Vida en prisión de la villana – Capítulo 29: La noble dama organiza una sesión en el calabozo

Traducido por Den

Editado por Sharon


—¡¿Hay algo o no?!

Hoy, como siempre, la ira del príncipe Elliot se negaba a apagarse.

Su ex-prometida se había apoderado provisionalmente de la mazmorra, y desde entonces ha estado realizando hazañas locas dentro. El príncipe decidió que había que hacer algo al respecto, y su mente no ha podido calmarse desde entonces.

Originalmente todo lo que quería era que esa noble dama suplicara por su vida… Pero con el tiempo comenzó a pensar: solo es a ese nivel. Su objetivo seguía retrocediendo… Y, al final, comenzó a fingir que no se daba cuenta de las cosas e ignoraba cualquier cosa que considerara solo un inconveniente.

Vivir por el momento. Eso estaba haciendo Elliot.

Pero entonces, el otro día, el hijo del duque, George Ferguson, un oficial personal en el séquito de Elliot, presentó su renuncia diciendo que no podía evitarlo.

Su prometida había regresado a casa de su visita de inspección y comenzó a patearle el trasero, obligándolo a centrarse en su educación como sucesor. Día tras día, desde la mañana hasta la noche, su futura novia le taladraba la cabeza con esa educación.

Al ver su figura completamente desgastada, Elliot y el resto no pudieron contener las lágrimas.

Así fue como fue… Sin embargo, esa prometida es amiga de Rachel Ferguson desde hace mucho tiempo y había sospechas de que podría haber sido contratada como asesina para tratar con George. ¡Esa mujer realmente está usando un truco realmente sucio al usar a su amiga para que su objetivo no pueda ni levantar la cabeza!

Por el bien de la paz mundial y su futuro con Margaret, el deseo de Elliot para dejar a Rachel sin palabras se había renovado.

Aunque eso dice.

Siempre hace el primer movimiento y nunca ha salido adelante. Durante las reuniones organizadas con sus socios más cercanos, nunca surgieron buenas ideas, y Rachel había derrotado cualquier idea que tuvieron hace mucho tiempo.

Mientras cada hombre sollozaba sus confirmaciones, Margaret se acercó y les sirvió un poco de té.

—Todos, aquí tienen~

—¡Ah, gracias!

Los hombres se apiñaron alrededor de “su ángel” mientras les servía su té antes de que recogiera el papel que marcaba las actas de la reunión.

—Elliot, ¿se te ocurrió alguna idea buena?

—Ah, nadie sugirió nada ni remotamente así… No importa qué carta juguemos, siempre la contrarrestará…

El príncipe estaba aceptando su derrota antes de intentarlo.

Margaret echó un vistazo a los planes de ataque y la lista de oponentes, dibujando una línea entre ambos.

—Elliot, incluso si no intentas nada bueno, ¿qué pasaría si tomaras algo que Rachel haya hecho, lo mejoraras y se lo devolvieras? Ese es el límite de la imaginación de Rachel, ¿verdad? Entonces, si fueras a mejorarlo y devolverlo, ¿no habría nada que ella pudiera hacer?

Con la sencilla sugerencia de Margaret, Elliot golpeó la mesa con la mano.

—¡Eso es!

El príncipe es bastante lento en captar las cosas.

Y así, mientras revelaba un rasgo bastante desafortunado como futuro legislador, Elliot y sus compinches comenzaron a discutir felizmente sus planes.

♦ ♦ ♦

Después de desperdiciar otro día holgazaneando, Rachel comenzó a hacer su cama poco a poco para prepararse para irse a dormir.

—Hmm.

Justo cuando se preguntaba si debería derramar un poco de lavanda sobre su almohada, el sonido de la puerta de la mazmorra resonó al abrirse y escuchó muchos pasos bajando las escaleras. No necesitaba escucharlos para decir que sabía que era el príncipe.

—Cielos, qué extraña ocasión.

—¡Jajaja, hemos venido a molestarte, Rachel! [1]

—Qué amable de su parte visitarme.

Ya era de noche, sin embargo, Elliot estaba siendo extrañamente enérgico, un hecho que hizo que Rachel inclinara un poco la cabeza con curiosidad.

No, tal vez tiene tanta energía porque lo que sea que esté pensando se le haya subido a la cabeza… Pero, entonces, ¿por qué tenía un violín? No, no era un violín.

Y entonces, detrás de él estaba Sykes llevando dos barriles.  Más atrás estaba Margaret con una olla grande. También había un chico cuyo nombre no podía recordar, sujetando una cesta llena de latas vacías.

Y finalmente, estaba el guardia de la prisión que sujetaba un triángulo mientras hacía una expresión de exasperación.

Rachel se llevó la mano a la frente.

—Como puedes adivinar, no tengo ni idea de lo que estás haciendo.

—¡Muajajaja! ¿Qué te parece Rachel? ¡Adivina!

