Riku – Capítulo 13: Atacar la fortaleza

Traducido por Kaori

Editado por Kaori

Corregido por Sharon


El invierno se acerca.

Con las temperaturas lo suficientemente bajas como para congelar los dedos, parecía que el invierno se preparaba para lanzar su propio ataque. Antes de que se dieran cuenta, el aire que respiraban ya se había vuelto blanco.

Se dice que, en las nevadas, la forma de la guerra cambia.

A medida que la nieve se acumula, el movimiento de las tropas se hace cada vez más lentos y transportar alimentos se volvería más difícil.

Para los Espiritistas, la llegada del invierno era una desventaja. Por supuesto, para los Demonios restringidos en el Castillo, el asedio¹ prolongado tampoco era favorable.

En otras palabras, ambos estaban dispuestos a finalizar esta guerra, pero ninguno de los dos pensó en la palabra ‘tregua’.

Hasta que uno de los dos lados cayera, la guerra no terminaría.

En este momento, si los Demonios lanzaran un ataque de vida o muerte, o si aislaran el Castillo, el flujo de la guerra cambiaría.

En el caso en que se transformara en un asedio, la batalla se decidiría por el lado que se diera por vencido primero.

—… Bueno, no puedo imaginar al Teniente General Gortoberuk siendo asediado —suspiró Riku mientras respiraba vapor blanco.

Gortoberuk era alguien que principalmente hacia frente a las cosas usando la fuerza. Era un Demonio que simplemente no se podía imaginar en una competencia de resistencia encerrado en un Castillo.

Con el fin de eliminar la desgracia de haber perdido la Fortaleza acabaría planeando una estrategia con la que iría al ataque, de eso no hay la menor duda. De cualquier modo, Riku no podía predecir qué tipo de batalla llegaría a ser.

Lo más importante ahora, en lugar de saber el próximo movimiento de Gortoberuk, era pensar cómo tomar la Fortaleza de nuevo.

Estaba a punto de hacer algo estúpido, pero aún así los 49 Demonios la seguían.

En este momento, todos estaban subiendo la montaña.

Por cierto, uno de ellos se quedó al pie de la montaña junto al caballo que había usado hasta el momento.

—Ha… Ha… Solo un poco más —dijo Roppu Nezaarand mientras respiraba débilmente y se detenía.

Con sus orejas y sus brazos llenos de vendas, su figura era muy lamentable. Poniendo sus manos sobre sus rodillas estaba recuperando el aliento. No importa quien, era evidente que cualquiera que lo mirara le darían ganas de esforzarse más.

—Realmente, eres demasiado débil.

—Hey, Ojou-chan. ¿no debería haber sido mejor si hubiésemos dejado a ese mocoso en la mansión del Teniente General? —le susurró Vrusto al oído a Riku,

A diferencia de Roppu, Vrusto no daba muestra de estar cansado.

De hecho era raro que los Demonios mostraran señal de agotamiento. Exceptuando una raza, en general tendían a poseer mayor resistencia que los humanos.

Si Roppu hubiera estado en perfecta condición, era probable que pudiera subir una montaña como esta sin problemas.

—Es obvio que sospechan que soy una traidora. Si lo llevo conmigo puedo probar que no planeé nada a lo largo del camino.

—Ya veo. Es por eso que has estado arrastrando a ese peso muerto cerca de ti. Pensé que solo lo estabas haciendo para que nos guiara.

—Bueno, eso también.

Como un mensajero, Roppu estaba entrenado para conocer los terrenos que rodeaban la Fortaleza. Además, él había utilizado un camino secreto para escapar por lo que el camino que usaban ahora era diferente del habitual.

Como no le habían hecho mantenimiento, tenía piedras y ramas caídas. Uno podría llegar a tropezar si no prestaba la atención adecuada. De hecho, algunos soldados estaban cubiertas de suciedad por esta razón.

Sin embargo, sin importar los problemas, el enemigo no conocía este camino.

—Ah, uh… Teniente Primera Barusak, el lugar que había señalado antes en el mapa… Está en algún lugar de aquí —habló Roppu con humildad en el momento en que Riku pisó una rama.

Si elevaran la cabeza sobre los árboles, podrían ver la Fortaleza de piedra.

De una forma u otra, tuvieron éxito en llegar a la parte trasera de la Fortaleza por este camino. El sitio que el Teniente General Gortoberuk utilizaba para izar la bandera ahora tenía dos, una de un Unicornio y la otra de un Grifo, ambas agitándose en el viento.

Riku levantó la mano para indicar que se detuvieran mientras la comisura de sus labios se elevaba.

—Gracias, Sargento Mayor Roppu Nezaarand. Por ahora usted debe esperar aquí. Eso, a menos que quiera seguirme con el fin confirmar que no soy una traidora.

—E-Eso…

—¿Qué tal si tomo dos o tres cabezas de los generales enemigos? ¿Sería suficiente para usarlo como prueba? Aunque no creo que hayan buenos generales sentados en esa fortaleza.

El General enemigo que lideraba el ataque sin duda estará observando al Castillo Myuuz desde las llanuras² de las montañas en su campamento. La Fortaleza capturada solo había sido un aperitivo antes de que hicieran su verdadera ofensiva en las llanuras.

Al pensar en esto, Riku se lamió los labios para saborear el momento.

—Ahora bien, procederemos según el plan. ¿Están listos para tomar esa sucia bandera?

Los 49 Demonios asintieron en silencio. Algunos tenían expresiones desesperadas, pero Riku los ignoró. En realidad, no le preocupaba si el plan funcionaba o no, pero si lo demostrara, nada bueno saldría de ello.

—Vamos a atacar con las 5 personas que decidimos antes. El resto tiene que seguir las instrucciones del Suboficial Vrusto.

—Entendido. No mueras Ojou-chan.

Viendo como Vrusto le hacía un indiscreto saludo, Riku se reunió con las 4 personas que había seleccionado. Eran demonios de baja estatura quienes se habían desarrollado en términos de agilidad en vez de fuerza.

—No se preocupen, yo seré la única que me enfrente al General. Además, no todos lo que están allí son espiritistas. Debieron haber mezclado a muchos soldados normales entre sus tropas. Todo lo que necesitan hacer es balancear sus espadas cerca de los corazones de ellos. Una vez que crean que la situación es peligrosa, escaparán.

—Sí.

Los 4 Demonios asintieron vigorosamente. Viendo que su confianza aumentaba, Riku hizo una señal nuevamente.

Esta vez los 4 Demonios que ahora tenían confianza en su poder avanzaron.

Se sentían como si fueran lo suficientemente fuertes como para aplastar un caballo.

Los 4 demonios tomaron los brazos de Riku. El punto en el que estaba parada era malo, pero aun así, agachándose y apoyando su peso en su rodilla derecha, era posible conseguir de alguna manera el equilibrio.

—Uh … ¿Está realmente planeando invadir de esa manera? —Con una cara de preocupación, Roppu levantó los ojos en dirección a la Fortaleza. —La Fortaleza fue construida con firmeza. Ya que no cayó durante los últimos 200 años, sin armas o un gran Ejército, es imposible invadirla. No estamos preparados para eso, así que, ¿está bien hacerlo así?

—¿Entonces para qué molestarse en usar el camino secreto? ¿Dónde crees que vigilarán más?

El Castillo Myuuz está rodeado por Espiritistas, y los Demonios no tienen ningún Ejército viniendo. Lo único de lo que deben preocuparse, es la llegada de refuerzos. Si algo sucede en el Castillo Myuuz, los Espiritistas que lo rodean sin duda se pondrán en contacto con la gente de la Fortaleza.

Todo lo demás, realmente no necesita mucha importancia.

—En otras palabras, este lado tiene una baja prioridad. En lugar de tomar como objetivo el lado bien protegido, es obvio que es mejor apuntar al más débil.

Dicho esto, Riku miro hacia adelante. Forzando su vista era posible ver las diminutas figuras de los guardias que protegían la fortaleza. Sin embargo, ninguno miraba en su dirección.

—Bueno, entonces, vamos a empezar, ¿de acuerdo?

Con eso, los 4 Demonios comenzaron a moverse.

El Demonio que tenía un brazo de Riku se concentró, determinando el ángulo al que debía apuntar. Lo mismo hacían los otros tres, quienes calculaban la distancia y todo lo demás. Como humana, Riku no tenía la buena vista de los Demonios. Tal vez hubiera sido posible aumentar su rango de visión con Artes Espiritistas, pero ella no podía usarlas.

Con el fin de no molestarlos mientras calculaban, Riku sólo pudo contener la respiración.

—Vamos a ir ahora. 3… 2… 1…

Los demonios balancearon los brazos con todas sus fuerzas, y Riku fue lanzado por los aires.

Justo en el momento que fue lanzada, uso la fuerza de sus piernas para añadir impulso.

Después de eso, no había vuelta atrás.

Con el frío viento soplando fuertemente, sentía como si un millar de agujas le picaran en la cara. Pero ese tipo de dolor no le importaba. En los ojos de Riku sólo se reflejaba la Fortaleza que se acercaba con velocidad.

—¿Hm?

En el momento en que el soldado de pie sobre la Fortaleza se dio cuenta de lo que estaba pasando, todo se había terminado para él. Cuando levantó su cabeza, la figura de Riku ya estaba frente a su nariz.

Riku quien estaba volando por los aires, extendió su pie derecho hacia adelante y le dio una patada en el estómago. Sin mover su pie de encima del soldado que había caído como una muñeca de trapo, ella saco su alabarda.

Mientras mantenía su alabarda en el cuello de ese soldado, le sonrió a los otros guardias.

 

—Buenas tardes. Es repentino, pero, ¿pueden hacerme el favor de morir?

Por supuesto que ella no esperaba una respuesta. Bueno, de todos modos, no la necesitaba.

Levantando su alabarda cubierta de sangre, corrió hacia adelante, cortando el brazo del soldado que estaba por sacar su espada y decapitó a otro soldado que había entrado en pánico.

—Mierda, ¿¡por qué el demonio de pelo rojo está aquí!? ¡Es demasiado fuerte!

—¡R-Rodéenla! ¡Vamos a derribarla entre todos!

Los guardias formaron un círculo alrededor de Riku. Parecían querer hacer un ataque combinado al mismo tiempo. Cuando ella estaba pensando en si debería hacer un camino con fuerza bruta o buscar una apertura…

—¡Como si se lo fuéramos a permitir!

Desde el cielo, los Demonios aparecieron en un instante.

Ante su llegada, los soldados comenzaron a desordenarse y rompieron su formación. Esto hizo posible que Riku pasara a través de ellos aunque sólo fueran cuatro Demonios los que se sumaron a la acción.

—¡Teniente Primera! ¡Déjenos las sobras a nosotros!

—¡Usted debe ir por las grandes cabezas!

Cada uno hablaba por turnos mientras empapaban sus espadas con sangre.

Aunque no lo hubieran dicho, era lo que Riku planeaba. Sin embargo, se sentía diferente si se lo decían.

La boca de Riku hizo una sonrisa llena de felicidad.

—¡Les voy a dejar este lugar a ustedes!

Dicho esto, se marchó del lugar.

No esperaba hacerse paso gracias a que ellos tomaran por sorpresa a los soldados. Derribándolos, se apresuró a entrar.

Había pensado que sería un poco más problemático balancear su alabarda dentro del la Fortaleza, pero parece que esas preocupaciones fueron innecesarias.

Originalmente había sido un castillo de Demonios, así que estaba construido con una altura mayor a dos metros. El techo era alto y los pasillos amplios. Gracias a eso, ella podría balancear su alabarda con todo su corazón.

♦ ♦ ♦

—¡Los D-Demonios están atacando!

—¡¡Es monstruosamente fuerte!!

En respuesta a los gritos que se escuchaban a lo largo del interior de la fortaleza, los soldados Espiritistas aparecieron.

Los Espiritistas que vestían el Emblema de la Familia Barusak se acercaban con sus espadas infundidas con el poder de la prohibición demoníaca. Tenían el poder de hacer volar un brazo con solo rozarlo, pero esto solo se aplicaba a los Demonios.

Por lo tanto, Riku corrió hacia ellos sin ningún tipo de preocupación.

—Jaja, ¿este Demonio está loco?

Contra los Espiritistas que mostraban sonrisas de burla, Riku en su lugar les regalo otro tipo de sonrisa.

—Los únicos estúpidos son ustedes.

Como si fuera una carrera, aumentó su velocidad y salto sobre una de las espadas que estaba avanzando hacia ella. Hizo volar de una patada a los Espiritistas con la boca abierta de la sorpresa en dirección a un Espiritista Bistolru que estaba detrás, quien se preparaba para lanzar una flecha. Debido a su caída, la flecha se desvió ligeramente.

Entonces ella le cortó su cabeza y la envió a volar.

Con eso, terminó con los Espiritistas de Bistolru, quienes ahora no tenían sus cabezas donde deberían estar.

—Uno… No, dos personas.

Los Espiritistas de Barusak que había pateado antes se veían como si la forma de su cuerpo y su cuello hubiera cambiado un poco. Tal vez fuera porque había puesto demasiada fuerza y ahora tenían el cuello roto.

—Ahora, ¿quién es el siguiente?

Girándose, un grupo de Espiritistas inundaban el lugar al igual que hormigas.

Muchos tenían expresiones en sus caras que le dieron curiosidad.

Pensó que era porque sus dos compañeros habían muerto, pero la razón era diferente.

Sea como fuera, desde el principio Riku no tenía interés en el significado de sus expresiones.

Llena de locura, ella estaba por correr hacia ellos pero… Una bola de fuego ardiente apareció frente a sus ojos.

2 respuestas a “Riku – Capítulo 13: Atacar la fortaleza”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido