Vida en prisión de la villana – Capítulo 33: Unos viejos amigos se compadecen de la noble dama

Traducido por Den

Editado por Sharon


Un golpe sordo de alguien que abría la puerta de la mazmorra resonó en la celda cuando Rachel estaba reclinada en su silla leyendo un libro.

Sus dedos se congelaron cuando estaba a punto de pasar la página. Mientras miraba hacia los escalones de piedra, se podía notar que estaba actuando de forma inusualmente cautelosa.

La razón de esta vigilancia era porque este grupo de pasos que se dirigían hacia ella eran unos que no reconocía.

Había un número limitado de personas a las que se les permitía entrar y salir cuando quisieran de la mazmorra, y en general podía distinguirlos entre sí según sus pasos y otros detalles minuciosos. Pero el grupo del que estaba recogiendo información que estaba bajando la escalera era diferente a cualquier sonido que pudiera recordar.

Ninguno de sus guardias que vigilaban afuera envió una señal, así que quienquiera que fuera, no deberían estar armados o tener la intención de lastimarla. Y el hecho de que ninguno de los caballeros de Elliot estuvieran haciendo ningún tipo de alboroto debía significar que se trataba de personas de buena reputación que habían seguido los procedimientos adecuados para visitarla.

Sin embargo, si fuera el Primer Ministro o algún otro funcionario gubernamental de alto rango que vino a tratar de rectificar su situación, los informes que recibió de sus espías plantados en las oficinas gubernamentales deberían haber incluido esta información. Esta no era una visita oficial de alguna figura pública de poder. Quienesquiera que fueran estas personas, merecían una cantidad especial de vigilancia.

Finalmente, después de llegar al final de los escalones, Rachel tomó las medidas inmediatas para identificar a sus nuevos invitados y, en ese momento, perdió el interés con la misma rapidez.

¿Qué? Solo eran un montón de perros ladrando sobre el príncipe idiota Elliot y que no sabían cuándo habían perdido.

Venían a visitar a Rachel que estaba dentro del calabozo.

Una chica noble vestida con un vestido decorado extravagantemente con volantes puso el juego en marcha.

—Ha pasado mucho tiempo, señorita Ferguson… No, con usted así, quizás “señorita” no es la palabra correcta [1].

La chica habló como si fueran buenas y viejas amigas. Por supuesto, su relación era cualquier cosa menos eso, por lo que Rachel ignoró por completo el saludo de Agnes Sussex, la hija de un marqués.

No obstante, detrás de esa apatía, Rachel estaba ocupada actualizando los datos almacenados en su cerebro.

El nivel de inteligencia de esta chica parece no ser suficiente para comprender la situación actual.

Parecía creer que, dado que Rachel había perdido el amor del príncipe Elliot, de alguna manera ahora tenían el mismo estatus social. Tuvo que esforzarse para no dejar escapar la carcajada que borboteaba en su corazón frente a estas chicas ingenuas que carecían de cualquier forma de capacidad para recopilar información.

La chicas nobles que dieron un paso adelante continuaron con el ataque, ofreciendo sus saludos descorteses similares. Hasta hace poco, todas y cada una de ellas conformaban el grupo que hizo todo lo posible para difundir rumores maliciosos sobre Rachel simplemente porque era la prometida de Elliot.

—Cuando estás comprometida con el príncipe, esta clase de personas seguramente aparecerá. 

—En cualquier caso, lo único que harán es ladrar. Ser difamado solo es el precio de la fama.

—Pero si realmente están intentando formular un plan para arruinarte, entonces es mejor golpear primero…

Las lecciones que su padre y su madre le habían inculcado desde temprana edad siguieron rondando por su mente todo este tiempo.

—¿Eh…? Se supone que debes pisotear las conspiraciones en tu contra. Tal vez eso fue demasiado complicado para que mi yo joven lo entendiera.

—¿Dijiste algo?

—No.

No dijo nada más y volvió a centrarse en su libro mientras el grupo de chicas nobles continuaba riéndose entre ellas, haciendo preguntas groseras y retóricas en un tono obviamente condescendiente.

—Ferguson, ¿no hiciste tu parte de manera apropiada para gustarle a Su Alteza? Bueno, siempre pensé que se aburriría de ti rápidamente, pero nunca habría imaginado que llegaría a odiarte tanto como para encarcelarte.

