Princesa Restante – Tomo I – Prólogo


Echándole un vistazo a todos los vestidos que poseo, escojo aquél que me permitirá ser quién quiero ser.

El bordado plateado sobre la seda de blanco puro que irradia un resplandor azulado evidenciaba su blanca piel y los diamantes tachonados reluciendo como polvo de estrellas complementaban su belleza. Con el par de zapatos, aretes y gargantilla confeccionados exclusivamente para ese vestido y así completar el atuendo; Leticia, la tercera hija del actual monarca y primera princesa del reino de Sommevesle, caminaba a grandes pasos por el castillo una tarde como si sus tacones no existieran y con su sedoso y radiante cabello dorado dando botes con cada paso.

Leti, quien estaba excepcionalmente hermosa hoy, tenía sus ojos azul acero, reminiscencias del cielo invernal, fijados en un punto en específico.

– ¿Se… se le ofrece algo, princesa? – el siervo, sorprendido por el extravagante vestido de Leti, le pregunto a la princesa que se aproximaba. Pero esta, ignorando ambas, la pregunta del sirviente y la aguda mirada dirigida hacia ella, simplemente continuó caminando directo hacia su objetivo, con tres guardias a su alrededor.

– ¿Dónde se encuentra Duke Barchet? – pregunto Leti a un caballero al azar cuando hubo llegado a su lugar de destino, el cuartel de La Orden De Caballería Real. Ella sonrió dulcemente y observo, divertida, como el caballero se sonrojaba.

– Ah…  si-si busca al superior Duke, él se encuentra por allí…

– Ya veo, gracias – dijo la princesa mientras se dirigía hacia donde el caballero había apuntado. Sus pasos eran gráciles a la vez que rápidos y silenciosos.

Te encontré.

Tan pronto como la princesa vio al alto joven de pelo negro y ojos color azul, tomó una honda inhalación y llamó en una clara y hermosa voz – ¡Duke Barchet!

La voz de la princesa resonó a través de los claros cielos. Los caballeros en el cuartel se sorprendieron y miraron a Leti. Podrían encontrarse aún dentro del castillo, pero como era un cuartel para caballeros, escuchar la voz de una mujer era inusual. Añadiendo a eso, que dicha mujer era la princesa Leticia; ellos, por supuesto, estarían alerta en caso de que algo sucediera.

– Oh, su alteza, princesa Leticia. – exclamó un sorprendido Duke, miembro de la orden de caballería real y el objetivo de la princesa. Leticia, con su mentón en alto, se dirigió hacia Duke.

Duke Barchet, hijo mayor del Barón de la familia Barchet y caballero de sexto rango en la orden de caballería real. Es un amigo cercano del primer príncipe, Friedhelm, pero la lealtad de su familia es para con el segundo príncipe, Guido. Él es mi única opción.

La mirada de la hermosa princesa era aguda y penetrante. Incluso Duke no pudo evitar admirar sus ojos, admiración que fue suficiente para hacerlo querer retroceder, pero él era un caballero altamente estimado en la orden y se decía también que el mejor caballero de entre todos ellos; no podía retroceder, por lo que le devolvió la mirada a la princesa con la misma intensidad.

– Te ordeno ser mi caballero. Acepta con gratitud el primer puesto de “Los Caballeros de la Mesa Redonda”, así que date prisa y arrodíllate ante mí.

Las palabras de la princesa terminaron con la contienda de miradas y fueron tan inesperadas que Duke quedó estupefacto por un momento.

– Así que… si escuche bien, está usted ordenándome ser su caballero, ¿cierto? – preguntó Duke, no solo porque la invitación, o mejor dicho, orden, lo sorprendió; sino más bien porque la imagen que él tenía de la “Princesa Leticia” era realmente diferente. Había asumido por las historias que había escuchado que la princesa era una joven dulce y gentil, herida debido a la lucha entre sus dos hermanos mayores, pero la persona frente a él no era ni siquiera un poco similar a como la había imaginado.

– Sí, has escuchado bien. Incluso he estado pensando que cuando tomes tu puesto como el Primer Caballero de la Mesa Redonda, te concederé el título de “Duque” para hacer honor a tu nombre.1

Su nombre “Duke”, al igual que el título nobiliario, habían sido siempre su trauma. Seguido se burlaban de él debido a que el rango de su familia era tan solo el de un Barón.

Aunque en lo profundo de su mente ya la estaba maldiciendo, esta maldita, no, esta perra, su respuesta no mostró ninguna de sus emociones.

– Lo siento, pero declino su oferta.

– ¿De verdad?, bueno, creo que tengo derecho a saber la razón, ¿cierto?

La princesa cedió inesperadamente fácil, pero su actitud condescendiente, actuando toda digna e importante, solo irritaba más a Duke. Bueno, ella realmente es digna e importante, pero aún así…

– Solo digo que incluso yo tengo derecho a decidir quién será mi amo.

