha estado haciendo esto por tanto tiempo.

– Bien, puntuación perfecta.

Leti se elogió a sí misma por salir del castillo sin ser vista. Se sacudió el polvo de la falda y acomodaba su vestido mientras caminaba.

– La Orden de Caballería Real debería pasar por aquí en sus patrullajes…

Leti había ordenado a sus sirvientes investigar el horario de Duke Barchet, quien había tenido el descaro de rechazarla delante de todos. Usando la información que reunieron sus criados, Leti había decidido emboscar a Duke mientras este estaba cumpliendo su deber.

– ¡Hola! hay buen clima el día de hoy, ¿verdad?

– ¡Oh señorita Cia, cuánto tiempo sin verla! ¿Ha salido a una cita el día de hoy?

Leti hablaba familiarmente con una señora que pasaba por allí. Había escapado tantas veces para ir y caminar alrededor de la ciudad circundante al castillo, pretendiendo ser la hija de un barón empobrecido. Al contrario de con sus hermanos Friedhelm y Guido, la gente sólo conocía a la Princesa Leticia de nombre y por la descripción de que era tan hermosa como la difunta Primera Reina Consorte, por lo que ella podía fácilmente salir y pasear por la ciudad.

– Hay alguien al que me gustaría volver mi caballero, pero me rechazo, así que quería emboscarlo y obligarlo a aceptar.

– Vaya, vaya, así que hay alguien capaz de rechazar a una señorita tan hermosa como usted…

– Estoy segura que él tiene grandes ambiciones y quiere ser el caballero de una princesa de familia de alta alcurnia.

Era normal para una poderosa familia de alto estatus el tener varios caballeros, pero para la hija de una familia de baja casta el tener un caballero era igual a tener un amante. Es esta la razón del rechazo de Duke “Preferiría no ser conocido como el amante de la Princesa Restante.”

Mientras charlaba ociosamente con la señora, Leti escudriñaba la calle buscando a alguien en especial. Entonces un hombre alto, claramente una o dos cabezas más alto entre la multitud y con una expresión agria en su rostro, llamó su atención.

¡allí estás!

Leti dio un paso hacia adelante, levantó un brazo y lo llamó.

– ¡Duke! ¡Te estaba esperando!

Por un momento, Duke se preguntó quién era esa mujer que lo saludaba, hasta que la reconoció de golpe. Inmediatamente escaneo el área con la mirada en busca de los guardias de Leti. Esta decidió que las habilidades de Duke como caballero eran aceptables cuando vio que de inmediato se puso en alerta al reconocerla.

– ¿Ve a esa persona alta? Él es quien quiero que sea mi caballero.

Leti apuntó hacia Duke mientras este se hacía camino entre la multitud a su alrededor. Antes de que Duke pudiera siquiera reprender a Leti y preguntarle qué estaba haciendo allí, ella envolvió su brazo alrededor del suyo sorprendiéndolo con tan inesperado acto. Duke trató de apartar su brazo, pero Leti afianzó el agarre mientras mantenía una dulce sonrisa en su rostro.

– ¡Oh vaya! ¿Duke es su nombre real? Vamos a ver… Bueno, se ve usted como un joven decente, señor Duke. ¿Por qué rechazó a una joven tan fina como la señorita Cia?

– ¿Heh? No… eso es…

– ¿Es por la diferencia de estatus social? ¿Es un conde?

– No, soy el hijo de un barón…

– ¡Entonces son iguales! No habría ningún problema ¿no?

Duke miró furioso a Leti. Su cara decía, “¿Por qué diablos tengo que ser interrogado por una mujer a la cual ni siquiera conozco?” Pero Leti mantuvo su cara de póker2 y no lo ayudó a evadir la cháchara de la mujer.

Un hombre se unió a su conversación. – ¿Quizás kere’uste seh un miembro de los Caballeros de la Mesa Redonda? ¿O no, míster? Nuestro próximo gobernante es una reina, después de todo.

¡Hahaha! ¿Pero no es imposible para alguien como usted ser un Caballero de la Mesa Redonda? ¡¿Entonces porque no solo se rinde y se convierte en el caballero de la señorita Cía?!

Los dos extraños reían divertidos mientras Duke enderezaba su espalda y daba su máximo para mantener un semblante amigable.

Ser el hazme reír me hace querer decirles que la próxima Reina de la que están hablando de hecho ya me ofreció el primer puesto de sus Caballeros de la Mesa Redonda y que yo la rechacé de plano.

– Duke, ¿qué tal si charlamos mientras paseamos? Sé que aún te encuentras en medio de tu patrullaje.

– Pienso que será lo mejor. – Ya no quiero permanecer aquí.

Duke realizó las formalidades correspondientes y ambos se retiraron, con él arrastrando a Leticia de la mano mientras eran tragados por la multitud.

Después de poner cierta distancia e ir a un lugar menos transitado, Duke desató su furia. – ¡Oye! ¡¿Qué se supone que haces aquí SOLA?! ¿Dónde están tus guardias?

Leti giró sobre sí misma, mostrándole a Duke su atuendo como diciendo, “¿No te das cuenta?” Pero el rostro de este no mostraba señal de entender.

– Estoy viajando de incógnito, disfrazada. Escape del castillo.

– ¿Hah? Para alguien designada para ser la próxima reina, de seguro eres una persona despreocupada. Esa es la razón por la que te llaman “Princesa Restante.”

– ¿Princesa Restante? Déjalos decir lo que quieran. Ellos me dieron ese apodo como una Princesa no como una Reina. – dijo llanamente Leti, deslizando su cabello por sobre sus hombros con su mano.

– Puedes llamar a esto un trabajo, sabes, cómo reunir información. La información se va distorsionando a medida que esta se aleja de la fuente, así que a veces salgo a reunirla personalmente, ya que la mayoría de la información acerca de la ciudad estará tan distorsionada una vez que me llegue en el castillo, que la encuentro realmente poco fiable.

– ¿De verdad?

Duke estaba alerta a sus alrededores mientras escuchaba la historia de Leti, ya que ella fue a la ciudad sola y sin escolta y él tendría que protegerla si es que algo pasaba. Pero para Leti, no tenía necesidad de un guardia, porque era más fuerte cuando estaba sola y podía moverse libremente.

– Estoy de acuerdo con lo que estás haciendo, de escuchar a tu gente, es algo bueno ya que serás su próximo gobernante, pero siento que ya estás familiarizada con ellos. ¿Por qué, si fuiste nombrada heredera tan sólo el mes pasado?

– De hecho, lo que dices es correcto. Mi sucesión al trono fue formalmente declarada el mes pasado en mi cumpleaños, pero yo ya sabía… ya sabía que sería reina. No el cómo, pero estaba segura de que ocurriría. No me moleste en decírselo a alguien porque estaba segura de que nadie me creería.

De todos modos, te estaré arrastrando a todas partes para escuchar las historias de la ciudad. Empecemos ahora, todavía tenemos un montón de lugares a los que ir. –

– ¿Hah? No, volveremos al castillo. ¡Voy a enviarte a casa ahora!

– Voy a perdonar tu lenguaje informal de hoy, pero habla conmigo de esa manera otra vez mañana y vas a encontrarte llorando por tu alevosía. ¿Estamos claros? ¿Si? Entonces vamos allí.

Leti señaló hacia una tienda de accesorios cruzando la calle y entro para echar un vistazo a los listones. Ya que Duke no podía simplemente decir adiós y abandonarla, él, en su uniforme de Caballero, siguió a regañadientes a la princesa a la tienda.

Al ver a un caballero acercarse a su tienda, el dueño de esta salió de inmediato a saludarlo y preguntarle qué pasaba.

– Ehm… No… Sólo vengo con ella…

– Ah, ya veo. Eres el amante de la señorita Cia, ¿verdad? Una hermosa señorita y un gallardo caballero ¡que pareja tan perfecta!

Duke se preguntó cómo es que todos a los que vieron hoy llegaban a esa conclusión, pero sí les decía que no eran amantes, ellos seguramente le preguntarían que tipo de relación tenían y ya que no conocía la historia detrás del disfraz de Leti, no podía hablar descuidadamente.

– Jovencito, sabes, este es el momento cuando un hombre paga por su dama. Si no eres cuidadoso acerca de esas cosas, podrías encontrarte siendo abandonado en un futuro cercano.

Aunque Duke pensó que sería bastante bueno el ser abandonado, aun así sacó a regañadientes su billetera y pagó por los listones de Leti. No podía entender por qué ella, la princesa del reino, tenía que comprar sus cintas para el cabello en esta pequeña tienda cuando probablemente tenía más que suficientes para usar toda su vida.

– Aquí, tengan un poco de té.

– ¡No se hubiera molestado! ¡Gracias!

– Gracias.

Leti empezó una conversación con el dueño de la tienda mientras bebía su té. Su tema era, por supuesto, la noticia de moda de la temporada: la próxima reina. El dueño de la tienda dijo que aparentemente la próxima reina era una princesa muy hermosa, y Leti declaro estar completamente de acuerdo. Parecía que Leti no poseía la cualidad de ser tímida o modesta.

– ¿la conoció, señorita Cia?

– No, la hija de un barón empobrecido no tendría oportunidad de conocerla, aunque la he visto de lejos. ¿Qué hay de ti, Duke?

– …de lejos… Sí…

– Dicen que la princesa Leticia es una muy esplendida princesa. He oído que ella fue la que sugirió y construyó el hospital en el oeste y el orfanato en el sur. También fue la primera en donar para nuestro festival.

Los dos príncipes compitiendo por la corona, Friedhelm y Guido, se centraron en las relaciones militares y extranjeras. Leti, por otro lado, era más activa en promover la educación y el bienestar. Ella tenía dos razones para hacer esto: uno, para evitar captar la atención de sus hermanos, y dos, para ganarse los corazones de los ciudadanos. La buena opinión que la gente tenía de ella era prueba de su arduo trabajo a lo largo de los años.

Leti llevó a Duke por todas partes para escuchar las historias y opiniones sobre la próxima reina. Había el consenso de que si una guerra civil sería el resultado de que uno de los príncipes ascendiera al trono, entonces sería mucho mejor si la bondadosa princesa sucediera la corona. Todos agradecen la idea de tener a la princesa Leticia como su próximo gobernante.

Después de caminar por largo rato, Leti por fin decidió que era tiempo de volver al castillo.

– …tu reputación es bastante buena.

Duke elogió a Leti mientras caminaban hacia el castillo. Su familia formaba parte de la nobleza, sin embargo apenas daban la talla y él se había considerado más afiliado a la Orden de Caballería Real, así que era bastante ignorante cuando se trataba del mundo de los nobles. Pero incluso alguien como él conocía a la princesa Leticia como una princesa amable y delicada antes de ser elegida como la heredera al trono, la cual había pasado a ser la dócil y hermosa “Princesa Restante.”

