Solo soy la hija “normal” de un duque – Capítulo 32: Primera cita

Traducido por Lugiia

Editado por Yonile


¡Sí! ¡Hoy es el día de la cita! ¡Estoy muy emocionada!

Me encuentro usando una ilusión mágica de alto grado para mantenerme en la forma de Rosarin adulta. Como es diferente en ciertos aspectos a la Rosalia adulta, me costó bastante visualizarla; sin embargo, mi práctica dio frutos. Tengo aproximadamente la misma edad que Dirk, así que mis senos son modestos.

Llevo la cinta roja con bordado blanco de lirios que me regaló mi madre junto con un vestido de una sola pieza con encaje, adornado con un broche hecho con la gema que me regaló Hal.

Cuando termino de arreglarme, doy vueltas frente al espejo para ver los resultados.

—Martha, Manya, ¿me veo rara?

—Se ve muy hermosa.

—Señorita, se ve maravillosa. ¡Cualquier persona quedaría fascinada con su belleza!

Sonrío al oír sus palabras y me coloco un poco de maquillaje. ¡Estoy lista para ir al campo de batalla!

—Oh, Dios, parece que ya llegó.

Cuando voy con Martha hacia el vestíbulo, Dirk ya está esperando por nosotras. Es la primera vez que lo veo usar algo diferente a los uniformes de los caballeros; una impecable camisa blanca y pantalones azul marino. Su ropa es sencilla, pero se ajusta muy bien a su cuerpo.

—¡Dirk, te ves muy bien!

—Oh, gracias… Tú también te ves diferente de lo habitual, Rosarin. Luces genial.

—Bueno, ahora tengo algo de peso en mi pecho —dije riendo.

—¡De verdad no tenías que mencionar eso!

Tranquilizando a un Dirk ruborizado y con ojos llorosos, coloco mi mano sobre la suya y, antes de darnos cuenta, tenemos una sonrisa iluminando nuestros rostros. Justo cuando salimos de la casa, él me levanta en sus brazos y me susurra:

—Tienes un escolta. Vamos a perderlo.

—¿Ehhhh?

Tan pronto como dice eso… ¿Eh? ¡¡Espera, va muy rápido!! ¡Esta velocidad es incluso mayor a la que tenía cuando volé con la barrera hacia el dragón!

—Te morderás la lengua si gritas.

Cierro mi boca a toda prisa y coloco un hechizo en el área… Oh, el escolta probablemente es Arc. Lo siento, Arc. No olvidaré tu sacrificio.

Atadura de sombras.

—¡Señorita! Recordaré esto.

Mi hechizo hizo que Arc cayera sobre su propia sombra y fuera atado por la misma. Lo siento. Por favor, sé regañado por Martha por el bien de mi felicidad.

—Deberíamos estar bien ahora —comenta Dirk mientras me baja gentilmente. En efecto, parece que hemos perdido por completo a Arc—. Entonces, vamos, mi princesa —añade, extendiendo una mano hacia mí.

Tomando la mano que me ofrece, caminamos hacia el pueblo.

—Increíble…

El pueblo rebosaba de vida. Puede ser porque hoy es un día libre. Al igual que Japón, Kristya tiene cinco días laborables y dos días libres. El calendario también es en su mayoría el mismo.

—¿Es extraño? —pregunta Dirk.

—Es la primera vez que vengo al pueblo.

—Entonces, déjame mostrarte el lugar. Vamos.

Una tienda de accesorios, una floristería, un café con estilo, todo lo que a una chica le pueda interesar…

—Dirk.

—¿Sucede algo?

—No, me estoy divirtiendo, bastante pero ¿no estás acostumbrado a las citas? —Ah, mi pregunta hizo que se ahogara. De verdad lo hizo. Le di una palmadita en la espalda para ayudarlo—. Es solo que el recorrido de la cita es tan perfecto que me hace sentir incómoda en lugar de…

—Nunca antes había estado en una cita. Como es mi primera vez, quería pensar en algo que te hiciera feliz, Rosarin, pero no tenía ni idea de qué hacer. Me tragué mi orgullo y le pregunté a todos los hombres que estaban acostumbrados a salir…  Al final, aquellos que sí estaban acostumbrados me hicieron un recorrido para la cita…

Cuando sus palabras se vuelven casi un susurro, comienzan a formarse lágrimas en sus ojos. ¡Qué criatura tan adorable!

¿Se tragó su orgullo para planear una cita divertida para mí, solo por hoy?

—Te quiero tanto que es doloroso, Dirk…

Definitivamente, estoy retorciéndome en agonía. Una vez que estemos solos, te daré una recompensa por tus acciones.

—Perdón por ser tan patético…

—¿Qué dices? Estoy muy feliz de que hayas hecho todo eso solo para planear un recorrido de citas perfecto para mí. Gracias, Dirk. Además, hiciste amigos, ¿no? Me alegro por ti.

—Sí… Gracias a ti, Rosarin.

