Vida en prisión de la villana – Capítulo 30: La noble dama se ejercita

Traducido por Den

Editado por Sharon


Rachel levantó la mirada del libro que estaba leyendo y escuchó un leve ruido que apenas podía entender.

—Esto es… ¿el entrenamiento del cuerpo de caballeros?

Desde una gran distancia, apenas podía distinguir a alguien gritando órdenes.

Mientras oía las voces que estaban demasiado lejos para poder entender lo que en realidad decían, de repente pensó en algo.

—Es cierto… Realmente no he hecho ejercicio recientemente.

En primer lugar, nunca había vivido una vida en la que se ejercitara con ganas, pero había hecho mucho más ejercicio cuando tenía que caminar un poco por el palacio mientras la exprimía su educación de reina en comparación con ahora que ni siquiera podía salir de su habitación.

No es como si sintiera que ha ganado peso sólo porque había dejado de hacer un poco de ejercicio…

—Me pregunto si la razón por la que he estado teniendo un sueño ligero es porque no he estado haciendo suficiente ejercicio.

Su buen descanso nocturno tan importante estaba siendo afectado. También existía la posibilidad de que hubiera estado durmiendo demasiado.

—¡Mu…! —Rachel infló sus mejillas y soltó un gruñido lindo—. Así es como es… Si estás dentro de una prisión, no te cansarás en absoluto.

Por supuesto tu cuerpo no se movería. Pero, un humano normal seguramente estaría acumulando alguna forma de fatiga mental.

Rachel, sin mostrar signos de tal cosa —por el contrario, realmente parecía bastante animada—, suelta un suspiro mientras piensa en cómo había descuidado su salud.

—Es inútil… Como siempre estaba cansada cuando estaba comprometida con Su Alteza debido a mi educación de reina, me quedaba dormida a los cinco segundos de meterme en la cama.

Eso tampoco es muy sano.

Rachel se golpeó la rodilla.

—Ahora que lo pienso, había equipos de ejercicio que preparé para usar mientras estaba en prisión.

Rebuscando entre las cajas de madera, buscó su equipo deportivo.

—Hmm, lo compré porque parecía interesante… Sip, este es.

♦ ♦ ♦

Elliot estaba regresando después de participar en el entrenamiento de los caballeros debido a los ánimos de Sykes cuando escuchó ruidos extraños viniendo del patio trasero al caminar por un corredor cercano.

—Oye… ¿Qué está haciendo ese ruido?

Sykes y Wolanski, que lo estaban siguiendo de cerca, escucharon e intercambiaron una mirada.

—También lo escucho… pero, ¿qué es?

—Veamos, parece que alguien está raspando algo contra una piedra.

Sykes usó su intuición para tratar de averiguar de dónde provenía el ruido… Era la mazmorra. Cuando llegaron allí, el sonido de algo siendo raspado contra otra cosa provenía con claridad del interior de la prisión.

—Oye, es esa mujer de nuevo…

—Si hay algo extraño en el patio trasero, entonces seguramente Rachel está involucrada.

Bajando los escalones de piedra convencidos de que no había manera de que acabarían satisfechos al final de esto, los hombres descubrieron que el ruido que habían estado escuchando venía de Rachel usando un taladro de tipo manivela contra la pared.

—Oye, Rachel.

—Oh, cielos, es Su Alteza. ¿Tiene algún negocio hoy?

Rachel, que parecía haber llegado a un buen lugar para detenerse, se dio la vuelta secándose el sudor de la frente.

Con un conjunto de ropa que dejaba sus extremidades desnudas y un poco de piel expuesta, sin mencionar todo el sudor de lo que había trabajado taladrando agujeros en una pared de piedra, tenía una figura que hacía difícil que un hombre la mirara directamente.

—Tú… No puedes ver… ¿Por qué eres así…?

—¿Eh? ¿No es normal cambiarse de ropa para poder moverte con más facilidad cuando haces ejercicio?

Elliot y los demás hicieron todo lo posible para solo mirar lo que Rachel tenía en la mano mientras hablaba.

—Oye, Sykes, ¿se ha inventado algún deporte donde caves en una pared…?

—Aunque eso es lo que Rachel está haciendo… no creo que haya algo así, ¿verdad?

—¿Entonces por qué un prisionero intenta hablarnos sobre las últimas tendencias?

Mientras los tres hombres volvieron sus miradas ligeramente y susurraban en voz alta entre ellos, Rachel se estaba limpiando la cara sudorosa con una toalla antes de hacer una cara de asombro.

—Decir que nunca has oído hablar del deporte, ¿crees que estoy practicando para alguna competición de albañilería…?

—¿Eh…? Pero, hacer ejercicio… Bueno, entonces ¿qué es eso…?

Elliot observó mejor lo que Rachel tenía en la mano mientras reemplazada el taladro en la pared por algún tipo de protuberancia.