– Sé que soy popular entre la gente común, sin embargo, los nobles y miembros de la nobleza me consideran como alguien sin importancia y eso me irrita.

Leti tenía tres motivos para esta particular caminata incógnita. En primer lugar fue para recoger los últimos rumores y chismes. Segundo, para conocer más acerca de Duke como persona, y tercero, para demostrarle a Duke cuán buena era su reputación con los ciudadanos.

Basada en la reacción de Duke, Leti decidió que su plan fue un completo éxito. Su opinión sobre ella estaba cambiando lentamente, alejándose de la de “Princesa Restante.”

Leti considero que esta era la oportunidad perfecta para atacar. – ¿Así que, cambiaste de parecer acerca de ser mi caballero, después de oír lo buena que soy?

Su primer movimiento fue colocar algunas de sus cartas sobre la mesa para ganar su confianza. Este tipo de juegos eran la especialidad de Leti.

– Déjame decirte la razón por la cual te elegí.

Leti se dio la vuelta y encaró a Duke. Sus ojos eran los mismos que los de la vez pasada, llenos con una perspicacia impropias de una mujer. Si Leti hubiese sido un hombre, Duke la habría retado a un duelo.

– Ya sabía que me convertiría en reina. Solo que no el cuándo ni el cómo, pero pensando en ello lógicamente, había una gran posibilidad de que mis dos hermanos mayores estuvieran ya muertos, así que nunca pensé en establecer mi propia orden de caballería.

– ¿Tu sabías?

Duke se convenció de que probablemente era por adivinación o alguna profecía, pero los ojos de Leti le decían lo contrario. Sus ojos decían claramente que simplemente lo sabía.

– Quería que mis hermanos estuvieran protegidos por lo mejor de lo mejor, así que no me importó incluso si los mejores caballeros eran reclutados en el Séptimo cielo o en las Valquirias. No quería heredar el trono sólo porque ellos murieran. Pero eso no pasó y ahora estoy en un apuro para completar mis Caballeros de la Mesa Redonda con los rezagados, aquellos que no fueron seleccionados por ninguno de mis hermanos. ¿Así que, se supone que tengo que tener unos caballeros que sólo pueden ser considerados como aceptables? ¡Eso es irrazonable!

– No hay nada que hacer… te uniste tarde a la carrera.

Duke entendía el punto de Leti. Los dos príncipes, Friedhelm y Guido, tenían ambos las habilidades y cualidades de un rey; por lo que era natural que los caballeros talentosos se reunieran alrededor de ellos. Así que todos los caballeros restantes de los que Leti podía escoger eran aquellos que no fueron elegidos por ninguno de los dos príncipes. Él ser agrupado con ellos, de alguna manera, dañó el orgullo de Duke, pero no pensaría en ello por ahora.

– Así que si hay alguien entre los rezagados que podría ocupar el primer puesto de los Caballeros de la Mesa Redonda, entonces ese serías tú, Duke Barchet, sólo tú.

Duke pensó que, de hecho, Leti no era sólo una Princesa Sobrante. Al verla pensar y analizar sobre este asunto, le hizo sentir que ella podía poseer los elementos esenciales de un sabio gobernante. Sin embargo, eso por sí solo no era suficiente para que fuera su caballero y se inclinara ante ella como su amo.

– Princesa, Su Alteza, yo…

Duke sintió repentinamente que algo andaba mal. Rápidamente puso a Leti cerca de él y la cubrió con su espalda. De inmediato, tres maleantes salieron de entre las sombras.

– Hey damita, vamos un poco cortos de plata,  ¿porque no nos prestas un poco?

– Ya que traes a un caballero contigo, obviamente tienes algo de dinero.

Duke colocó su mano en la empuñadura de su espada, chasqueo la lengua y le pregunto a Leti en susurros: – Tu tapadera no ha sido descubierta aún, ¿verdad? Tres asesinos profesionales serían difíciles de manejar incluso para mí, ¿sabes?

Duke era muy consciente de lo peligrosa que era la posición de Leti como la heredera al trono. Ella le quitó la corona a sus dos hermanos, independientemente de si formó parte de eso o no. La verdad sea dicha, probablemente había más gente que la quería ver en peligro que de la que quería protegerla. Los tres hombres podrían ser vándalos normales, pero en el peor de los casos serian asesinos enviados por alguien que veía a Leti como un gran obstáculo en sus planes. La mente de Duke ya estaba cavilando un remolino de posibilidades para esta situación en comparación con el comportamiento tranquilo de Leti, la cual dio un suspiro indiferente.

– ¿Me lo estás diciendo en serio?

– ¿Hah?

Duke pensó que Leti lo llamaría estúpido, ya que parecía que lo haría, pero en cambio le dio una palmada en el hombro.

– La única persona que conozco que es más hermosa que yo es el Príncipe Guido. ¿No piensas que es natural que a un caballero que está saliendo con alguien tan hermosa como yo le pidan un duelo o dos?

– No te llames hermosa a ti misma. ¿No podrías intentar ser un poco más modesta?

– Para alguien con mi belleza, pienso que intentar ser modesta sólo sonaría sarcástico… Puedes manejar algo como esto, ¿no? Solo haz lo que tengas que hacer y no te preocupes por mí.

Duke pensó que responderle con un decidido “claro, claro, eres tan hermosa” o un “no pienso lo mismo” solo sería problemático y tal vez, elogiarla sinceramente podría darle una reacción más interesante.

…aunque las mujeres tímidas y modestas son más lindas y de mi gusto.

Duke aún tenía un par de cosas que decir, pero decidió que sería mejor centrarse en lo que tenía entre manos.

– Si se apartan ahora, los dejare ir sin ningún rasguño; pero si osan poner sus manos sobre ella, no piensen que saldrán con sólo una herida o dos. – Porque si le hacen algo a ella, la princesa y próxima soberana de este reino, se podrían arrepentir de ello. Estén preparados para recibir la pena de muerte.

Duke se lanzó contra los atacantes y el combate empezó.

– Su manejo de la espada es de hecho uno de los mejores que he visto. Me alegra que sea tan bueno como dice el informe.

La escena desplegada frente a Leti era suficiente para hacer llorar a una princesa normal, pero Leti no era una princesa ordinaria y esta observaba la contienda intensamente. Duke, a pesar de luchar uno contra tres, tenía la ventaja en la batalla y aún tenía que desenvainar su espada. Los golpeaba con la empuñadura de su espada o con su propio puño. Su estilo de pelea no era en modo alguno elegante y apto para un Caballero, pero esto también significaba que tenía la confianza para ganar sin siquiera empuñar su arma.

Leti vigilaba la pelea con una sonrisa satisfecha en su rostro. Era mejor de lo que esperaba. Entonces, sintió una presencia adicional desde atrás, distrayendo su atención de la batalla que tenía delante.

– ¿Más compañía? Justo cuando tengo la oportunidad de ver a Duke en acción… – Creo que no hay opción entonces.

Leti se dio vuelta para encarar a los recién llegados y chasqueo sus dedos.

♦ ♦ ♦

– ¡Oye! ¿Estás bien?

– Si, lo estoy. Ganaste contra tres oponentes y sin ningún rasguño. No eran tan fuertes, pero no significa que fuera fácil. Realmente eres apto para ser caballero, para ser mi caballero.

– ¡…Hey!

Duke encontró dos hombres inconscientes en el piso junto a Leti. Le pregunto a esta, con sus ojos, quienes eran y Leti respondió mirando hacia los hombres como diciendo que este había demorado mucho en notarlos.

– Tal vez estaban planeando primero captar tu atención y entonces sus otros miembros me atacaran, pero que pena por ellos porque sé cómo defenderme.

– ¡Aun así! ¡Debiste llamar mi atención cuando notaste que había otros! ¡¿Sabes cuán peligrosa es tu situación?! ¡¿Qué hubieses hecho si resultabas herida?!

– Yo fui la que te dijo que no te preocuparas por mí. Sólo quería mantener mi palabra.

– ¿Qué?

– Pero eso no es todo. También quería mostrarte que puedo defenderme sola, que no soy sólo una hermosa princesa y para hacer que estés en deuda conmigo por protegerte. Es por eso que me encargue de ellos sola, pero creo que tuvo el efecto contrario y sólo te preocupe. Eres una persona mucho más amable de lo que creía que eras. – Leti suavemente se encogió de hombros ante la ira de Duke.

Duke se sintió incómodo cuando Leti señaló que estaba preocupado por ella. Se convenció de que era normal que un caballero se preocupara por la futura reina y que su preocupación no era nada personal. Sí, estaba preocupado por la próxima reina y no porque me importa ella.

¡Superioooooor! ¡Alguien reportó que una hermosa señorita estaba en peligro!

Una voz optimista proveniente del cielo rompió la incomodidad entre los dos. Ambos levantaron la cabeza para ver desde donde provenía, cuando su visión se oscureció súbitamente y una forma humana descendió directo hacia ellos. Ni siquiera la calmada Princesa Leticia pudo ocultar su sorpresa.

¡¿Kyaa?!

La persona que saltó del techo y aterrizó perfectamente en el suelo era el subalterno de Duke, Astrid Gale. Se levantó rápidamente como si nada, miro hacia Duke y noto a Leti parada a su lado.

Astrid miró al rostro de Leti, pensando que de alguna manera le resultaba familiar. Duke pensó que sería malo si este la reconocía, así que rápidamente se colocó entre ellos para bloquear la visión de Astrid, pero era muy tarde.

– ¡¿…PRINCESA?!

Duke agarró a Astrid de la cabeza y lo arrastró cerca de él.

– Ella está disfrazada ahora debido a ciertas circunstancias así que no hagas un alboroto. No puedes decirle esto a nadie, ¿entiendes? – dijo Duke con su amenazadora voz que podría hacer a un niño llorando, llorar incluso más. Astrid estaba abrumado con la presencia de Duke y asintió en consecuencia mientras repetía las palabras de este, diciendo que no iba a contarle a nadie.

– Astrid, voy a enviar a esta hermosa señorita a casa así que ¿puedo dejarte las cosas aquí a ti?

Y otra cosa, ¿cuantas veces te he dicho ya que no corras por los tejados? Ya hemos recibido una queja de que una anciana casi tuvo un ataque al corazón cuando te vio haciendo eso.

Eeeeh… Pero no puedo correr a toda velocidad en la calle debido a la gente. Además, pienso que sería mejor si llego a la escena del crimen lo más rápido posible, por lo que decidí usar los tejados como atajos.

Duke suspiró, sintiéndose cansado por todas las cosas que estaban ocurriendo. Quería darle a Astrid un largo sermón, pero perdió las energías para hacerlo. Esta era una de las razones por las que Astrid era conocido como un removedor de tensiones. Él era un caballero con habilidades suficientes como para estar en la cima, pero su personalidad no era la adecuada para uno. Duke decidió posponer su sermón por ahora ya que garantizar la seguridad de Leti era más importante que disciplinar a Astrid.

– Escucharé tu informe más tarde en el cuartel. ¿Necesitas ayuda o refuerzos?

– Hay un buen puñado de ellos, así que apreciaría si pudieran disponer de algunas manos.

– Entiendo. Hare que te envíen algo de ayuda.

Duke y Astrid hicieron el necesario intercambio de información para la transferencia de autoridad. Entonces, Duke sujetó firmemente el hombro de Leti, protegiéndola de la visión de Astrid mientras se alejaban. Leti ni siquiera tuvo oportunidad de decir una palabra y se vio obligada a caminar sin más discusión. Le dio un rápido vistazo a Astrid Gale y encomendó su rostro a su memoria.

– Tienes un subalterno muy agradable, Duke.

– …no tengo quejas respecto a sus habilidades, pero…

– ¿Su nombre?

– Astrid Gale. Él es de una familia de plebeyos, pero tiene las suficientes habilidades como para ser el mejor en la Orden. No es exagerado decir que es el tipo de persona que solo ves una vez cada siglo.

Leti sólo veía a Astrid como un joven muchacho de pelo rojo y gentiles ojos verdes. Su presencia era más la de un panadero en formación que la de un caballero de la Orden de Caballería Real. Pero al oír a Duke elogiarlo francamente, Leti pensó que valía la pena investigarlo.

Basados en la apreciación de Duke, podría convertirse en  uno de mis Caballeros, pero si realmente es tan bueno, entonces es muy probable que ya sea el de otra persona…

– ¿Es el caballero honorario de alguien? O ¿Es miembro de alguna orden privada, como el Séptimo Cielo del príncipe Friedhelm o las Valquirias del príncipe Guido?

La palabra “caballero” tenía dos significados en Sommevesle.

Uno era caballero real.  Este se refería a los miembros de la Orden de Caballería Real establecida para proteger la paz y el orden del reino. Para unirse a esta, uno tenía que estudiar por dos años en la Academia de Caballeros independiente del estatus social, plebeyo o noble. Después de graduarse de la academia, se tomaría un examen de entrada para unirse a la Orden y sólo aquellos quienes lo pasasen podrían convertirse en un Caballero de la Orden de Caballería Real con todas las de la ley.

El otro significado era caballero honorario. Una vez que una persona jura lealtad a un señor, ya podía ser considerado como un caballero honorario. Los caballeros honorarios vienen en muchos tipos. Estaban aquellos que actuaban como guardaespaldas para su señor y aquellos otros que eran caballeros sólo de nombre ya que fueron seleccionados debido a su astucia y habilidades. Había también algunos que simplemente querían hacer alarde de las conexiones y rango de su amo.

El Séptimo Cielo y las Valquirias eran las órdenes de caballería privadas establecidas por los hermanos de Leti. Los miembros de esas dos órdenes eran todos caballeros talentosos y superiores que nadie se atrevería a impugnar.

– Actualmente no está sirviendo a nadie, pero sé que está recibiendo invitaciones para unirse a varias órdenes. Si quiere, se lo puedo presentar formalmente. – Le sugirió Duke a Leti, con la esperanza de que se rindiera con él, pero Leti no lo pensó dos veces.

– No, gracias. Ya tengo mis ojos puestos en un caballero ahora mismo: tú. ¿Qué era de lo que estábamos hablando antes de toda esta conmoción? …Cierto.

Leti se dio la vuelta y encaró a Duke.

– Fui capaz de observarte, aunque fuera por poco tiempo. Cuando accidentalmente te encontraste conmigo en la calle, mantuviste la compostura y calmadamente escudriñaste el área para garantizar mi seguridad. Tu estilo de pelea no estaba limitado por la estética y tu perspicacia no está nublada por la edad o el estatus social. De todos los rezagados, tú realmente destacas. Ahora quiero que seas mi caballero aún más que antes.

Los sentimientos de Leti hacia Duke cambiaron de ser “el único” a ser “el elegido.”

– Duke Barchet, te ordeno ser mi caballero. Acepta con gratitud el primer puesto de mis Caballeros de la Mesa Redonda. ¡Apresúrate e inclínate ante mí!

Duke rechazó la previa invitación de Leti con un simple “Me niego” pero esta invitación era diferente de la última. Las palabras fueron las mismas pero el peso detrás de ellas era diferente. Duke decidió no huir y responder con la misma seriedad.

– Sentí la sinceridad en sus palabras, así que debo darle una respuesta honesta a cambio. Quiero ser el caballero del Príncipe Friedhelm y aún ahora siento lo mismo, es eso. No importa lo atractiva que pueda ser como ama, no es el Príncipe Friedhelm y nunca lo será.

Duke y Friedhelm fueron compañeros en la Academia de Caballeros y se hicieron amigos rápidamente. Duke creía que Friedhelm podría ser un buen rey y quería velar por el reino junto a él. Friedhelm se sentía de la misma manera. Por lo tanto, después de graduarse de la Academia, Friedhelm le pregunto a Duke sobre ser su caballero, pero debido a la estructura de la nobleza, donde la familia de Duke estaba sometida a Guido, este rechazo el ofrecimiento de Friedhelm y decidió permanecer bajo el ala de Guido por el deber con su familia.

Leti respondió con indiferencia al evidente rechazo de Duke. – Hasta aquí está bien. Será más problemático si nos descubren.

Cuando llegaron a la pared del castillo, Leti puso los pies en los espacios en la pared y subió fácilmente hasta la cima. Duke estaba pensando en llenar esas aberturas para evitar que ella fuera a cualquiera de sus paseos incógnitos, mientras veía a la princesa trepar por la pared.

– Respecto a tu respuesta de hace rato… – Leti le habló a Duke desde lo alto de la pared, con una sonrisa confiada en su hermoso rostro. – La tomaré como que confías lo suficiente en mí como para revelarme tus verdaderos sentimientos.

– ¿Estaba escuchando lo que dije, Su Alteza?

– Si. Te escuche, pero sólo escuche.

Leti bajó por el otro lado de la pared después de decir eso, desapareciendo de la vista de Duke.

Realmente es como dicen los rumores, una hermosa princesa. Pero los rumores no están completos. Porque en el interior, ella es la reina perfecta. Su personalidad despótica y su egocentrismo me recuerdan a alguien…

– Pero con esto, puedo decir que el futuro de Sommevesle está seguro.

Duke pensó que la princesa restante definitivamente sería una reina brillante y que sería mejor si pudiera conseguir gente excelente para apoyarla. Pero una parte de él subestimó su persistencia y pensó que si continuaba rechazando su oferta, ella eventualmente se rendiría con él.

♦ ♦ ♦

Astrid, dejado atrás para limpiar la escena, estaba atando a cada persona tumbada inconsciente en el suelo con una cuerda. Lo único que le quedaba por hacer era esperar a que los demás vinieran y le ayudaran a llevar a los truhanes de regreso al cuartel para interrogarlos y escribir el informe del incidente.

– Uno contra cinco… el superior Duke es impresionante.

Astrid caminó hacia los dos hombres inconscientes que habían estado tendidos en el suelo junto a Leti para confirmar si todavía tenían armas escondidas con ellos. Tras la inspección, descubrió que cada uno de los hombres tenía una marca roja en la nuca.

– Un golpe en el cuello los dejó inconscientes. Ya es difícil causar una contusión y para hacerlo de forma tan limpia, el superior Duke realmente es impresionante. Probablemente lo hizo con la vaina de su espada.

Astrid miró hacia la dirección donde Duke y Leti caminaron.

Desearía haber tenido la oportunidad de luchar contra estos hombres junto al superior Duke.

Pero Astrid no tenía manera de saber que Leti era la que había dejado inconscientes a estos dos hombres, de modo que nunca se le ocurriría preguntarse cómo los había derrotado sin ninguna arma con las que hacer esas marcas rojas, como si se tratara de la vaina de una espada.

Un aroma nostálgico fue barrido por el viento, llamando uno de los recuerdos enterrados de Astrid y deteniendo sus movimientos momentáneamente mientras inspeccionaba a los hombres inconscientes.

– ¿Cuál de ellos es él?

Tan pronto como esas palabras salieron de sus labios, Astrid, el hablante mismo, se preguntó sobre el significado detrás de ellas.

♦ ♦ ♦

Leti tenía una gran reputación como el modelo de princesa perfecta. Eso fue cierto hasta que fue anunciada como heredera al trono, y su reputación cayó hasta ser la princesa restante. Esto era verídico, incluso para su padre, el actual rey de Sommevesle.

La princesa restante, quien de repente se convirtió en la sucesora, debía ser preparada y enseñada sobre los temas necesarios para convertirse en un gobernante, incluyendo política, leyes e historia. Para hacer eso, el rey asignó a los mejores eruditos en el reino para ser sus profesores. Esa parte del plan estaba bien hasta entonces; Leti también quería asegurarle a su padre que estaba dando su tiempo y esfuerzo para mejorar, así que asistió diligentemente a sus clases. Sin embargo…

– Princesa Leticia, el Príncipe Leonhardt ha llegado.

– Déjalo entrar.

– Sí, Su Alteza.

El profesor de historia que le asignó su padre no era otro más que su hermano menor, el Príncipe Leonhardt.

Leonhardt L’Cruselle era el tercer príncipe y cuarto hijo del rey. Era conocido como “El historiador genio, cuarto hijo del rey y tercer príncipe,” también era conocido como una persona extraña y excéntrica. La mayoría pensaba que esta reputación, que él también usaba como su auto introducción, era la descripción perfecta de él.

Leonhardt saludó alegremente a Leti. Él, de entre todos los niños del rey, que eran todos ya conocidos como excéntricos, brillaba como el más extraño.

– ¡Buenos días, hermana! ¡Pareces estar de buen… Quiero decir, de no tan buen humor hoy! Jajaja… La historia, o mejor dicho el rumor, sobre el hijo del barón Barchet rechazándote se ha extendido por el castillo como la pólvora, ¿sabes? Fufufu…

Si Leonhardt se arreglara tan siquiera un poco, seria catalogado igual de bien parecido que su hermana. Junto a Leti, serían conocidos como los bellos hermanos, compartiendo el mismo cabello rubio y ojos azul acero. Pero todo eso no eran más que ilusiones, ya que el Príncipe Leonhardt no se preocupaba ni lo más mínimo por su apariencia. Vestía una bata blanca toda andrajosa como abrigo y un par de anteojos que reflejaban extrañamente la luz, lo suficientemente fuerte para nublar los cristales mismos. Su manera de hablar también potenciaba su capacidad pulmonar hasta el máximo sin preocuparse de con quien estaba hablando. Estos rasgos inutilizaron su hermoso rostro, y él disfrutaba de la decepción de la gente.