—Te equivocas, los caballeros también se han dado cuenta que eres un chico de buen corazón, Dirk. Ahora bien, ¿a dónde quieres ir ahora? Una cita debe ser disfrutada por ambas personas.

Fue algo obvio que la tienda de accesorios lo hizo sentir incómodo…

—Sí.

Y nuestro destino se convierte en una tienda de armas. No es nada romántico, pero es tan parecido a Dirk.

Recibo una espada afilada que me ofrece, intento balancearla y me enseña cómo elegirlas.

El dueño nos comenta que este no es el mejor lugar para llevar a una chica en una cita, pero se ríe cuando le digo que fue mi petición.

Fuimos al Gremio de Aventureros, echamos un vistazo a las peticiones, escucho las aventuras de Dirk… ha sido un día muy divertido.

Ahora, el propósito principal por el que quería invitarlo a una cita hoy.

—Dirk, tengo algo que quiero decir.

—Pensar que había un lugar como este…

Este es un jardín de flores lejos del pueblo, lleno de flores blancas hasta donde los ojos pueden ver. De hecho, en el juego, este es el lugar donde la heroína se confesó a un objetivo de captura. Por ello, es adecuado para mi plan.

Girándome hacia él, lo miro fijamente a los ojos y digo:

—Dirk, te quiero. Tengo la confianza de que seré feliz con solo tenerte en mi vida, así que haré lo mejor que pueda para ser lo más cercana a tus gustos y, si no soy suficiente, pondré todo mi esfuerzo para llegar a serlo. De verdad, prometo hacerte feliz toda la vida. Por eso… —Me detengo para jadear e intentar respirar. Consciente de mi voz y manos temblorosas, sonrío irónicamente en mi corazón—. Dirk Burton, hijo del marqués Burton, ¿te compromete…?

¿Eh? No puedo seguir.

Mi boca está siendo bloqueada por su mano, impidiéndome hablar. Pensando que seré rechazada, las lágrimas comienzan a derramarse por mis mejillas.

—Rosarin, eres increíble. Me salvaste. Cuando nos conocimos, fuiste la primera persona en decirme que era genial… la primera persona, además de mi familia, en sonreírme y abrazarme en mi forma bestia… la primera persona en darse cuenta del trato que me daban en la Orden de los Caballeros y en asumir el papel de mala para protegerme. Eres linda, divertida, un poco abusiva, pero me has cuidado todo este tiempo… Rosarin, siempre has sido más que perfecta y encantadora. —Cuando termina sus palabras, quita su mano de mi boca. Sus ojos de color ámbar miran directamente a los míos, haciéndome sentir como si estuviera siendo absorbida por ellos—. Rosarin, hija del duque Rosenberg, me gustaría comprometerme contigo y, algún día, por favor, conviértete en mi esposa.

Algo toca suavemente mi frente y el rabillo de mi ojo. Son los labios de Dirk… ¿Eh?

¡Justo ahora, mis lágrimas están siendo lamidas por Dirk! No, mi cuello no… ¡Tampoco las orejas!

—D-Dirk… no…

—Rosarin, tu respuesta.

¿En esta situación? ¡Qué cruel! Sin embargo, lo soporto y respondo:

—A-Acepto. Estaré siempre a tu cuidado. —No fue sino hasta que pasaron diez minutos que me dejó ir. Me siento muy avergonzada. ¡¡Siento que podría morir de vergüenza ahora mismo!!—. Dirk.

—¿Qué sucede?

—Consigamos el permiso del marqués. Solicitemos una cita.

—Sí. Lo sé, pero, antes de eso… —Saca algo de su bolsillo y me entrega una pequeña caja. En su interior, hay un anillo con una joya de color azul profundo rodeada de pétalos—. Este anillo aparentemente encaja a la perfección en el dedo del portador con magia. Es casi tan bonito como tú, Rosarin, así que… como mi agradecimiento por todo lo que has hecho hasta ahora… Feliz cumpleaños, Rosarin.

—¿Lo sabías…?

—En realidad, me lo dijo la bestia sagrada.

Es cierto, hoy es el cuarto cumpleaños de Rosalia… Quiero decir, el cuarto cumpleaños de este cuerpo.

—¿Es así? Dirk, pon el anillo en mi cuarto dedo izquierdo.

Me pregunto si estoy sonriendo bien. Estoy tan feliz que me cuesta mucho no llorar.

—¿Tiene algún significado?

—En el mundo de Rin, en el momento en que te comprometes, se te da un anillo. El anillo que te da tu amante se pone en el cuarto dedo izquierdo.

—Entiendo.

Con una sonrisa en su rostro, Dirk coloca el anillo donde le indiqué. En efecto, el anillo encaja a la perfección.

—De verdad, estoy muy, muy feliz. Lo atesoraré, Dirk.

—Sí.

Él seca mis lágrimas gentilmente con su mano y espera hasta que me calme.

—Entonces, ¿nos vamos?

Unidos de las manos, nos dirigimos hacia la mansión del marqués Burton.

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