Riku – Capítulo 88: El mayor deseo de los Barusak

Traducido por Kiara

Editado por Limsah

Corregido por Sharon


En las afueras de la Capital Real, en la Residencia Barusak.

La hermosa mansión blanca tiza estaba  tan silencioso hasta el punto de ser ominoso.

Normalmente, en los pasillos habría un gran número de sirvientes, Espiritistas y otras personas afiliadas a la casa pasando. Sin embargo, no había nadie. 

En las esquinas de los pasillos que eran tan anchos que incluso un carro podía pasar, el polvo se podía ver claramente. Las ventanas estaban borrosas, y el patio al otro lado estaba en un estado aún más deplorable. Los árboles que habían sido perfectamente reparados estaban destruidos y las hojas secas se amontonaban en una montaña.

La gloria de las Cuatro Casas Espiritistas; La última familia con sangre Espiritista pura, la Casa Barusak.

La razón por la que todas las personas desaparecieron de la casa se debió a los frecuentes incidentes de Rook Barusak.

Prodigio, genio, gran talento… El muchacho que había acumulado muchos logros  desde muy joven era ahora sólo una persona normal. 

Más bien, no sería una exageración decir que él era más bajo que alguien común. Después de amontonar fracaso sobre fracaso, su prestigio finalmente desapareció.

Con la gloria de los Barusak volviéndose nebulosa, no había muchos sirvientes que se quedaran en la Residencia, y los que no se fueron comenzaron a sentir como si las nubes oscuras flotaran a su alrededor. 

Decidiendo que la Familia estaba en declive, dejaron de trabajar de inmediato y fueron en busca de una Casa más influyente.

Sin embargo, había una razón más para eso… Había otra razón por la que no había gente alrededor.

♦ ♦ ♦

En el comedor, había un hombre y una mujer en la mesa, sentados uno frente al otro.

Habían muchas comidas coloridas servidas. Un pan bien cocido que tenía una superficie ligeramente asada, una ensalada extravagante a pesar de ser invierno, una carne suave que se derretiría sólo por darle un bocado, y también, una sopa dorada transparente… Cada uno de ellos eran cocina que valían la pena ser llamados de primer grado. 

Por la atmósfera que rodeaba a estas dos personas, no parecía que fueran a disfrutarlos. Los sirvientes que se encontraban en el cuarto mostraban una expresión que pedía salir del lugar.

La única que no mostraba signos de miedo era la mujer que tranquilamente llevaba su comida a la boca… Raku Barusak. 

Movía hábilmente el tenedor y el cuchillo, pero los movimientos eran algo vacilantes. Estaba mirando ansiosamente al hombre frente a ella que seguía comiendo, Raimon Barusak.

Los únicos sonidos en la habitación eran su cuchillo y tenedor en movimiento.

—Padre.

Quien rompió el silencio fue Raku Barusak. Una grieta apareció ante la atmósfera asfixiante.

—¿Qué ocurre, Raku?

Raimon Barusak habló en voz baja. Sin detener la mano moviendo el tenedor, continuó comiendo casualmente. La persona causante de este estado de ánimo pesado mostraba una expresión muy tranquila.

—¿Por cuánto tiempo continuaremos así? —le preguntó bajando la mirada. El rostro que se reflejaba en su sopa estaba retorcido de ansiedad.

—Por supuesto, hasta que llegue el momento.

Sin mirar a Raku, Raimon continuó comiendo.

—¿Raku también lo aceptó?

—Eso es… No, no es nada.

Iba a decir algo, pero de inmediato cerró la boca. Definitivamente no podía hablarlo porque temía la reacción de su padre. Cerrando sus verdaderos sentimientos dentro de su corazón, agarró una cuchara.

Se veía algo de óxido en la cuchara de plata. Al parecer los sirvientes que pulen la vajilla todos los días no estaban.

—No tengo objeciones a lo que padre está haciendo. El deseo más querido de los Barusak desde la fundación de este país… Finalmente va a ser realizado. 

Mintiendo, Raku puso la cuchara en la sopa. Su rostro reflejado se distorsionó y se volvió imposible de ver.

—Sí, si es por el bien de este deseo, yo… 

Raku no pudo continuar.

Incluso si las siguientes palabras fueran mentiras, ella no quería decirlas. Raimon no pasó por alto sus dudas. 

Sin dejar de mirar la comida, disparó unas palabras que atravesó a Raku como una flecha.

—¿Qué tipo de dudas tienes para matar a ese producto defectuoso?

El tono de Raimon era claro, como si hablara de la comida de hoy. Era un tono muy indiferente.

No era posible sentir un solo fragmento de amor paternal en esas palabras.

—El Ejército del Señor Demonio definitivamente ha descubierto la ubicación del «Sello». De nuestras investigaciones, parece que Shibira nos ha traicionado y ha filtrado la ubicación. 

—Todo el Ejército enemigo será atrapado por el ataque sorpresa de los Espiritistas. Se supone que debemos dejar que el Señor Demonio se vuelva loco por algún tiempo después de que sea resucitado, ¿verdad? 

—Eso es correcto, Raku.

Raimon no podía ocultar completamente su alegría. Su voz, antes era tranquila, ahora estaba llena de felicidad.

—Después de ser liberado, el Señor Demonio quedará descontrolado por su rabia.

El Señor Demonio iba destruir a su Armada frente a sus ojos.

Inmediatamente después de ser desatado, su odio y resentimiento se intensificarían. Sin embargo, después de ver los restos destrozados de su Ejército, su ira aumentaría aún más.

—La Capital Real caerá en manos del Señor Demonio.

Era fácil imaginar el escenario.

La Capital Real se hundiría en un mar de llamas.

La nobleza que gozaba de un estilo de vida elegante y la gente pobre que vagaba por los callejones; Todos se hundirían en el mar de sangre. Junto con la Realeza, se abrazarían sólo para esperar a que los pasos de la muerte se acercaran a ellos. 

Raimon ya había arreglado esto con las otras Casas Espiritistas. 

La sangre de los Barusak se mantuvo pura de cabeza a cabeza.

Por lo tanto, lo que ellos deseaban era la voluntad de todas las Familias.

Los únicos que estaban en el Palacio Real eran Espiritistas que no tenían talento.

Suprimir al Señor Demonio era un sueño dentro de un sueño. Si se interpusieran en su camino, sólo podrían aguantarlo un segundo.

La Capital Real caerá. Y entonces, la Familia Real será aniquilada.

—Y eso es lo que padre está apuntando.

No importa cuánto la Casa estuviera en declive, todavía era la Residencia principal de los Barusak.

Ellos tenían muchos Espiritistas poderosos estacionados allí, teniendo así un poder militar que no sería inferior a las otras Casas. 

Esta era la otra razón por la que no había nadie aquí.

—En ese momento, nuestro Ejército Barusak se moverá.

Sería difícil derrotar al Señor Demonio.

Sin embargo, es posible sellarlo nuevamente.

Usando la Ceremonia de Prohibición de Demonios que prepararon de antemano, iban a sellar al Señor Demonio en la Capital Real.

Lo único que quedaría después sería la gestión del Reino Shiidoru.

La Familia Real habría sido destruida por ese punto.

Los únicos que quedaban a los que la población podía aferrarse sería la Familia Barusak, que habría sellado al Señor Demonio. Sin poder defenderse por sí mismos, la Familia Real se extinguiría. 

Además de eso, los Espiritistas habrían producido logros reales protegiendo al pueblo del Señor Demonio. Es más, esta sería la segunda vez

Incluso si otros miembros de la Familia Real que estaban en otros países en misiones diplomáticas o por otras razones fueran a volver… No habría lugar para ellos en el Reino de Shiidoru nunca más. Si persistían en intentar conseguir una posición, no podrían escapar de las manos de asesinos.

—En esta madrugada, cuando el plan se haya terminado… ¿Será el Reino de Shiidoru el que se convertirá en parte de los Barusak, padre?

