Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 115: La otra cara de la alta sociedad

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Cuando terminamos de saludar a todos los invitados, me excusé y me dirigí a la sala de espera para arreglar mi maquillaje.

Cuando termino con ello, salgo al balcón para disfrutar de la brisa nocturna. Su frescura se sintió bien después de haber estado casi sofocada por la multitud en el salón.

De repente, siento una extraña presencia en el jardín.

Debido al evento de esta noche, el castillo tiene guardias en estado de alerta…

Louis me había contado la estructura básica de seguridad del palacio, así que conocía muy bien las posiciones de los guardias. Por otro lado, los sirvientes del castillo debían tener estrictamente prohibido entrar en lugares que no fueran sus áreas asignadas.

A pesar de eso, ¿por qué…?

Curiosa, salí rápidamente del balcón y me dirigí al jardín.

En el camino, pedí prestada una habitación desocupada. Ahí, me quité el cojín, que estaba hecho de tela enrollada para crear volumen, así como también mi falda y los pliegues.

Luego, corté la costura del cojín.

Agarré la tela negra del cojín, que era lo suficientemente grande, y abrí un agujero en el medio donde podía entrar mi cabeza. Cuando terminé, até el hilo de la costura en la parte superior de la tela.

Después de eso, tomé el mantel que estaba en la habitación y lo usé para cubrir mi cabeza.

Me quité los zapatos y los escondí en un rincón de la habitación. En su lugar, utilicé una tela, que había estado colgando en el sofá, para cubrir mis pies.

Mientras estaba en ello, tomé la espada corta que estaba sujeta a mi pierna.

Con un traje mucho más cómodo para moverme, borré mi presencia mientras corría en la oscuridad y llegué al lugar en cuestión.

—¿Cómo vamos…?

—Excelente. Hemos terminado de posicionar, según nuestros planes, un número establecido de personas desde el punto A hasta el D. Vamos bien, ¿no es así?

Aunque llevaban el uniforme del ejército, no los reconocí, y estaban posicionados en lugares donde no debería haber guardias…

Además de eso, el contenido de su conversación era preocupante.

Dicho esto, podría llegar a ser un problema si estaba equivocada, así que decidí noquear a uno de ellos e interrogar al otro.

Como la longitud de la espada era diferente a la habitual, era más difícil de usar. Sin embargo, aunque no me gustaba mucho, no podía ser quisquillosa en un momento como este.

Cuando termino de mentalizarme, me acerco a los hombres y noqueo a uno con un golpe en el abdomen con el mango de mi espada.

Mientras la otra persona aún estaba sorprendida, me coloqué a sus espaldas y puse la hoja en su cuello.

—Si te mueves, te cortaré. Si haces algún movimiento extraño, también lo haré. —La voz baja que hice salir de mis labios era diferente de la habitual—. ¿Quién eres…?

Al escuchar mi pregunta, el hombre se estremeció y exclamó:

—¡¿Quién demonios eres?!

—No seas ruidoso.

Poco a poco, acerqué la espada a su cuello y una línea roja comenzó a fluir.

—Entonces, ¿quién eres? No eres alguien del ejército, ¿no es así? No debería haber ningún guardia en esta posición.

—¡¿En qué te basas para decir eso?! Soy miembro de la primera división del ejército. Ayer, el señor Kuroitsu me dijo que protegiera esta área…

—Ya veo… Gracias.

Sin dudarlo, corté al hombre.

Hoy en la mañana, Kuroitsu me había dicho la posición de los guardias.

Después de recibir el permiso de Kuroitsu, quien había visitado a mi padre para reportarle los arreglos finales, escuché como Mel los detalles de las posiciones de los guardias.

En otras palabras, no hay manera de que él estuviera aquí por órdenes dadas ayer. Para empezar, no hay manera de que alguien del ejército sea asignado a patrullar el palacio.

La protección del palacio es responsabilidad de un caballero.

También escuché de Kuroitsu sobre la estructura de seguridad de los caballeros para hoy, ya que el palacio le compartió la información para que se la reportara a mi padre.

Además de eso, no hay forma en que no conozca a alguien que trabaje en la primera división, la cual es comandada por mi padre…

Todos sus miembros se alternan para participar en el entrenamiento de la casa del marqués Anderson.

Habiendo participado tanto en el entrenamiento como Mel, no había nadie afiliado a esa división que no conociera.

Cuando el hombre parecía que estaba a punto de gritar mientras se desplomaba, puse mi mano en su boca y lo detuve.

—Desafortunadamente, también estoy afiliada a la primera división… ¿Entonces? ¿Cuál es tu objetivo?

—¿Por qué te lo diría…?

—Ya veo, qué mal… ¿Deberíamos hacer una prueba para ver cuánto tiempo puedes mantener esa fachada?

¿Qué debo hacer para que hable…?

Mientras reflexionaba sobre eso en un rincón de mi mente, apunté mi espada hacia el hombre noqueado.

Por desgracia, la tortura estaba fuera de mi área de experiencia.

¿Cómo hago que las personas sientan miedo y respondan a mis preguntas?

No, espera, es más fácil hacer que hablen tranquilizándolos después de recibir una fuerte dosis de miedo.

Mientras buscaba mis próximas palabras, me agaché y miré fijamente al hombre.

Al igual que antes, el hombre tembló ante mi mirada. El miedo se reflejaba en su expresión.

Me pregunto si hice algo para asustarlo…

Aunque tenía algunas dudas, su estado se ajustaba a mi propósito, así que abrí la boca.

—¿Entonces…? ¿Cuál es tu objetivo?

El hombre vaciló por un momento. Me pregunto si se sentiría mejor si le digo que le garantizo la vida…

Pero, no quería decir mentiras aquí. Desde un principio, nunca tuve intenciones de perdonarle la vida.

—Preguntaré por última vez… ¿Cuál es tu objetivo?

El hombre cerró la boca con fuerza. Aunque era un enemigo, su conducta era admirable.

Como pensé, no parece que sea adecuada para reunir información.

Justo cuando terminé con su vida, el otro hombre, al que había dejado inconsciente antes, mostró débiles signos de despertar, probablemente porque no lo golpeé muy fuerte con el mango de la espada.

Observé en silencio mientras el hombre se despertaba. Tal vez comprendió la situación de inmediato, ya que trató de gritar apenas abrió los ojos.

Justo como hice antes, rápidamente le cubrí la boca con mi mano.

—¿Me dirás cuál es tu objetivo?

Al escuchar esa pregunta, el hombre asintió varias veces.

—Entonces, habla.

—L-Los archiduques que vinieron del Principado de Rinmel…

Aunque lo esperaba, podía sentir mi mente enfriarse con la ira.

A pesar de que el señor Romeru y Louis pusieron todo su poder para la fiesta de bienvenida, era desagradable ver cómo aparecían algunos bastardos queriendo interferir con eso…

—Hmm, ¿con todos ellos…?

—S-Sí…

—Y, ¿quién es su empleador…?

—No lo sé… —Cuando vio que no respondía, el hombre abrió rápidamente la boca—. ¡Es la verdad!

—Entonces, ¿cuántos de ustedes están aquí?

—Treinta personas…

Suspiré para mis adentros ante su respuesta. Treinta personas era una cantidad considerable…

Lo más probable es que alguien de los invitados del Principado de Rinmel esté involucrado… al igual que muchos nobles de nuestro país.

Al parecer, pensó que estaba distraída por sus palabras, ya que el hombre frente a mí decidió atacarme con su espada.

Mientras reflexionaba sobre mi descuido, lo corté de inmediato.

Respirando hondo, me calmé mientras miraba a los dos hombres que yacían en el suelo.

No los perdonaré…

Esta fiesta era el primer paso para fortalecer las conexiones entre el Principado de Rinmel y el reino de Tasmeria.

Era un insulto al señor Romeru, quien actuó bajo su creencia de que este tratado traería paz.

No importaba qué clase de intenciones tuviera su empleador… Incluso si lo hicieron con el bienestar del país en mente, en el momento en que recurrieron al uso de la fuerza militar, no había forma de que esto se pudiera resolver pacíficamente.

Porque era lo mismo que decir que la batalla ya había comenzado.

Aunque me había esforzado mucho por calmarme, después de ver nuevamente a los hombres, la ira volvió a mí…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido