Riku – Capítulo 87: El Cordero de Sacrificio

Traducido por Kiara

Editado por Limsah

Corregido por Sharon


—Esto es como una prisión.

Cuando Riku abrió la puerta de su habitación, el Shinigami soltó un silbido, burlándose de ella.

El cuarto sólo tenía una cama y una mesa; Un dormitorio muy sencillo, con el que Riku estaba bastante familiarizada. La frialdad del viento que soplaba, el suelo que crujía cuando uno lo pisaba. Era imposible que perteneciera a un Mayor General.

—La habitación es muy pequeña, así que ¿dónde puedo sentarme?

—No lo sé. ¿Por qué no te sientas en el suelo? Si no, puedes sentarte en el escritorio —dijo Riku con aplomo.

Normalmente, ella usaba su cama para sentarse, pero como era de esperar, no quería que un Shinigami que nunca había visto o conocido se sentara allí.

Si fuera por ella, realmente no lo dejaría entrar en su habitación. Sin embargo, no había manera de que pudieran hablar en el pasillo, y como no había ningún otro lugar al que pudieran ir, no tuvo otra opción más que llevarlo allí..

—Bueno, entonces, ¿qué es eso de que otorgas deseos?

Después de cerrar la puerta, Riku se sentó ante la ventana de dónde provenía el aire frío.

—Es como dije, Señorita.

El Shinigami inmediatamente mostró una sonrisa de negocios. Sacó un paquete de papeles de su bolsillo, y se lo entregó a Riku.

Con una expresión indiferente, ella abrió el pergamino y leyó las cartas estrechamente empacadas escritas en él.

—A cambio de un alma… Ya veo. Esto parece sospechoso.

Riku le lanzó los papeles. El Shinigami los tomó en pánico.

—Lo siento por actuar sospechoso. Señorita, realmente concederé tu deseo, ¿sabes?

—Si no tienes pruebas, no puedo creerte.

Sea lo que sea, no era posible creer en algo si no había evidencias que lo apoyaran.

Esto era algo que ella sabía tan bien, como sabía del dolor que había pasado en todas sus peleas hasta ahora. El resultado de entrar en batallas que carecían de razones para respaldarlas fue sólo una serie de malos incidentes. No había manera en que pudiera aceptar tan fácilmente la propuesta.

—Si no tienes nada, entonces voy a rechazar tu oferta.

—Bueno, bueno, si quieres alguna evidencia, entonces está  delante de tus ojos.

El Shinigami sonrió feliz. Riku frunció el ceño.

Sólo ellos estaban dentro del dormitorio. Los pocos muebles que había alrededor eran todas las cosas que estaban allí antes de que Riku hubiera venido a vivir allí. Además de eso, estaban considerablemente gastados.

No importaba cómo mirara alrededor, no podía ver el objeto tan increíble en el que el Shinigami había hecho su trabajo.

—Parece que te has olvidado.

Su sonrisa se estaba volviendo cada vez más intrincada. Se sentía un poco desagradable. Riku retrocedió ligeramente y agarró firmemente su alabarda.

—¿Qué quieres decir?

—No te preocupes tanto por eso. Por ahora, echa un vistazo a esto.

Él sacó el paquete de papeles. Desde el inicio, que estaba amarillo por la antigüedad, hasta el final donde estaba el papel nuevo blanco y brillante, tenía la longitud de un diccionario. Volteando las hojas, mostró a Riku una cierta página.

—¿Ese es mi nombre?

Allí estaba escrito su nombre.

No, en sentido estricto, no era así. Aunque eran letras angulares que no conocía, podía recordarlas. Nunca antes había visto unas letras como las que estaban escritas allí, así que no podía leerlas en absoluto. Pero a pesar de eso, tenía la sensación de que esas letras eran su nombre.

—Como has adivinado, este es tu nombre… No, estás equivocada. Este es el nombre del “otro tú”.

—¿El otro yo?

—Hice un contrato con tu otro yo. Bueno, como cobré mi pago, no deberías recordarlo.

El Shinigami rio.

En ese momento, las palabras de Shibira surgieron en la mente de Riku.

Cuando recibió atención médica de Shibira, Riku tuvo la sensación de que la Sacerdotisa le había pedido hablar con su otro yo con seriedad. Fue cuando se enteró que fue comida.

En ese momento a ella no le importaba, pero ahora, entendió que podría estar hablando de eso.

—¿Hay alguien más dentro de mí?

—¿Nunca has pensado que fuera raro?

Acercándose a Riku, el Shinigami comenzó a hablar con una voz que daba la sensación de viscosidad.

—¿Por qué estaba un Demonio en una ciudad humana? Y además, ¿por qué era un oficial de alto rango del Ejército del Señor Demonio?

Ante la pregunta, Riku comenzó a pensar.