– No me importa si se extiende como la pólvora. Debe extenderse lo suficiente como para llegar a las casas de las familias nobles con el fin de que no sea un problema para mí. De esa manera puedo evitar a los que querían tener a Duke como un caballero para sus hijas. No querrían al caballero favorito de la Princesa Leticia, ¿verdad?

La razón por la que Leti se vistió glamorosamente cuando invitó a Duke a ser su caballero a pesar de saber que estaba fuera de lugar, era para que la gente hablara y chismorrearan acerca de ello. Si esta historia había llegado incluso hasta su hermano, quien normalmente era ignorante acerca de este tipo de cosas, entonces su plan había sido un éxito.

– Elegí a Duke Barchet porque pensé que era el mejor de entre todos los rezagados, pero era mejor de lo que esperaba… sin embargo es suficiente de mí y mis caballeros. Cuéntame, ¿qué son esos papeles? No me digas, ¿has decidido ser un maestro de verdad?

Leonhardt trajo consigo una pequeña pizarra, una pila de papeles y un único libro.

– Este es un libro de historia, aunque su contenido es más de historias para dormir, Jajaja. Entonces, estos papeles son de nuestro hermano Friedhelm. Me lo encontré de camino aquí. Aquí tienes.

Leti tomó el libro de historia y lo colocó sobre su escritorio. Luego tomó una hoja de la pila de papeles y la arrugó en una bola después de mirarla por unos segundos.

– ¡Realmente no sabe cuándo rendirse…!

– ¿Qué es? ¡Déjame ver!

Leonhardt dejó los papeles sobre el escritorio, entonces recogió y estiró la hoja de papel que Leti acababa de arrugar. En el papel estaba el retrato de un hombre y su información personal, como su nombre y el linaje de su familia. Leonhardt pronto comprendió que los papeles eran de un candidato a marido para Leti.

– ¿Por qué, no es un chico guapo? Aunque no puedes confiar en que los pintores de retratos dibujen exactamente como lucen los modelos o podrían perder su trabajo ¡Jajaja! Oye hermana, ¿No se parece un poco a nuestro hermano Friedhelm?

– ¿No estarán emparentados? Quiero decir, es de la facción de Friedhelm.

Leonhardt continuó presionando con el tema como si estuviera vendiendo algo. Siguió contándole a Leti los puntos positivos del hombre, como su buen estatus social y que era demasiado bueno como para dejarlo ir, etcétera. Hablaba como si este tema no estuviera directamente conectado con su hermana. Era el único hermano completo de Leti, pero sólo veía la situación como divertida y se burlaba de ella.

– Silencio. Eres la última persona con la que quiero hablar sobre matrimonio, Eres soltero. Es mejor que uses esa boca tuya para hablar sobre tu investigación. Tienes más sentido cuando lo haces.

– Sí… sí… ¿Deberíamos comenzar nuestra lección? – Declaró Leonhardt, y escribió algo en la pizarra que había traído consigo. Leti pensaba que su personalidad excéntrica estaba completamente representada en su peculiar escritura, que se elevaba hacia arriba a la derecha.

– Nuestro primer tema es sobre el primer rey de Sommevesle, el Rey Caballero Christian. Tampoco está claro si realmente existió o no, ¿verdad?

El soberano fundador del reino se sentía más como una leyenda que como un antepasado. Los niños de Sommevesle eran criados oyendo las aventuras del Rey Christian como cuentos para dormir.

– El mundo de los hombres estaba sumido en el caos debido al Mal. Un dios llamado Christian descendió de los cielos y transformó una parte de su poder divino en espadas y concedió estas al hombre. Así, Christian y sus doce discípulos derrotaron al Mal y fundaron el Reino de Sommevesle. Este tipo de leyendas originarias se pueden encontrar fácilmente en cualquier reino, ¿verdad?

Leonhardt hizo un gesto en la pizarra con su lápiz y subrayo el nombre escrito en ella.

– Ya sabía eso.

– Jajaja. Por supuesto que sí. Me olvide de eso. Si naciste y te criaste en Sommevesle, deberías haber oído hablar de esto. Lo siento por eso. Jajajaja. Pero, oye. ¿No crees que el nombre dado a las espadas del Rey Caballero es algo lamentable? “Las espadas de los Caballeros” no es realmente original. ¿O soy solo yo?

Leonhardt escribió con su mano derecha “las espadas de los caballeros” en la pizarra.

– Tengo la misma opinión… ¿Y? eso también ya lo sabía.

– Jajajaja. Si, tienes razón. Entonces, el poder del dios fue dividido en doce espadas conocidas como las “Espadas Prometidas” y dadas a los doce caballeros que juraron lealtad al Rey Christian. Ellos realizaban sus reuniones militares en una mesa redonda donde todos eran iguales y podían compartir libremente sus opiniones. Esta práctica continuó siendo transmitida hasta que se convirtió en una tradición que se sigue en la actualidad. De aquí es de donde se cree que se originan “los Caballeros de la Mesa Redonda.” Pero las historias después de eso son poco claras y se sienten más como si fueran ficción. ¿Por qué? Porque la espada del viejo Rey Caballero fue preservada, A pesar de que es vieja y se almacena como un tesoro nacional, pero ni siquiera una de las doce espadas prometidas permaneció.

– ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Ya se eso… ¡Argh! esto es un desperdicio, una total pérdida de mi tiempo. ¿Por qué debo tomar clases de mi hermano menor? Más aún, ¡la lección es acerca de un cuento de hadas contado a todo niño en el reino a la hora de dormir! – Leti explotó. Ya no podía seguir más con la estúpida lección mientras Leonhardt seguía escribiendo en la pizarra y riendo dijo que no había nada que Leti pudiera hacer al respecto.

– Nuestro padre, el honorable rey, fue el que decidió elegirte como su heredera para impedir una guerra civil entre las facciones del primer y segundo príncipe. Así que él pensó que tenía que prepararte para cuando te convirtieras en gobernante.

Te dije que me encontré con nuestro hermano mayor hace un rato ¿verdad? Lo saludé adecuadamente. Le dije: ¿Cómo estas, “príncipe que dividirá el reino en dos?” ¿Estás disfrutando el día lleno de emoción sabiendo que el otro ha enviado asesinos a por tu cabeza? –

– En cuanto a mí, estoy disfrutando del día perfecto. Desde que se anunció que sucederé el trono, su competencia se ha apaciguado de algún modo, dándome un respiro.

– ¡Aterrador! – Exclamó Leonhardt mientras se encogía de hombros. Para sus hermanos quienes no la consideraban como una hermana, Leti simplemente devolvió sus sentimientos y tampoco pensó en ellos como sus hermanos.

– Y ya que estamos en ello, vamos a hablar de este asunto importante para un soberano de este reino.

Leonhardt escribió “Caballeros de la Mesa Redonda” en la pizarra.

– Para tu información, padre enfatizó particularmente que este es el único tema que debo discutir a fondo contigo. Pero sé que ya estas cansada de él, así que voy a decir esto rápidamente.

– Si, por favor hazlo. A tres veces tu velocidad normal.

Cuando Leti era una niña, le dijeron que no había necesidad de que ella estudiara historia, leyes, ciencias políticas y las vías de un gobernante, porque el trono sería definitivamente sucedido por alguno de sus hermanos mayores. Pero Leti todavía estudiaba todo esto, así que las clases que su padre le pedía que tomara eran realmente innecesarias. Sin embargo, con el fin de apaciguar a su padre, quien pensaba que las necesitaba, no tenía de otra que venir y tomarlas.

– Bien, comencemos con el asunto: “¿Qué es un caballero?” “Los caballeros empuñan sus espadas solamente para proteger el Reino.” Este es el lema de nuestra Orden de Caballería Real, Sus espadas son para proteger y no para lastimar. Pero si se mira desde la perspectiva del enemigo, se están haciendo daño, ¿verdad? Jajaja. Pero considero que decir que protegen a todo Sommevesle es un poco exagerado, ¿no crees? Por lo tanto, al igual que hay reyes que sueñan con la paz mundial y, sin embargo, simplemente se preocupan por la seguridad de su familia, el objetivo idealista de muchos caballeros es servir al reino y su meta real es jurar lealtad y prestar vasallaje a su amo elegido.

Había varias órdenes de caballería honorarias alrededor del reino. Dos de las más famosas eran el Séptimo Cielo del Príncipe Friedhelm y las Valquirias del Príncipe Guido. Pero la más famosa y prestigiosa de todas las órdenes caballerescas era la Orden del Rey, los Caballeros de la Mesa Redonda.

Leonhardt dibujó un círculo alrededor de las palabras Caballeros de la Mesa Redonda para enfatizar su punto.

– Nuestros hermanos mayores Friedhelm y Guido crearon sus propias órdenes de caballería privadas en preparación para su ascensión al trono, ¿verdad? Podrían incluso haber pensado en completar los doce cuando se convirtieran en Rey. ¡Pero fueron gratamente decepcionados!

Ambos príncipes habían reunido caballeros hábiles para sus órdenes, de modo que el convertirlos en Caballeros de la Mesa Redonda no traería vergüenza al nombre. Leti había sentido alivio por este hecho, pero por la forma en que las cosas estaban ahora, la situación sólo era frustrante.

– Entonces en la ceremonia de coronación del Rey… ¡Oh, cierto! ¿Cuándo será tu ceremonia de coronación?

– Lo más pronto podría ser en unos pocos años. Padre parecía estar pensando en establecer un gobierno estable para la Reina Leticia, mientras él todavía está sano y puede controlar a nuestros dos hermanos mayores.

Si Leti pasara a ascender al trono debido a la muerte de su padre, había una alta posibilidad de que sus dos hermanos o sus partidarios atacaran al gobierno recién establecido. Así que Leti estaba realmente agradecida por la intención del Rey de dejar que ella recibiera la corona mientras él todavía pudiera actuar como su guardián.

– Ya veo. Durante la ceremonia de coronación, cada uno de tus Caballeros de la Mesa Redonda tomará su posición delante de los pilares, en la sala del trono, cuando hagas tu juramento como el gobernante del reino. Allí hay doce pilares, y debes tener doce caballeros para ese momento. Completar los doce caballeros es tu misión actual, pero hasta ese día, ¿Serás…

Leonhardt miró interrogativamente a Leti, manteniendo su mirada en ella en medio de sus divagaciones, haciéndole ver un poco aterrador.

– …capaz de lograrlo? ¡Jajajaja!

– Por supuesto que puedo. Obtendré doce caballeros y ninguno de ellos será menos merecedor del título.

Los ojos de Leti brillaban, rebosaban en determinación. En contraste, estaba Leonhardt, quien cruzó los brazos y asintió pensativo.

– Pero creo que aquí es donde tienes que comprometerte, hermana. Todos los buenos caballeros están ya en el Séptimo Cielo o en las Valquirias.

– En este tipo de situación, no me importa si incluso tengo que robarlos. ¿O tal vez será más interesante si sólo hago a nuestros dos hermanos mayores mis caballeros?

Leti sabía que heredaría el trono. Pero eso era todo. No sabía qué clase de gobernante sería, y esa incertidumbre la había estado molestado tanto tiempo ya que dolía.

La primera tarea de Leti como heredera a la corona era reunir a doce caballeros para llenar todos los puestos de sus Caballeros de la Mesa Redonda. Había decidido que sólo conseguiría lo mejor de lo mejor. Un caballero de la Mesa Redonda poco entusiasta era sólo apropiado para la Princesa Restante y no para la reina que ella quería ser.

– ¡Yo recomiendo al plebeyo pero talentoso novato, Astrid Ga–waaah!

Leti arrojó el libro de historia al dicharachero Leonhardt, interrumpiéndolo. Entonces grácilmente agarro y arreglo el dobladillo de su vestido y salió de la habitación.

– ¿Hermana?

– Iré a cortejar de nuevo al amante de la Princesa Restante. Escucharte me hizo darme cuenta de que debía darme prisa. Así que por este motivo, la lección de hoy sí sirvió de algo.

Leti abandono a Leonhardt en su habitación. Entonces tres guardias se prepararon para seguirla como sus escoltas, pero ella les hizo señas para que la dejaran sola. Los guardias se quedaron perplejos por un momento, y Leti aprovechó esta oportunidad para huir e ir al Cuartel de la Orden de Caballería Real.

Los caballeros se sobresaltaron cuando vieron a Leti entrar en su cuartel. Algunos ni siquiera pudieron evitarlo y comenzaron a susurrar unos con otros. Leti no se molestó con sus chismes inútiles y simplemente continuó caminando hacia su objetivo.

– ¿…Por qué?, si no es esta la próxima reina, buen día, Su Alteza.

El objetivo de Leti era, por supuesto, Duke Barchet. Su expresión mostraba claramente que Leti era solo un incordio y que quería que ya se rindiera con él. Pero cuando se dio cuenta de que no traía ningún guardia con ella, inmediatamente escudriño sus alrededores.

– Su Alteza, ¿qué pasó con sus guardias?

Leti se convirtió en la heredera al trono al adelantar a sus dos hermanos mayores. Es obvio para todos que hasta que se convirtiera en reina, no, incluso cuando ya hubiera ascendido al trono, su vida estaría en constante peligro. Pero a pesar de eso, Leti había salido de nuevo, sola y sin ningún guardia, y Duke se asustó por ella.

Oye, oye, oye, ¡¿Qué están haciendo sus guardias dejándola pasear sola como ayer?!

– …Oh, sí. Es peligroso para mí el estar sola. Ya se eso, pero tengo asuntos que atender en el cuarto interior. ¿Qué debería hacer?

Leti no detuvo sus pasos y continuó caminando hacia el cuarto interior.

– ¡No te muevas! ¡Voy a buscar a alguien para que te acompañe!

– De nuevo te estás dirigiendo a mí de manera informal. Repito, eso fue solo por ayer.

– … Por favor, quédese donde está, Su Alteza. Llamaré a alguien para que la acompañe.

Pero Leti hizo caso omiso a las palabras de Duke y procedió a avanzar por el pasillo, así que este no tuvo otra opción más que ser su escolta.

Tsk tsk. Maldita sea. ¡Esta mujer dejó a sus guardias a propósito para hacerme seguirla!

Duke escudriño el área, con la esperanza de hacer contacto visual con alguien, pero cada uno de los caballeros en el cuartel apartó su mirada de él. Si solo su subalterno Astrid, quien idolatraba a la princesa, estuviera aquí, le habría pasado esta tarea a él, pero lamentablemente no se veía por ningún sitio.

– ¡Princesa! ¡Su Alteza!

¡Shhh! Ya no estamos en el cuartel de la orden, así que ¿podrías guardar silencio?

Duke chasqueó la lengua por última vez y cedió a su destino. Siguió a Leti a donde quiera que ella estuviera yendo, dándose cuenta de que había caído completamente en su trampa.

No puedo simplemente abandonarla. No es como si no tuviéramos ninguna relación el uno con el otro. Comprendo perfectamente que esta Princesa Restante tiene la difícil tarea de mantener su postura neutral. Yo de todas las personas, realmente entiendo ese sentimiento.

Leti continuó caminando, adentrándose por el pasillo, sintiéndose agradecida por la bondad innata de Duke. Luego se detuvo al llegar a un salón que se extendía hasta cierta distancia, la Galería de los Reyes.

– Aquí es donde los retratos de los reyes son colocados. Este es el primer rey, el Rey Caballero Christian.

Duke vio los retratos de los reyes alineados y colocados en las paredes por primera vez. La forma en cómo estos fueron pintados variaba según la época, y estaba tan asombrado por las pinturas que las miraba muy seriamente.

– El duodécimo rey, el Rey León Alexander y junto a él, el decimotercer rey, el Rey Revolucionario Julius. El rey Julius mató a su amo, el rey León Alexander, y nunca justificó su actuar. Él tiene este retrato pintado con él sosteniendo la corona en vez de usándola para decirle a la gente del futuro que esta nunca le perteneció.

– Tal historia hace que uno se pregunte por qué inició la revolución en primer lugar.

– ¿Quién sabe? Incluso el propio Rey León no sabe la razón, así que ¿cómo voy a saber?

– Sonó como si le hubiera preguntado personalmente. ¿Es un conocido suyo?

Leti no respondió a la broma de Duke y simplemente avanzó unos pasos, luego se detuvo.

– El rey León Alexander nunca perdió una sola batalla durante su reinado. En contraste con eso, el decimoctavo rey, el Rey Administrador Karlheinz, nunca libró una guerra o inició una sola batalla con otros reinos. El Rey Karlheinz, junto con su Reina, reconstruyeron el reino que se había convertido en escombros a causa de la guerra. Se centraron en la reforma interna y la diplomacia. Él era verdaderamente un monarca sabio. El dicho “cincuenta y cinco reverencias” vino de él.

– ¿Eso fue sobre él inclinándose cincuenta y cinco veces para pedirle a alguien que fuera su caballero?

– Sí, así es. ¿Qué hay de ti? ¿Cuántas veces más bajaré mi cabeza antes de que aceptes convertirte en mi caballero?

– ¿…Ha agachado alguna vez la cabeza para mí? No recuerdo haberla visto inclinándose ayer o incluso la vez anterior. – Duke replicó involuntariamente a la declaración de Leti, y ella respondió, – ¿Fue así? – Y siguió caminando. Se detuvo frente a un espacio vacío donde no había retratos que adornaran la pared.

– Mi pintura será colocada aquí. Me pregunto cuál será mi apodo.

– Ruego porque no sea un mal nombre.

Leti pronunció la misma oración en su corazón.

¿Qué clase de gobernante seré? ¿Qué título póstumo me darán? ¿Seré conocida como un monarca sabio como las reencarnaciones pasadas y futuras del Rey Caballero? Estos eran los temores de Leti, que provenían del hecho de que se conocía a sí misma perfectamente, de que no podía ganar contra sus dos hermanos mayores cuando se trataba de tener las cualidades y la disposición perfectas de un rey.

– El rostro del Rey León Alexander, las habilidades del Rey Administrador Karlheinz, y la personalidad del Rey de una sola mano Oswald.

– ¿Qué? – preguntó Duke, no entendiendo el significado detrás de las palabras de Leti.

– Las cualidades de mi hombre ideal.

Si Leti le dijera esto a alguien, muchos lo tomarían como una broma que significaba que sus estándares eran tan altos que ella no podría encontrar a un hombre a quien amar o que ella no tenía necesidad de un marido. Duke estaba empezando a pensar de esa manera, pero él notó el verdadero significado detrás de sus palabras al ver su perfil severo.

Ahh, ya veo. Su rey ideal. Aunque no sé quién es el Rey de una sola mano.

Duke notó la verdad detrás de la broma de Leti. Mientras contemplaba los retratos, vio envidia, celos y dudas en sus ojos. De repente recordó la edad de Leti, ella era sólo una chica que había cumplido diecisiete el mes anterior. Para un hombre de veintitrés años como él, Leti era sólo una niña. Sin embargo, la forma en que esta princesa se mantenía con la espalda perfectamente recta le hacía a uno olvidar que ella, esta señorita, llevaba una gran responsabilidad sobre sus hombros.

– No, ellos son mis rivales.

– Claro, claro, rivales… bien. Rivales.

– Realmente son rivales. Lo entiendes, ¿no?

Leti estaba inusualmente irritada. La razón probablemente era porque Duke fue capaz de ver a través de ella y leer sus verdaderos pensamientos. Indignada le dio la espalda a este, quien asentía condescendientemente y avanzó ocho pasos en la habitación.

– El retrato del Rey de una sola mano Oswald será colocado aquí, y un poco más allá estará el retrato del Rey del Corazón Roto Ludgard. Parece que él y los subsiguientes reyes ya no serán descendientes directos de mi linaje.

– ¿Eh?

– Iremos a la habitación del Rey Caballero. Sígueme.

Leti ignoró la mirada interrogativa de Duke y continuó avanzando por el pasillo, se detuvo en un lugar donde solo había pared.

– Esta es la habitación del Rey Caballero.

– …Hmmm, pero solo veo paredes allí. ¿Es esto algo que solo puede ser visto por la familia real?

– ¿Qué quieres decir? Esta es sólo una pared.

Leti no dijo categóricamente “¿eres estúpido?”, Pero su actitud y su tono de voz decían lo contrario. Antes de que Duke pudiera preguntarle por qué le estaba mostrando una pared, Leti habló.

– La habitación del Rey Caballero es un cuarto sin puertas. Ese es el por qué nadie puede entrar en ella.

– ¿Quiere decir como una habitación secreta?

– No realmente.

La habitación del Rey Caballero ni siquiera servía al propósito de un refugio de emergencia. Era simplemente una estructura totalmente rodeada de muros. Duke dio golpecitos a la pared varias veces y se preguntó para qué era realmente la habitación.

– ¿Hacer una habitación como esa tiene algún sentido?