—No, no, señorita Audrey. Desde el principio fue difícil llamar la atención de Su Alteza, especialmente con la figura de la señorita Rachel, ya sabe.

—¡Bueno, qué grosero! Por supuesto, es imposible pasar por alto un hecho tan obvio, pero aún debemos mostrar cierta consideración.

Cada una de estas hijas nobles estaba haciendo un magnífico trabajo insultandola, haciendo como si no estuviera en la habitación con ellas. Tal vez estaban tratando de desafiarla, ya que cada una insistía en usar su nombre sin el honorífico apropiado, tratando de calumniar su estatus y decir que era inferior a ellas. Además, como para protegerse a sí mismas, estaban haciendo un gran espectáculo lanzando falsas acusaciones entre sí como si no estuvieran haciendo lo mismo.

Y todo eso no tenía efecto en Rachel.

Frente a los barrotes de la celda, el grupo continuó hablando y actuando de forma muy exagerada y grandiosa mientras proseguían con su calumnia.

Al otro lado de los barrotes, Rachel permanecía en silencio, leyendo  tranquilamente su libro.

De pie en los adoquines y vestidas con ropa fina, los tacones que usaban las damas pronto comenzaron a lastimarles los pies, obligándolas a cambiar su centro de gravedad un poco para aliviar ligeramente la presión.

Siguió leyendo, tumbada sobre su sillón y sin pensar en su apariencia descuidada.

Actuando torpes pero con clase y fingiendo que sus insultos eran solo una conversación ordinaria y cotidiana, las chicas nobles continuaron mencionando su nombre.

Rachel mantuvo la mirada fija en su libro, completamente inmersa en la historia sin ofrecerles siquiera una respuesta poco entusiasta.

Al final, una de las chicas explotó.

—¡Espera! ¡¿Qué es esto?! Estás en prisión, recostada y luciendo como si fueras muy importante con los pies apoyados mientras nosotras estamos aquí… ¿Entiendes tu posición? ¡¿Qué clase de situación es esta?! ¡Es exactamente lo contrario de lo que se supone que debe ser!

Las otras chicas pensaban lo mismo y cuando una de ellas gritó, el resto también comenzó a hacer ruido.

—¡Oye, ¿no deberías decir algo?!

—¡¿Entiendes tu lugar como prisionera?!

Rachel no se puso nerviosa ni hizo un alboroto.

En cambio, pasó tranquila la página, solo dando una respuesta distraída durante ese momento de silencio en que las chicas fuera de su celda se cansaron de gritar.

—Realmente carecen de disciplina. Terminaré después de quince páginas más, así que esperen hasta entonces.

—¡¿Qué?! Esta mujer… ¡¿Qué pasa con esa forma de hablarnos?!

—¡Oye, piensa en lo que sucederá si nos conviertes en tus enemigas!

No le importaba lo que dijeran. No se molestaba cuando la otra persona era Elliot, así que realmente no le importaba un puñado de idiotas que estaban pegadas a ese tipo.

Al comprender que no importaba cuánto gritaran, Rachel no apartaría la mirada de su libro, el cansancio comenzó a aparecer en el rostro de las señoritas.

Esperaron treinta minutos.

Un ambiente relajante comenzó a extenderse entre ellas mientras Rachel continuaban pasando las últimas páginas de su libro en silencio, mirando el contenido. Y entonces, frente a ellas…

—¿Eh…? ¿Cómo es que la historia se desarrolló así?

Rachel retrocedió diez páginas, lo que provocó que las nobles que esperaban soltaran un grito ahogado al unísono.

Sus tacones altos ya les estaban causando calambres en las piernas mientras atormentaban sus pantorrillas. A este ritmo, sus tobillos iban a ceder antes de que terminara.

Las auto-proclamadas rivales de Rachel eran cada vez más meticulosas, preguntando cuántas páginas quedaban mientras cualquier conversación terminaba de inmediato. Al final, sólo pudieron mirarse las unas a las otras y esperar en silencio a que Rachel terminara.

♦ ♦ ♦

Dejando el libro sobre su mesa, Rachel tenía una sonrisa refrescante en su rostro mientras tomaba un sorbo de su té ahora frío.

