Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 109: Mi determinación

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Después de despedirme de Sharia, me monté en el carruaje hacia mi casa, pero me bajé a mitad de camino.

Anna inclinó su cabeza ante mi repentina acción, pero, un momento después, me siguió.

Caminar por la ciudad era lo mejor para organizar los pensamientos dentro de mi cabeza. Mientras lo hacía, por una calle un poco más ancha y empedrada, me perdí en mi ola de pensamientos.

Estaba pensando en ello cuando estaba con Sharia, pero me detuve…

Era sobre el antagonismo entre los nobles que se intensificará de ahora en adelante.

La casa del marqués Maelian ha estado reuniendo silenciosamente apoyo de otras casas desde hace mucho tiempo para expandir su facción. Como consecuencia, las otras casas en ascenso y aquellas con un pensamiento más liberal, están empezando a formar alianzas en oposición a ellos.

Aunque todavía no había salido a la luz ese hecho, fue algo que intuí durante todo este tiempo.

Naturalmente, eso afectaba a los matrimonios de la nobleza… Después de todo, para los nobles, un matrimonio era a la vez una maniobra política y un contrato.

Por ello, no se podía evitar que la gente de ambos bandos deseara que sus hijas se casaran con el príncipe Edgar, quien era el único heredero al trono.

Además, cuando los hijos ven a sus padres de esa manera, se vuelven sensibles con respecto a sus propios compañeros de matrimonio… Por esto, Sharia estaba pasando un momento difícil al no haberse decidido todavía su prometido.

No solo por las decisiones de sus padres… sino que, además, las disputas entre mujeres, tendían a ser engañosas y maliciosas.

Y, al mismo tiempo, me hizo recordar las dificultades del señor Romeru.

Aunque finalmente logró llegar a un armisticio con Towair, ahora comenzaba una disputa doméstica por la supremacía.

Cuando una persona está en una situación difícil, acepta cualquier esperanza, pero una vez que el problema desaparece, descuida la esperanza que le ayudó… En otras palabras, aunque lograron unirse de buena manera con otro país, una vez que olvidan lo que los llevó a ello, comienzan a surgir conflictos internos.

No quiero pensar que el hecho de que mi padre arriesgara su vida para proteger el país fuera en vano.

Precisamente porque no quiero pensar eso…, estoy irritada.

En que hay personas estúpidas que intentan crear nuevas chispas de conflictos mientras disfrutan de la paz construida sobre muchos sacrificios.

Ahora, como resultado de esta situación, el señor Romeru se vio obligado a dividir su atención no solo en los asuntos del gobierno, sino también en la gestión de los asuntos entre los nobles.

¿Qué tan impotente debe sentirse por esto?

—Desearía poder ayudar… —murmuré inconscientemente. Al escuchar mis palabras, Anna inclinó su cabeza—. No es nada. Solo estaba hablando conmigo misma —añadí como excusa mientras miraba al paisaje a mi alrededor, de forma que olvidara aquellas palabras.

El viento soplaba de forma suave, y las hojas en los árboles, plantados a ambos lados de la carretera, se balanceaban.

Dejé de caminar por un momento… y luego, una vez más, me sumergí en mi mundo de pensamientos mientras mis pies se movían de nuevo.

Aunque no podía evitarlo, reconocí nuevamente que la alta sociedad era mi próximo campo de batalla…

Sin embargo, había límites a lo que podía lograr una persona por sí misma.

Así como no puedo luchar sola contra todos mis enemigos en el campo de batalla, siempre habrá momentos en los que necesite la ayuda de un tercero…, aún si ese campo se transforma en uno político.

Si ese es el caso, lo que puedo hacer para ayudar al señor Romeru, así como a Louis, que le sucederá en el futuro, es disminuir su carga suprimiendo los enfrentamientos entre los nobles tanto como sea posible…

Para lograr eso, debo construir mi propio poder.

En el pasado, cuando salvé a mi hermano mayor de ser atacado, los miembros del ejército y del cuerpo de guardia obedecieron mis órdenes, aunque no tenía ninguna autoridad sobre ellos… Probablemente, para hacer que alguien se mueva bajo mi propia voluntad, necesito una cantidad adecuada de persuasión.

El poder de la persuasión… es una firme voluntad y experiencia.

A partir de la experiencia acumulada, se crea una firme voluntad que hace que uno no dude en sus acciones. En otras palabras, cuanta más confianza tenga en mis propias palabras, acciones e indicaciones, más persuasiva podré lucir ante los demás.

Quiero ser más fuerte…

Lo suficiente como para poder levantarme por mí misma en una sociedad llena de dificultades y obstáculos.

Justo cuando termino de renovar esa determinación, llego a casa.

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