– En otras palabras, estás diciendo que no estoy cualificada para ser tu amo, ¿es eso?

– Si, ya que preferiría no ser conocido como el amante de la “Princesa Restante.”

Los ojos de Leti se ensancharon en el momento en que escuchó “Princesa Restante.”

Leticia L’Cruselle, la tercera hija del rey y primera princesa. Su madre descendía de una familia de príncipes; por lo que, ella estaba originalmente en una posición mucho más cercana al trono en comparación con los otros príncipes y princesas. Sin embargo, al morir su madre cuando tenía solo siete años, dejó el Castillo Cattleya2 junto con su hermano, el príncipe Leonhardt, ya que estaba lleno de los recuerdos de su madre. Desde entonces, ellos dos vivieron pacíficamente en la Villa Real y solo regresaron por la disputa por el trono.

Los dos excelentes príncipes de distintas madres estaban ya a la cabeza en la competencia por el trono, así que la primera princesa, que solo vivía tranquilamente con su hermano menor, fue dejada de lado. No obstante, porque los dos príncipes eran demasiado competentes, si uno de los dos se convirtiera en el próximo rey, se rumoreaba que una guerra civil sería inevitable. Así que el actual rey, herido por la disputa entre sus dos hijos, ideó un plan para evitar que una guerra civil ocurriera. Así, en el decimoséptimo cumpleaños de la primera princesa, anunció que su sucesor no sería ni el Príncipe Friedhelm, ni el Príncipe Guido, sino que la Princesa Leticia. De esta forma es como el nombre “Princesa Restante” nació. Fue un apodo dado a la princesa quien recibió la corona sobrante de sus dos excepcionalmente brillantes hermanos.

– Entiendo tu punto. En cualquier caso, solo vine aquí a declararte la guerra, así que me retirare por hoy.

– ¿por hoy?

– Si, por hoy. No tengo intenciones de rendirme contigo, así que es mejor que uses este tiempo para prepararte adecuadamente.

Dicho eso, Leti se dio la vuelta galantemente y se alejó con pasos largos, silenciosos y elegantes, sin siquiera mirar hacia atrás.

¿Qué pasa con su actitud? pensó Duke mientras miraba marcharse a la princesa. Estaba irritado de que al parecer lo veían como alguien que fácilmente diría “sí” si fuera invitado a tomar el primer puesto de Los Caballeros de la Mesa Redonda.

–…Superior Duke, esa chica de recién…

– ¿Heh? Ah, esa era tu futura reina. Ordenándome de la nada que me inclinara ante ella… ¿Quién se cree que es?

– Um… ¿la futura reina? Pero, ¿no es realmente hermosa? Es la primera vez que veo a una chica tan bella.

Duke, suspirando a su lado, pensó que Astrid, su sonrojado y emocionado subalterno, era de alguna manera sorprendente.

– Nos escuchaste, ¿verdad? Así que debes entender que aunque parezca una hermosa princesa, también es una mujer déspota, mandona y que no tiene ni una pisca de ternura en ella.

– Pero aun así pienso que es grandiosa, al ser capaz de ordenarle al superior que se arrodille y todo eso.

– Me pregunto porque me siento como un idiota cuando hablo contigo…

Pronto, los camaradas de Duke en la Orden comenzaron a reunirse alrededor de él y este estaba seguro de que lo acribillarían con preguntas sobre lo que acababa de suceder.

♦ ♦ ♦

Mientras Duke estaba siendo acosado por sus compañeros caballeros, la princesa, cuya oferta había sido rechazada, volvió a su habitación y descargó toda su ira atacando su almohada.

– ¡¿Qué pasa con ese tipo?! Realmente es el mejor amigo del idiota de Friedhelm. ¡Uno de estos días lo haré llorar por su alevosía!

Leti levantó la almohada por encima de su cabeza y la tiró con fuerza hacia su cama, pero la cama era tan suave que la almohada aterrizó en ella sin hacer ruido. Si la princesa Leticia hubiera estado sola, ella hubiese lanzado un ataque, pero con su orgullo como princesa, no… con su orgullo como la próxima reina, no podría perdonarse a sí misma si se supiera que estaba colérica porque su invitación había sido rechazada. Apretó los dientes y resistió el impulso a actuar impropia para su posición.

– ¿Princesa Restante? ¡Bien! ¡Lo haré el mejor cumplido del reino!

Leti volvió a levantar la almohada y la arrojó a la cama con todas sus fuerzas.


1: La Cattleya trianae es una flor perteneciente a la familia de las orquídeas.

2: Su nombre (Duke) es duque en inglés. Es como cuando una persona gordita se apellida “delgado” :v

♥ ❤ ♥

2 respuestas a “Princesa Restante – Tomo I – Prólogo”

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