Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 55: Las lágrimas de Padre

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


— ¿Qué tal, Gazelle?

—Ha pasado un tiempo, Romeru.

De repente, Romeru aparece en la Casa del Marqués Anderson, justo en el momento en que comienzo a preguntarme qué le ha sucedido ya que dejó de visitar tan frecuentemente como antes.

Siempre actuaba con demasiada confianza al venir todos los días, y no actuaba mucho como un noble en su lenguaje y conducta, pero… para mí, era más cómodo que actuara así, así que estaba bien.

Aun así… Pienso involuntariamente mientras hago una sonrisa amarga.

Excepto durante la noche, ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve en casa.

Para que él haya establecido esta hora en particular en este día en particular, significa que ha captado perfectamente mi horario además de predecir lo que voy a hacer.

Romeru habla y se comporta de manera informal, pero… cuando vuelvo a pensar en ello, siento un ligero escalofrío ante su meticulosidad.

—Has llegado en el momento justo, también tengo asuntos contigo.

Hablo, mientras él se sienta en la silla delante de mí.

—Es sobre los detalles respecto al caso de los secuestros y el caso donde Parks fue atacado, ¿verdad?

—Así es.

Como se espera de él… pienso internamente, pero no digo esas palabras.

Es un poco tarde para decirlo después de todo.

—Ambos casos tienen la misma raíz. Mis disculpas con respecto al caso de Parks. Inicialmente, estaba vigilando los movimientos de los mercenarios, y había estado capturando a los tipos que se comportaban pretenciosamente de vez en cuando, pero… bueno, no puedo reprimir exactamente a los que no son criminales sin una razón justificable.

—No, está bien. Como nos diste información sobre ese asunto de antemano, no terminó convirtiéndose en un asunto tan serio después de todo. Y también entiendo la razón que acabas de decir. Lo que quiero preguntar, no es sobre eso…

—Se trata sobre el origen de las circunstancias de los dos casos, ¿verdad?

—Así es. Es incierto, pero de alguna manera tengo un mal presentimiento… o, mejor dicho, no puedo evitar tener una extraña sensación. Aunque todo es sólo intuición.

—Tu intuición es como la de una bestia salvaje…

La expresión de Romeru, mientras dice eso, simplemente refleja su genuina alabanza hacia mí.

—Sin embargo, es una buena intuición… veamos. Ambos tienen la misma raíz que esperabas.

— ¿Qué está pasando en este país?

—Oye, oye, no es por el país. Está sucediendo con el territorio del Marqués Anderson en medio de todo. Bueno, en otras palabras, estás justo en medio del torbellino.

— ¿Qué estás diciendo…?

Me quedo atónito al cuestionar las palabras de Romeru.

—Las víctimas de los casos de secuestro consecutivo fueron todas chicas de la misma edad que tu hija, ¿verdad? Además, comenzaron a ocurrir desde que tu hija llegó a la Capital.

—En otras palabras… ¿estaban apuntando a mi hija?

—Probablemente ese era su objetivo final. Bueno, probablemente también eligieron chicas de edades similares como camuflaje y provocación.

Mientras dice eso, los bordes de su boca se retuercen en una mueca de desprecio.

— ¿Quién es? El bastardo que mueve los hilos en el fondo.

—Oh… el Conde Rumel fue atrapado. Más bien, ¿no fuiste tú quien lo atrapó? Con eso, ¿no debería resolverse el caso de secuestro?

—No hay forma de que ese tipo pueda ser tan ingenioso.

Corto las palabras de Romeru.

Él no refuta mi interrupción en absoluto, y permanece en silencio.

Tomo eso como una afirmación.

—Antes de responder a esa pregunta, ¿estaría bien si nos ocupamos primero de mis asuntos?

En medio del pesado silencio, Romeru cambia repentinamente el tema.

—¿Qué? Voy a responder adecuadamente a tu pregunta, pero antes de eso, hay algo que quiero saber plenamente.

—Ah, sí… entiendo. Entonces, ¿qué asuntos tienes hoy…? Mejor dicho, es un poco tarde para decir esto, pero tu rostro luce bastante cansado.

—Para que tú logres ver eso… es verdad que podría estar un poco cansado. Dejando eso de lado, es bastante raro que estés en la mansión durante la tarde. ¿Qué estás haciendo?

—Sólo lidiando con algunos asuntos del territorio. Normalmente lo dejo en manos de otros, pero a veces, ya sabes.

—Oye, oye… Aunque estés ocupado como General, no puedes ignorar los asuntos de tu territorio. Especialmente ya que minerales de buena calidad y tales pueden ser recolectados en tu lugar. Tienes que manejarlo apropiadamente en esas áreas.

La Casa del Marqués Anderson es una familia que ha obtenido hazañas militares desde la fundación de la nación.

Desde el principio, el territorio que gobierna la Casa del Marqués Anderson tiene muchas montañas de las que se pueden extraer minerales.

Y entre ellos, su mineral de hierro es particularmente famoso.

Manufacturan el mineral de hierro obtenido de su territorio y lo convierten en armas… la razón por la que hay más personas aprendiendo artes militares en el territorio comparado con otros territorios de los viejos tiempos, se debe en parte a ese entorno.

—Aunque digas eso, originalmente era un hombre que no tenía planes de convertirse en el líder de la familia, ¿sabes? Cosas como la gestión son incomprensibles para mí.

—Tu intuición también se limita al campo de batalla, ¿verdad? Dios… fue correcto venir aquí. Dime, Gazelle. Creo que al menos he obtenido algo de tu confianza.

— ¿Qué? Eso es inesperado. No digas cosas tan vergonzosas con un rostro tan serio.