Había llegado a la ciudad portuaria de Perikka, con grandes dolores después de ser arrojada desde el acantilado. Allí fue donde todo comenzó.

 Sin embargo, el Ejército del Rey Demonio comenzó sus movimientos para capturarla años más tarde, y si lo recordaba bien, diez años antes no debería haber planes para hacerlo.

En ese caso, ¿por qué estaban Leivein y Piguro en ese lugar?

Riku nunca había pensado en eso antes, pero no importaba en qué ángulo lo mirara, era extraño.

—Este fue tu deseo.

—¿Mi deseo?

—A cambio de tu alma, obtuviste un lugar al que pertenecer. —El Shinigami empezó a caminar por el pequeño dormitorio.—Un lugar en el que tu poder sería reconocido.

Alzando el sonido de los pasos, el Shinigami caminó alrededor de la pequeña mesa.

—Un lugar que te reconocería, aceptaría tu fuerza y ​​tu pelo rojo. Y entonces, podrías vengarte de los Barusak.

Agitaba su dedo mientras hablaba, como si estuviera agitando una batuta

—¿Ves? He concedido tu deseo.

—¿Concedido? ¿Cuándo?

Riku soltó una voz asesina para ocultar que la había sorprendida.

De hecho, ella fue capaz de obtener un lugar para pertenecer. Sin embargo, este lugar ya no era suyo.

Le dijeron que no importaba que no estuviera en la siguiente batalla. De todas los combates hasta ahora, esta era en la que sería más útil para Leivein.

—¿Tu deseo era conseguir un lugar para ser la mano derecha? Un lugar donde puedes tener tu venganza contra los Barusak. Tu deseo no era útil para Leivein Adlar.

—No hay…

Riku cerró la boca a la fuerza. No pudo terminar de decir que eso era imposible.

Su primer deseo fue un lugar al que pertenecer. Un lugar que no la arrojaría y que la aceptaría. Sin embargo, eso era todo.

Definitivamente no había ningún tipo de condición diciendo que Leivein Adlar tenía que aceptarla.

—Pudiste conseguir una posición en el Ejército del Señor Demonio. También se vengó contra los Barusak. Incluso si no puedes ir a la siguiente batalla, es imposible que tu posición se derrumbe. ¿No te han reconocido ya? ¿Tienes algo con lo que no estás satisfecha?  Sí, sólo conseguir un lugar para pertenecer no es suficiente. No estás satisfecha de que Leivein Adlar no te convierta en su mano derecha.

Mientras pensaba en lo codiciosa que había sido, el Shinigami continuó sus palabras. Y entonces, rodeó la mesa en la otra dirección.

—Leivein Adlar no hará de Riku Barusak su mano derecha. Desde el principio, no tenía la intención de tenerte como soldado cuando te recogió.

—¡Mentira!

La alabarda de Riku se movió más rápido que sus palabras. El hacha se retorcía alrededor del cuello del Shinigami. Dejando de caminar, miró a Riku con los ojos abiertos.

—Él me recogió después de ver mi poder.

—Esa fue una de las razones. Sin embargo, la verdadera razón es otra.

El Shinigami tenía un brillo dudoso en sus ojos. Sentía como si alguien hubiera salpicado agua fría en la espalda de Riku. La fuerza del agarre de su alabarda aumentó un poco.

—Te escogió para tenerte como sacrificio para resucitar al Señor Demonio.

—He oído que sólo la sangre de la realeza es necesaria como un sacrificio para… ¿Que era? —le preguntó mientras se esforzaba en recordar.

La sangre era necesaria para resucitar al Rey Demonio. Por eso Riku y los otros secuestraron a la Princesa Real. Se habían aventurado al centro del territorio enemigo únicamente por esta razón.

—Verás, para disipar el «Sello», es necesaria la sangre de la gente que lo selló. Por eso se necesita a la Realeza.

—Lo sé.

—Muy aguda. Quien lo selló fue el Rey, pero no fue él quien lanzó el hechizo.

—Podría ser… —Los ojos de Riku se abrieron de par en par.

Los únicos que tenían talento para las Artes de Prohibición de Demonios eran los Espiritistas. Era imposible para el Rey usarla. En otras palabras…

—El sacrificio es la sangre de la realeza y de las Cuatro Familias Espiritistas. Además, tiene que ser de un descendiente directo.

—Las Cuatro Familias Espiritistas.

Era la Casa Bernaal, la Casa Bistolru, la Casa Buryuuser y la Casa Barusak.

Habían pasado más de diez años desde que Riku aprendió esto.

La Casa Bernaal, la Casa Bistolru y la Casa Buryuuser habían adoptado a niños talentosos de otras familias en algún momento, y después de que el Jefe de familia se convirtiera en alguien de la rama secundaria, su línea de sangre directa se extinguió.

Por lo que ella sabía, sólo una mantuvo sus descendientes directos.

—El sacrificio es un descendiente directo de los Barusak. Lo que Leivein Adlar deseaba no era a usted, sino la sangre de los Barusak.

Las palabras del Shinigami pesaron sobre Riku.

Desde su núcleo, todo lo que Riku creía se desmenuzaba en pedazos. Sus dientes comenzaron a hacer ruido.

—Al tenerte cerca, sería posible usarte inmediatamente. Si te hubiera disciplinado mejor, esto habría sido el caso. Más bien, habrías querido convertirte felizmente en el sacrificio. Sin embargo… Trajiste a Rook Barusak.

Rook Barusak había heredado más sangre de Barusak que Riku, y en este momento estaba atado y no podía defenderse. Incluso después de que el Señor Demonio fuera resucitado, Riku Barusak podría seguir luchando como un soldado del Ejército del Señor Demonio.

En una perspectiva más objetiva, significaría que Riku Barusak todavía tenía valor. Por eso, en lugar de usar a Riku Barusak para el sacrificio, sería mejor usar Rook Barusak.

—Pero si ese es el caso, entonces es extraño.

Estrechando los ojos, Riku miró intensamente al Shinigami. Y luego, como si estuviera soplando todo su miedo, palabra por palabra, ella refutó rotundamente.

—En ese caso, esto significaría que durante estos diez años… Todo el mundo del Ejército del Señor Demonio ha estado engañándome.

Leivein probablemente sería capaz de engañar a Riku.

Del mismo modo, no había duda que Piguro podría hacerlo también.

Sin embargo, ¿sería Vrusto capaz de hacerlo? La personalidad de Asty y Rudogar Gortoberuk hacía que todo lo que pensaban se mostrara en sus rostros. Riku no podía imaginar que pudieran ocultarse cosas..

Aparte de eso, estaba Edgar Zerrik que la miró con rencor.

En la Isla de Sherr parecía feliz de que Riku se dirigiera a un lugar del que probablemente no sería capaz de regresar.

—No soy estúpida hasta el punto de no sospechar de nada, si realmente fui educada por el bien de ser sacrificada.

—Está bien. Casi nadie sabe nada de esto —declaró el Shinigami sin titubear. Moviendo despacio la alabarda de su cuello con su mano, se acercó a Riku. — Aquellos que sabían de la verdad en el Ejército del Señor Demonio, o incluso la raza del dragón, eran sólo la ya fallecida Charlotte Demonz, y Leivein Adlar.

Piguro fue quien le ordenó a Riku secuestrar a la Princesa Real.

Sin embargo, quien le dio esas órdenes a Piguro fue Charlotte.

—Tuviste suerte.

Antes de que Riku pudiera notarlo, el Shinigami llegó justo delante de su nariz.

—Si Leivein continuaba en coma, no habrías podido resucitar al Señor Demonio y habría muerto en ese lugar. Mientras están perdiendo el tiempo aquí, los Espiritistas se están preparando para su trampa.

El Shinigami dio unas palmaditas en el hombro de Riku mientras él se reía en voz alta.

Si sus palabras eran correctas, Riku estaba a punto de morir. Sólo con sacrificar a la Princesa no sería suficiente para resucitar al Señor Demonio. Tal vez recibirían un ataque de los Espiritistas mientras estaban distraídos.

—Ahora bien, sacrificio vivo.

Plumas negras llenaban la vista de Riku.

En ese momento, su visión se tiñó en completa oscuridad. Mirase a la derecha, a la izquierda, o a cualquier otra parte, todo estaba completamente oscuro. En la oscuridad que uno no podía ver ni siquiera un milímetro más adelante, sólo la voz dulce y profunda del Shinigami resonó.

—¿Qué podría ser lo que deseas?

Limsah
La traición y la decepción, Leivein has destruido el amor de Riku por ti :’v, *Cof, cof* El mío ㅜㅡㅜ *Cof cof* No sé qué pasara pero estoy super satisfecha ahora de la muerte de la pe**a de Charlotte. De alguna u otra manera se vengó indirectamente Riku.

6 respuestas a “Riku – Capítulo 87: El Cordero de Sacrificio”

  1. Este si que ha sido un giro de 180° grados en la situación. Maldita Charlotte, desde la tumba te levantas y vuelves a patear a Riku, si que le guardaste rencor, pero lo k más preocupa es Leivein, sera verdad, pensando fríamente, tiene que ser y esto puede ser lo más terrible, puede k Riku deese sangre, pero k primero se cargue a ese HdP del Shinigami, esta haciendo todo esto por su deseo de almas, ahora cobra sentido la profecía k se le hizo a Riku, donde moriría antes de 1 año, k se alejara del ejercito, gracias por el capítulo y saludos.

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