—Nunca habría imaginado que terminaría así. A veces una novela de misterio es demasiado buena… Cierto, voy a conseguir más libros del mismo autor. Ah, el té frío es bastante delicioso cuando sientes la garganta reseca…

Dejó su taza de té con una sonrisa amistosa y finalmente se volvió hacia las nobles invitadas. Después de haber estado esperando con paciencia, fue fácil notar el dolor que les había causado a sus pobres pies el estar en un suelo de adoquín desigual.

—Oh, cielos, perdón por mi descortesía. Por favor, siéntanse libres de tomar asiento.

—¡No bromees! ¡¿Dónde hay un lugar para sentarse?!

Las lágrimas comenzaron a formarse en los ojos de una de las chicas mientras gritaba.

Inspeccionó la sala de la mazmorra y vio que el único mueble que había era el escritorio y la silla del guardia de la prisión.

—Ese lado de la habitación no está bajo mi jurisdicción, así que por favor dirijan cualquiera de sus quejas a Su Alteza Elliot.

—¡Tú…!

—Bueno no es como si estuviéramos en el mar ni nada, ¿no pueden sentarse donde quieran?

—¡¿A-Aquí?!

Una hija noble… Incluso si eras Margaret, no hay razón para que la hija de una familia refinada que pretende convertirse en la princesa heredera se siente voluntariamente en el suelo sucio y empedrado de una prisión.

Estas chicas que no podían solo irse o sentarse rechinaron los dientes, haciendo que su sonrisa se volviera aun más brillante.

—Oh, por cierto, ¿no estaban hablando de algo antes? Me temo que estaba leyendo, así que no pude escuchar los asuntos de personas que no importan… Por favor, ¿podrían repetir lo que estaban diciendo antes desde el principio?

—¡Ferguson…!

El grupo liberó una terrible presión con una mirada que probablemente mataría a alguien. Pero para Rachel fue como una brisa suave en un día sin viento. En cualquier caso, no era una noble que necesitaba confiar en esa mirada para matar a sus enemigos.

—Bueno —dijo, frotándose las manos con una gran sonrisa en su rostro—. Ha pasado un tiempo desde que vi sus rostros… Todas parecen estar saludables, nada más.

—Y tu has estado encarcelada por… ¿cuántos meses? Pero pareces estar llena de energía…

—Sí, ¡porque priorizo un estilo de vida saludable!

Su gran sonrisa hizo que las otras se estremecieran… La cantidad de energía que tenía las desconcertó, sin embargo, aún no sabían cuán cerca estaban del peligro.

Estas chicas solo habían conocido a Rachel como la prometida del príncipe, nunca antes habían visto su lado salvaje y peligroso.

—Hablando de salud, ¿se siente bien, señorita Bárbara?

—¿Eh?

Comenzó a verse excesivamente ansiosa mientras la hija noble en cuestión no pudo entender la pregunta repentina.

—Sé que le encantan eso dulces fritos como las rosquillas que se han vuelto recientemente populares y que incluso les añade mucha crema dulce. En solo dos meses ha ganado diez kilos y un grito estridente vino de la tienda de vestidos cuando descubrieron que no podrían rehacer su vestido a tiempo. Volverse gorda de repente es una historia bastante divertida… Sin embargo, estar demasiado gorda puede sobrecargar su corazón, ¿sabe? ¿Cómo fue la cita con su médico la semana pasada?

—¡¿Qué…?!

La susodicha ya se sentía cohibida y había guardado silencio sobre su reciente aumento de peso, pero Rachel mencionó tan abiertamente el problema que se había quedado sin palabras.

Mientras tanto, las otras nobles que estaban a su lado notaron algo extraño con respecto a sus palabras gracias a que estaban un poco más tranquilas.

Si fuera hace dos meses, ya habría sido encerrada.

Sin mencionar el hecho de que fue un examen físico privado realizado en su propia casa donde no esperarías que se filtrara información. ¿Cómo se había enterado si había sucedido la semana pasada?

Observando los rostros de las chicas que ahora guardaban silencio, llamó a una diferente esta vez.

—Señorita Kara.

—¿Q-Qué…?

Ella mostró su cautela sin ocultarla, y Rachel de repente esbozó una encantadora sonrisa de su corazón.

—¿Cómo estuvo el baile de máscaras de la semana pasada?

El rostro de la señorita Kara se contrajo. Las otras comenzaron a susurrar entre ellas, sospechando cada vez más.

—¿La semana pasada? ¿Hubo un baile de máscaras?

—No, al menos mi familia nunca recibió una invitación…

Rachel había soltado una bomba con una sonrisa.

—Ah, aunque lo consideran un baile, no es un evento de la alta sociedad con invitaciones formales. Es más bien una reunión privada para jóvenes nobles que comparten intereses similares…

—Oh…

La mayoría de las chicas estaban convencidas de que Rachel estaba hablando de un grupo de baile donde los voluntarios se reunían. Uno escucha sobre esa clase de cosas de vez en cuando. Chicos y chicas que no son muy buenos bailando y que están ansiosos por asistir a una fiesta nocturna se reúnen para practicar. Sin embargo, si en verdad fuera algo tan inofensivo como eso, no habría razón para que el rostro de la señorita Kara se contrajera de esa forma.

—Es más bien una reunión donde todos pueden bailar desnudos y divertirse haciendo cosas buenas.

La verdadera bomba de Rachel cayó.

El asombro hizo que no pudieran gritar.

—¡Mentira! ¡No sé nada de semejante reunión!

La tez de la señorita Kara ya se había vuelto pálida mientras chillaba.

Como la hija de un nombre de rango alto que pretendía convertirse en la princesa heredera, ser miembro de un grupo tan sospechoso como ese crearía un escándalo de primera clase. Olvida al príncipe, sería difícil que encontrara una pareja matrimonial del mismo rango de su familia si se descubriera.

—¡¿Planeas acorralarme?! Ya has perdido tu posición, así que ahora quieres arrastrarme contigo… ¡este demonio…!

Kara le estaba gritando. Pero al mismo tiempo, miraba inquieta los rostros de sus compañeras.

Mientras ellas permanezcan en silencio, sería como si nunca les hubieran contado esta historia.

Sin embargo…

En primer lugar, se habían convertido en un grupo en base a su deseo mutuo de convertirse en una princesa y arrebatarle a Elliot. Aunque se llevaban bien, en verdad eran enemigos implacables que viajaban en el mismo bote, y Kara no pensó que guardarían silencio después de que esa cuerda, que era Rachel, ya no las atara.

¡Después de todo, tengo que ir al grano y negar los comentarios de Rachel…! 

Pensando eso, consolidó su determinación.

—Detestable, planear tal…

Pero ella sacudió la cabeza ante el estado imposible de las cosas.

—Sólo tenía un poco de curiosidad, ¿sabes? En la fiesta de la semana pasada… ¿no estabas presumiendo de cómo ibas a tomar la primera vez del hijo del condado Taylor, el señor John Taylor? Si la señorita Kara hubiera abandonado con éxito al señor John, habría sido el quinto hombre al que le quitara la virginidad, y eso significaba que recibirías el título permanente de una cazadora carnívora. ¿Eso no es un gran honor? Algo que incluso aquellos con gustos similares rara vez logran. ¿No es la naturaleza humana tener en cuenta si lograste tener éxito o no?

Al dar el resto de la información, el grupo ya no pudo decir nada. En lugar de aparecer en una fiesta sospechosa, estaba viviendo una vida de indulgencia que aquellos con gustos similares seguramente admirarían… Si se llegara a saber, ya no podría casarse.

—¡M-M-MENTIROSA…! ¡El organizador siempre tiene cuidado para que no se filtre ninguna información!

—Oh, cielos. ¿No acababas de afirmar que no tenías ni idea de que un grupo así existía?

—¡Ugh…!

Los otras chicas la miraban con ojos llenos de duda ahora que había sido engañada descuidadamente. Habiendo entendido que había recibido un golpe fatal, dejó de intentar negarlo… Habiendo perdido toda su energía, se dejó caer golpeándose contra el frío suelo de adoquín.

—Bueno… y…

Las otras comenzaron a temblar de miedo cuando Rachel comenzó a oler a su próxima presa con una sonrisa.

¡¿Quién podría ser esta vez?!

Estaban congeladas y sus corazones temblaban mientras se enfrentaban a este horrible monstruo con la piel de una encantadora dama.

¿A dónde fui cuando pensé que nadie estaba mirando…?

Ese fue el único pensamiento que se les cruzó por la mente.

Sin embargo, hubo una chica que fue lo suficientemente valiente para dar un paso adelante y preguntar con voz temblorosa lo que todas estaban pensando.

—T-Tu… ¡¿tu personalidad no es demasiado diferente a lo que era antes?!

Mientras sonreía como lo había estado haciendo, inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado.

—Oh, cielos. Pero he sido así desde hace mucho tiempo. Sin embargo, como era la prometida del príncipe prioricé mi buen comportamiento… —Rachel soltó una risilla al ver sus rostros atónitos—. Es muy divertido, ¿saben? Estas personas que siempre se han burlado de mí y que difundían rumores sin cesar mientras se jactaban de sí mismos, ahora de repente no pueden pensar en una respuesta. ¿Alguna vez se han preguntado por qué nunca hablé? Fufu, qué divertido.

Podías ver cómo la sangre era drenada de sus rostros.

Para bien o para mal, todas lo recordaban. Cuando superas a un competidor, puedes intimidar su orgullo basándote en sus propios fracasos. Si se tratara de un rumor de la vergüenza de otra persona, podías decir mucho más.

—Además, muchas personas se enfadaron cuando me encarcelaron aunque estoy agradecida por esto. Así que para la gente sospechosa de estar involucrada en este incidente, los observé para pasar el tiempo.

Por ahora sus rostros se habían vuelto tan blancos como si no quedara ni una gota de sangre por drenar. Obviamente, sospecharían de Elliott y Margaret con respecto al encarcelamiento de Rachel… y la tercera persona de la que sospecharían…

Hizo un espectáculo deliberadamente. Comenzó a aplaudir frente a las chicas que estaban a punto de colapsar.

—¡Oh, es cierto! Señoritas, ¿van bien de tiempo? Me encantaría seguir contándoles estas pequeñas historias, pero a diferencia de mí, que tengo mucho tiempo libre, estoy segura de que deben tener una agenda apretada… Si alguna de ustedes tiene clases u otros planes, bueno, es una pena, pero supongo que no se puede evitar.

Estaba sonriendo, pero ni esa actitud alegre ni su tono de voz las alcanzó. El grupo finalmente lo entendió por completo.

—Si quieren continuar más tiempo, me pregunto cuál de ustedes podría mantener la cabeza en alto. Pero si dicen que van a retirarse ahora, pasaré por alto lo que sucedió aquí.

—E-Es r-realmente terrible, ¡pero ya es hora de que me vaya a estudiar! Jojojo, ¡adiós!

La señorita Agnes, que había tomado la delantera cuando entró a la mazmorra, ahora estaba haciendo lo mismo al retirarse.

—Realmente no quiero irme, pero por favor, ¡si me disculpa…!

—¡Le ruego que me disculpe!

El resto comenzó a despedirse mientras trataban de seguir a la señorita Agnes a la vez.

Ninguna de ellas quería quedarse ni un momento más en ese lugar. En el momento en que escucharan sus nombres de la boca de ese monstruo, la ruina las visitaría.

Estaban castañeando los dientes por el dolor de haber usado sus piernas en exceso, pero avanzaron para escapar de la mirada de Rachel. Con pasos tambaleantes lograron llegar hasta la escalera de adoquín, pero cuando intentaron ascender…

—¡¿No se abre?!

La puerta no se desplazó.

La señorita Agnes tiró, pero la puerta que conducía a la libertad no cedió.

Incluso después de que las otras se acercaran para ayudar, la puerta se mantuvo firme, sin mostrar signos de moverse.

Al ver que el grupo no progresaba en su regreso, entrecerró los ojos mientras sujetaba su próximo libro en la mano.

—Oh, cielos. Parece que tienen algo de tiempo libre después de todo…

—N-N… ¡no es así!

—¡L-La puerta no se abre!

—Bueno… si es esa puerta de ahí, ¿no deberían necesitar una llave para abrirla?  Cuando la señorita Margaret viene de vista, siempre entra y sale cuando quiere, incluso sin que el guardia de la prisión la acompañe.

Dejó el libro en sus manos y se incorporó en una silla en su posición reclinada.