—¿Estás recogiendo basura…?

—¿Ese es el trabajo del príncipe?

—Incluso si no estuviéramos en un calabozo donde el sol no brilla, ese seguiría sin ser el trabajo del príncipe.

El grupo extraño comenzó a organizar la basura que tenían en la habitación de enfrente de la celda.

No fue hasta que vio cómo estaban colocando su basura que entendió sus intenciones. Las ollas se organizaron para crear una batería improvisada.

—Ya veo… Me vas a cantar una nana.

Elliot desprendió un aire triunfante mientras las comisuras de sus labios se curvaban y, sosteniendo su violín, anunció en un tono poco natural:

—Teníamos una pequeña práctica nocturna, pero no pudimos encontrar un lugar donde el ruido no se propagara. Pero entonces pensamos que si se trataba de una mazmorra, entonces estaría bien si se volviera un poco ruidoso. Sin embargo, vamos a tocar por nuestro propio interés personal, así que siéntete libre de dormirte—. Y luego, con una cara que gritaba su triunfo, continuó—: Ah, pero por supuesto no hay ningún problema si quieres escucharnos, ¿sabes? Me encantaría saber lo que piensas de nosotros más tarde.

Al final, cada miembro hizo un gran espectáculo poniéndose tapones para los oídos justo antes de preparar sus instrumentos (?).

El violín de Elliot hizo un chillido agudo como al abrir una puerta de hierro que se había oxidado en la pared después de no ser usada durante cien años.

Sykes golpeó con fuerza su barril, principalmente haciendo un clamor atronador e idiota mientras Margaret se sentó a su lado, haciendo un sonido agudo mientras su vara de acero rebotaba en las ollas alineadas y forradas de acero.

El chico que durante la etapa de preparación declaró que su nombre era Wolanski estaba creando una fuerte cacofonía blandiendo sus latas vacías atadas con una cuerda, y finalmente el guardia de la prisión golpeaba su triángulo a intervalos extraños con una mirada distante en sus ojos.

Los ecos del caos resonaron en el calabozo. Cada uno de ellos estaba haciendo sus propios ruidos perturbadores, e incluso con los tapones para los oídos hacían un ruido que te lastimaba los tímpanos.

—¡Esto es sorprendentemente divertido!

—¡Buajajajajaja!

—Um, ¿realmente necesito estar aquí… ?

Lamentablemente, nadie escuchaba los murmullos del guardia, ya que la mazmorra era demasiado ruidosa.

Mientras tanto Rachel se había puesto los tapones para los oídos que usaba cuando se echaba la siesta antes de sentarse tranquilamente en su silla y escuchar.

Aunque todavía no había dicho nada ni había llegado al límite de la ansiedad, el hecho de que hubiera respondido rápidamente, levantó aún más el estado de ánimo de Elliot.

—¡Vamos a seguir!

—¡Aaaaaa!

—Um… Mi turno ya terminó y realmente me gustaría ir a ca…

—¡Jajaja, lo haremos toda la noche hoy!

Solo había una cosa que Elliot no tuvo en cuenta.

Si vas a intentar tocar algo de forma absurda, cuando una persona ha estado haciendo eso repetidamente después de mucho tiempo… Al final captará un ritmo.

Incluso si tiene la intención de crear un montón de ruidos fuertes que no significan nada, si sigue haciéndolo, antes de darse cuenta, nacerá un ritmo constante.

Poco a poco, una melodía creció lentamente del caos.

Rachel, que había estado sentada con los ojos cerrados hasta ahora, de repente se levantó.

Comenzó a hurgar entre su montaña de cajas, regresando con una trompeta en la mano.

Hace un tiempo, una noche, cuando Elliot se despertó con un grito penetrante por el timbre suave… Fue por esa trompeta.

La chica se llevó el instrumento a los labios y apuntó hacia la luna como hizo esa noche. Cerró los ojos como si estuviera a punto de dormir, y después de respirar hondo, llenando sus pulmones de aire, exhaló en su instrumento de viento.

El calabozo se llenó con un ruido maravilloso que recorría por tu espalda y penetraba hasta tus huesos…

En ese momento, la historia se movió.

De los reunidos allí, Rachel probablemente era la única que verdaderamente tenía conocimientos sobre música.

Al unirse a la guerra, nació una dirección entre los instrumentos y su alboroto.

Con la melodía previa utilizada como base, el ritmo que había nacido en cada actuación (?) fluía en una sola secuencia. La melodía del violín cambió para coincidir con la trompeta de Rachel. El ritmo de los tambores de ollas se volvió más constante.

Para cuando lo notó, los seis instrumentos se habían unido completamente, formando un conjunto delicado sin superposición. De alguna manera resultó que cualquier disonancia hallada en el conjunto era irritante.

Aunque no habían hecho nada más que tratar de hacer un sonido desagradable hasta ahora, todos habían comenzado a escuchar el ritmo, prestando atención a lo que todos los demás estaban haciendo para combinar sus sonidos.

—Ku… ¡Se supone que debería estar en el escenario central! ¡Si es así, entonces Rachel parecerá la estrella!

Elliot se alejó del ruido de un gato arañando el cristal y comenzó a tocar frenéticamente su violín lo mejor que pudo. No podía permitir que Rachel le robara el liderazgo de la banda solo por haberse unido de esa forma.

El príncipe, que había olvidado por completo la razón original por la que estaba haciendo esto, trató de desafiar a la trompeta para hacerse cargo de la melodía principal.

Los gritos violentos de la trompeta de Rachel desbordaban de alegría.

El violín de Elliot resonó con sus sentimientos al rojo vivo mientras el ruido de Sykes golpeando despreocupadamente su barril marcó el ritmo.

Margaret estaba encantada mientras llenaba un interludio espléndido con su solo de tambor usando su multitud de tambores de sartenes. Wolanski se había descontrolado y seguía sacudiendo su manojo de latas vacías.

Y finalmente, tenías los golpes indiferentes de un triángulo del guardia de la prisión que ha querido irse a casa desde temprano.

Era la perfección.

Una sesión perfecta.

Los fuertes sentimientos de cada persona chocaban, creando de alguna manera un timbre poderoso mientras se golpeaban entre sí.

No había ninguna partitura. Ninguna melodía de referencia. Este ritmo improvisado se apoderó de los seis músicos, intensificado por sus emociones, y había nacido una nueva canción.

No había audiencia a la que encantar con su belleza, ni nadie para catalogar la partitura para usarla en el futuro. Sin embargo, el ánimo de este momento era algo que viviría.

Cinco personas se confiaron a esta canción que nunca más volverían a escuchar en sus vidas.

Aunque el guardia de la prisión deseaba haberse ido a casa temprano.

Y entonces, en el clímax, cuando sus mentes habían alcanzado la cima de su entusiasmo…

—¡Cállense! ¡¿Qué hora creen que es?!

Una dama de la corte irrumpió gritando a todo pulmón.

—¡Compórtese, Su Alteza! ¡Está bien querer jugar un poco, pero ya no es un niño! ¡Hay muchas personas viviendo en el castillo, ¿lo entiende?!

Los ojos de Elliot se dirigieron rápidamente hacia la dama de la corte cuando le quitó el violín.

—N-No, yo estaba…

—¡Como yo!

—¡Sí! N-No quise decir…

—¡¿Cree que es divertido reunir toda esta basura, alinearla y pretender ser una banda en medio de la noche?!

—¡Lo sientooooo!

Sykes trató de intervenir desde un lado.

—P-Pero Madam, Su Alteza estaba…  por Rachel…

Estaba intentando expresar sus objeciones.

Pero la dama de la corte lo interrumpió con un suspiro y asintió firmemente.

—¡Sí, eso también! Incluso si creyó que el ruido no se propagaría muy lejos de la mazmorra, ¿pensó en cómo incomodaría a la señorita Ferguson que está atrapada aquí? Mire, la pobre chica está cubriéndose la cabeza con la manta…

—¿Eh?

Ante sus palabras, todos se volvieron para darse cuenta de que Rachel, que debería haber estado tocando su trompeta desde antes, ahora estaba acurrucada debajo de una manta.

—Oh, primero estoy atrapada en un lugar tan horrible y ahora soy acosada de esta manera, qué lamentable…

—No, no, ¡espera! Hasta hace un momento, Rachel estaba…

El príncipe intentó poner una excusa, pero el atractivo de Rachel con lágrimas en sus ojos lo detuvo.

—Madam… —sollozó—. Quería dormir un poco, pero entonces Su Alteza y ellos irrumpieron…

—¡B-Bastarda! ¡¿Qué tan astuta puedes ser para fingir que eres la única que no está involucrada?!

—Uhhh… Tan doloroso…

—¡¿Qué?! ¡¿Su Alteza, no cree que es demasiado lamentable que la señorita Ferguson se vea forzada a lidiar con estas molestias en medio de la noche?!

—No, pero, cuando la música la escogió, esta mujer…

—¡¿Cómo pueden esas palabras salir de su boca cuando la ve así?! ¡Vamos, es hora de un sermón!

—¡Es verdad, pregúnteles!

—¿Eh? ¿Nosotros también?

—¡¿Yo también?! ¡¿Por qué?! ¡Ya quiero irme a casa!

—¡Silencio!

A excepción de Rachel, toda la banda improvisada fue sacada y obligada a participar en el sermón de la dama de la corte hasta que finalmente amaneció.

♦ ♦ ♦

Mientras tanto, dentro de la mazmorra, donde parecía que todo el ruido de antes había sido una mentira… Rachel sacudió la cabeza mientras preparaba su almohada, y apagó la luz en silencio.

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