—No importa… así que sólo escucha. Por eso me atreví a venir aquí directamente antes de que mi gente investigara. Dime, Gazelle. ¿Podrías mostrarme los datos recientes de las minas? —me pregunta Romeru con un tono de voz serio.

El contenido de su pregunta es algo que se rechazaría inmediatamente si lo hiciera un noble normal. Después de todo, me está diciendo que revele mis propios bienes. No sólo eso, sino que este hombre es el Primer Ministro de este país.

—Muy bien… aquí.

Pero bueno… para mí no es un problema, así que fácilmente le entrego los documentos. En contraste, Romeru momentáneamente se muestra sorprendido.

—Por lo que dices, es algo esencial, ¿verdad? Bueno, confío en ti. No como Primer Ministro o lo que sea, sino en ti mismo. Y, soy bastante malo usando mi cabeza… así que si lo miras, estoy seguro de que algo saldrá de ello.

—Dios… Entonces, no me contendré —murmura secamente en un intento por ocultar su vergüenza, toma los documentos y comienza a analizarlos.

Su velocidad es varias veces la mía. Los hojea a una velocidad que hace parecer que confirma el número de páginas que contiene.

—Oye, Gazelle. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a inspeccionar las minas?

— ¿Hace un mes? Fue justo en el momento en que tenía algunos asuntos en el territorio.

— ¿Y la vez anterior a esa?

— ¿Quién sabe…? Aunque he estado yendo a intervalos fijos.

—Entonces, ¿has notado si algo cambió previamente en las minas?

—No lo he hecho.

—Bueno… desde luego. Ahh… mi mal presentimiento se cumplió.

— ¿Qué sucede?

—El mineral de hierro está siendo malversado.

— ¿Cómo sabes eso…?

—Aunque me preguntes eso… si miras estos documentos junto con el cambio de precio en este lugar y lo comparas con los salarios de tus subordinados a cargo del negocio, es obvio. Sería mejor rastrearlo hasta los herreros también. Deberíamos recoger urgentemente pruebas del Gremio de Comerciantes.

— ¿Quién…? ¿Con qué propósito…?

—Es el mismo tipo del que hablamos antes. Y también es el tipo que está tirando de los hilos que has estado persiguiendo.

—Digamos, Romeru. ¿Podrías apurarte y decírmelo? La verdadera identidad del tipo detrás de escenas.

Lo miro ferozmente.

—Sí, te lo diré. Pero sólo después de que rastreemos este mineral de hierro, ¿de acuerdo…?

— ¡¿Por qué…?!

—Es por tu bien.

— ¿Qué quieres decir…?

—Al principio, pensé en decírtelo rápidamente y poner fin a las cosas. O, más bien, la verdad es que… sospechaba un poco si estabas o no realmente involucrado en la conspiración.

Con el sonido de un bam, golpeo a Romeru contra la pared.

—Creíste que… ¡¿tuve algo que ver en la muerte de Meliruda?!

—Sí, así es.

Su rostro se retuerce de dolor, pero responde afirmativamente.

— ¡Bastardo…!

Al morderme los labios fuertemente, aumento la fuerza de mis manos agarrando el cuello de Romeru.

—Lo dije, ¿verdad? ¡Qué hay un gran número de personas entre los nobles en el palacio que ocultan estrategias luciendo desinteresados…! Aunque alguien actúe y diga que otra persona es muy querida, hay muchos casos en los que debajo de eso, sólo los usan.

— ¡No te atrevas a insultar a Meliruda y a mis sentimientos más que eso…!

— ¡Ya lo sé! ¡Qué no eres así! —Romeru grita eso.

Al oír esas palabras, aflojo un poco la fuerza en mis manos.

—He estado contigo lo suficiente como para saberlo… Ese pensamiento desapareció rápidamente. Ahora mismo… como tú confías en mí, yo también confío en ti.

—Entonces… ¡Dime! ¿Quién diablos fue el que causó la muerte de mi Meliruda? —grito amargamente.

Desde que nos conocemos, es la primera vez que estamos en tal situación.

— ¡¿Todavía no lo entiendes?! ¡Es alguien tan cercano a ti que me hizo dudar desde el principio si estabas o no en la conspiración! ¡Es alguien tan preciado para ti que no podría revelártelo ni siquiera después de haber obtenido tu confianza! ¡Y es alguien que puede desviar este mineral de hierro hacia canales ilegales…!

—No… no me digas… —murmuro de forma aturdida ante el grito de Romeru.

Y al mismo tiempo, la fuerza abandona mi cuerpo y él finalmente es liberado por mí.

Se agacha en el lugar.

—No necesitas decir nada más que eso. Tu idea es correcta.

Tambaleándome, me desplomo en mi silla. Me inclino hacia adelante, enterrando mi rostro en mis manos.

Viendo mi estado, Romeru me mira con una mirada de dolor.

Un pesado silencio se cierne sobre la habitación.

Ninguno de los dos abre la boca.

La enorme verdad que nos agobia me hace temblar inconscientemente.

—Por favor… dilo con tus labios. Confío en tus palabras…

Eventualmente, en medio del pesado silencio, saco tales palabras de mis labios. Al mismo tiempo, Romeru deja escapar un suspiro.

—Aquel que provocó a los bandidos, llevando a la muerte a tu amada esposa. Aquel que manipuló las cuerdas de los tipos que atacaron a tu hija y a tu hijo. Y luego, el que malversó mineral de hierro, que está pensando en causar una rebelión. Esa persona es… tu hermano menor.

Derramé lágrimas ante las palabras de Romeru.

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