Alzando uno de sus codos, apoyando un dedo en su mejilla y sentada en la silla con los pies cruzados, se parecía al Señor Demonio de la leyenda.

—Bueno, entonces… Tengo más historias que he acumulado. Mientras tengamos algo de tiempo, disfrutemos de una divertida “charla”… ¿Si?

—N… ¡Nooooooo!

♦ ♦ ♦

Sentada fuera del edificio y junto a la ventana de ventilación, Margaret soltó un suspiro mientras disfrutaba de su pequeño descanso.

—Como pensé, la otra parte no puede ser una mujer horrenda y fea…

No había nadie cerca.

Cuando llegó la hora del cambio de turno para los guardias que vigilan el exterior, los reemplazos no llegaron de inmediato, así que se presentó como voluntaria para actuar como una representante e informar de cualquier problema durante ese poco tiempo en que no había nadie.

Y así, antes de que llegara el personal de reemplazo, utilizó las técnicas que había desarrollado cuando vivía en la zona céntrica de la ciudad para arreglar la puerta.

En ese momento, una aficionada hizo un bloqueo en la estructura… Pero si todo lo que quieres hacer es cerrar la puerta para que nadie pueda salir, no necesitas cubrirlo todo. Solo juntar unas piedras del mismo tono que el adoquín del edificio y luego colocarlas en algunos puntos huecos de la piedra fracturada en un ángulo que se alinea con la puerta haría que la parte inferior de la puerta se atranque, evitando de que esta se abra y dejando libre el noventa por ciento de la parte superior. Es un truco para dejar las cosas fijadas.

Por supuesto existe la posibilidad de que puedan abrirse paso a la fuerza. Solo podía hacerse si alguien como Sykes estuviera adentro, pero es una hazaña imposible de imitar para un grupo de p**as jóvenes y refinadas. Y así, incluso si esas chicas tienen buenas razones para gritar, no recibirán ayuda de ningún caballero que estuviera vigilando porque nunca imaginarían que la puerta no se abría. Así que… ¿cuándo pueden irse? Eso solo depende de lo afortunadas que sean.

Originalmente Margaret había incitado este pensamiento de que sería bueno si todas (Rachel y las demás hijas nobles) pudieran caer juntas.

—Unilateralmente… Después de todo, Elliot y los demás tienen que hacer algo al respecto.

Es decir, esas chicas en verdad no eran ninguna ayuda. Carecían de cualquier tipo de talento para retirar la alfombra de debajo de los pies de alguien.

Bueno, Rachel nunca habría imaginado que era cierto que no podían salir, así que podría terminar irritada ya que un montón de moscas molestas se negaban a dejarla en paz.

Solo porque un plan falló, no significaba que Margaret deba estar desanimada.

Estaba bien que solo piense en su próximo movimiento. Responder siempre del mismo modo era su creencia.

¡Y sobre todo, Rachel estaba aniquilando a esas cerdas que no podía soportar!

¡Rachel, BUEN TRABAJO! 

Margaret al final saludó al guardia que finalmente había venido y se dirigió de regreso al castillo dando saltos.


[1] Las otras chicas nobles siempre se refieren a Rachel como “Ferguson”, sin honoríficos. Mientras que Rachel siempre se refiere a ellas con “-sama”, manteniendo el respeto apropiado. Aunque la palabra  “respeto” es un término relativo aquí…

Sharon
No sé ustedes, pero me gustó ver a Rachel y Margaret haciendo equipo. Pensando en cómo ambas son en verdad, sería interesante verlas trabajar juntas más a menudo. Bueno, lo sería si Margaret no estuviera loca XD

6 respuestas a “Vida en prisión de la villana – Capítulo 33: Unos viejos amigos se compadecen de la noble dama”

  1. Me encanta la historia, sin duda rachel es la mejor. Espero ver más capítulos pronto, hacen un maravilloso trabajo.
    ☺😊👍👋❤💙❤💙❤💙

  2. Sinceramente, yo no odio a Margaret, me parece un personaje algo pesado pero divertido (además, ¿quién no estaría así siendo criada por la madre de Margaret?).

  3. Ah, no se ustedes pero, ví que metieron la pata.jpg (?)

    Aquí aplicaría bien la frase: Las apariencias engañan y el silencio traiciona.

    Gracias por el capítulo.

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