Princesa Restante – Tomo I – Capítulo II: La fiesta de té de la princesa


El intento de envenenamiento de la princesa no fue dado a conocer al público y se declaró como un simple caso de resfriados. Declaraciones inventadas tales como “sólo era una fiebre leve” o “la princesa ya se está recuperando,” se filtraron intencionadamente para rematar la historia. Duke no tenía los medios para averiguar cómo le había ido a Leti después de que se fue, y con frecuencia se encontraba preguntándose cómo le estaría yendo mientras miraba inconscientemente hacia el este, donde estaba el Palacio Real.

♦ ♦ ♦

—Superior, ¿su padre se recuperó de su resfriado?
—Su resfriado… Ah, sí, sí, ya está sano. Dudo que vaya a dejarnos pronto.
Durante los tres días que Leti estuvo al borde entre la vida y la muerte, Duke mintió diciendo que le pidieron que regresara a casa por un tiempo porque su padre, el señor Barchet, estaba enfermo, con el fin de encubrir su ausencia mientras se mantenía como el guardaespaldas de Leti.
Eso estuvo cerca, casi olvido la historia que inventé como excusa.
—Ah, escuché que la princesa también estuvo enferma.
—Eso he oído, aunque ella no se ve como la clase de persona que sería derrotada por un simple resfriado. Estará bien. —dijo Duke con un dejo de esperanza, deseando que Leti realmente estuviera bien. Duke estaba preocupado por ella, lo suficiente como para pensar que soportaría las implacables invitaciones de Leti para ser su caballero, si eso haría que se sintiese mejor.

—Hmm… Entonces realmente no sabré cuál de ellos es… —La muerte habría demostrado que eran simples seres humanos. Astrid tuvo un vago y fugaz pensamiento y Duke no captó lo que dijo.

— ¿Qué dijiste?
— ¿Eh? ¿Dije algo?
Duke quedó perplejo con la reacción de Astrid, así que pensó que tal vez había sido sólo el viento. Después de descartar el pensamiento, su mente volvió a Leti, e incluso pensó en preguntarle directamente al príncipe Friedhelm para indagar sobre su condición.
Justo cuando Duke estaba pensando en cómo obtener información sobre Leti, esta vino a él en su lugar, no a través de reportes o rumores, sino a través de Leti misma.

♦ ♦ ♦

—…Ah… Buenos días, me alegra que ya se encuentre bien.
—Gracias.
Duke había regresado al cuartel después de haber sido llamado para despejar una disputa en la ciudad. A su regreso, vio a la princesa Leticia en el cuartel en toda su gloria y majestuosidad, como si fuera la dueña del lugar. Los otros caballeros la miraban desde lejos, susurrando sobre cuán hermosa y elegante era ella, mientras, Duke quería gritarles “¡No se dejen engañar por su apariencia!” porque él sabía que más allá de su bonito rostro, era una mujer con más agallas* que cualquier caballero en la Orden.
[Kavaalin: También se puede traducir como que tiene mas huevos que cualquiera de ellos xD]
—Por desgracia, estoy ocupada y no puedo quedarme por mucho tiempo.
—Entiendo. Entonces, ¿puedo saber qué la trajo hasta aquí, su alteza?
—Vine a entregar una invitación.
Leti sacó de su bolso un sobre blanco sellado con cera roja y se lo dio a Duke. El sobre era de tan alta clase que Duke sabía que lo reprenderían si osaba abrirlo sólo con sus manos.
—Ah, superior, ¡le daré un abrecartas!
Duke tomó el aparentemente caro abrecartas antiguo que trajo Astrid y abrió cuidadosamente el sobre.
—Gracias.
Duke le devolvió el abrecartas a Astrid, abrió la invitación y leyó su contenido.
— ¿Una fiesta de té?
—Sí, como agradecimiento por lo del otro día.
Duke recordó que Leti dijo que le agradecería. Apreciaba la sinceridad de Leti, pero con cansancio pensó que podría haberle agradecido de otra manera. Una fiesta de té organizada por la próxima reina sólo podría ser algo imponente y él, el hijo de un barón empobrecido, sería definitivamente como un pez fuera del agua. Ya podía imaginar cuán incómodo sería estar allí.
—…Me siento muy honrado con su invitación, pero por favor, permítame rechazarla. Semejante reunión es demasiado para alguien como yo que ni siquiera ha heredado la baronía aún.
—Imaginaba que te negarías, así que sólo organicé una pequeña e íntima reunión a la cual sólo acudirán mis familiares más cercanos. Es un evento sencillo que quise organizar para mostrarles que ya estaba totalmente recuperada. No quiero que se preocupen demasiado.
Duke de nuevo echó un vistazo a la elegante invitación. Estrictamente hablando, Duke era parte de la nobleza, aunque apenas daba la talla. Aún cuando provenía de la familia de un barón, no estaba familiarizado con las costumbres de la alta sociedad, como el ir al teatro o a fiestas de té.
—Si tienes una prometida o una amante, puedes traerla contigo, una vez que me convierta en la reina, las cosas se volverán más ajetreadas, así que es mejor si me la presentas a mí, tu futura ama, desde el principio.
—Espere, espere, espere. Sí será mi ama, en el sentido más amplio de la palabra, pero específicamente hablando no lo va a ser…
Realmente no podía bajar la guardia con Leti, quien seguía hablando como si él realmente fuera a ser su caballero en un futuro cercano. Por otra parte, no le importaría ir a la fiesta de té si solo iba a ser un pequeño evento familiar. Además, era altamente probable que, aún si rechazaba la invitación, Leti se las ingeniaría de una forma u otra para arrastrarlo a la fiesta el día mismo. Decidió que la respuesta más segura sería – Lo pensaré – ya que él tendría que irse si algo llegara a ocurrir en la Orden.
Duke escoltó a Leti hasta la puerta del cuartel, y luego de que se fuera, soltó un hondo, profundo suspiro de cansancio y alivio.
—Una prometida, eh… Supongo que no será grosero incluso si voy sin pareja. No es un baile al anochecer, de todos modos.
Duke pensó en preguntarle a un amigo familiarizado con las costumbres de la alta sociedad, cuando se dio cuenta de golpe.
—Espera un segundo, su familia cercana, lo que significa…
Lo había pasado por alto, pero ahora se daba cuenta que los miembros de la familia de la PRINCESA Leticia eran la familia real. Su pequeña e íntima reunión significaba que sólo la familia real acudirá, porque si fuera a ser algo más grande, entonces asistirán otros nobles y miembros de la nobleza.
— ¡…Ahora sí que no encajaré!
Leti lo sabía y había usado esas palabras deliberadamente para hacer que Duke pensara otra cosa. Era un idiota por ser engañado por Leti con un simple juego de palabras. Ahora que se encontraba bien, de inmediato lo había arrastrado a algo problemático. Reprimió esa parte de él que quería felicitarla por su recuperación y decidió que sería mejor llevar un acompañante con él a la fiesta.
—Astrid, ¿estás libre pasado mañana? Sí, claro que estás libre, así que vendrás y acompañaras a tu superior a la fiesta de té de Su Alteza.
Por supuesto, la primera opción para acompañante de Duke era su exuberante subalterno de la Orden, Astrid, que era un completo fanático de la hermosa princesa. No hace falta decir que Astrid aceptó inmediatamente la oferta.
— ¿Pero está bien que vaya? Soy tan sólo un plebeyo.
—Es por eso que te elegí a ti. Eres un plebeyo y puedes ser mi compañero de conversación. Dudo que tenga a alguien con quien hablar allí. Nos iremos a casa inmediatamente después de tomar una taza de té.
Astrid soñó despierto sobre un mundo que ni siquiera podía imaginar, y la única imagen clara era la de la hermosa princesa Leticia.
— ¡Ah! ¿Deberíamos llevar regalos? ¿Hay etiqueta sobre qué llevar? Hay una panadería en la ciudad que recomiendo encarecidamente.
—…Cuando estoy contigo, hay veces en que me siento estúpido.
Sería bueno si Duke pudiera disfrutar inocentemente del próximo evento, pero era un hombre serio por naturaleza y no podía evitar preocuparse.
—Usa tu uniforme de gala. No olvides tu capa y tus guantes blancos. Y pulir tus botas. No traigas ni una mota de polvo contigo.
— ¡Sí señor! ¿Es la capa gris que usamos durante la ceremonia de iniciación?
—Seh, esa. ¿Sigue siendo gris? Si la tuya está demasiado sucia pide prestada una de algún compañero.
—…Entendido ¿…Creo?
La orden de caballería real tenía diez rangos y estos eran representados por el color de sus capas y las rayas en ellas. Así que los novatos, incluido Astrid, eran caballeros de décimo rango y tenían capas grises sin rayas. El comandante de la Orden era un caballero de primer rango y su capa era negra con rayas. El color iba oscureciendo cuanto más alto era el rango, así que uno podía distinguirlo fácilmente.
—Deberían invertir la clasificación de colores. Los más jóvenes tienen una alta tendencia a ensuciar sus capas, haciendo que el color de estas sea parecido al del comandante.

♦ ♦ ♦

Así que aquí estaban dos caballeros yendo a la misma fiesta de té: el menor con una capa cercana al color negro, soñando con la reunión y el mayor preguntándose cómo es que las cosas habían terminado de esta manera y decidiendo analizar y reflexionar sobre los eventos que lo llevaron a esto.
—Es un honor estar aquí hoy, Su Alteza.
Duke dispuso del saludo obligatorio para tal ocasión, pero como no tenía práctica en decir tales palabras, estas fueron monótonas y sin vida. Después de los acostumbrados agradecimientos, tomó la hermosa y esbelta mano de Leti y la llevó respetuosamente a sus labios.
—El placer es mío. Por favor, sírvanse ustedes mismos. —Leti los recibió con su perfecta sonrisa, justo como lo haría una princesa ideal y miró al muchacho detrás de Duke.
—Mi nombre es Astrid Gale, caballero de décimo rango de la orden de caballería real. Le doy mi más humilde agradecimiento por dejarme participar en esta ocasión.
—He oído cosas sobre ti de mi hermano menor, como tu excepcional habilidad como espadachín a pesar de tu corta edad. Comparte algunas de tus historias conmigo más tarde. —dijo Leti y le lanzó una sonrisa a Astrid.
Duke, viendo el diálogo, pensó que mantendría en lo más profundo de su memoria la imagen de la cara idiotizada y sonrojada de Astrid, como si este hubiese visto a una diosa cobrar vida desde una pintura. Había renunciado hace mucho tiempo a advertir a Astrid sobre la belleza de Leti, sabiendo que sus esfuerzos sólo caerían en oídos sordos.
—Por aquí.
Cuando Leti los guió al jardín, vieron a Friedhelm jugando con los niños, llevando uno en cada brazo. Cuando vio quiénes eran los recién llegados, bajó lentamente a los niños y agitó la mano para saludar a Duke.
— ¿Es Astrid Gale el que está detrás de ti? Esta es una buena oportunidad para invitarlo a mi Séptimo Cielo.
Friedhelm saludó brevemente a Duke y fue a darle una palmada en el hombro a Astrid. Mientras Friedhelm estaba extendiendo su apasionada invitación a Astrid, Leti llamó la atención de Duke de forma estoica.

—Recuerdo haberte sugerido que trajeras a tu prometida o a tu amante, pero… de todos modos, soy una patrona generosa y comprensiva, y no diré nada acerca de tus preferencias siempre y cuando hagas bien tu trabajo.

Duke entendió el significado detrás de las palabras de Leti y se decidió a aclarar cualquier malentendido que ella tuviera en su cabeza.
—Primero, no tengo una prometida o una amante. Y segundo, traje a Astrid como mi acompañante para tener a alguien con quien conversar, porque estaba seguro que no habría lugar para mí en una fiesta de té para la familia real.
—Oh, ya veo.
El alivio en el rostro de Leti solo aumento su irritación.
—No tienes que preocuparte, ya que tengo todo arreglado. Estarán en la mesa de los adultos. Piensa en esto como una oportunidad para entrenar a tu subalterno.
La mesa de Duke, como prometió Leti, estaba compuesta por los invitados mayores de la fiesta. El más joven tenía dieciséis años y el mayor tenía veintitrés años. Sin embargo, con una mesa compuesta por Friedhelm, Leonhardt, Duke y Astrid, encontrar un tema en común para conversar era imposible.
— ¡Superior Duke! ¡El té es maravilloso! Esta es la primera vez que tomo un té tan aromático y fino.
—…Bien por ti.
…………
—Digamos que esto es mejor que tener a nuestro hermano Guido aquí también.
Las palabras de Leonhardt eran de hecho verdad, porque si Guido se uniera a ellos, la atmósfera ya no sería incómoda, sería automáticamente una decisión unánime para irse a casa.
—Bueno, voy a ir a tener una charla de corazón a corazón con mis hermanos menores.
Leonhardt escapó de la atmósfera incómoda y se trasladó a una mesa diferente, llevando su taza de té y algunos aperitivos. Por lo menos ahora, el grupo podría tener una pequeña charla. Duke le lanzó un tema de conversación a Friedhelm.
—…Su Alteza, ¿está en buenos términos con la princesa Leticia?
—Por supuesto que no. Ella sólo me invitó como una disculpa por lo que hizo hace un tiempo.
— ¿Una disculpa?
—Por servirme una copa de agua cuando la visité.
—Aaaah…
Comentó Duke con una sonrisa irónica, como si fuera algo asombroso y miró a la misma Leti quien sirvió la copa de agua hablando con los invitados más jóvenes en una mesa diferente.
— ¿Todos ellos son sus hermanos?
—No. Algunos son primos. Aunque en verdad, no vernos como hermanos a pesar de serlo, sólo demuestra cuán mal hermano mayor soy. Tengo que admitir, que tiene la ventaja en este caso.
Duke no pudo ocultar su sorpresa ante las palabras de Friedhelm. Sonaba como si le diera crédito a Leti y la reconociera por ello. Friedhelm le dirigió a Duke una sonrisa irónica, admitiendo que era la verdad.
—No es como si sólo pensara en mí mismo, ¿sabes? El reino es mi mayor prioridad… no quiero dividir al reino y empezar una guerra.
Friedhelm todavía no podía deshacerse por completo del orgullo que tenía como príncipe primogénito. Él creció diciéndosele que sería el que heredaría el trono, por supuesto que no lo aceptaría si fuera Guido el que tomara la corona, pero estaba listo para convencerse por Leti. Aunque tenía una condición: Leti debería ser un buen gobernante, o de lo contrario la derrocaría. Esa era la condición de Friedhelm, su grado de compromiso.
—Pienso que Su Alteza también será un buen gobernante.
—“También” ¿eh? Me pregunto quién es el otro… De todos modos, acepto con gratitud tu cumplido.
Al oír que la conversación en la mesa de los hombres había terminado, Leti se dio vuelta y señaló en su dirección. Llevando de la mano a una pequeña señorita, Leti se aproximó a su mesa.
—Astrid, ¿podrías actuar como su compañero de prácticas para las presentaciones?
— ¿Yo-yo-yo… yo?
Astrid se sorprendió ante la súbita petición.
—El mejor compañero es alguien que ella no conozca. El nerviosismo que viene con ello es casi el mismo que en una situación real. Bien entonces…
—Uhmm… Es un placer conocerle. Soy Misty Fal’Edelle.
Misty recogió su falda por los lados, la levanto un poco y dobló sus rodillas en una reverencia.
—Yo soy Astrid Gale, caballero de décimo rango de la Orden de Caballería Real. Es un honor conocerla.
Astrid tomó la mano de Misty para besarla, pero esto era incómodo debido a la diferencia en sus alturas.
—Astrid, tienes que arrodillarte y mirarla a los ojos, —dijo Friedhelm.
—Oh, cierto. Perdóneme.
Siguiendo el consejo de Friedhelm, Astrid se arrodillo y luego de forma limpia colocó un beso en la delicada mano de Misty. Ella miró a Leti con ojos expectantes, esperando su aprobación de que lo había hecho bien.
—Estuviste excelente.
El rostro de Misty resplandecía al oír los elogios de Leti y cuando le dio palmaditas en la cabeza. Incluso Duke no pudo evitar sonreír ante una escena tan enternecedora.
—Hermano Friedhelm, ¡cárgame!
En un instante, su mesa estaba rodeada por los niños reales que tiraban del brazo de Friedhelm, rogándole que jugara con ellos. Friedhelm cedió a sus peticiones y se puso de pie.
— ¡Lo haremos por turnos, aliniense! Recuerden, su genial hermano ya no es tan joven, así que no me presionen demasiado. Astrid, ven y ayúdame.
— ¡Sí, señor!
Friedhelm y Astrid cargaban y mecían a los niños en el espacioso jardín. Leti, liberada del deber de cuidar de los más jóvenes, tomó asiento al lado de Duke.
— ¿Estuvo bien el haber invitado sólo al príncipe Friedhelm? ¿No iba a mantener el equilibrio?
—Invitare al príncipe Guido la próxima vez, aunque no sé si vendrá.
— ¿La próxima vez? Pensaba que esta fiesta de té era para celebrar su recuperación.
—Bueno, lo es, en parte; pero esta reunión es en realidad un evento regular que organizo una vez al mes con el propósito de entrenar a mis hermanos pequeños sobre etiqueta. Si aprenden y adquieren los modales necesarios desde temprano, los desarrollarán como hábitos y ya no se verán avergonzados o incómodos cuando se presenten en sociedad. Eres bienvenido a unirtenos.
Duke no pudo conciliar esta amable y cariñosa hermana mayor con la prepotente reina con la que se encontraba con regularidad. Pero esta hermana mayor era la razón por la que la facción neutral poseía a la mayoría de los hijos reales.
—…No, esta vez es suficiente. Me siento tan fuera de lugar aquí.
—Deberías acostumbrarte a este tipo de eventos. No podrás seguir diciendo eso cuando te conviertas en mi caballero.
— ¿Cuántas veces debo decírselo? No tengo intención de convertirme en su caballero.
Duke siempre corregía a Leti cada vez que lo insinuaba. Con esas declaraciones cada vez más frecuentes, recordó a alguien que sonaba igual que ella. Sí, Leti era muy parecida a su hermano mayor, Friedhelm, quien estaba jugando con sus hermanos menores.
—Ustedes dos son realmente hermano y hermana. Especialmente por esa actitud independiente que tienen ambos y su tendencia a no escuchar a los demás.
—Tengo entendido que bastante. Que físicamente me parezco mucho al príncipe Guido, pero en cuanto a personalidad soy parecida al príncipe Friedhelm. Aunque en realidad estoy relacionada a ellos solo en parte… pienso que es hora de terminar esto. Ya ha dejado de ser hora del estudio para pasar a la hora de juegos.
Leti reunió a todos y les dijo que era hora de volver a casa. Devolvió a cada niño de nuevo con sus nodrizas o institutrices, dejando solamente al grupo de los adultos.
La fiesta de té comenzó y terminó pacíficamente y sin contratiempos. Para Leti, esta fiesta no era sólo una mera reunión. Era un plan cuidadosamente planificado que fue ejecutado para cumplir ciertos objetivos: uno, para enseñarle a sus hermanos menores; dos, para profundizar su amistad con Duke y tres, como una oportunidad para arreglar su relación con su hermano mayor. Ahora que la fiesta de té había terminado, determinó que este plan había sido un éxito y comenzó a dar sus agradecimientos.
—Muchas gracias por venir hoy. Espero…
Las hojas de un árbol crujieron detrás de Leti, y luego todo lo demás ocurrió en un instante.
Friedhelm atrajo a Leti hacia él, Duke se paró delante para protegerlos, y Astrid sacó su espada.
Leti se sorprendió con el repentino giro de eventos, pero mantuvo la calma, estaba sorprendida pero no asustada y observó a Astrid a través del espacio entre los brazos de Friedhelm.
— ¡Superior! Cúbrame, por favor.
Astrid caminó por el costado de la mesa y agarró una taza vacía, la lanzó al árbol, apuntando hacia la parte donde las ramas aún se sacudían.  Sin embargo la taza golpeó una rama y se rompió en pedazos. Entonces, para sorpresa de todos, oyeron un gritillo agudo y un bulto negro cayó sobre Astrid.
— ¡Uwahuwawawah!
Astrid atrapó la suave bola de pelos negra. Tenía grandes ojos circulares y una larga cola. La única palabra para describir a la criatura caída era…
—Esto… luce… como… un gato.
—Aún así revisa. Astrid, sube.
—Ah, ¡Entendido! Por favor, sostenga al gato.
Astrid subió hábilmente al árbol y confirmó que no había nada más en la parte superior. Saltó directamente al suelo y aterrizó perfectamente sobre sus pies.

—Es un alivio que sólo fuera un gato, ¿verdad? Estaba completamente sorprendido. ¡Tanto por el gato como por lo bien que cooperaron! ¿Por qué no se convierten los tres en caballeros de mi hermana? ¡Jajajaja!

Las palabras de Leonhardt, burlándose de ellos, trajeron a los tres hombres de vuelta a sus sentidos. Friedhelm soltó rápidamente a Leti y se distanció de la hermana a la que estuvo protegiendo entre sus brazos y Duke, incómodo, movió su mano por la empuñadura de la espada que sostenía en posición de combate.
—Eso sólo fue mi instinto de caballero, ¿sabes?
—Oh, ya veo… —dijo Leti.
—Y yo sólo me moví por instinto. ¿Sabes? Guido me ha tenido como objetivo por un tiempo y…
—Oh, sí, ya veo… —Leti le asintió a Friedhelm.
—Me alegra que esté a salvo, Su Alteza. ¡Ah! ¡Perdón por romper la taza!
—Está bien. Gracias por salvarme.
Duke y Friedhelm suspiraron, ambos pensando en lo idiotas que eran. Si solo hubiesen actuado como Astrid y le hubiesen dicho honestamente a Leti lo aliviados que estaban de que ella estuviera a salvo, allí hubiese acabado todo. Pero no, dejaron que sus orgullos se metieran en medio e inventaron excusas ridículas.
—Aaah, lo tengo. Denme al gato. Iré a buscar un lugar donde pueda dejarlo. El té y los aperitivos estaban deliciosos. ¡Nos vemos! —Dijo Friedhelm mientras cogía al gato por la nuca y se alejaba. Entonces oyeron a Friedhelm gritar, probablemente porque el gato le arañó la cara. Parecía que ninguno de los dos podía ser honesto con sus sentimientos.
Dejando de lado al hermano mayor cuya relación con ella aún necesitaba ser arreglada, Leti miró a los hombres que quedaban. Vio a Leonhardt ocupado ayudando a Astrid a quitarse los pelos de gato de su uniforme de caballero y entonces enfrentó a Duke.
—Duke, gracias.
Duke no sabía cómo responder a las inesperadas palabras de agradecimiento de Leti. No podía devolverle un “estate agradecida” pues ya había dicho hace un momento que sólo había sido su instinto de caballero.
—No… no fue nada.
—Mejor acepta mi gratitud mientras aún puedas, porque no tengo intención de agradecerte una vez que te conviertas en mi caballero.
— ¿Por qué sigue diciendo eso?
Duke se presionó las sienes con los dedos, gritando internamente, preguntándose por qué diablos Leti no podía comprenderlo.
—Hey ¿No vio a Astrid hace rato? Él es un buen caballero, ¿no? Es un plebeyo y tal vez un poco joven, pero dentro de la Orden sus habilidades son de primera clase. Además basado en lo que veo, está bastante dispuesto a ser su caballero. ¿Por qué no solo se rinde conmigo y toma a Astrid?
—Astrid Gale… de hecho, él es un buen caballero, pero…
Astrid era un buen caballero e incluso Leonhardt lo había recomendado. Por lo que Leti pidió que lo investigaran y había llegado a una conclusión basada en esa información.
—No tengo la confianza de poder controlarlo. Él no es un caballero ordinario y eso podría llegar a ser problemático.
—…Hey.
—Mi tátara tátara tátara tío abuelo me dijo incesantemente que entrenara mis ojos para discernir entre la gente, así que tengo bastante confianza en ello, es por eso que te elegí.
Leti no dijo nada más; su silencio declaró que esta conversación había terminado. Duke, por otro lado estaba secretamente estupefacto con cuán perspicaz era Leti. Él también había pensado que Astrid Gale no era un plebeyo ordinario.  Astrid no había dicho una palabra al respecto, pero después de haberlo visto, a un caballero novato, matar sin vacilar, Duke había pensado que Astrid podría haber trabajado como mercenario anteriormente. Y Leti lo había notado de inmediato. De hecho, Duke ya no podría ver a Leti como una princesa protegida.
Leti caminó con indiferencia hacia el árbol que había escalado Astrid, elevando la vista. Caminó alrededor del árbol y sus tacones hicieron un suave golpe. Había una cosa que los otros no notaron, pero Leti sí, porque ella era la única que se había sometido al riguroso entrenamiento para ser una dama perfecta.
Si es capaz de ahogar el sonido de sus pisadas a tal grado… Sólo puedo deducir cosas no muy buenas sobre él.
Uno de los requisitos para ser una dama perfecta era ser capaz de danzar agraciadamente el vals. Los bailes al anochecer tendrían baile y, bailar incluía danzar un vals, así que no ser capaz de hacerlo era inaceptable para cualquier dama de buena crianza. Es más, para reclamar el título de excelente bailarina, uno tenía que deslizarse y moverse como un hada, con gracia y en silencio. Una bailarina con pies ruidosos era considerada vulgar y barbárica.
—…Supongo que es alguien de quien cuidarse.
La fiesta de té que organizó Leti como entrenamiento para sus hermanos menores, como una forma de profundizar su relación con Duke y como una oportunidad para reparar su relación con su hermano, terminó dejando inquietud y preocupación al llegar a su fin.

♦ ♦ ♦

Un claro y hermoso día, un alegre Leonhardt vino a visitar la habitación de Leti, diciendo que su tutor había llegado. Le tendió una bata ligera. Leti tenía un mal presentimiento acerca de hacia dónde iba esto, así que le preguntó a Leonhardt de qué se trataba antes de ponérsela.
—Bueno, actualmente estamos ventilando los pergaminos del inventario de artefactos y tú, hermana, eres bienvenida a unirtenos.
— ¿Está esto relacionado, de alguna manera, con mis lecciones?
—Ehhh… uhmm… ¡ah! Te explicaré cuáles son propiedad de nuestra familia y así sucesivamente… además, ¡además también tenemos ahí uno de nuestros tesoros nacionales! ¡El manuscrito original del libro sobre las leyendas del Rey Caballero! Ese acerca de él luchando contra el mal, ¿sabes?
—Tú eres el único que se entusiasma con eso. En fin, lo entiendo. Te daré una mano.
Leti, a regañadientes, se puso la bata y guantes y, ayudó a sacar los antiguos pergaminos. Hacer tal trabajo hizo que Leti preguntara por qué no habían hecho copias de ellos, pero le respondieron que sería problemático si se hicieran moldes de los originales. Leti, viendo la lógica de esto, asintió mientras desempolvaba una hoja y la colocaba pulcramente sobre el estante de madera.
— ¿No encuentras interesante que la espada del Rey Caballero y las doce Espadas Prometidas fantasmas estén incluidas en la lista?
—Bueno, ¿lo es?
—Piensa en esto: haciendo a un lado el asunto de si son reales o no, tenemos la antigua, oxidada y deteriorada Espada del Caballero perteneciente al Rey Caballero Christian, pero las doce Espadas Prometidas que se dijo fueron concedidas a sus caballeros, no se encuentran por ningún lado. Entonces, aquí viene la parte interesante, al menos para un historiador. ¿Por qué el Rey Administrador Karlheinz incluyó las Espadas Prometidas en su inventario? ¿Fue por el bien de un ideal, un sueño imposible? o ¿Fue porque esas espadas de hecho existieron durante esa época y ahora sólo están perdidas? Interesante, ¿verdad? ¡Jajajaja!
Leonhardt le mostró a Leti la hoja que contenía las espadas. Efectivamente, la espada del Rey Caballero y las Espadas Prometidas dadas a sus doce caballeros estaban documentadas en el inventario.
—Tu amado Rey Karlheinz fue el que compiló este inventario, ¿sabes? Estoy seguro que hacer esto tomó bastante de su tiempo, pero estamos realmente agradecidos por sus esfuerzos.
—Bueno, él parece ser el tipo de persona a quien le gustaría este tipo de tarea meticulosa.
Leti estaba bastante segura que los únicos que hicieron el trabajo real fueron sus sirvientes siguiendo sus órdenes, pero incluso el que se le ocurriera una idea como esta haría calificar al Rey Karlheinz como meticuloso. Quería saber la razón de porqué había mantenido tal registro, pero aún no lo había conocido en sus últimos años, por lo que no había tenido la oportunidad de preguntarle directamente en ese lugar.
—No había escuchado eso en un tiempo. —dijo Leonhardt a la vez que abría el libro que estaba sosteniendo y sacudía el cadáver de un insecto.
— ¿Oír qué?
—A ti hablando como si fueras amiga de algún personaje histórico. ¿No recuerdas que me enseñaste historia de ese modo?
—…De verdad…
Cuando era pequeño el cuerpo de Leonhardt era débil, así que su madre permanecía con él y Leti fue dejada sola la mayor parte del tiempo. Para sobrellevar esa soledad, frecuentaba la Habitación del Rey Caballero y charlaba con sus otras encarnaciones y, cuando despertaba, compartía las historias de las que hablaban con Leonhardt.
—Tus historias eran como vividos dramas escritos por un maravilloso dramaturgo histórico por lo que las recuerdo bien. Me convertí en un historiador porque me sentí atraído por esas historias de detrás de escena que me contabas. En otras palabras, fuiste tú quien me hizo ser así. ¡Jajajaja!
—No me eches la culpa.
Leti tomó otro volumen del inventario, escudriñando sus páginas y sus ojos se detuvieron en un artículo en particular.
— ¿Es este libro digno de ser incluido en esta lista?
—El original, sí. El que está disponible en los archivos es sólo una copia.
El objeto que captó la atención de Leti era un libro, una colección de historias sobre lo que le sucedió al Rey León Alexander después de su derrocamiento.
Según la historia, el amigo de más confianza y primer ministro del Rey Alexander lideró una revolución contra él, matándolo en el proceso. Sin embargo, uno de sus leales caballeros llevó su cadáver fuera del reino y continuó lamentándose por él, por lo que el cuerpo del Rey León no se encontraba en la Tumba Real. Puesto que no había un cadáver y una ubicación concreta de su muerte, surgieron algunas teorías diciendo que él había muerto. Entonces, durante la época del Rey Administrador Karlheinz, se escribió un libro compilando esas historias y el original fue colocado en el Inventario Real.
— ¿El original es un libro académico? Solo he leído el burdo libro que contiene increíbles teorías post–mortem sobre el Rey Alexander.
—Exactamente como dices, todas son historias increíbles. Aunque encuentro que aquella que dice que el Rey Alexander no murió, sino que continuó viviendo, se convirtió en un pirata en los mares del sur y conquistó un país, haciéndose su rey, es la más interesante.
Oír a Leonhardt decir que las teorías eran ficticias, pasmo a Leti. Al terminar de arreglar un lote del inventario, Leti se quitó la bata, los guantes y dijo que había terminado de ayudarlos.
Leti empezó a caminar rápidamente hacia la Villa Real. Quería asearse, ya que seguía sintiendo el polvo por todas partes a pesar de llevar una bata y siguió sacudiéndose el vestido. Eligió tomar el camino menos transitado y evadió a las personas para así evitar ser vista en un estado tan desaliñado. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, un guardia del palacio salió de una esquina e inclinó la cabeza ante ella. Siguió caminando, imaginando lo agradable que sería un baño, cuando se detuvo al sentir a alguien alrededor. Acalló sus pisadas y se movió silenciosamente hacia la presencia que había sentido.
— ¿No es hora? La lucha por el trono terminó. Decídete y únete al Séptimo Cielo. Tu puesto aún no ha sido tomado.
Leti oyó la voz de su hermano mayor, y este probablemente estaba hablando con su mejor amigo. Llegó a la conclusión de que lo único de lo que hablarían en un lugar desierto como este, sería sobre sus verdaderos sentimientos.

—Estás malgastando tu tiempo, tu talento y tus habilidades siendo un caballero no afiliado.
—Si como dices, la lucha por la corona ha terminado, entonces más me debería quedar en la facción del Príncipe Guido. Mi familia puede estar hasta el final, pero todavía somos parte de la nobleza y ese es un mundo complicado.
Duke quería terminar la conversación allí, pero Friedhelm aún tenía algo que decir.
—Me sorprende que sigas sacando el nombre de Guido en esta conversación. Estaba seguro de que sería el de Leticia.
—Eso es mucho más increíble.
Duke, sintiendo como si sus defensas estuvieran siendo derribadas, le dio la espalda a Friedhelm y se alejó pensando en lo inútil que era la conversación. Pero Friedhelm aún no había terminado con él.
— ¿Sabes lo que significa ser el caballero de Leticia?
Friedhelm envolvió con su mano izquierda el cuello de Duke.
—Si te fuera ordenado, tendrías que matarme así. ¿Serias realmente capaz?
La acción de Friedhelm probaba su amistad con Duke y estaba probando si Duke era digno de ser el caballero de Leti o no. Leti, por otro lado, dejó salir un suspiro mientras observaba de lejos la competición de terquedad de los dos hombres.
Duke nunca consideró a nadie más que a ti. Eres un tonto por dudar de eso.
Leti deseaba esperar a que se fueran cada uno por su lado, pero ya que su intensa contienda parecía no tener fin, decidió terminarla ella misma.
— ¿Podrías, por favor, dejar de acosar a mi caballero?
—…Leticia.
—Yo no soy de herir intencionalmente a otras personas. Si te quisiera muerto, no le preguntaría a Duke para que lo hiciera por mí, lo haría yo misma. Justo así.
Friedhelm sintió la gelidez del metal presionando contra la parte baja de su espalda. Podía sentir el frío metálico, pero su ropa y su piel estaban aún intactas. Leti estaba presionando algún tipo de navaja contra él sin titubear, dejando solamente sus ropas como protección. Un mal movimiento y estaba seguro de que el arma de Leti lo apuñalaría.
—Al menos has que tus manos tiemblen un poco. No eres para nada adorable.
— ¿Debería hacer que mis manos temblaran la próxima vez?
Friedhelm levantó sus manos en señal de rendición y Leti finalmente se apartó de él. Él se dio vuelta para ver cuál era su arma, pero ella ya la había escondido.
—…Bueno, creo que es mejor para ti tener un cuchillo para protegerte. Nosotros tenemos como blanco tu vida, después de todo.
—Sí, es por eso. ¿Así que, te importaría hacerte a un lado y dejarme cortejar a mi caballero en privado?
—Sí, sí. ¡Nos vemos Duke!
Friedhelm agitó su mano en despedida. Para aligerar el ambiente, Leti le dijo en broma a Duke que su amistad era un poco inquietante. Estaba empezando a odiar esa parte de ella que estaba siempre tratando de apaciguar todo. El haber sido neutral durante ocho años había hallado la manera de arraigar tal actitud en ella.
— ¿Dónde están sus guardias?
—Los dejé en la recámara del tesoro con Leonhardt, quien debe encontrarse en el cielo justo ahora. Además, no creo que haya alguien tan estúpido como para atacarme a plena luz del día.
—Pero, aún así… Oh, olvídelo. Entiendo perfectamente que usted escuchará y literalmente sólo escuchará lo que tengo que decir. Por otro lado, ¿Dónde exactamente estaba escondiendo ese cuchillo? Una chica con un arma oculta es igual de inquietante, en mi humilde opinión.
Duke estaba agradecido por la amabilidad de Leti al aligerar el ambiente y cambiar de tema. Examinó la apariencia de esta, desde la cabeza hasta la punta de los pies y no encontró nada extraño en su postura perfecta habitual, pero justo cuando se había convencido, Leti extendió su brazo hasta el lazo en su espalda.
—Esconder un cuchillo en un vestido es imposible. Era una cuchara.
— ¿…Eh?
—No necesita ser un cuchillo real, cualquier cosa que produzca el mismo frío metálico al ser presionada en la espalda de alguien puede ser confundida como uno. Además, no podría matar a nadie con una cuchara sin importar cuán fuerte la presionara contra la espalda de alguien.
Leti sacó una cuchara de plata de su lazo y se la mostró a Duke. Este estaba estupefacto por el hecho de que ella realmente tuviera una, pero Leti solo se encogió de hombros y la devolvió a su sitio.
—No puede protegerse a sí misma sólo con una cuchara ¿sabe?
—Lo sé… por otro lado, no necesito de un caballero, soy capaz de protegerme sola. La única razón por la que necesito uno es para cubrir todos los puestos de los Caballeros de la Mesa Redonda. Así que, heme aquí, inclinando mi cabeza ante ti y rogándote para que tomes el primer puesto.
—Ya le he dado mi respuesta. Además, nunca he visto que incline su cabeza ante mí, —replicó al instante Duke, pero se retuvo a sí mismo de decir algo más que pudiera llevar la conversación por mal camino. —Estoy perfectamente enterado de cuán valiente e inteligente es, pero debería saber que a veces esas cualidades por sí solas no son suficientes para lidiar con la situación.
— ¿Estás preocupado por mí?
—…Sí. Si algo le llegara a ocurrir a la futura soberana del reino, sería una gran catástrofe.
La respuesta de Duke era aún insegura y para nada honesta, pero Leti se dijo a sí misma que esta era suficiente por ahora. Ella se fue y dejó solo a Duke.
—El que esos dos sean amigos cercanos complica las cosas.
Leti no estaba demandando que Duke fuera su caballero en el estricto sentido de la palabra, un caballero que juraría su vida y lealtad a su amo, aunque sabía bien que Duke no podría ser nada menos que un  verdadero caballero.
—El Rey León Alexander y el Rey Revolucionario Julius eran mejores amigos también. El Rey Julius traicionó al Rey Alexander, pero este nunca halló cabida en su corazón para odiar a su amigo. Esto prueba cuán fuertes eran sus lazos y estoy segura que lo que tienen Duke y mi hermanito es igual.
Leti detuvo sus pasos, preguntándose si realmente poseía lo necesario para irrumpir entre ese lazo.
Si tan sólo tuviera las cualidades que tiene mi hermanito Friedhelm, cualidades adecuadas para ser rey, entonces…
Leti sacudió su cabeza, alejando los pensamientos negativos y diciéndose a si misma que no sacaría ningún beneficio en desear por algo que no poseía. Sólo tenía que dar su mayor esfuerzo en ser su yo ideal.
—No me rendiré contigo, Duke. No hasta que tú seas el que venga a mí, arrastrándote y rogando por ser mi caballero. No pararé.
Duke habría espetado “¡Dame un respiro!” si hubiese escuchado a Leti alentándose a sí misma.

♦ ♦ ♦

Duke, completamente ignorante de la nuevamente encontrada determinación de Leti, regresó al cuartel para comer. La comida de la cafetería del cuartel era bastante decente en cuanto al sabor y generosa con las porciones. Al tomar su asiento, jugueteó con la cuchara y el tenedor sin usar sus dedos.
— ¿Superior?
Duke presionó la cuchara en la espalda de Astrid, confundiendo a su subalterno con su actuar.
—Astrid, ¿Qué es ésto que estoy presionando contra tu espalda?
— ¿Eh…? ¿Una cuchara? ¿Un tenedor? …una cuchara.
— ¿Cómo lo supiste?
—Sería más punzante de ser un tenedor.
Duke quitó la cuchara de su espalda, entonces tomó el tenedor en sus manos. Estuvo de acuerdo con la respuesta de Astrid y realizó otra pregunta.
—Entonces, ¿no confundirías una cuchara con un cuchillo?
—Sería un poco difícil de diferenciar. Quiero decir, ambos tienen puntas redondas…
— ¿Redondas? No me refiero a un cuchillo para comer, me refiero a un arma, como una daga.
Astrid pensó en lo que había dicho Duke.
—No creo que pueda confundirlos en ese caso, pero tal vez la presencia que se le da, la impresión puede cambiar la misma.
—Cierto…
Ahora que Duke lo pensaba. Leti dijo que había sido una cuchara, pero ¿fue realmente una cuchara? También había dicho lo mismo la vez anterior, que había sido una cuchara lo que había roto su taza, pero no estaba realmente convencido.
—Esta es la segunda vez que siento que hay algo extraño con ella. Ya no podré seguir convenciéndome a mí mismo de que todo fue parte de mi imaginación.
Duke sentía que estaba escondiendo algo y ese “algo” definitivamente no era una cuchara.

♦ ♦ ♦

— ¿Un inventario de arte? Eso suena como algo muy tedioso de hacer.
Leti le preguntó al joven Rey Administrador Karlheinz que se encontró en la habitación del Rey Caballero hoy, acerca de la lista de inventario, pero el joven rey ni siquiera había pensado en esta aún.
—Pero puedo pensar en varias razones de porqué haría tal cosa. Una de ella sería para ayudar a destruir las Energías Fantasmas que a veces se hacen pasar como obras de arte. Podría habérseme ocurrido esa idea para ayudar a la siguiente reencarnación del Rey Caballero, dado que a veces el intervalo de tiempo entre una y otra es largo.
— ¿Energías Fantasmas? —preguntaron al unísono Leti y el Rey del Corazón Roto, Ludgar.
El Rey Ludgar era una reencarnación del Rey Caballero posterior a la época de Leti. Él dejaría grandes obras a su nombre y tendría un título póstumo apropiado de acuerdo a ellos, pero las incontables veces que le rompieron el corazón dejarían una marca en la historia, otorgándole su otro título de: El Rey del Corazón Roto, por el cual era más conocido, o eso había escuchado Leti de reyes posteriores a él.
—Las Energías Fantasmas son artefactos de la época del Rey Caballero Christian. Estos son imitaciones de las Doce Espadas Prometidas que el Rey Christian otorgó a sus caballeros, en otras palabras, son armas creadas por sus enemigos con el fin de derrotarlo. Pero estas Energías Fantasmas tienen un defecto, por lo que más tarde fueron conocidas como objetos malditos.
— ¿Cuál es su defecto? ¿Succionan la vida?
—Sí. Las Energías Fantasmas pueden otorgar el más grandioso poder que se pueda desear transformando la fuerza vital de su usuario. Por lo cual, esos objetos fueron tachados de malditos por aquellos que eran ignorantes. La mayoría de la gente falleció medio año después de utilizar su poder.
La historia de Karlheinz probaba el origen de los objetos malditos que aparecían en los cuentos. Leti asintió al conocer otro secreto histórico.
—Las Energías Fantasmas ya no existen en nuestras épocas ¿verdad? Que aterrador. —dijo el Rey del Corazón Roto, Ludgar, sacudiendo sus brazos.
—Creo que la mayoría de ellas fueron destruidas en mi época y la del rey Alexander, pero aún podrían quedar algunas en su época, reina Leticia.
— ¿Cómo debería lidiar con ellas?
—Bueno, usted…

♦ ♦ ♦

—…¡Intruso!
Leti salto, tomó la daga oculta bajo su almohada y miró alrededor. Solo tenía que evadir al intruso hasta que llegaran sus guardias y además, podía protegerse sola aún si llegaban tarde.
— ¡Alguien, venga rápido! —Llamó en la oscuridad a sus guardias, quienes se suponía que se encontraban justo afuera de su habitación.
Súbitamente sintió una fuerte intención asesina. Levantó la oscuridad con algo invisible y entonces se produjo un sonido estridente, seguido por cuchillos, pero ninguno de ellos tocó a Leti, porque estaba rodeada por algo que la protegía de ellos, dejándolos en el piso.
—No me digas que eres… —murmuró el asesino en la oscuridad. Leti sentía como si ya hubiera visto esos agudos y penetrantes ojos verdes que tenía el asesino. Su voz sonaba familiar también. Buscó frenéticamente en su memoria para encajar toda la información.
— ¿Soy qué?
—Eres el re…3
— ¡Su Alteza! ¡¿Se encuentra bien?!
El asesino optó por retirarse cuando oyó las voces de los guardias. En silencio, bajó por la ventana por la que parecía haber entrado.
— ¡Su Alteza!
Los guardias se precipitaron en el cuarto oscuro, pero Leti respondió con calma que estaba bien.
—El intruso huyó por la ventana. Coloquen un guardia allí y contacten a la Orden. Díganles que vayan tras él, aunque dudo que sean capaces de atraparlo.
Leti dió órdenes una tras otra y condujo a sus guardias fuera de su cuarto. Cortó reiteradas heridas en si misma usando los cuchillos del asesino y los desperdigó por encima de las sábanas para hacer parecer como si hubiese usado esta como escudo. No quería que la gente se preguntara cómo había sido capaz de evadir todos los cuchillos en la oscuridad.
¡Argh! Y justo cuando estábamos hablando de las Energías Fantasmas.
Leti aún no sabía qué clase de cosas eran consideradas como Energías Fantasmas o cómo destruirlas. Pero dado que no había oído ninguna noticia referente a objetos malditos, podía preguntarle al Rey Karlheinz otra vez sobre este tema en un encuentro posterior.
—Su Alteza, hemos venido a limpiar su habitación. ¿Le preparamos una habitación diferente para que descanse?
—No, gracias. Es un poco temprano, pero continuaré con mi día. ¿Podrías prepararme té?
—Sí, Su Alteza.
Siendo honesta, Leti quería acostarse y volver a dormir, pero decidió no hacerlo. Después de todo, hoy era un día importante para ella.
—Pero pensar que voy a comenzar este día así…
El día de Leti empezó casi siendo asesinada. No se sentía bien al respecto, pero decidió hacerlo a un lado a fin de no arruinar el resto de su día. Hoy era el día en que se le dio permiso para asistir, o más bien para observar, desde adentro las políticas del reino. Se le permitió unirse a las sesiones matutinas para mostrarle cómo se dirigía el Reino. Sus dos hermanos mayores habían asistido a varias sesiones ya, pero a ella nunca se le dio la oportunidad de ir, ya que pensaban que sería dada a algún otro reino o a un poderoso miembro de la nobleza como novia y que no habría utilidad aun si se unía a las reuniones.
El día a día de un rey estaba normalmente compuesto por reuniones matutinas, visitas oficiales y mantener audiencias con sus súbditos en la tarde. A partir de este día, Leti estaría tomando parte en algunas de esas responsabilidades. Sus mañanas las gastaría más en el castillo principal y sus tardes serían llenadas lentamente con visitas por del reino como la representante del rey. También era muy posible que ella desempeñara un papel más importante en asuntos exteriores al ir en visitas diplomáticas en nombre del Reino.
—Pero la diplomacia y la gestión de asuntos exteriores son más adecuados para el príncipe Friedhelm.
Uno, era guapo. Era un joven realmente apuesto y su amabilidad y cordialidad irradiaban desde su rostro. Dos, era de mente abierta y tenía el carisma para atraer a la gente a su alrededor. Leti pensaba que sería mejor dejarle los asuntos exteriores a él. Él probablemente no se daba cuenta de ello porque le era tan natural, pero tenía esta parte de él que podía hacer que la gente se sintiera segura y creyera que todo estaría bien si se lo dejaban a él. Esto era algo innato y ninguna cantidad de esfuerzo podría hacer que uno lo alcanzara.
—El príncipe Guido es ideal para la administración interna, él es del tipo de primer ministro perfecto.
En comparación con el primer príncipe Friedhelm, que era adecuado para asuntos exteriores, el segundo príncipe Guido estaría mejor trabajando en asuntos internos del Reino con su detallada planificación y la guía necesaria para ejecutar los planes sin problemas. Habría ido mejor con el manejo de impuestos, o planificando y dando instrucciones para ceremonias, en vez de aguantar las impredecibles mareas de los asuntos exteriores. Estas tareas requerían flexibilidad y versatilidad para hacer frente a las situaciones. Él podía simplemente ganarse la confianza de la gente mientras trabajaba, completando una tarea tras otra.
Leti podría pensar fácilmente en razones por las que sus dos hermanos mayores serían mejores reyes, pero no los envidiaba, más bien …
—…si tan solo los tres pudiéramos cooperar y gobernar el reino juntos, Sommevesle sería estable…
Si los tres se ayudaran mutuamente a gobernar el reino, tal vez incluso conseguirían el título póstumo de los “Reyes Hermanos”. Leti recogió el dobladillo de su vestido y comenzó a caminar mientras pensaba en el futuro imposible por el que estaba secretamente esperando.

♦ ♦ ♦

—Eso es todo por hoy. Se suspende la sesión.
Leti se preguntó cuántos nombres había apuntado en su diario mental durante la sesión. Alrededor de la mitad de los ministros del gabinete estaban de mal humor y se quedaron dormidos durante la reunión. El hombre a su lado seguía diciendo cosas fuera de lugar y luego los demás miembros seguirían en sus propias opiniones irritantes.Si las sesiones siempre eran así, entonces Leti estaba segura de que realmente sería conocida como la Reina Despotricadora. Escondió detrás de sus papeles su crispada y forzada sonrisa y alisó los pliegues que aparecieron entre sus cejas.
La antigüedad1 es… simplemente molesta. Lo peor es que no puedo hacer nada por los estúpidos que sólo tienen alto estatus… Bueno, tampoco puedo hacer mucho por los estúpidos de bajo rango.
A pesar de todo, Leti era consciente de sus propios defectos. Su plato ya estaba lleno sólo por asistir tranquilamente a la reunión, tratar de leer entre líneas y planificar sobre qué hacer para el futuro.
— ¡Princesa Leticia!
— ¿En qué puedo ayudarle, Conde Brightkreutz?
—Si le agrada, ¿Le gustaría unirse a mí para almorzar después? Podemos hablar de los debates de esta mañana…
Leti respondió que estaría encantada de unirsele y colocó su mano en el brazo izquierdo que el joven conde le ofrecía, a pesar del hecho de saber que las quejas en su diario aumentarían. Se convenció a sí misma de que relacionarse ahora con el conde Brightkreutz, un joven de pocos años más que ella, podría resultar útil en el futuro.
—Veo que no puedo ser un Rey León o un Rey Administrador…
— ¿Disculpe?
El suave susurro de Leti no llegó a los oídos del conde y ella respondió con una sonrisa que no era nada.
No puedo ser como el Rey León Alexander, quien puede sobrellevar galantemente las cosas, ni ser una genio como el Rey Administrador Karlheinz, que fue capaz de seguir ejecutando reformas internas y revoluciones externas incluso después de perder a su esposa, quien era su compañera de vida.
Leti pensó sarcásticamente de sí misma como una reina a medias en comparación con las reencarnaciones pasadas y futuras del Rey Caballero. Sólo podía ser una reina cuyo único talento era manipular hábilmente a gente de talento, para que trabajasen para ella y devolver la confianza que se le diera.

♦ ♦ ♦

Duke quería decir que todo era una coincidencia. Realmente lo era. Había salido a la ciudad sólo por su deber de patrullar cuando vio a una señorita de cabello dorado. Incluso se negaba a creer que la joven rubia que vio era Su Alteza, la Princesa Leticia, vagando por la ciudad y por supuesto, sin sus guardias. Duke supo de inmediato que había salido para sus paseos de incógnito. Quería regañarla de inmediato, pero no estaban en el lugar indicado y tampoco estaba él en posición de hacerlo, por lo que tuvo dudas sobre en cómo llamarla.
— ¿Se dirige al Cementerio Norte? ¿Ira a ver a alguien?
El Cementerio Norte era el lugar de descanso de la familia real y no se permiten extraños alli. En la parte más profunda del cementerio se encontraba la cripta donde descansaban los reyes del pasado. Un día, Leti también sería colocada allí para su eterno descanso. No sería extraño encontrarla allí, nadie la regañaría si la vieran. Por otro lado, era una zona donde se prohibía el paso, pero como no había guardias vigilando, esta se había convertido en un parque de juegos para los niños que ni siquiera conocían aún el significado de la palabra traición.
Duke no podía decidir si debía llamarla o no, pero cuando ya había tomado una decisión, su sombra ya era larga y el sol empezaba a ponerse. Había demorado demasiado en decidirse.
— ¡Señorita Cia! No me importaría que se quedara aquí todo el tiempo que quisiera si tuviera a sus guardias con usted, pero si se encuentra sola, pienso que sería mejor que se fuera a casa ahora mientras todavía hay luz.
Leti, habiendo estado en las nubes, se sorprendió cuando vió a Duke a su lado, con sus largas sombras de pie una junto a la otra. Ella, inusualmente, estuvo de acuerdo en silencio y comenzó a caminar después de dar una pequeña reverencia para presentar sus respeto a la tumba.
—No planeaba quedarme mucho tiempo, pero mira la hora.
Leti parecía cansada, pues sus pasos carecían de su espíritu habitual. Duke normalmente no tenía que ajustar su ritmo para Leti, pero hoy tenía que caminar un poco más despacio.
Su Alteza acaba de cumplir diecisiete el mes pasado… Es demasiado joven.
Aquellos de su edad normalmente se sentían perdidos o confundidos y tenían un montón de cosas en sus cabezas. Por supuesto, era natural sentir esas cosas, especialmente para alguien como ella, que cargaba con tan grandes responsabilidades.
— ¿Está preocupada por algo? —Duke se aseguró de que su pregunta sonara indiferente.
Leti respondió con un suspiro, —Sólo estaba decepcionada de mi misma, eso es todo. Tan decepcionada que casi pude convencerme de por qué me llaman la Princesa Restante.
—Aquellos que están en la cima tienen grandes responsabilidades que soportar. Esa es también la razón de por qué necesitan quejarse a veces, tener a alguien que los escuche… Estoy dispuesto a ser su aliento, ¿sabe? —La voz amable y comprensiva de Duke dijo esas palabras como si fuera un hermano mayor persuadiendo a su hermana menor de contarle sus temores. Leti vaciló un momento por eso, pero sólo duró unos segundos, porque la fuerza regresó rápidamente a sus ojos. Sus ojos brillaron, mostrándole a Duke que no había necesidad de su ayuda.
—Esa tenacidad que tiene dentro de si no es apta para una hermosa joven… pero eso es exactamente lo que necesita un gobernante. Estoy seguro de que será una gran reina.
Las palabras casuales de Duke tocaron el corazón de Leti.
Sigues rechazando mi invitación para ser mi caballero y aun así, sabes y me dices las palabras que más quiero escuchar… odio esta situación. ¡Esto sólo me hace querer tenerte como mi caballero aún más!
Liberar sus sentimientos hizo que Leti se sintiera un poco mejor, y sus pasos naturalmente se hicieron más ligeros. Duke se sintió aliviado al ver el espíritu habitual en los pasos de Leti. Y justo cuando estaba volviendo a su estado normal, Duke caminó rápidamente y se paró delante de ella. Tres miembros de la Orden, colegas de Duke, lo saludaban.
¡¿Por qué tenía que ser él?!
Si hubieran sido caballeros normales de la Orden, entonces podría fácilmente decirles que era un escolta para la princesa Leticia. Pero desgraciadamente, algunos de ellos estaban bajo la facción de Guido. Si ellos se enteraban que Leti salia sola del castillo… sólo podía pensar en las siniestras cosas que la esperaban.
— ¡Duke! ¿Coqueteando con chicas mientras estás en el trabajo?
— ¡Por supuesto que no!
Duke cubrió a Leti con su espalda y deseó que sus colegas se fueran. Leti, por el contrario, se estaba preparando para lo peor. Si surgía la necesidad, revelaría voluntariamente su identidad y admitiría que estaba en una cita con Duke para ocultar sus paseos de incógnito.
—…Oye, sólo sígueme la corriente y no te muevas, —Duke susurró en los oídos de Leti.
Leti se dio la vuelta para enfrentar a Duke cuando él lentamente envolvió su brazo izquierdo en su cintura y colocó su mano derecha en su cuello. Antes de que Leti pudiera preguntarle qué estaba haciendo, Duke se acercó más y cubrió su cara con la suya. Los compañeros caballeros de Duke chillaron en broma, exactamente cómo Duke esperaba que reaccionaran.
—Lo siento chicos, pero como pueden ver, estoy en medio de una cita. Así que no nos interrumpan.
Duke, con todas sus fuerzas, enterró la cara de Leti en su pecho, protegiendo su rostro de la vista de los demás. Con esto, la única información que tendrían sobre la dama serían sus rizos dorados. Ninguno se daría cuenta de que la señorita era la princesa Leticia.
— ¡Wow! Estamos siendo pretenciosos ¿eh?
—Lo entendemos, Duke. Tomate todo el tiempo que necesites.
A la gente le encantaba meter sus narices si algo se mantenía en secreto, pero alardea sobre eso y ellos serán los únicos en retroceder. Duke finalmente se relajó cuando sus colegas estaban a una distancia lo suficientemente lejos como para que no captaran el rostro de Leti.

—Hey, nos vamos a casa. Ahora. Cosas como eso pueden volver a ocurrir, así que mejor deja de salir del castillo sola. —Advirtió Duke a Leti, a quien aun estaba sosteniendo entre sus brazos.

Leti levantó la vista hacia él y con toda su fuerza lo golpeó en el estómago. Este inconscientemente se inclinó hacia adelante, jadeando para respirar mientras luchaba por identificar qué, exactamente, lo había golpeado.
— ¿Qué… diablos… haces?
—Esto no se trata sobre lo que hago. ¡Esto es sobre lo que hiciste!
Sus pensamientos aún no se habían aclarado cuando sintió un dolor punzante en sus mejillas. El puñetazo fue seguido por una bofetada dada por la delicada mano de Leti. La única cosa que Duke pudo hacer fue apretar los dientes. Él, con los ojos llorosos por el dolor, la miró, su rostro estaba enrojecido y su cuerpo temblaba de ira.
—… ¡Era sólo un acto! ¡Fue fingido! —contestó Duke en su defensa cuando comprendió a qué se debía todo esto.
— ¡Estabas demasiado cerca!
—Estar tan cerca no es para tanto. Tienes diecisiete años. No te creeré si me dices que no has tenido ninguna experiencia con este tipo de cosas. A tu edad el príncipe Friedhelm jugaba hasta satisfacer su corazón.
— ¡No subestimes la inexperiencia de una doncella protegida! ¡Y no vuelvas a agruparme con mi estúpido hermano!
Duke se sorprendió al oír la manera rotunda de Leti de decir que no tenía ninguna experiencia besando.
— ¿Eh?
Leti levantó la mano para darle a Duke otra bofetada por su exclamación, pero él pudo atraparla antes de que cayera sobre su otra mejilla.
—Yo… entiendo ahora. Así que vamos a tener una tregua. El puñetazo fue por el beso actuado y la bofetada por mis comentarios sin pensar. ¿De acuerdo?
—En realidad te di el puñetazo para abofetearte, así que técnicamente seria considerado como un sólo movimiento… pero, oh bien… trato.
El movimiento de Leti fue una combinación de movimientos. Había dado un puñetazo a Duke para hacer frente a la diferencia de altura, así cuando se inclinara hacia delante, Leti podría darle una bofetada. Duke maldijo en silencio a la persona que le enseñó un movimiento de autodefensa tan hábil. Probablemente nunca sabría que fue su mejor amigo, Friedhelm, quien se lo enseñó.
—Una princesa no puede casarse fácilmente con nadie, ¿no? Ni siquiera con aquel a quien ama. Así que es mejor si intentas jugar un poco antes de casarte. Sé que puedes conseguir a quien quieras.
—Oh, sí. Tu estabas jugando conmigo hace un momento.
— ¡Deja de decirlo así! ¡Eso fue diferente y lo sabes!
Volvieron al castillo mientras intercambiaban comentarios disimulados entre sí. Cuando llegaron a su lugar habitual de separación, Leti se dio la vuelta para enfrentarse a Duke y recordó que tenía algo que preguntarle.
—Un asesino vino a atacarme esta mañana y me dijo algunas palabras de despedida. ¿Qué piensas que sigue? “No me digas que eres el…3” La primera sílaba es re. No llegó a terminarlo.
— ¿Qué? ¿Un asesino? Entonces, ¡¿qué demonios haces aquí sola?! ¡Esto es peligroso! ¡Te escoltaré hasta la Villa Real!
—Estas exagerando. Esta no es la primera vez que tal cosa sucede. No hay necesidad de hacer un escándalo. ¿Entonces, qué piensas?
Pero Duke no podía pensar y encontrar una respuesta para la pregunta de Leti. Estaba mucho más preocupado por el ataque del asesino que por lo que Leti estaba preguntando. Leti se arrepintió de contarle a Duke sobre el ataque cuando vio su expresión preocupada. Podría haberle preguntado directamente sin una introducción. Duke podía parecer aterrador con su gran contextura y su usual expresión severa, pero era realmente una persona amable de corazón y las palabras de Leti hicieron que se preocupara mucho.
—…Hmmm… ¿No me digas… que eres… la princesa sin caballero3? —sugirió.
—Ah, ya veo.
El confundido Duke le dio una respuesta, pero esta no ayudaba a Leti para nada. Fríamente le dió las gracias por su respuesta sin sentido y trepó por la pared.
—Oi, será mejor que un caballero experto se quede a tu lado, aunque sea temporal. ¡Puedes conseguir a Astrid!
—Escuché tu advertencia, la escuché. Ni más, ni menos.
Leti salto al otro lado de la pared y ya no fue visible para Duke. Hizo un gesto severo por el hecho de que Leti estaba tan acostumbrada a escalar y descender.
— ¿Qué diablos están haciendo sus guardias? Si yo fuera su caballero, ciertamente no la dejaría ir sola a ninguna parte…
Duke sacudió la cabeza en el momento en que las palabras salieron de sus labios, tratando de negar el hecho de que pensaba en lo que haría si fuera el caballero de Leti.
—Preocuparse es natural… Ya no somos extraños, por supuesto que yo…
Duke fingió no notar la respuesta cerniéndose dentro de él. Más bien, se convenció de que no se involucraría más.

♦ ♦ ♦

La Corte Cattleya, una parte del Palacio Real, era donde vivían las Reinas Consortes. Los hombres estaban prohibidos en esta área, así que Leti tuvo que dejar a sus guardias en la entrada. Había terminado sus asuntos allí, por lo que estaba paseando por el jardín en su camino de regreso a la entrada, en donde sus guardias la estaban esperando. Sin embargo, las nubes de lluvia comenzaban a reunirse, por lo que empezó a acelerar el paso. El clima de hoy no era bueno para dar un paseo.
—Oh, las bayas ya están maduras y dulces durante esta temporada…
Leti estaba debatiendo consigo misma dónde comenzar la actividad con sus hermanas menores, ya fuera haciendo la mermelada, o si preparaba la mermelada por adelantado y empezaban preparando los aperitivos. Entonces sus pies se detuvieron al ver a un hombre dentro de la Corte.
Técnicamente los hombres no están permitidos aquí, pero los príncipes son excepciones. ¿Ha venido a visitar a la reina Rosalind?2
Pero el príncipe Friedhelm no parecía ir hacia esa dirección. Parecía más como si estuviera usando la Corte Cattleya como un atajo. Leti dudó un momento, pero se decidió a llamarle.
—Príncipe Friedhelm, ¿odias las bayas?
— ¿Bayas?
Recientemente, las únicas conversaciones que habían tenido eran sobre las recomendaciones de Friedhelm sobre sus candidatos a marido. Ya que Leti no había ocultado su irritación por el tema, ella había estado obviamente evadiendo a Friedhelm. Por lo que este estaba, de hecho, sorprendido cuando fue Leti la que inició la conversación.
—Me gustan.
—Bien. Serán bayas entonces.
—Lo siento, pero no lo entiendo.
—Voy a hacer algunos dulces con nuestras hermanitas y pensé que estarías preocupado si recibes algo que odias, asi que quería confirmarlo contigo.
—Oh, ya veo. Pero no tenías que preocuparte por eso. No les diría directamente a sus caras que lo odio, aunque realmente lo hiciera. Puedo lidiar con esa situación con una sonrisa pegada en mi cara.
—Oh, cierto. Lo olvidé. —Leti dijo esas palabras como si estuviera admirando la consideración de Friedhelm.
—Me pregunto si al príncipe Guido también le gustarán.
— ¿No estaba rechazando los dulces porque sólo son un desperdicio?
—Pero tengo que darle unos a él si voy a darte a ti, de otro modo se volvería problemático. Sólo espero que los acepte con una sonrisa.
—Una mueca, lo más probable. Él es bueno haciendo eso.
La conversación que estaban teniendo era buena, eran capaces de conversar normalmente. Ahora, si pudiera hablar más con él de esta manera, entonces tendrían temas más amplios que cubrir y tal vez, con el tiempo, podría pedir por su cooperación política.
— ¿Qué hay de Duke y Astrid? También me dijeron que querían darles unos a los dos caballeros que asistieron a la última fiesta de té.
—Creo que Duke está bien, pero no estoy muy seguro de Astrid. Puedo ir a preguntarle a Duke sobre él, estoy de camino a verlo.
— ¿Vas a reunirte con Duke? Entonces iré contigo.
Así Leti y Friedhelm estaban en camino para reunirse con Duke. Siguiendo la perezosa guía de Friedhelm, Leti iba a dar la vuelta al Palacio Real sin sus guardias, a los que dejó a la entrada de la Corte Cattleya, porque la ruta de Friedhelm iba a salir al otro lado. Estaba pensando en una excusa para sus guardias cuando vio los barandales del pasillo que marcaban los límites de la Corte.
— ¿Siempre usas esta ruta?
Leti frunció el ceño al ver como Friedhelm pasaba ágilmente sobre el barandal.
—Esta es la ruta más corta. Ven, déjame darte una mano.
—No es necesario.
Leti rechazó la ayuda de Friedhelm y pasó sobre la pared con agilidad por sí sola. Por supuesto, los bajos barandales no eran nada comparado con las altas paredes del palacio que ella fácilmente subía y bajaba para sus paseos incógnitos.
—Bueno, bueno, bueno. ¡No deberíamos llamarte la Princesa Restante! “Princesa Marimacho” es mejor para ti.
—Pienso que “¡esa es mi hermana!” seria mejor en este caso.
Su intercambio de bromas sin sentido era algo normal. Después de que se hubieran movido unos pasos al castillo, Leti oyó una voz que la llamaba por detrás, así que se dio la vuelta para echar un vistazo.
— ¿Qué pasa?
—Bueno… —respondió la criada. Su voz y su rostro mostraban claramente que era algo difícil para ella de hablar, hasta que Leti y Friedhelm advirtieron casi al mismo tiempo cuál era el propósito de la sirvienta.
— ¡Muévete!
Friedhelm tiró del brazo de Leti y la protegió del abrecartas que empuñaba la criada. El cuchillo no cortó a Leti, sino el dorso de la mano de Friedhelm.
—Tu mano…
—Es sólo un rasguño. ¡Maldita sea! ¡Acabamos de salir de una zona de espadas prohibidas y pasa esto!
En algunas partes del palacio real estaba prohibido portar cualquier tipo de arma, como la sala del trono y las cámaras de asamblea. Estas eran llamadas zonas de espadas prohibidas y sólo a los guardias de palacio se les permitía portar una. Esta regla se decidió durante la época del rey Alexander para evitar la violencia durante reuniones y discusiones. Había habido un incidente durante su época donde la discusión en una reunión se volvió demasiado acalorada y los miembros terminaron por desenvainar sus espadas.
Friedhelm pensó que podía terminar fácilmente sus asuntos, así que no se molestó en traer su espada. Para agregar a eso, sus caballeros, el Séptimo Cielo, no se encontraban en ninguna parte cerca en los alrededores, ya que había pasado por la Corte Cattleya. Estaba pensando frenéticamente en lo que podría utilizar como arma cuando recordó el momento en que Leti lo amenazó.
—Llevas un cuchillo contigo, ¿verdad? Prestamelo.
—Sólo tengo una cuchara.
— ¡¿Una cuchara?! ¿…Fue eso lo que usaste conmigo?
—No lo negaré.
Friedhelm bufó en frustración. Había sido engañado y con una cuchara. Sin embargo, estaba en guardia protegiendo a Leti por sí la criada volvía a arremeter. Leti también estaba pensando en cómo debería lidiar con esto.
—No tengo elección… Puedes protegerte ¿verdad? A mi señal, corre tan rápido como puedas hacia las puertas. No hacía la Corte Cattleya.
Pero Leti sacudió la cabeza en desacuerdo. La sirvienta podría ser sólo una distracción y todavía no estaba claro quién era el objetivo real.
—No creo que separarnos sea bueno. Pero ¿puedes hacer algo con ella si causo una distracción?
—No he peleado contra un abrecartas antes, pero lo intentaré.
Esto hubiera sido fácil si Leti estuviera sola. Bueno, aun seria fácil si estuviera bien para ella el ser vista por su hermano, pero asestar un poco de daño a la criada mientras trataba de no exponerse a sí misma era difícil.
—Entonces, da un paso atrás y mira. Es probable que no lo sepas, pero mis habilidades de lucha estaban a la par con Duke durante nuestros días de la Academia.
Y esas no eran sólo palabras. Friedhelm tacleó a la sirvienta y alejó el cuchillo lejos de ella.
— ¡Bravo! Te habría pedido que fueras mi caballero si no fueras un príncipe.
—Fue un placer. Asegúrate de agradecerme después. —Friedhelm tarareaba arrogantemente mientras tomaba la cinta para el pelo de Leti y ataba los pies de la criada.
— ¿Tienes alguna otra cinta?
—La tengo.
Leti desató la cinta envuelta en su cintura y se la dio a Friedhelm. La cuchara escondida en ella cayó con un sonido metálico.
—Realmente tienes una cuchara…
—Sólo puedo esconder eso, aunque supongo que puedo aprender una cosa o dos de ella y tratar de esconder un cuchillo.
Friedhelm, después de atar a la sirvienta, se levantó y miró la herida en su mano izquierda. El sangrado ya se había detenido y el corte no era profundo.
—El abrecartas es un punto ciego. No es un arma sino una herramienta, aunque todavía es suficiente para lastimar. Y pensar que estaría aquí en el Palacio Real.
Friedhelm cogió el cuchillo que yacía en el suelo. Tenía un diseño intrincado y peculiar.
—Échale un vistazo. Esto podría valer una fortuna. ¡El diseño podría datar incluso de la época del rey Christian!
— ¿Es tan viejo?
—Estos grabados son particulares de esa época. Esto pudo haber sido originalmente un arma, como alguna clase de daga y fue transformado en un abrecartas. Me imagino que este artículo es digno de ser un tesoro nacional, pero fue pasado por alto por el rey Karlheinz cuando estaba haciendo su inventario, ya que había sido utilizado normalmente dentro del castillo.
Leti escuchó la hipótesis de Friedhelm sobre el abrecartas y estuvo de acuerdo con su conclusión, pero sentía que estaba obviando el significado a pesar de que ya tenía la información necesaria y no pudo conectar los puntos.
Una antigua daga de la época del Rey Caballero… Rediseñada como un abrecartas y pasada por alto por el inventario del Rey Administrador…
Pensar en los sucesos cronológicamente no la ayudaba, así que tal vez tenía que mirar esto desde un punto de vista diferente…
¿Por qué el Rey Karlheinz hizo el inventario…? ¡Para destruir las Energías Fantasmas que se hacían pasar como obras de arte…!
— ¡Tira eso! —gritó Leti. Si había sido un arma durante el tiempo del rey Christian, entonces era posible.
Friedhelm se sorprendió con el grito de Leti y trató de soltar el abrecartas, pero su mano no respondió.
— ¿Eh? ¿Qué es esto?
—Realmente es…
Leti se acercó a la mano de Friedhelm y trató de soltarla de su agarre, pero sus dedos no se movían. Si esto estaba realmente relacionado con las Energías Fantasmas, entonces tenía que hacer algo al respecto. El rey Karlheinz había dicho que a aquellos que eran poseídos por estas sólo les restaban seis meses de vida.
— ¡Aléjate! —espetó Friedhelm.
Pero antes de que Leti pudiera siquiera preguntar por qué, la mano de Friedhelm se movió y sujetó su cuello. La estaba estrangulando y él no sabía qué hacer ni por qué estaba pasando, sólo podía suplicarle con sus ojos que huyera. Pero su mano no aflojaba su agarre en Leti, este se afianzaba cuanto más Friedhelm deseaba aflojarlo. Y entonces, la visión de Leti se desvaneció.

♦ ♦ ♦

— ¡Espera! No se supone que venga aquí o de lo contrario moriré!
—Hey, estamos ruidosos hoy ¿Qué pasa?
La única manera de venir a la Habitación del Rey Caballero era estar inconsciente en el mundo real. Así que si Leti estaba aquí, significaba que quedó inconsciente debido a que Friedhelm la estaba estrangulando. Por lo tanto, si ella no regresaba al mundo real y se despertaba en este momento, la “muerte” sería el único final esperando por ella.
Leti iba a regresar al mundo real cuando recordó algo y le preguntó al Rey León Alexander — ¿Qué son las Energías Fantasmas?
El único conocimiento que Leti tenía de ello era lo que había oído decir del Rey Administrador Karlheinz, que las Energías Fantasmas eran como piezas de arte malditas creadas durante la época del Rey Caballero Christian, y que su portador moriría dentro de medio año.
—Bueno, escuche que eran armas creadas por los enemigos del rey Christian para emular a las Espadas Prometidas, pero para mi sólo lucen como objetos malditos. —respondió el rey Alexander.
—Sí, ya sé eso. También oí que su poseedor moriría dentro de medio año.
—Nah, es más complicado que eso. Un humano herido por las Energías Fantasmas perderá el control sobre su propio cuerpo porque serían manipulados por estas. Solíamos llamarlos “esclavos”. Las Energías Fantasmas fueron creadas originalmente para matar al estúpido Rey Caballero Christian, así que naturalmente, los esclavos se moverían de acuerdo a esa lógica.
Alexander sonrió con emoción.
— ¿Tienes la conexión ahora? Eso significa que nosotros, reencarnaciones del Rey Caballero, también somos blanco de las Energías Fantasmas. No tiene sentido ocultar tu identidad, siempre lo sabrán. Esas malditas Energías Fantasmas son demasiado persistentes para su propio bien.
El Rey León presente ahora podría estar luchando contra uno. Él entonces se echó a reír diciendo que, de hecho, había sido atacado por una hace un tiempo.
— ¿Cómo puedo devolver a un esclavo a la normalidad?
— Mátalo.
El Rey León Alexander, un rey que usó medidas drásticas para reconstruir su reino, dio la respuesta más fría y sin embargo la más simple a la pregunta de Leti. Pero esta tenía sus propias circunstancias y no podía digerir fácilmente la solución del rey Alexander.
— ¿Hay alguna otra manera?
—…Hmmm… si sólo fue poseído, podrías ser capaz de hacer algo. Echa un vistazo a su sombra. Debe haber una sombra como un hilo conectando al esclavo con el anfitrión, el cuerpo que se ha vuelto uno con la Energía Fantasma. Borra eso con luz y el esclavo volverá a la normalidad. La Energía Fantasma puede crear un número infinito de esclavos, pero sólo puede controlar uno a la vez. Utiliza bien ese conocimiento para luchar contra él.
— ¡Gracias! Volveré ahora.
—Mientras el anfitrión siga vivo, solo tendrá que crear nuevos esclavos. Asegúrate de matar al anfitrión y luego purificar el arma con la Espada del Fuego Infernal. ¿Entendido?
Leti escuchó la advertencia de Alexander desde lejos mientras su conciencia volvía a la realidad.

♦ ♦ ♦

— ¿Quién… me está…manipulando? —Dijo Friedhelm con voz tensa mientras luchaba contra la fuerza que lo hacía estrangular a Leti.
— ¡Deja que esta mano, mi mano, libere a Leti! ¡No quiero hacerle esto a mi hermana!
Si esta situación continuaba, la hermana inconsciente de Friedhelm moriría por sus propias manos. Friedhelm oró pidiendo que viniera ayuda, ayuda en cualquier forma. Y sus plegarias fueron contestadas.
— ¿¡Príncipe Friedhelm!?
La voz sorprendida de Duke resonó por todo el lugar. No esperaba ver tal espectáculo cuando salió simplemente a buscar a su amigo tardío. Inmediatamente supo que algo estaba mal cuando vio a su amigo estrangulando a Leti.
— ¡DUKE! ¡Apresúrate y quita mi mano de Leti! ¡Rápido!
Duke se movió al instante y fue a aflojar el agarre de Friedhelm en el cuello de Leti, sin prestar mucha atención a la contradicción entre las palabras de Friedhelm y sus acciones actuales. Duke, con todas sus fuerzas, trató de apartar la mano de Friedhelm, y eso fue suficiente para aflojar el agarre, aunque sólo fuera por un momento. Aire pasó por la garganta de Leti. Pero la fuerza de Duke no fue suficiente para apartar la mano de Friedhelm.
— ¡Princesa, por favor, resista un poco más…!
Las palabras de Duke fueron cortadas por el dolor que sintió en su mano. La mano izquierda de Friedhelm, sujetando el abrecartas, hirió a Duke y la herida se sentía como si estuviera excavando en su carne a pesar del corte superficial. Sangre brotó de esta y un dolor de cabeza atacó a Duke.
¿¡Qué diablos debería hacer!?
En medio del caos, en la mente de Duke estaba claro a quién debería priorizar. Él debería hacer todo lo posible para asegurar la supervivencia del heredero, de Leti.
—Duke, te estoy dando permiso para desenvainar tu espada. ¡Corta mi mano ahora!
Gritó Friedhelm, suplicando a Duke. Sus palabras hicieron que Duke sintiera como si estuviera leyendo la confusión que estaba sucediendo en su interior. Su mente sabía lo que tenía que hacer, pero su corazón no podía seguirlo. Duke sacudió la cabeza y se negó cumplir el deseo de Friedhelm.
— ¿¡Crees que puedo hacer eso!?
—Sí, puedes. Ahora desenvaina tu espada y corta mi mano. ¡No dejes que Leti muera!
—Pero…
—No soy una flor delicada. No voy a morir por una mano menos. ¡Por favor, no me dejes hacer esto!
Mientras Duke se preparaba para lo que estaba a punto de hacer, la conciencia de Leti volvió, la cantidad de aire que entró en su sistema cuando Duke aflojó el agarre de Friedhelm por un momento fue suficiente para traerla de vuelta. Comprendió inmediatamente lo que estaba sucediendo en base al intercambio de palabras de Friedhelm y Duke y comenzó a tomar medidas para escapar de su predicamento.
¡Espada del caballero, desciende hasta mí y deja caer tu vaina en su nuca!
Leti sacó del aire la espada del caballero y la dejó caer sobre la nuca de Friedhelm. Este aflojó su agarre debido al impacto. Duke no comprendió lo que había sucedido, pero sabía que esta era su oportunidad. Separó con éxito a Friedhelm y Leti.
— ¡Princesa! ¿¡Está viva!?
Leti se sofocó ante el repentino torrente de aire pasando por su garganta. Duke estaba aliviado de oír eso, ya que significaba que ella estaba viva. Desenvainó su espada, listo para hacer su próximo movimiento. Enfrente de él estaba su mejor amigo, empuñando el abrecartas, preparado también para hacer el suyo.
— ¿De qué diablos trata todo esto?
—No lo se tampoco. ¡La única cosa de la que estoy seguro es de que alguien está controlando mi cuerpo contra mi voluntad!
— ¿Realmente no hay nada que puedas hacer?
—Lo he intentado, pero es en vano. Aunque estoy seguro que el abrecartas es la causa.
Duke no sabia que hacer. Detrás de él se encontraba una Leti que había estado a punto de morir y enfrente a él estaba un Friedhelm tipo marioneta preparándose para atacar.
— ¡Duke, por favor, sólo corta mi mano!
—Su Alteza…
Duke buscó una respuesta sobre lo que debía hacer.
Esto no se trata sobre que DEBO hacer, sino sobre lo que QUIERO hacer.
Friedhelm era el mejor amigo de Duke. Estuvo feliz cuando este amigo suyo le invitó a ser su caballero, su amigo que sería rey. Realmente apreció la invitación a pesar de haberla rechazado dado las circunstancias de su familia. Estaría mintiendo si dijera que no se arrepentía de rechazar una invitación para unirse al Séptimo Cielo, una orden de caballería compuesta sólo por lo mejor de lo mejor.
Pero Duke aún sostenía su espada fuertemente, más determinado.

Cierto, Friedhelm habría sido un buen rey y estaba orgulloso de eso. Al final, él no sería capaz de obtener la corona, pero todavía quería ser el caballero de Friedhelm. Pero sabía que todas esas emociones eran meras extensiones de su amistad con él. No se habría dado cuenta de este hecho si no hubiera aprendido recientemente que el deseo de proteger a alguien era un sentimiento totalmente diferente.

Entonces, ¿quién es la persona a la que quieres proteger?
Se preguntó Duke a sí mismo.
—Esto es un pedazo de pastel para ti. ¡Echa un vistazo a la diferencia en el alcance de nuestras armas! Hazlo en un movimiento limpio. No quiero que Leti vea esto.
—…Lo tengo. Perdóname.
No le quedaba tiempo para pensar. Sólo podía hacer lo que pudiera. Duke se preparó para dar un golpe limpio para que su amigo no tuviera que sufrir mucho tiempo. Dio un paso hacia un lado para bloquear la visión de Leti.
¡…Estos dos estúpidos bufones creídos!
Leti todavía estaba un poco aturdida, pero comprendía claramente la situación. Golpeó el suelo, liberando su ira.
¡Idiotas! ¡No importa si mi hermanito pierde su mano o incluso si muere, porque Duke será el próximo esclavo! ¡Tengo que erradicar la sombra!
Leti enfocó sus ojos en la sombra de Friedhelm y vio una sombra como un hilo a sus pies antinaturalmente conectada a la suya. Sabía que si seguía ese hilo, eso la conduciría al anfitrión, pero eso no era su máxima prioridad por ahora.
Que venga el relámpago y haga descender al rayo.
Leti llamó a una de las Espadas Prometidas, la Espada del Relámpago. Para responder a su llamada, los cielos densamente nublados se separaron y relampagueó un cegador rayo blanco azulado. Su luz borró las sombras de la zona por un momento. La luz fue seguida por un trueno ensordecedor con ondas de choque suficientes como para sacudir el suelo.
Duke y Friedhelm se congelaron. No pudiendo comprender lo que había pasado. Leti, sin sorprenderse en absoluto, comprobó el hilo sombra en los pies de Friedhelm y lo vio desaparecer. Entonces dio una severa orden.
— ¡Duke! ¡Toma el abrecartas y tíralo lejos!
— ¡Sí, Su Alteza!
Duke obedeció a la orden de Leti de inmediato. Había algo en su tono de voz que le hizo creer que era lo correcto. Tomó el cuchillo de la mano de Friedhelm y lo tiró lo más lejos que pudo. El sonido metálico del cuchillo golpeando un pilar resonó en todo el lugar y luego se extendió el silencio.
—…Has vuelto a la normalidad, ¿Verdad?
—S…sí. ¿Realmente he vuelto…?
Friedhelm quiso mover las manos y cuando lo hizo, cuando sus manos se movieron según su propia voluntad, el hecho de que tenía de nuevo el control sobre su cuerpo se profundizó. Corrió hacia Leti sin pensar y la aprisionó entre sus brazos.
— ¡Gracias a Dios!
Las palabras de Friedhelm eran pura sinceridad y Leti no podía apartarlo. Leti levantó la vista hacia Duke, pidiéndole ayuda con los ojos, pero este simplemente se encogió de hombros, su rostro diciendo “Déjalo ser.” Duke ya había colocado su espada dentro de su vaina, pero todavía la sostenía, preparado y en guardia.
Mi hermanito solía abrazarme así cuando éramos jóvenes… Me pregunto qué pasó…
Leti sintió que sus párpados se hacían cada vez más pesados. Para añadir a eso, la calidez y la nostalgia que sentía por estar entre los brazos de su hermano la hacían sentir somnolienta, pero se regañó diciendo que todavía tenía cosas que hacer. Tenía que revisar la sombra de la sirvienta, pedirles a los dos que mantuvieran la boca cerrada sobre este incidente y luego quizás dormir un poco.
Lo primero que debía hacer era deshacerse de ese abrecartas, pero este ahora no se encontraba por ninguna parte. Preguntándose a donde había ido, Leti echó un vistazo alrededor del área y encontró un par de ojos verdes flotando en la sombra proyectada por el pilar.
¡Él es el asesino de esa noche! Así que es seguro asumir que él es el anfitrión de la Energía Fantasma.
Ambos conocían sus identidades. La frase del asesino esa noche fue: “No me digas que eres el Rey Caballero.” La suposición salvaje de Duke de “Princesa sin Caballero” era en parte verdadera.
Y esta revelación conecta otro punto… ¿Cómo fui capaz de pasarlo por alto?
¿Cuándo empezaron todos estos incidentes con asesinos y Energías Fantasmas? Fue cuando Leti lo conoció, a él quien no era un caballero normal. Era muy posible que él estuviera en el centro de todos los incidentes ocurridos recientemente.
El asesino desapareció en un jadeo, así que Leti consideró que este incidente había terminado por ahora. Además, había descubierto la mayor parte del rompecabezas.
—Bueno pues, déjenme el resto de este incidente a mi. —le dijo Leti a Duke y a Friedhelm mientras ella se levantaba con la ayuda de su hermano.
— ¿Sabes de qué se trata esto?
—Hasta cierto punto, sí.
— ¿Planeas decirnos?
—Nop. También puedes dejar ir a la sirvienta. Ya no hay necesidad de preocuparse por ella.
Leti se movería sola de aquí en mas. Terminaría con el asesino que estaba actuando como anfitrión de la Energía Fantasma y luego la purificaría una vez que ésta perdiera a su anfitrión.
—Tanto el príncipe Friedhelm como yo tenemos la culpa de este incidente por andar sin escolta. No se causó ningún daño o perjuicio a ninguna de las dos partes, así que olvidémonos de este asunto como si nunca hubiera sucedido. No aceptaré ninguna objeción.
Leti caminó hacia la sirvienta después de decir su discurso para comprobar su sombra. El hilo de la sirvienta podría haberse borrado cuando cayó el rayo.
—Casi te maté, ¿sabes? —le reclamó Friedhelm a Leti, quien tranquilamente reacomodaba la cinta en su pecho.
—Como he dicho, ¿qué quieres decir con casi matarme?
Ambos sabían que las palabras de Leti, que casualmente arrojaban todo por la ventana eran su manera de ser considerada. Leti enderezó la espalda, cuadró los hombros y se alejó como si nada serio hubiera ocurrido, dejando a Friedhelm y Duke en silencio.
Friedhelm rompió el silencio.
—Duke, perdón por la herida.
—Ah, no se preocupe. Fue sólo un rasguño.
La sangre de la herida causada por el abrecartas ya empezaba a detenerse, pero si dejaba la herida expuesta, podría manchar otras partes de su uniforme, así que se limpió la sangre y se ató un pañuelo alrededor con ayuda de su otra mano y su boca.
—Duke, sé el caballero de Leti.
— ¿Eh…?
—Ella sabe algo.
Duke ya tenía el presentimiento de que Leti no les estaba diciendo todo y algunos momentos durante el incidente de recién reforzaron esta creencia. Las acciones de Leti después de que el rayo cayó daban la impresión de que ella sabía que iba a venir y estaba esperando por este, en comparación a Friedhelm y él, que fueron momentáneamente aturdido por la sorpresa. Luego, después del rayo, Friedhelm era libre de nuevo.
—Sí, probablemente. —Estuvo de acuerdo Duke.
—Ella tiene la capacidad de descubrir todo acerca de esto. Yo sé que puede. Pero si no hubieras venido, probablemente habría matado a mi hermana con mis propias manos. Todavía no ha aprendido que hay cosas que no puede manejar sola.
Si Duke no hubiera aparecido en ese momento, Leti no habría recuperado la conciencia y habría terminado siendo asesinada en manos de Friedhelm. La muerte para cualquier ser humano es inminente. Un simple giro inesperado de los acontecimientos podría conducir a la muerte de uno. Friedhelm le estaba pidiendo a Duke que fuera el caballero que siempre estuviera al lado de Leti en caso de que ocurriera algún  imprevisto.
—Si vas a decir que no puedes tomar una decisión por tu amistad conmigo y tu responsabilidad con Guido… Entonces déjame decirte esto. Sé el caballero de Leti. Sé el caballero que la protegerá.
Pero Duke no asintió.
—Me niego. Soy un hombre libre que se mueve por su propia voluntad.
—Entonces te preguntaré como su hermano. ¡Eres el único a quien puedo confiarle a mi hermana!
—Todavía me niego. Se lo dije, sólo me muevo basándome en mi propia voluntad. Ninguna persuasión o incitación puede hacerme cambiar de opinión. Incluso si viene de usted.
— ¡Duke!
Duke se alejó, sin mirar hacia atrás a Friedhelm que lo llamaba frustrado.
Duke era un hombre alto con piernas largas. Si caminaba rápido, sus largos pasos podían cubrir la misma distancia que haría un niño corriendo. Fue capaz de alcanzar a Leti de inmediato y la llamó.
— ¡Oye!
Leti detuvo sus pasos y se volteó.
—La única persona a la que permito dirigirse a mí de esa forma es mi marido, pero no elegiré a nadie que se atreva a hablarme así. En cualquier caso, ¿Qué asunto tienes conmigo?
—Tengo algo que decirle… ¿Podemos ir a otro sitio? Este no es un buen lugar para esto.
Leti pensó que le preguntaría acerca de la verdad detrás del incidente con el abrecartas, así que le advirtió a Duke que ella sólo respondería a las preguntas que quisiera contestar. —Sí, por supuesto. Pero déjame decirte esto primero. Yo decidiré si respondo o no a tus preguntas.
—Sólo diré lo que quiero decir. Vamos.
— ¡Espera un segundo!
Duke agarró la muñeca de Leti y la arrastró sin vacilar. Leti tuvo que correr para mantener su ritmo.
— ¡Oye! Déjame ir. ¿No acepte ya venir contigo?
Por supuesto, no estaban tomados de la mano como las parejas. Era obvio que Duke estaba arrastrando a Leti a la fuerza, pero uno no podía estar seguro de cómo otras personas interpretarían tal situación. Leti estaba preocupada por eso.
—También tengo un asunto con el que lidiar aquí, así que mantén el ritmo.
Duke continuó caminando tirando del brazo de Leti, ignorando sus reclamos. Lucía diferente de lo usual, no era su normal y estoico yo.
¿Está enojado por algo…? No. Es más como si lo hubieran arrinconado… ¿Pero por qué?
Llegaron a su destino sin que Leti pudiera descubrir qué estaba pensando Duke. Estaban en el corazón del castillo, la Galería de los Reyes, donde se exhibían los retratos de los reyes del pasado. Duke finalmente soltó la mano de Leti y soltó un profundo y pesado suspiro.
—Yo debería ser la única suspirando aquí… Bueno, ¿de qué querías hablar?
Leti tenía alguna idea de lo que iba a preguntar. Podría ser cómo Friedhelm volvió en sí o cómo estaba siendo controlado. Ya se estaba preparando y pensando en cuánto debía decirle cuando Duke le preguntó algo totalmente inesperado.
— ¿Qué es un caballero para usted?
Leti fue momentáneamente sorprendida por la pregunta de Duke, pero fue capaz de recuperarse rápidamente y escogió las palabras para su respuesta.
—Un caballero, para mí, no es más que decoración. No necesito, ni deseo, que me protejan. Mientras mi caballero tenga las habilidades necesarias para convencer a la gente de que es digno de serlo, entonces deberá estar a mi lado como un adorno. No espero que me dé protección o apoyo.
Leti era casi invencible con sus poderes por ser la reencarnación del Rey Caballero. Nadie le creería si se los contara, pero en realidad no necesitaba de guardias ni caballeros.
—Estar sola significa que puedo moverme como quiera. Tener a alguien a mi lado me retrasaría y es demasiado problema… pero… debido a ti, he cambiado de parecer un poco. Si no hubieras estado allí hace rato, hubiese muerto. Pienso que es mejor tener al menos a uno a mi lado que a ninguno… Gracias por salvar a mi hermanito de convertirse en un asesino.
Duke apretó los dientes al oír las palabras de Leti.
Realmente es una joven para nada adorable, como llamar al príncipe Friedhelm “hermanito” cuando no está cerca como para escucharlo, o incluso decir “gracias por salvarme” ¿Quién querría proteger a una mujer como ella?
Leti le devolvió la pregunta a Duke.
—Apoyar al rey, para mí, no es parte del trabajo de un caballero. Si necesita apoyo psicológico o emocional, que lo hagan sus amantes. Si necesita ayuda política, entonces que lo haga su primer ministro. Si hay una cosa que debo hacer como su caballero, eso es dirigir al ejército en caso de emergencia. Pero en estos tiempos de paz, dudo que haya necesidad de eso.
La Orden de Caballería Real se convertía automáticamente en la armada de Sommevesle en tiempos de guerra. Los caballeros de la Orden serían los que dirigirán y ocuparan los puestos de oficiales para el ejército de ciudadanos reclutados. Pero en una época de paz como esta, seguramente se esperaría algo más de un caballero.
—Lo que creo que un caballero debe hacer es estar al lado de su amo en todo momento, listo para hacerse cargo de las cosas mundanas y problemáticas para que su amo pueda centrarse en las cosas que deben hacerse.
— ¿Cosas mundanas y problemáticas?
—Tome lo que pasó antes como ejemplo. Podría haberme dicho, “Te dejo el resto a ti” e irse.
Leti notó enseguida que las palabras de Duke estaban en contraste con lo que ella había dicho hace rato “déjenme el resto de este incidente a mi”.
— ¿…Qué estás queriendo decir?
—Significa que al menos sé lo que está pensando. Si me dijera que me lo deja a mi, limpiaría el desastre que quedó tras el incidente. Sabría por lo menos lo que quiere que haga. Llegaría con una explicación creíble para la criada acerca de lo que pasó e incluso buscaría a la mente maestra detrás de todo esto.
—Quieres decir…
El corazón de Leti se aceleró, pues estaba empezando a entender lo que Duke estaba insinuando con sus palabras.
—Todo lo que tiene que hacer es centrarse en sus tareas como la Reina y como la monarca del reino y dejarme el resto a mi. Haga lo que tiene que hacer. Así que… Déjeme quedarme a su lado.
Duke se disculpó en silencio con Friedhelm.
He decidido ser el caballero de esta no tan encantadora dama. Esto es por mi propia voluntad y decisión y, ciertamente no porque usted me lo pidiera.
—Estoy bastante seguro de que soy el único que puede ser su caballero. Un caballero que aceptará por completo, sin necesitar explicaciones, que posee algo de lo que no puede hablar, un caballero que puede entenderla y moverse de acuerdo a sus deseos. ¿Tengo razón o no tengo razón?
¿Por qué diablos está este hombre diciendo las palabras que ha anhelado escuchar durante tanto tiempo? Quería llorar de felicidad, pero retuvo sus lágrimas y le mostró a Duke su característica sonrisa confiada y arrogante. No quería ser vista como una princesa que lloraría de alegría. Ella quería ser la reina que simplemente asentía ya que este era el resultado que estaba esperando todo el tiempo.
— ¿…Estás seguro de tu decisión?
— Sí. Pero, —Duke levantó dos de sus dedos, —tengo dos condiciones.
—Uno, no quiero ser el más aceptable entre los rezagados. Diga que soy mejor que cualquiera en el Séptimo Cielo, las Valquirias o los actuales Caballeros de la Mesa Redonda. Diga que soy el mejor.
Durante la primera vez que invitó a Duke a ser su caballero, Leti había dicho que él era el mejor entre los “rezagados” y el orgullo de Duke no podía aceptar eso.
—Entiendo. Eres digno de esas palabras. Eres el mejor entre todos los demás. ¿Eso servirá?
—Sí. Siguiente, una vez que me convierta en su caballero, confíe en mí. Dígame todo lo que pueda. Yo, al menos, tengo ese derecho.
Más que la obstinación de Leti, era su secretismo lo que más odiaba Duke.
—Veo tu punto. Una vez que seas mi caballero, te diré todo lo que pueda.
Duke, satisfecho por conseguir que Leti aceptara ambas condiciones, sacó su espada de su cinturón y se la dio a Leti, con todo y vaina.
—Aquí, ¿puede sostenerla? Sabe cómo se hace, ¿verdad?
— ¿Lo haremos aquí? La investidura de un caballero no estará completa a menos que haya testigos.
—Si está buscando un testigo, tiene muchos aquí.
Duke miró los retratos colgados en la pared. Los dos miraron a los diecinueve gobernantes, reyes y reinas que reinaron sobre Sommevesle a través de los años.
—Aquí tiene al Rey León Alexander y al Rey Administrador Karlheinz. Son sus aspiraciones, ¿verdad? Estoy seguro de que querría que fueran sus testigos.
Duke añadió en broma que, sin embargo, él no veía al Rey de Una Sola Mano.
Frustración, felicidad, tristeza y muchas otras emociones que ya no podía nombrar, había un torbellino de emociones dentro de ella al escuchar las palabras de Duke. Tomó la espada para enmascarar la violenta tormenta dentro de ella. La sostuvo apresuradamente con las dos manos, ya que no esperaba que la espada fuera tan pesada. La Espada del Caballero era una parte de Leti, así que ella no sentía ningún peso al empuñarla. Así que cuando tomó la espada de Duke, había estado esperando el mismo peso. No estaba segura si podía sostenerla firmemente con una mano, pero con fuerza de voluntad, pudo sacarla de su vaina.
Duke se arrodilló ante Leti e inclinó la cabeza. Leti colocó la espada en el hombro izquierdo de Duke, luego abrió los labios y le preguntó —Con una espada a vuestra derecha y un escudo a vuestra izquierda, ¿me juráis fidelidad hasta el día de vuestra muerte?
Por supuesto Leti sabía las palabras para el juramento del caballero. Se le pidió repetirlo y practicarlo innumerables veces cuando era una niña. Había pensado que cuando llegara el momento de pronunciar esas palabras, sería puramente mecánico, pero estaba equivocada. Fue un nuevo descubrimiento y los nuevos descubrimientos eran siempre bienvenidos.
—Con una espada a mi derecha y un escudo a mi izquierda, os juro fidelidad a vos hasta el día mi muerte.
Leti asintió con la cabeza al final del juramento de Duke y golpeó sus hombros tres veces con la espada. En lugar de sentirse meramente feliz, se sintió satisfecha de que el hombre que había elegido se convirtiera en su caballero.
—De ahora en mas, vos sois mi caballero.
Leti devolvió la espada a su vaina hasta la mitad y se la dio a Duke. Este recibió la espada, se levantó y la cerró por completo, el sonido metálico de la espada volviendo a su vaina marcó el final de la ceremonia de nombramiento de Duke.
—…Aun así voy a organizar una ceremonia formal de presentación para tu investidura. Será una grandiosa celebración, así que será mejor que te prepares.
La ceremonia privada que habían tenido bastaría para ambos, pero como Leti era la próxima reina, tal cosa era inaudita.
— ¿Grandiosa?
—Por supuesto. Estarán presentes mi familia y todos los miembros de la Orden de Caballería Real. Es la investidura del futuro Primer Caballero de los próximos Caballeros de la Mesa Redonda.
—Eso es…de hecho…grandioso.
Duke quería invitar a asistir a sus padres, pero estos podrían desmayarse por las personalidades que estarán presentes.
—Por cierto, no tienes que renunciar a la Orden de inmediato. Al menos hasta que yo suba al trono. Todavía tenemos unos cuantos años antes de eso. Hasta entonces, trabaja duro en servir en la Orden que ha cuidado de ti hasta ahora.
Duke estaba agradecido de la sugerencia de Leti. Todavía había algunas cosas que debían ser atendidas, como su reemplazo en los deberes e irse de repente no se sentía correcto para él.
—Oh, casi lo olvido, también tengo una condición para ti.
—Hey, ¿no debería decir esas cosas antes de hacerme su caballero?
Duke estaba a punto de protestar, pero Leti lo calló, diciendo que era una simple condición.
—Quema mi diario cuando muera.
— ¿Su diario…?
—Sólo escribo mis quejas y diatribas allí. Podría desear morir de nuevo si fuera a ser conocida en el futuro como la “Reina Despotricadora”. ¿Estamos claros?
Y naturalmente, cualquiera que oyera tales palabras querría saber lo que había dentro.
—Cuando muera, ¿puedo leerlo?
—Bueno, puedes, aunque creo que estaré escribiendo más sobre ti de ahora en adelante.
Leti pensó en decirle a Duke la verdad detrás de lo que había pasado hoy. La verdad sobre ella siendo la reencarnación del Rey Caballero Christian y que el perpetrador era un arma creada por los enemigos del Rey Caballero para matarlo, y que Friedhelm fue salvado por el relámpago que ella había llamado. Pero pensar en eso ya la hacía imaginar que Duke no creería en su historia y probablemente escribiría todo lo sucedido sobre eso y se quejaría de que fue Duke quien hizo que le dijera y sin embargo, fue él también quien no creyó su historia.
Seguramente días como esos aumentaran y Leti pensó que podrían no ser tan malos.

♦ ♦ ♦

Leti regresó de inmediato a la Villa Real sin preocuparse mucho del nombramiento de Duke, diciendo que todavía tenía cosas que hacer. Duke, dejado solo en la galería, presentó sus respetos a los reyes del pasado e hizo otro voto.
—Voy a poner mi vida en juego para mantener mi juramento.
Con ese voto en su corazón, se relajó al fin y toda la tensión en su cuerpo se fue, haciéndole sentir el repentino agotamiento debido a su nerviosismo.
—Estabas demasiado nervioso, Duke, —se dijo a sí mismo. Había traído a Leti a la fuerza y la había hecho hacerlo su caballero, así él no vacilaría en su decisión. Cuando le dijo a Leti que lo convirtiera en su caballero, estaba tan nervioso, que estaba muy contento de no haberse atragantado con sus palabras.
—Ver que tartamudearas debido a los nervios habría sido un soplo de aire fresco y bastante entretenido, pero supongo que estoy pidiendo demasiado.
— ¿¡Su Alteza!?
Un jovial Friedhelm salió de entre las sombras.
—Ya arregle las cosas de la manera que Leticia lo quería. Después de desamarrar a la criada, la desperté y le dije que se había desmayado por un tiempo y que lo que pasó fue sólo un sueño.
—Ya veo. Gracias.
—Con eso, estamos listos. Y pensar que me dijiste esas grandes palabras… Pero aquí estás, su caballero.
Duke gruñó algo y se rascó la parte de atrás de la cabeza avergonzado al saber que Friedhelm los había estado observando.
—Su Alteza y yo somos ambos neutrales, podemos entendernos entre nosotros. Además, el primer puesto de los Caballeros de la Mesa Redonda es una posición tentadora. Realmente no es una mala oferta si lo piensa.
Duke había rechazado rotundamente la contundente invitación de Leti desde el principio. Sin embargo, cuando llegó a conocerla, supo cómo la Leti de diecisiete años, a quien todavía se podía llamar una niña, tenía la firme resolución de llevar las responsabilidades de una reina y monarca de un reino. No tardó mucho en empezar a querer protegerla. La razón principal por la que no había accedido a ser su caballero era porque tenía sus dudas.
—No estaba seguro de si podía elegir entre usted y la princesa Leticia sin dudas nublando mi mente. Pero…
Cuando Friedhelm lo confrontó diciéndole que ser el caballero de Leti significaba ser capaz de matar a Friedhelm si se le ordenaba hacerlo, Duke sabía que no podría hacerlo sin vacilar entonces. Sabía que no era digno de ser su caballero.
—…Lo siento, Su Alteza. Si se me ordena, voy a tener que matarle.
—No me importa en absoluto, tío. Protégela con tu vida. Si fallas, ven y ofreceme tu cuello como disculpa.
—Entendido.
Duke sonrió irónicamente ante los hermanos reales expresando su preocupación por el otro cuando no estaban cerca y entonces, Duke se dio cuenta de un hecho importante.
Tal vez su Alteza quería que sus dos hermanos mayores también fueran testigos….
Duke estaba convencido de que era algo que Leti hubiera querido.
—…Al menos la mitad de eso se hizo realidad.
Duke gruñó de nuevo, pensando que su comprensión de Leti no era suficiente, porque ahora mismo estaba debatiendo si debía decirle o no sobre la presencia de Friedhelm.

♦ ♦ ♦

—Así fue más o menos el espectáculo…
Leti fue a la Habitación del Rey Caballero para informar de su éxito al conseguir al hombre que ella quería que fuera su caballero. Entonces, cuando el Rey de Una Sola Mano Oswald preguntó qué hizo que Duke cambiara de opinión, ya que anteriormente era tan reacio a la idea, Leti le contó alegremente la serie de acontecimientos que llevaron a esta feliz conclusión y él no pudo evitar elogiar lo sucedido.
— ¿De Verdad? En mi opinión, creo que ser ayudada cuando estaba a punto de morir es humillante. ¿Es ser visto como miserable y lamentable, realmente algo de qué preocuparse?
—Si eso le sucediera a un hombre, habría terminado en simple simpatía, pero para una dama, cualquier hombre que viera eso querría protegerla.
—Realmente no puedo entender eso.
—Si lo hicieras, serías una mujer ladina.
Leti estuvo de acuerdo y se levantó diciendo que volvería ahora.
—Eh, ¿ya te vas?
—Sólo quería presumir de mi nuevo caballero.
Leti sólo podía tener este tipo de conversaciones aquí, en la Habitación  del Rey Caballero. Nadie en el mundo real sería capaz de notarlo, pero la mente de Leti se encontraba en la nube nueve.


  1. Leti se refiere a tener antigüedad en algún puesto de trabajo o institución.
  2. La tercera reina consorte y madre de Friedhelm.
  3. Las frases en inglés son:  “You’re the knight king” siendo lo que en verdad dijo el asesino y “You’re the knightless princess” lo que sugiere Duke. Como no encontraba la forma de adaptarlas al español sin cambiarles el significado, decidí traducirlas literal.

[Sakuya: Que emocionante *O*]

♥ ❤ ♥

                

4 respuestas a “Princesa Restante – Tomo I – Capítulo II: La fiesta de té de la princesa”

  1. Esta novela la seguía en su versión manga pero al ser abandonada me sentí abatida, ahora que la leo siento emoción de nueva cuenta con esta historia, gracias ❤️❤️

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