– Por lo que he oído, el Rey Caballero Christian mando a hacer la habitación. ¿Le pregunto si alguna vez nos vemos? También me gustaría saber la razón.

– Sí, por favor hágalo… el interior, creo que es hueco a juzgar por el sonido, pero no parece que esté lleno de rocas o piedras, así que supongo que realmente es una habitación.

Duke pensó que tal vez había sido encerrada accidentalmente por muros cuando fue construida, cuando Leti empezó a hablar y señaló.

– Bordada en la alfombra esta la historia de los dioses, enmarcada con espigas de grano doradas y del techo cuelga un candelabro de madera, de la clase que no verías ya en esta época. En el piso, encima de la alfombra, se haya una mesa de madera de roble envejecida. Las sillas hechas de la misma madera se encuentran repartidas por la habitación. Todos los muebles están adornados con tallados tan bellos, que podrían ser obras de arte únicas. Son como gemas, incalculables por su rareza y belleza.

– ¿…Ha visto el interior de la habitación?

– ¿Cómo podría, cuando no hay documentos o pinturas que la describan?

– Pero su descripción era bastante detallada y…

– Siempre me han dicho que tengo una imaginación bastante vivida.

Leti terminó sus asuntos en la Galería de los Reyes y procedió a caminar fuera de la habitación. Duke la siguió por detrás, suspirando lo suficientemente fuerte para que Leti lo oyera. Quería preguntar sarcásticamente si había terminado y estaba satisfecha, pero se tragó sus palabras. Decidió no expresarlas, ya que aún recordaba el rostro serio de Leti mientras miraba los retratos de los reyes.

Leti iba a ser una reina. No sentirse ansiosa, asustada o preocupada sería mucho más extraño. Ir a la Galería de los Reyes para ordenar sus sentimientos y pensamientos mientras estaba rodeada por los reyes que idolatraba tanto, era sólo algo natural para alguien como ella.

– Mi paseo termina aquí. Voy a volver. Ven conmigo y toma algunos refrigerios como agradecimiento por escoltarme.

– Iré con usted y la llevaré de vuelta al castillo. Pero voy a pasar con los refrigerios. Gracias por la oferta.

– Solo ven a tomar té. No quiero ningún rumor circulando que diga que no trato bien a mis invitados.

Duke, de nuevo, se tragó su réplica de que la oferta de Leti era en realidad por ella y no para él. Repitió en su mente que él era el adulto aquí y siguió silenciosamente a Leti. Al verla regresar, sus guardias se apresuraron a ir hacia ella, seguidos por su criada.

– ¡Princesa! ¡Nos alegra que esté a salvo!

– Sí, lo estoy. El caballero detrás de mí fue mi escolta. Prepara el té en la glorieta.

Leti le dio órdenes a la criada y luego ordenó a sus guardias que no los siguieran.

En la glorieta, el costoso juego de té preparado para ellos fue colocado en una elegante mesa con sillas a juego. Duke estaba tan nervioso pensando qué haría si él, hijo de un pobre y humilde barón, derramara el té o la merienda en el mantel de encaje inmaculadamente blanco.

– Me gustaría decir relájate y tómate tu tiempo, pero mi hermano mayor vendrá aquí en un rato. Aunque puedes quedarte si quieres escuchar una pelea de hermanos.

La criada sirvió el té en la tazas y se colocó en silencio delante de ellos. La sirvienta, quien estaba bien entrenada por Leti o porque conocía bien a su ama, los dejo a los dos solos y salió de la habitación incluso sin una orden de Leti.

– ¿Podría preguntarte algo? Eres el hijo mayor de un barón, ¿cierto? Entonces, ¿Por qué entraste a la Academia de Caballeros y te volviste un caballero de la Orden de Caballería Real? ¿Tal vez tienes una horrible necesidad económica?

– ¿Y si digo que la tengo?

– Entonces usaría esa oportunidad para hacer que estés en deuda conmigo. Pagaría la deuda de tu familia y te haría inclinar tu cabeza ante mí. Por lo que no tienes necesidad de preocuparte por ello.

– ¡Por supuesto que me preocupa! – ¡Por lo que estás planeando hacer!

No era inusual que los nobles se unieran a la Orden. Aquellos que se unían eran normalmente los hijos menores, quienes no heredarán el título nobiliario, o aquellos que quisieran añadir prestigio a su nombre antes del matrimonio. Sin embargo, los hijos mayores como Duke, quien heredará el título, eran raros.

– Siento decepcionarla, pero no estamos endeudados. Solo soy un hombre tratando de ser el tipo de hombre que quiero ser. Aunque estoy seguro que Su Alteza no lo entendería…

Duke no esperaba ver una reacción sorprendida de Leti. Pensó que ella le respondería con una de sus ocurrencias.

– …Hmmm… Ya veo. ¿Entonces que estas planeando ahora?

– ¿Planeando hacer con qué?

– Planeando hacer con tu futuro. La lucha por el trono ha terminado por ahora, así que no hay necesidad de que te mantengas en terreno neutral. ¿Tienes planes de unirte al Séptimo Cielo?

– la lucha se ha asentado por ahora, de hecho, pero la batalla por el poder político aún sigue. Así que al final, la rivalidad entre las facciones de los Príncipes Friedhelm y Guido aún no ha terminado.

Leti fue elegida para ser la heredera a la corona, la próxima reina, pero hasta ahora, la próxima reina aún tenía que decidir quién sería su rey. Por lo que era natural que hubieran aquellos nobles que pensaran hacer a sus hijos su esposo y entonces controlar el gobierno de la Reina Leticia como su títere político.

– Veo que tu cabeza no está llena solo de espadas. No veo a mis estúpidos hermanos rindiéndose pronto. Ellos se mantienen mandándome retratos de mis candidatos a marido y pronto podría llenar un cuarto del tesoro con ellos.

– Eso es… verdaderamente… algo…

– ¿Querrías echarle un vistazo? Puedes quedarte con cualquiera que llame tu atención.

– Paso. No tengo la afición de decorar mi habitación con retratos de hombres.

– Ya veo.

Leti llevó la taza a sus labios elegantemente y tomó un sorbo de su té sin hacer ni siquiera un sonido. Entonces se levantó de repente.

– ¿Qué pas─?

Antes de que Duke pudiera terminar su pregunta, sus ojos entrenados vieron a Leti agarrar una cuchara y arrojarla a él cuando estaba a punto de beber el té, y con el impacto de la cuchara, su taza de té se hizo añicos, derramando el líquido dentro de él sobre el mantel blanco. Duke ya estaba entrando en pánico, pensando en lo que esto le costaría, y le gritó a Leti.

– ¡Oye! ¡Qué crees que estas haci─!

– …veneno. No habías bebido aún, ¿cierto?

– No aún, pero ¡¿tú no ya─?!

– Estas hablando informalmente de nuevo. Tengo inmunidad contra los venenos. Todo lo que necesito es un poco de descanso y…

Duke fue inmediatamente al lado de Leti, tirando la silla en el proceso. Se arrodilló junto a ella para observarla.

– Sólo deja de hablar. Llamaré a un médico.

–…estoy…bien…así que…mantente… tranquilo…

Duke cargó a Leti, cuya cara de repente se volvió azul y su respiración se hizo más rápida.

Mi primera prioridad es buscar ayuda

– ¡Oigan! ¡Alguien llame a un doctor! ¡La princesa Leticia fue envenenada!

La voz de Duke resonó en los oídos de Leti. Ella repitió que estaba bien, pero sus palabras no salieron de sus labios.

♦ ♦ ♦

– ¿Pasó algo? Tu cara no luce bien.

Ah, ya veo. Perdí la conciencia. Pienso que fui envenenada.

Leti fue a la habitación del Rey Caballero inconscientemente. El Rey León Alexander y el Rey Administrador Karlheinz estaban presentes.

– De las 12 espadas, sin contar la Espada del Caballero, nunca le concedas a nadie la Espada de la Tierra que sana ni la espada de Acero que protege tu cuerpo de los ataques. – El rey Alexander le dio a Leti este consejo con una sonrisa perezosa, ya que se sentía irritado.

– ¿Tú hiciste eso?

– Oh, sí lo hice. Esa es la razón por la que nosotros, las reencarnaciones del Rey Caballero Christian, podemos dejar tan sorprendentes logros en comparación con otros reyes. Si tienes la Espada de la Tierra, puedes neutralizar la mayoría de los venenos, y si tienes la Espada de Acero, la cuchillada de una espada será simplemente un corte superficial en ti.

– Ya veo. Pero según la historia, pronto serás asesinado por tu Primer Ministro, ¿no?

– Seh. Me pregunto cómo me irá a matar…

El rey Alexander ya había aceptado su muerte predestinada e incluso dijo que estaba deseando que llegara. Leti miró alrededor de la habitación con los brazos cruzados sobre su pecho.

La pared estaba revestida con un tapiz de hechizos para las hadas. La alfombra tenía la historia de los dioses, múltiples dioses en los que Leti encontraba difícil creer, ya que su religión era ahora monoteísta, con un solo dios. Este lugar, esta habitación, es realmente diferente de su época.

– ¿En que estaba pensando el Rey Caballero Christian cuando creó esta habitación? Si hizo este cuarto como un lugar para reunir a sus reencarnaciones, ¿Por qué entonces no lo hemos visto aquí ni siquiera una vez?

– … Tal vez, ¿tal vez él Sólo quería un escape… como nosotros? – sugirió el Rey Administrado Karlheinz en respuesta al cuestionamiento de Leti.

– He llegado a pensar que tal vez él está aquí, sólo que nosotros no podemos verlo.

La habitación del Rey Caballero era un lugar para que los reyes pensaran sobre los “¿y si?” de sus vidas.

¿Y si el Rey Alexander hubiese desechado la corona y abandonado el reino? ¿Habría salvado su vida? ¿Habría vivido?

¿Y si el Rey Karlheinz hubiese desechado la corona y perseguido a su esposa? ¿Habrían tenido la oportunidad de regresar a cómo eran las cosas antes? ¿Habrían tenido una pacífica vida como marido y mujer?

E ¿y si Leticia no fuera una buena reina? ¿Habría sido mejor que sus hermanos, más idóneos para ser reyes, fueran los que heredarán la corona?

Los reyes podían mostrar libremente sus debilidades en este lugar, donde los únicos testigos serían las otras reencarnaciones del Rey Caballero, quienes vivían en épocas diferentes y cuyos caminos nunca se cruzarían.

¿Hmm?

Leti pensó que había oído a alguien llamándola y se dio vuelta buscando la voz, pero no había nadie allí porque la voz que escuchaba no provenía de ese lugar, sino de su realidad.