—Está bien. Mi plan ya está entrando en sus etapas finales. 

Raimon mostraba una sonrisa audaz.

—Esto compensará el tormento de nuestros antepasados.

Desde la vejez, los Espiritistas siempre habían sido oprimidos.

Los Espiritistas no tenían dónde instalarse. Aunque tenían el poder de derrotar Demonios, la gente les evitaba porque les temía. Los miraban con frialdad al agradecer, y cuando pasaba algo, los miraban con sospecha.

En los documentos, estaba escrito que a veces, si la situación iba muy mal, recibirían la pena capital sin posibilidad de juicio.

De hecho, eso todavía podía suceder.

Sólo habían sido estos últimos siglos en que su tratamiento mejoró.

El Jefe de los Barusak le había ganado al Rey de Shiidoru sellando al Señor Demonio.

El Rey de aquella época era una persona muy espléndida, pero su hijo era tonto. No asistió a la reunión de estrategia cuando el Ejército del Señor Demonio mostró signos de que se iban a mover, y sólo se quedó en el Castillo temblando como un cobarde. 

Para los Espiritistas, él era el tipo perfecto de persona para ganar el favor del pueblo.

El Jefe de los Barusak asesinó al espléndido Rey y echó la culpa al Señor Demonio. Mataron a todas las personas capaces que comenzaron a sospechar de ellos, y sólo quedaron personas estúpidas.

Los Barusak, y también los otros Espiritistas que siguieron su plan, sentían que finalmente podrían caminar al sol.

—Si ese producto defectuoso puede morir por esta causa, entonces sería un honor para él.

—Pero entonces…

Esas palabras salieron automáticamente de la boca de Raku. En el momento en que contuvo su lengua, ya era demasiado tarde. Los ojos de Raimon la miraron por primera vez. 

Aquellos ojos reflejaron la figura de la asustada Raku.

— ¿Quieres decir algo Raku? Dilo una vez más.

Eso fue una orden.

La elección de no decir lo que pensaba no existía. 

Si Raimon le dijo que hable, no había otra opción que hacerlo. No había manera en que alguien como Raku pudiera desafiar a su padre. Si ella lo hiciera… Su padre la consideraría desleal y su cabeza estaría separada de su cuerpo.

—En ese caso… ¿no sería mejor usar a esa chica pelirroja corrupta en lugar de Rook?

Sudando frío y llena de miedo, le contó sus verdaderos sentimientos indirectamente.

—¿Por qué es eso?

—Se dice que esa deplorable chica pelirroja se ha unido al Ejército del Señor Demonio. Así que ¿no sería mejor usarla como el sacrificio justo antes de que los Demonios estén a punto de disipar el «Sello»? A pesar de lo que había hecho, Rook sigue siendo el heredero de nuestra Familia, no sería beneficioso matarlo ahora.

—En otras palabras, Raku quiere que Rook siga vivo, ¿no?

—Sí.

Raku asintió con la cabeza.

Quería que Rook viviera. Su único hermanito era estúpido. Él era un mujeriego, egoísta y su cabeza tenía algunos problemas. Su apariencia era de primera clase, y el corazón de las mujeres caería de inmediato, pero fallaría en cuanto se le asignará algo.

Sin embargo, era un tonto adorable, y el hermano pequeño amado y problemático de Raku.

—Rook no debe ser asesinado.

—No, haré a Rook el sacrificio. No es necesario para nuestra Casa. Además, ya no necesitamos un sucesor… —Con una servilleta blanca, Raimon se secó la boca.

—¿Padre? ¿Qué quiere decir con decir que ya no necesitamos un sucesor?

—Ah, Raku no tiene que preocuparse por eso. Es imposible que seas heredera.

Raimon se levantó elegantemente de su silla. Raku todavía tenía muchas preguntas, pero al final, la conversación había terminado sin que tuviera la oportunidad de preguntarles. Miró en silencio la figura imponente de Raimon salir de la habitación.

—Realmente, que hermana tan encantadora y amorosa —se quejó mientras caminaba por el pasillo, escupiendo esas palabras.

Raimon creía en Raku. Más bien, creía en su competencia. No había ningún sentimiento parental allí. Sólo había dos cosas que le importaban:si sería de utilidad para los Barusak o no.

—Bueno, está bien. Después de todo, el plan ya está entrando en sus últimas etapas.

Raimon abrió la puerta de la biblioteca con un crujido.

Sobre la mesa había un libro sin terminar. Raimon se sentó en la silla y empapó la pluma con tinta.

El título del libro era “Historia militar de los Espiritistas”. Eran tomos que dejaron los anteriores Jefes de la familia Barusak y fueron escritos como si fuera un deber para ellos.

Fueron creados con la intención de dejar su conocimiento a las generaciones futuras. Como siempre lo hacía, Raimon estaba agregando más líneas. Mezclando mentiras con la realidad, él decoraba la historia de los Barusak.

Y entonces, cuando estaba a punto de escribir sobre Rook, de repente recordó lo que Raku le había dicho.

—Chica pelirroja, ¿verdad?

Su hija pelirroja era algo evitado por la gente. Era algo que necesitaba borrar de la historia de los Barusak. Sin embargo, pensó que podría convertirse en una lección para las próximas generaciones. 

Definitivamente les enseñaría sobre el peligro de mantenerlos vivos y la necesidad de lidiar con ellos.

Moviendo su pluma, escribió sobre la pelirroja Riku.

—Ha nacido una niña pelirroja.

Mientras recordaba la época en que Riku nació, Raimon escribió las cartas con suavidad, alineándolas.

—No había signos del despertar del Poder de Prohibición del Demonio. De acuerdo con nuestras costumbres, la mataré en su séptimo cumpleaños.

—Tiré a mi hija pelirroja de un acantilado. Sin embargo, arrojarla fue una tontería. Si yo la hubiera matado personalmente en ese momento. Si yo hubiera hecho eso… 

En el momento en que escribió hasta ese punto, una presencia atravesó a Raimon, dándole un escalofrío.

Era como si alguien le hubiera tocado su espalda con manos frías; Como si alguien hubiera presionado una espada afilada detrás de su cuello.

—¿Quién es? —preguntó sin voltearse.

Había cerrado con llave la puerta. Si alguien quisiera entrar, necesitaría golpear antes.

Era imposible que el intruso hubiera entrado en la habitación de antemano. No importaba cuán cortos estuvieran de guardias en el momento, todavía había mucha gente fuerte aquí. Al menos habrían notado que alguien del nivel de Raku se acercaba.

—¿Raku?

Raimon pensó en la conversación que habían tenido en el comedor.

Raku deseaba que Rook fuera salvado. No sería extraño que ella matara a su padre por el bien de ese deseo.

Sin embargo… Esto no fue suficiente para que Raimon echara otras posibilidades.

—Ara, qué cruel. ¿Cómo puedes confundirme con alguien como Raku? 

Era una voz dulce que sonaba agradable a los oídos.

Al contrario, la voz hizo que a Raimon se le pusiera piel de gallina. Intentando bloquear lo que venía por él, Raimon sacó su espada y se volvió. 

Justo en ese momento, una alabarda se empujó en su cuello. El arma tenía una velocidad que ninguna espada normal podría detener, pase lo que pase.

—¡Gh! 

Fue por un pelo.

Cambiando la forma de su espada, Raimon protegió su cuello a tiempo al envolverla en ese lugar de su cuerpo, y la alabarda no pudo tomar su vida.

El fuerte sonido metálico resonó en la biblioteca.

—Que desafortunado.

El portador de la alabarda tomó distancia con pasos ligeros. Su pelo rojo se destacaba en la oscura habitación. 

Su arma tenía el tamaño de su estatura, y la sostenía  con una sola mano… El nombre de ese diablo era…

—¿Para qué has venido aquí, Riku Barusak?

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