Era algo que cabía cómodamente en la palma de tu mano, parecido una piedra medio enterrada en la tierra. Había algo como una estaca clavada en el medio que Rachel metió a martillazos en el agujero que acababa de hacer.

—Si miras de cerca, verás que puedes colocar todo tipo de cosas.

—¡¿Qué es eso?!

Observando de cerca, Elliot se dio cuenta que la superficie de la pared tenía varias protuberancias dispuestas alternativamente. Parecía un poco espeluznante, como un ejército de estrellas de mar pegadas con firmeza a las rocas que se negaban a ser arrastradas por la olas del océano.

Mientras Elliot trataba de comprenderlo, Rachel ya parecía haber terminado lo que quería hacer

—Son apoyos.

—¿Apoyos…?

Se puso un poco de polvo de tiza en las manos, puso sus dedos alrededor de algunas protuberancias e hizo como si estuviera a punto de comenzar a escalar la pared.

—¡Bien, esto funcionará!

Rachel hizo una gran sonrisa ante su autosuficiencia.

—No, ¿qué hiciste para sentirte tan bien contigo misma?

Elliot todavía se sentía un poco perdido.

Aplicando un poco de polvo en sus manos, parecía pretender escalar la pared con los dedos de las manos y los pies. Al ver a Rachel hacer todo esto, era claro que se refería a eso cuando decía “ejercicio”.

—Al final, ¿qué es esto?

—¡Es búlder! [1]

Elliot desvió la mirada de Rachel hacia Sykes, quien respondió con confianza.

—¿Sabes sobre eso?

—Es un juego de escalada, o quizás sería mejor llamarlo una técnica, donde trepas una gran roca sin usar ningún equipo… Sin embargo, no es el tipo de deporte que encontrarías en una prisión…

También exasperada por el comentario de Sykes, Rachel asintió con la cabeza.

—Así es… las paredes no son lo suficientemente altas en una prisión.

—No, ese no es el problema.

Sykes no pudo encontrar las palabras para responder a Rachel, que estaba preocupada por el problema equivocado.

—Esto debería estar bien —murmuró Rachel para sí misma antes de golpear la palma de su mano con su puño, mientras él estaba inseguro de cómo continuar—. ¡Eso es! Su Alteza, ¿puedo volar del techo a este lugar?

—¡Por supuesto! ¡Quiero decir, no es como si fuera bastante egoísta cavar un montón de agujeros en la pared de tu celda en primer lugar! Bastarda… haciendo agujeros en la pared y pegando un montón de cosas extrañas…

—No son cosas extrañas. Son apoyos.

—¡“Cosas extrañas” es suficientemente bueno! ¡Y deja de remodelar la prisión por tus propios motivos egoístas!

Rachel levantó la voz en respuesta a todos los reproches de Elliot.

—Aunque te reías cuando dibujé esa imagen…

—¡¿Quién hizo eso?! ¡Me sentí horrible, me alejé y quise tropezarme!

—Ya, ya. Si se trata de ese momento con la pintura, entonces debería haberme dicho que no lo hiciera antes … No hay nada que pueda hacer si intentas prohibirlo después de que ya está hecho.

—¡Si es así, deberías pedir permiso desde el comienzo! ¡¿Cómo se supone que deba saber que debo limitarte de antemano?! ¡¿Y no te das cuenta que vamos a tener que deshacer todo esto una vez salgas de esta celda?!

—¿No estaré atrapa aquí hasta que muera? No tengo ni idea de lo que sucederá después de mi muerte.

—¡¿Qué tal si sólo ofreces una disculpa por todo esto?!

—Preferiría no hacerlo.

♦ ♦ ♦

Cansado de gritarle a Rachel cuando no se tomaba en serio ninguna de sus quejas, el grupo de Elliot salió cansado de la mazmorra después de verla continuar con su práctica por un tiempo.

Elliot soltó un profundo suspiro y miró hacia el cielo que acaba de comenzar a volverse de un tono rojo intenso.

—Oye, Sykes…

—¿Qué sucede, Su Alteza?

Elliot siguió mirando al cielo mientras trataba de reflexionar sobre lo que acababa de ocurrir en su cabeza.

—Una mujer que hace ejercicio con poca ropa… está bastante bien.

Sykes observó con la misma mirada distante en sus ojos.

—Así es… Pensando en ello, lo único bueno de Martina es cómo se veía cuando sudaba.

A un lado, Wolanski se retorcía.

—Indiferente… Haciendo una cara tan indiferente mientras usa una toalla para limpiarse el sudor… ¡ese gesto que realza el hecho de que no usa maquillaje es bueno! ¡Después de todo, una belleza natural es la mejor!

El grupo de nobles adolescentes continuó digiriendo la imagen que se había quedado grabada en sus párpados durante un poco más de tiempo.


[1] Solo para señalar la diferencia, el búlder es escalar esas paredes de roca falsas como lo que Rachel está haciendo. El alpinismo generalmente está destinado a hacer referencia a escaladas más grandes que involucran arneses y otras herramientas.

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