– Me iré ahora. Alguien me está llamando.

Esa voz ruidosa está llamándome. Supongo que es hora de despertar.

Y Leti dejó el Espacio del Rey Caballero.

♦ ♦ ♦

– ¡Princesa Leticia!

Leti frunció el ceño ante la voz profunda pero ruidosa que llamaba su nombre en sus oídos. Incluso una relajante voz barítono podría ser un arma mortal para alguien que no está en su mejor condición.

– “Con una espada a mi derecha y un escudo a mi izquierda, le juro mi lealtad hasta el día de mi muerte” Si dices eso, me levantaré, – le dijo Leti a Duke, mientras seguía acostada en la cama con los ojos cerrados. Las palabras que Leti recitaba eran del Juramento del Caballero. En otras palabras, le estaba pidiendo a Duke que fuera su caballero para que ella despertara.

– Veo que ya está bien, ya que puede hablar mucho. Me iré ahora.

– …ahora. ¿Qué hora es ahora? Veo que el sol ya se ha puesto pero…

– Sí. El sol se ha puesto por tercera vez desde que la envenenaron. Ya han pasado tres días.

Leti se levantó de golpe al oír cuánto tiempo había pasado inconsciente. Pero el repentino movimiento y la reciente falta de este la hicieron marearse, y se tambaleo devuelta a la cama. Juzgando imposible el ponerse de pie en un mundo giratorio, se rindió y se sentó en su cama.

– ¿Qué quieres decir con tres días?

– Oye no te presiones. Acuéstate.

– Demasiado informal.

– Umm… Por favor recuéstese, Su Alteza. Solo ayer cruzó la línea entre la vida y la muerte, ¿sabe?

– Entonces era un veneno fuerte. Habrías muerto en el acto si lo hubieras bebido. Me alegro de haberte detenido a tiempo.

Cuando Leti bebió el té, sintió una descarga por su cuerpo y su lengua quedó entumecida. Ella sabía que no moriría por veneno, pero nadie dijo que no sería doloroso. Así que este incidente le enseñó una lección, y reflexionó que sería más cuidadosa la próxima vez.

– Entonces, ¿cómo están las cosas ahora? ¿Fue capturado el perpetrador?

– El príncipe Leonhardt me pidió que fuera su guardia. Él es quien lidera la investigación en coordinación con la Orden de Caballería Real… pero por lo que he oído, no pudieron obtener ninguna información de la sirvienta por mucho que la presionaran. Encontrar al verdadero culpable podría ser difícil.

Leti suspiró aliviada al oír el informe de Duke.

– Ya veo. Es mejor no encontrar al verdadero culpable.

Duke se sorprendió con esta respuesta. Se había preparado para una reprimenda por la incompetencia de la Orden, por lo que la inesperada respuesta de Leti lo confundió.

– ¿No sería mejor que el culpable fuera capturado? Garantizaría su seguridad.

– No. Piensa. ¿Quiénes serían los principales sospechosos de este caso? Los Príncipes Friedhelm y Guido. Ahora bien, si hay pruebas decisivas contra cualquiera de ellos dos, entonces el equilibrio político que he creado se derrumbaría.

– ¿Equilibrio político?

– Mis dos hermanos deben continuar manteniéndose en jaque para no encontrarme en una situación desfavorable. Si uno de ellos sale de escena, entonces el reino se dividirá entre el que quede y yo. Los tres tenemos que mantener este equilibrio hasta el día de nuestras muertes. Mantener la paz del reino es más importante que atrapar al culpable. Además, ¿eso no sería mejor para ti también? Eres amigo del príncipe Friedhelm, después de todo.

Duke estuvo de acuerdo en que lo que Leti decía era cierto. No querría que su amigo fuera sospechoso de su intento de asesinato.

– Pero… ¿qué pasa con sus sentimientos? Podría haber sido asesinada por su hermano, ¿sabe?

Leti había hablado de dar prioridad al reino con un rostro sereno, aunque acababa de despertar. Pero Duke ya lo sabía. Ya sabía que Leti no sólo era una princesa perfecta, sino que sabía que más allá de su fachada perfectamente tranquila, había más lados de ella.

– Nuestra amorosa relación filial terminó cuando yo tenía nueve años, y durante los últimos ocho años, todo lo que hemos tenido es una fría relación de hermanos. No deseo volver a la época en que éramos niños pequeños.

El tono de Leti sugirió que este tema había terminado y que era hora de discutir otras cosas.

– Dejando eso de lado, mis disculpas por arrastrarte a esto. Estoy segura de que no fue una experiencia agradable ser un sospechoso.

– Bueno, no se pudo evitar. Estaba en una posición gritando para ser sospechoso de todos modos.

Cuando Leti se derrumbó debido al té envenenado, Leonhardt sospechó de Duke inmediatamente. Era amigo de Friedhelm y su familia estaba en la facción de Guido. No habría sido de extrañar que le hubieran pedido hacer algo semejante.

– No tiene que preocuparse por mí. Preocúpese por usted misma. ¿Está─?

– ¿Preocupado por mí? Aprecio tus sentimientos. ¿Podrías transmitir un mensaje para mí? Dile a León que venga aquí y que si alguien más entra, lo mataré.

– Brutal ahora, ¿eh?

– Yo no, ellos. De todos modos, lo siento por mantenerte como mi guardaespaldas. Sé que también tienes tu propio trabajo. Daré mis agradecimientos formalmente más tarde.

Leti termino toda discusión y presionó a Duke para que saliera, pero este tenía una última cosa que preguntar. – Fue una cuchara, ¿verdad? Lo que me lanzo.

– Sí. ¿Cómo qué otra cosa lo viste, un tenedor?

Duke no estaba convencido con su respuesta, aunque estaba confundido cuando fue cuestionado de vuelta. Vio a Leti lanzar una cuchara, pero había parecido algo más filoso.

– ¿…se rompería una taza de té por ser golpeada por una cuchara?

– Si la taza ya tenía una grieta, entonces podría ser rota incluso con las manos desnudas, ¿verdad?

Leti agitó la mano, despidiendo a Duke. Pero este dudó en irse por dos razones. En primer lugar, quería preguntar más sobre el incidente de la cuchara rompiendo la taza de té, y dos, sentía que era demasiado frío simplemente irse después de literalmente completar la tarea que se le había encomendado de custodiar a Leti hasta que despertara. Al final, eligió apartar esos pensamientos y abandonó la habitación de Leti.

Después de caminar unos pasos, Duke miró hacia la puerta cerrada que conducía a la habitación de Leti. Notó que había una parte de él confundida en lo que debería hacer a continuación.

¿En qué posición me encuentro ahora exactamente?

Se suponía que Duke estaría en el medio, en un terreno neutral donde era amigo de Friedhelm y su familia estaba en la facción de Guido, aunque personalmente estaba a favor de Friedhelm. Y sin embargo, estaba viendo este incidente desde la perspectiva de Leti. Inmediatamente se preocupó de que casi fuera asesinada por sus hermanos sin siquiera tener dudas sobre sospechar de Friedhelm.

Una vida fue salvada justo delante de tus ojos. Por supuesto que es natural que te sientas preocupado por ella. Es natural.

Duke racionalizó sus sentimientos en su cabeza, convenciéndose de que aún era demasiado pronto para reconocer el cambio que se cernía dentro de él, en su corazón.

– ¿Cómo está mi hermana?

Leonhardt encontró a Duke incluso antes de que éste pudiera buscarlo. Ambos se veían terribles ya que no habían tenido un descanso decente desde el incidente.

Cuando Leonhardt ponía un rostro serio, era evidente que él y Leti eran hermanos. Normalmente llevaba una bata gastada y lentes altamente reflectantes, y tenía una boca que hablaba rápidamente acerca de sus investigaciones y hallazgos. Pero cuando mantenía un rostro estoico y se sacaba sus lentes, era obviamente un joven apuesto.

– Príncipe Leonhardt, Su Alteza me ha enviado a buscarle y no dejar que nadie más entre en su habitación.

– Ya veo~ bueno, ya puedes dejar de ser su guardia. ¡Ten cuidado en tu camino a casa~! – Una vez que abrió la boca, volvió a su forma original. Sacó su pañuelo y le hizo un ademán a Duke, despidiéndolo de su deber.

Duke debería haberse ido cuando Leonhardt lo despidió. Ya había completado su tarea de actuar como guardia de Leti y llamar a Leonhardt, pero su cuerpo no se movió.

– Oh…oh… ¿no vas a ir a casa? Pero tienes que. La sospecha contra ti aún tiene que aclararse, ¿sabes?

Leonhardt miró a Duke con ojos tan cortantes, que Duke sintió que estaban penetrando en su interior. Entonces Leonhardt sonrió.

– Si quieres quedarte, mejor sé el Caballero de mi hermana.

– …No tengo planes de hacerlo. Por favor, discúlpeme. – Duke dejó clara su negativa, giró sobre sus talones y se fue. El rostro de Leonhardt se convirtió en una sonrisa mientras observaba cómo Duke se alejaba.

Hmmm…ahaha… Esto podría no ser tan desesperanzador como pensé que sería.

Leonhardt había oído historias sobre Duke Barchet, por lo que pensó que sería una causa perdida, pero no parecía ser ese el caso. Leonhardt entró en la habitación de Leti mientras tarareaba una canción.

♦ ♦ ♦

Después de escuchar el informe de Leonhardt y darle instrucciones, Leti volvió a dormir. Cuando se despertó de repente, al oír un golpe en la puerta.

– ¿Quién es?

Podría ser una sirvienta verificando como se encontraba u otro de sus hermanos o hermanas visitandola… o tal vez un visitante no deseado. Leti se afirmó en su mano derecha. La persona que entró era de hecho un visitante no deseado, y también uno de sus hermanos.

– ¡Hey! Estás bien… por supuesto que no… Pero te ves bien.

Leti le arrojó una almohada al rostro tan pronto como entró en la habitación, pero habían estado juntos durante tanto tiempo que su hermano mayor, Friedhelm, no tuvo ninguna dificultad en atrapar la almohada y arrojarla de vuelta.

– ¿Dónde están tus modales? ¡Es grosero entrar en la habitación de una dama sin permiso! ¡Sal y cuenta hasta doscientos, entonces vuelve a entrar!

– No te preocupes, no voy a sentir nada, incluso si te veo en camisón…Sí señora, saldré y contaré hasta doscientos.

Friedhelm hizo lo que Leti dijo para escapar de un grueso libro siendo arrojado hacia él. Volvió a entrar en la habitación después de contar hasta doscientos, y en su interior encontró a Leti perfectamente vestida y sentada cómodamente en su silla.

– No me hubiera importado que te quedaras en cama. No te has recuperado aún, ¿verdad?

– Voy a estar bien siempre y cuando duerma un poco. Así que, ¿qué asunto tienes aquí?

Friedhelm se tumbó de espaldas, con las piernas extendidas en el sofá de Leti como si fuera el dueño de la habitación.

– visitar a la enferma. ¿Para qué más podría venir aquí? León ha estado como loco investigando. Por supuesto que me preocuparé si algo llega a pasar.

El Príncipe Friedhelm era una persona hermosa, aunque de una manera diferente a Leti y Guido. De cabello rubio y ojos verdes. Era excelente en artes marciales y un hombre generoso. Tenía un carisma que podía encantar a mucha gente, y los caballeros no eran el único tipo de persona que le juraba lealtad. Para agregar a eso, todos los miembros del Séptimo cielo eran personas de primera categoría.

No importa cómo lo mires, es evidente que él es mucho más adecuado para ser un rey que yo. ¡Qué irritante! Leti resopló mientras derramaba en lo profundo de su corazón su irritación irracional.

– visitar a la enferma es solo para aparentar, ¿cierto? ¿Cuál es tu verdadera intención? Solo tengo agua para ofrecerte.

Leti vertió agua en una copa y se la ofreció a Friedhelm. Quien aceptó la oferta y bebió el agua como si fuera un vino caro.

– Bueno, he oído que estabas cortejando a un cierto amigo mío. Así que quería confirmarlo contigo.

– Los rumores son ciertos. Actualmente estoy incitando a Duke Barchet a tomar el primer puesto de mis Caballeros de la Mesa Redonda. Y ya que estas aquí, también me gustaría pedirte cerca de cuatro caballeros de tu Séptimo Cielo. Hazme saber cuándo sientas que puedes dejarlos ir.

Friedhelm encontró la situación interesante. Colocó la copa de agua sobre la mesa y se puso de pie, caminando a Leti.

– ¿Cómo…cómo lo supiste?

– ¿Saber qué?

– Solías decir: “¡Quiero estar con mi hermano! ¡Voy a estudiar con él! “Eras muy linda en ese entonces…

Desenterrar una vieja historia de hace una década sólo aumentaba la irritación de Leti. Se preguntó porque su aún joven hermano de veintitrés años parecía recordar cosas mundanas y olvidar las esenciales a medida que envejecía.

– Querías estudiar todo, desde las vías de un gobernante hasta historia y leyes, y los maestros te enseñaron cuando se les daba la gana. Sólo pensé que eras una linda hermanita tratando de copiar a su hermano mayor, pero mirando al pasado ahora, parece que en ese entonces ya sabías que serías la reina.

Friedhelm acorraló a Leti en su asiento. Colocó una de sus manos en el reposabrazos de la silla y la otra en el respaldo. Leti todavía no se había recuperado completamente y no podía moverse a su antojo, así que respiró hondo y respondió como si estuviera regañando a un niño travieso.

– Por supuesto que no. No lo había considerado ni en mis sueños más locos.

– No se trata solo de que estudiaras. Mantuviste una postura completamente neutral respecto a la lucha que se estaba llevando a cabo con Guido y conmigo, diciendo que no querías sumarte a la agitación que podría dividir el reino. En el proceso, creaste una tercera facción, tu facción, los neutrales, donde pertenecen la mayoría de los otros hijos reales, incluso mis hermanos y hermanas completos. No pude evitar pensar que ya habías estado creando y fortaleciendo tu posición en el trono desde el principio.

Todo lo que decía Friedhelm era cierto. Leti ya sabía desde que era una niña que heredaría el trono debido a la habitación del Rey Caballero. Le había tomado algún tiempo antes de aceptar plenamente el hecho, pero después de eso, hizo todo lo que estaba a su alcance para hacer los preparativos necesarios. Era cierto que pretendió ser una princesa amante de la paz que odiaba el conflicto y se mantuvo neutral. Esto atrajo a sus otros hermanos, a excepción de Friedhelm y Guido, a su lado.

– Todo es sólo una coincidencia.

– ¿En Verdad? ¿Por qué pareces tan tranquila al respecto? Nunca he visto que te sientas perdida o confundida acerca de todo esto, al ser repentinamente proclamada como la próxima reina y eso.

– Sólo parece que sea así. Uno nunca puede saber cómo otras personas realmente se sienten en su interior.

Leti refutó en sus pensamientos, ¿Quién en su sano juicio mostraría su debilidad a otras personas? Entonces recordó la vez en la Galería de los Reyes donde Duke vio a través de ella. Sus reflexiones fueron cortadas por la voz de Friedhelm.

– Entonces, ¿no crees que es hora de que muestres lo que hay en tu corazón?

– No entiendo lo que quieres de mí.

– Dime la verdad. Dime, ¿quién pensaste que era más adecuado para ser rey? ¿Guido o yo? Sé que tenías tus razones por las que debías permanecer neutral, como Duke. Pero no tener una preferencia es solo una fachada. Dime, ¿quién es?

Leti no era capaz de leer las intenciones de Friedhelm, por lo que dio una respuesta segura.

– Leonhardt. Él es mi hermano entero e hijo de la primera reina, después de todo.

El rostro de Friedhelm cambió de estar totalmente serio al de un niño enfurruñado, el rostro de un tramposo por el que muchos caerían.

– Sí, tienes razón. Se suponía que fuera Leonhardt, si no hubiera terminado así, entonces…

Había una razón por la que la línea de sucesión al trono de Sommevesle se había vuelto tan complicada.

Al Rey de Sommevesle se le permitía tomar hasta tres reinas consortes para prevenir el no tener ningún heredero. Puesto que un niño no había nacido entre el actual Rey y la Primera Reina Consorte después de algún tiempo, el Rey decidió tomar a su Segunda y Tercera reina Consorte al mismo tiempo. Poco tiempo después, la Tercera Reina Consorte concibió al primer niño, Friedhelm, y luego la Segunda Reina Consorte quedó embarazada del segundo hijo, Guido, e irónicamente, la Primera Reina Consorte dio a luz a la tercera, Leticia, y al cuarto, Leonhardt.

Siguiendo el orden apropiado de sucesión, el legítimo heredero no es ni Friedhelm ni Guido sino que Leonhardt. Pero por la forma de ser de Leonhardt, no estaban convencidos acerca de él siendo el rey, por lo que a partir de ahí fue fácil para ellos ver a Leticia como candidata. Allí era donde estaban las cosas ahora.

– Esta corona es el remanente de los tres príncipes, ¿cierto? Ahora que he respondido a todas tus preguntas y satisfecho tu curiosidad, ¿te llevarías contigo todos esos retratos de candidatos a marido que me enviaste? Los rechazo a todos.

Leti expulsó a Friedhelm de su habitación con esta petición. Pero a pesar de sus negativas, este simplemente continuó enviando un nuevo lote cada vez que regresaba el anterior. Si se le preguntaba a Duke, la testarudez de estos dos era una buena prueba de que eran hermanos.

– Ya he filtrado estos, así que todos son hombres guapos quienes probablemente tienen buenas personalidades. ¿Cuál es tu tipo, entonces?

– El rostro del Rey León Alexander, las habilidades del Rey Administrador Karlheinz y la personalidad del Rey de una sola mano Oswald. Si allí hay un hombre así, no me importaría casarme con él.

– …Lo que dijiste significa que no te casarás, ¿sabes? ¿Y quién es el rey Oswald? – Friedhelm preguntó con curiosidad. Era la primera vez que escuchaba el nombre, pero decidió dejarlo pasar.

– De todos modos, me voy a ir yendo ahora. Tu cara no luce del todo bien.

Cuando Friedhelm notó que Leti había cambiado de tema deliberadamente, decidió ser el que diera marcha atrás. Quitó la mano de la silla y le agradeció sarcásticamente a Leti por el agua.

– Te lo dije, estoy bien.

– ¿Cómo puede una cara así estar bien? Ve y mírate en un espejo. – dijo Friedhelm señalando su vanidad, y se dirigió a la puerta.

– …Las cosas se ponen difíciles una vez que se complican, ¿eh?

– ¿Eh?

– No se suponía que fuera así. Pero siempre terminamos retorciéndonos el cuello el uno al otro. Sé que debo ser el que ceda, pero… esto es frustrantemente difícil. Nos vemos después.

Cuando Friedhelm salió de la habitación, Leti comprendió el significado detrás de sus palabras, y sostuvo su cabeza, pesada por el agotamiento.

Aaah…diooos.

Leti nunca pensó que venía porque estaba realmente, verdaderamente preocupado por ella. Ya había renunciado a su relación una vez, renunciado a la posibilidad de que volvieran a estar en buenos términos el uno con el otro.

Friedhelm, Guido y Leti solían jugar juntos cuando eran pequeños. Siempre pasaban su tiempo juntos con sus madres cuidándolos desde lejos. Pero a medida que crecían, la relación de Friedhelm y Guido se volvió súbitamente peor, con la lucha por la corona convirtiendo cada encuentro en discusiones acaloradas. Lo único que Leti podía hacer era mediar entre ellos y demostrar que no estaba tomando bandos. De modo que decidió distanciarse de ellos, y para cuando se dieron cuenta, habían crecido lejos el uno del otro. Simplemente terminaban interrogándose cuando se encontraban, siempre intercambiando comentarios a zancadas.

– Si esa era tu intención, te habría ofrecido apropiadamente buen té y bizcochos…

Esto fue justo después del incidente de envenenamiento. Friedhelm no debería haber hecho nada precipitadamente, y Leti podría haber sido más acogedora.

– Las cosas se ponen difíciles cuando se complican…

Supongo que tienes razón.

Era un acontecimiento raro que los dos hermanos reales compartieran la misma opinión sobre algo.


1: La Habitación de Rey Caballero es un lugar (¿dimensión?) atemporal donde las reencarnaciones del Rey Caballero se pueden reunir unas con otras y que no esta restringido a una sola “presencia” por reencarnación, osea, los reyes pueden estar hablando con la Leticia de 17 años, esta se va y a los segundos después llega una Leticia de 8 años. Esto se ve más claramente en capítulos posteriores.

2: Cara de póker (póker face): Se refiere a la habilidad de no revelar las verdaderas intenciones y/o sentimientos a través de la expresión facial, comúnmente usada en el póker, pero no necesariamente está relacionada con una expresión de indiferencia como en este caso con Leti, donde ella se mantiene sonriendo.

♥ ❤ ♥

          

4 respuestas a “Princesa Restante – Tomo I – Capítulo I: Los Caballeros de la Mesa Redonda”

    1. Hola~
      El capítulo 2 fue publicado por error, por lo que se deshabilitaron la entrada y los enlaces a este, pero se nos pasó este.
      Disculpa por las molestias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido