Riku – Capítulo 85: Cierto día nublado

Traducido por Kiara

Editado por Limsah

Corregido por Sharon


Ese día, el cielo estaba densamente cubierto por la nieve gris. Era tan sofocante que te hacía sentirte deprimido, con sólo mirar al cielo.

—Sinceramente, aunque es un día tan feliz —murmuró Riku aburrida.

A diferencia del tiempo, estaba inmersa en una sensación de comodidad inusual en ella.

—Haa… Ojou-chan, te han estado buscando desde temprano en la mañana llenos de energía.

Detrás suyo, oyó la voz de Vrusto mezclada con bostezos.

—Finalmente volvimos a la Capital de los Demonios, por lo menos déjame holgazanear algo en el primer día. Después de todo, vamos a lanzar un ataque en donde está el «Sello» en unos días.

Riku no necesitaba buscar la ubicación del «Sello». Ya había enviado exploradores a la ubicación en el mapa que Shibira le había dicho.

Era un escuadrón de escuadrones formado por los mejores soldados de diferentes escuadras. Y lo que encontraron fue una rígida formación defensiva que no podía compararse con los otros lugares.

Según su informe, por lo que podían ver, había más de cien Espiritistas. Cada uno de ellos era cauteloso hasta el punto de ser anormal. Parece que se descubrió sólo por acercarse a unos pocos pasos hacia el lugar.

Hasta ahora, éste era el lugar más rigurosamente protegido. Incluso en caso de que no fuera la ubicación del «Sello», todavía podrían causarle un gran daño a los Espiritistas.

—Está bien. Y por lo tanto, ¿no deberías darme un día libre?

—Mañana. Solo mañana.

—Debería estar bien si me dieran por lo menos dos días, ¿verdad? Últimamente, he estado trabajando todo el tiempo —dijo frustrado el Demonio mientras ponía los brazos detrás de su cabeza.

—Oh, pero puedes tener tu descanso cuando termines tu tarea…

Riku no era un monstruo. Si Vrusto terminaba su trabajo temprano, podría tener su tarde libre, y descansaría más que suficiente.

Después de que se lo dijera, Vrusto dio un largo suspiro.

—En el peor de los casos, este trabajo va a tomar hasta mañana por la mañana, ¿sabes?

—¿Es así?

—¡Sí, así es! Voy a decirlo. ¡Definitivamente vas a tomar tu tiempo antes de matar al pequeño joven maestro Espiritista, ¿verdad?!

Cuando Vrusto había hablado de algo muy obvio, Riku finalmente pudo darse cuenta de lo que estaba hablando. Su trabajo hoy era torturar al capturado Rook Barusak… Básicamente, un interrogatorio para obtener información de él.

—Bueno… Es verdad, no lo dejaré morir en el acto, ¿sabes? Necesitamos sacarle toda la información posible.

Normalmente, las preguntas las realizaría un interrogador, pero Riku intervino y pidió lo irrazonable. Por supuesto, el interrogador los estaría mirando desde atrás. Sin embargo, esencialmente él no sería capaz de intervenir. Si por casualidad interrumpía el interrogatorio, sería sólo en el momento en que Riku se extendiera demasiado.

—Ojou-chan lo va a torturar poco a poco, ¿verdad?

—¿No es obvio? Voy a tener que sufrir mientras lo modero poco a poco.

—Como era de esperar, parece que esto llevará mucho tiempo.

Vrusto lamentó su día libre.

Desde la perspectiva de Riku, era suficiente que hubiera recibido un día de descanso. Ella no  tomaría ni siquiera un día. A partir de mañana, necesitaba hacer los preparativos para el envío del Ejército, concluir la formación de los soldados, confirmar la aprobación de su ataque y participar en la reunión de estrategia.

De cierta manera, el “trabajo” de hoy era su día libre.

—¿Pero la tarea de hoy no te pone ansioso? Sólo por pensar en ello, me siento emocionada.

Riku ajustó la alabarda a su espalda.

Por el bien de ese día, ella hizo que un herrero conocido reforzara la hoja del hacha y la había pulido hasta el punto de que su rostro se reflejaba en él. Mientras sonreía con la nueva hacha, fantaseaba con el interrogatorio.

—¿Qué debo cortar primero? ¿Deben ser sus oídos que sólo pueden oír lo que le conviene? ¿O debería ser la desvergonzada mitad inferior de su cuerpo?

—Ojou-chan, vaya fácil. Paremos esta idea de cortarlo por la mitad. El pequeño  joven señor moriría.

Vrusto la miró con una expresión muy pálida.

Mientras Riku se preguntaba si de verdad había molestado a Vrusto hasta ese punto, una figura se precipitó desde el turno del pasillo.

—¡Mayor General Riku! ¡Teniente Vrusto!

El que había aparecido de repente era Roppu. Parecía que había llegado con mucha prisa. Normalmente, los botones de su camisa estaban abotonados, pero hoy, él se acercó con la camisa abierta.

—G-G-General Leivein… ¡El General Leivein ha despertado!

—¿Eso es de verdad? —La voz atónita de Vrusto podía oírse lejos en la distancia.

Debido a lo sorprendida que estaba Riku, se quedó muda. Estando paralizada por el shock, miró a Vrusto perplejo.

—Roppu… ¿Es eso… cierto?

—¡Sí lo es! Según el doctor, puede volver a sus deberes de inmediato. Ya se dirige a la oficina.

—¿El Capitán Leivein regresa?

Leivein Adlar recuperó su conciencia. Además, parece que puede volver inmediatamente a las líneas de frente.

Un día tan espléndido.

Inusual para ella, su corazón se llenó de una sensación brillante. Era como si se hubiera desbordado. En este momento, todo su cuerpo estaba lleno de una felicidad que la hacía querer bailar. Debido a lo feliz que estaba, sus ojos empezaron a humedecerse.

—No, pero ¿no es extraño? Es imposible para él tener una recuperación tan repentina…

—Roppu, diles que voy a posponer el interrogatorio por una hora. Diles que estoy pensando en nuestra próxima estrategia.

Riku tuvo la sensación de que Vrusto había murmurado algo, pero sin importarle, cambió su destino. Bajando ligeramente la cabeza en reconocimiento, Roppu se fue de inmediato. Mientras se arreglaba el cuello, se dirigió directamente a la oficina de Leivein. Su ritmo era cada vez más rápido.

—Ojou-chan, ¿no es raro?

Vrusto le dijo a Riku sus sospechas en voz baja.

—¿Extraño?

Cuando ella repitió sus palabras, Vrusto firmemente asintió.

—El Capitán Leivein estaba en un estado donde no era posible una recuperación tan rápida. Por otra parte, no hay manera de que un Demonio que estuvo dormido durante tanto tiempo sea capaz de volver al deber en sólo uno o dos días. No es que esté hablando mal del Capitán Leivein, pero esto…

—¿Estás diciendo que es una trampa?

Deteniéndose, Riku miró a Vrusto.

—En caso de que lo sea, ¿por qué estarían haciendo eso? Ahora es el momento para que el Ejército del Señor Demonio se una y resucite al Señor Demonio, ¿verdad? Este es el momento de moverse. Incluso los Demonios bebés saben esto mucho.

No había manera de que la facción Anti-Riku preparara una trampa. Para empezar, no tenían forma de luchar en esta batalla sin Riku después de todo…

—Esto es un milagro.

Riku sabía que esas palabras no le convenían, sin embargo, no podía pensar en otras que pudieran describir esto.

—Ojou-chan.

—El Capitán Leivein se ha despertado. Sólo por esto, ya estoy satisfecha. Ya no tengo nada que temer. La División del Demonio del Dragón será liderada por Leivein.

Ahora que Piguro no estaba aquí, Riku era el único número dos allí. Leivein tenía otros demonios aparte de Piguro que eran sus ayudantes, pero al pensar en su posición y su fuerza, no había nadie que tuviera el talento digno de estar a su lado.

Antes de notarlo, su boca ya se había curvado en una sonrisa feliz. Leivein había recuperado su conciencia. Con eso, el sueño que tuvo durante estos diez años finalmente se había hecho realidad.

Después de todo, me convertiré en la mano derecha del Capitán.

—Estabas aquí, Riku Barusak.

Detrás suyo, Riku oyó una voz familiar.

No necesitaba mirar para saber quién era. Sin decir nada, se volvió y se arrodilló.

—Sí, estoy aquí.

Era la voz que había deseado oír una vez más.

Riku había pensado que no se encontrarían otra vez…. Ella había pensado que era un sueño imposible de realizar.

Con los hombros temblando, Riku miró a la persona frente a ella.

Extendiendo sus alas de dragón negro, el joven la miró. Para ella, era como un haz de luz que había atravesado la espesa nieve. Había muchas cosas que quería decirle. Necesitaba explicarle la situación actual, y era necesario que le contara la información que obtuvo.

Necesitaba hablar sobre el borrador actual de su estrategia, y también estaría bien que le dijera que había capturado a Rook Barusak. Sin embargo, aparte de todo esto, había cosas que Riku quería decirle.

Mirando los ojos que eran como un cielo azul claro, con su voz temblando, ella felizmente dijo:

—He estado esperando que vuelvas… Capitán Leivein.

4 respuestas a “Riku – Capítulo 85: Cierto día nublado”

  1. Zaz, a despertado el capitán Leivein. Esto seguro parece bien pero m huelo Problemas con P mayúscula. K es lo k quiere ese demonio sino el alma de Riku, lo k es peor, aún no ha pasado un año de la profecía, Dios k va pasar, me mata la espera, muchas gracias Shisai por la traducción, saludos

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