Vida en prisión de la villana – Capítulo 41: La noble dama teme la tormenta

Traducido por Den

Editado por Sharon


—El príncipe Elliot es demasiado estúpido.

Si tuviera que investigar a fondo todo lo sucedido, esta sería la conclusión natural. Pero al mismo tiempo, esta sencilla oración también podía resumir fácilmente el asunto por completo.

Hasta ahora, los ataques del príncipe no han sido nada del otro mundo. Por eso, Rachel puede haberse vuelto arrogante inconscientemente.

Nada podía romper la paz que se había establecido dentro de la mazmorra.

Pero cuando el regreso del rey estuvo en boca de todos… una tormenta azotó al calabozo…

♦ ♦ ♦

Las noticias del arresto de Wolanski provocaron una conmoción en la oficina de Elliot.

—¿Qué? ¡¿Wolanski ha…?!

Elliot se puso pálido. Con esto, sus tres amigos más cercanos ya lo habían abandonado. Su asombro era inconmensurable.

—Según los que presenciaron el incidente, sucedió cuando se dirigía a casa después de ser liberado por la dama principal de la corte… Aparentemente estaba borracho y gritaba cosas extrañas. Cuando los guardias en la entrada del castillo lo escucharon, lo detuvieron —prosiguió con su informe el hijo de un conde, incapaz de ocultar la depresión en su rostro.

—¡¿Eso…?! No, en verdad cualquiera querría tomar una copa después de un sermón como ese… pero incluso así, ¡Wolanski no hizo nada que justifique su arresto! Enviaré inmediatamente una objeción a los guardias y…

—Según tengo entendido, al parecer estaba completamente borracho cuando llegó a la entrada del castillo y, además de llevar la ropa interior de una mujer en la cabeza, gritaba una y otra vez: “¡Las lolis son las mejores!”

—No… ya veo… Espero que lo liberen pronto… —Elliot se hundió sin fuerzas en su silla.

Se formó un silencio en la habitación ya que, desafortunadamente, el príncipe tampoco entendía la diferencia entre una peta y una loli. Wolanski ya estaba medio condenado… y ni siquiera él creía en su inocencia.

Margaret corrió preocupada al lado de Elliot. Después de todo este tiempo, finalmente había salido del trance en el que estaba al revivir una y otra vez ese momento supremo.

Den
Se refiere a lo que sucedió con Adam (el capítulo del striptease)

—Elliot… ¡por favor, anímate!

—Margaret… Ya estoy… ¿Qué debo hacer…?

—¡Eso es! ¡Si tienes esto, entonces estoy segura de que todo saldrá bien! —Sacó de su bolsillo una especie de tela violeta llamativa.

—¿Eh? ¿Qué es esto?

—Tuve que esforzarme al máximo hasta el final, pero logré salir victoriosa entre las otras nobles y me marché de esa fiesta con los calzoncillos de Adam.

Como era de esperar, no se lo quitaron a la fuerza.

—¡¿De ese chico?! ¡No! ¡Estoy bien! ¡No necesito eso!

—¿Eh? ¿Por qué? —Margaret retrocedió sin notarlo, mirándolo completamente desconcertada.

En medio de esta atmósfera divertida, uno de los seguidores del príncipe irrumpió en la oficina.

—¡Le ruego que me disculpe, pero la señorita Rachel… en el calabozo…!

—¡¿Qué pasa ahora?! Con nuestros ánimos tan bajos, ¡¿está haciendo algo de nuevo?!

—No, en realidad… parece que tiene algunos visitantes que la están reprendiendo, y se está viendo obligada a gritarles.

—¡¿EH?!

♦ ♦ ♦

En las profundidades del calabozo, Rachel se había encerrado detrás de su cortina de ducha.

Para cuando Elliot se apresuró a entrar, ya se encontraba en ese estado.

Los visitantes anteriores no se dieron cuenta de cuándo entró su grupo dado que estaban centrados en gritar a Rachel.

—¡Rachel! ¡Cada día libre es un esfuerzo de dos días desperdiciado! ¡Date prisa y sal!

—¡Así es! “Lo que no nos mata solo nos hace más fuertes”, o eso dicen. ¡Va a tomar medio año recordar lo que has olvidado, ¿sabes?!

—No. No. NO. ¡NOOOO! Su Alteza ya ha roto su compromiso conmigo, ¡así que ya no necesito la educación de reina!

—¡Solo sal de ahí sin decir esas estupideces!

Rachel se estaba viendo obligada a recular.

Elliot tuvo un mal presentimiento al ver a las dos mujeres que gritaban furiosas mientras adoptaban una postura imponente dentro de la prisión.

—La duquesa Somerset y la duquesa Marlborough…

La duquesa Somerset era una enciclopedia andante y estaba a cargo de las lecciones de cultura para cualquiera que tomara la educación de reina. Como hermana mayor del archiduque Vivaldi, era un miembro de la realeza y tenía el título de duquesa incluso siendo soltera.

La condesa Marlborough era una sirvienta, pero tenía una vida única al haber nacido y sido criada dentro del palacio real. Ella estaba a cargo de la etiqueta. Debido a que tanto su padre como su esposo eran oficiales de ceremonias, no es nada menos que un demonio cuando se trata de mantener la moral pública.

Estas dos mujeres eran seres a los que temer cuando se trata de modales en la educación de reina de una persona y en la corte real.

—Sobre este caso, he enviado varias cartas al lugar donde se han alojado Sus Majestades continuamente suplicando por su liberación y pidiendo que confirmen su postura sobre esta política… Y por fin recibimos una respuesta. La locura de Su Alteza siempre me hacía apretar los dientes irritada cada vez que pensaba en ello… pero ahora que tenemos un camino más claro por delante, ¡trabajaremos más duro que nunca para recuperar el tiempo perdido! —gritó madame Marlborough con la mano cerrada en un puño. No era exactamente lo que alguien describiría como buenos modales.

—En serio… hemos estado enviado estas cartas durante más de dos meses solo para obtener una respuesta ahora. Sus Majestades son demasiado indecisos. Cuando regresen a casa, tendré que hablar con ellos —Madame Somerset frunció el ceño.

El rey ni siquiera quería tocar las cartas de gente tan quisquillosa. Eso era suficiente para hacer que su chambelán resumiera los contenidos. Y ahora que recibiría un sermón era definitivo que no cambiaría.

—¡Im-po-si-ble! ¡Estoy atrapada aquí, no puedo irme! ¡No puedo ir con ustedes para ninguna educación de reina!

—¡Entonces simplemente podemos hacer que estudies aquí! ¡Lo único que no podríamos hacer es practicar tu baile!

—¡Me esforcé mucho para entrar en esta prisión [1], ¿por qué debería tener que estudiar aquí?!

—¡Porque tiene mucho que aprender!

No importaba lo que le dijeran las abuelas, Rachel se negaba a perder la esperanza. Sin embargo, estas mujeres no estarían cualificadas para ser educadoras si se echaran atrás por los caprichos de una mocosa…

La dama siguió discutiendo con vehemencia mientras ocultaba su rostro detrás de la cortina.

—¡¿Qué sentido tiene continuar con mi educación de reina cuando Su Alteza ya ha roto nuestro compromiso?!

—¡Para que pueda adquirir las habilidades necesarias para convertirse en la próxima reina!

Pero no estaban comprometidos.

—¡Por eso, Su Alteza es…!

—¡No me importa cuando se trata de Elliot! —La duquesa Somerset reprendió en voz alta las excusas lamentables de la joven—. ¡Rachel, serás la reina! Eso está decidido. Esta fue la respuesta que recibimos de Su Majestad, y el rey parece estar de acuerdo con ella. ¡Todo lo que Elliot necesita son dos o tres descargas de verdadero valor y escuchará con más facilidad! —La duquesa recetaba un antiguo método de educación.

—¡¿Y si todavía me odia…?!

—¡Entonces lo golpearemos con veinte o treinta descargas de verdadero valor y estará listo para comenzar! —La duquesa se llevaría de maravilla con Martina.

—¡En primer lugar, no me gusta! ¡Ni siquiera quiero mirar a ese príncipe idiota!

Aunque eran palabras dichas por alguien con quien había roto su compromiso, el príncipe soltó un pequeño gruñido como si esa declaración lo hubiera atravesado como una flecha perdida. Las mujeres, que todavía no se habían dado cuenta de su presencia, se estaban enfadando aún más.

—¡Es porque Elliot es un narcisista cabeza hueca que necesita una reina firme a su lado! —Madame Somerset también se estaba enfureciendo más. Todavía no eran consciente de que el grupo de Elliot estaba allí.

—¡En primer lugar, desde un principio sabíamos que alguien cuya cabeza es tan inútil como un jarrón con un agujero en la base no era apto para actuar como rey por el resto de su vida! Pero al ser el primogénito, estaba destinado a ser el sucesor, ¡por eso eres necesaria, para llenar todas las grietas!

Las señoras sin darse cuenta estaban bombardeando al hombre en cuestión con nuevos datos sobre sí mismo que no conocía.

—¡Realmente no quiero convertirme en reina y casarme con Su Alteza!

—¡Nos importa muy poco algo tan trivial!

—¡¿No les importa?! ¡¿No es eso bastante importante?! ¡¿No tienen ningún respeto hacia mi voluntad?!

—¡Es la hija de un noble, casarse por razones políticas es básico! ¡Y Su Majestad lo ha ordenado, así que no tienes otra elección en el asunto, Rachel!

—¡Pero aún así ooooodio a ese príncipe idiota!

Todas esas flechas perdidas se estaban enterrando en la carne de Elliot. Por eso, se vio obligado a ponerse de cuclillas, incapaz de estar derecho durante más tiempo.

—Si no te gusta, entonces puedes casarte con Raymond. Ya se decidió que Rachel será la reina; podemos resolver quién será tu marido más adelante.

—¡¿No es eso al revés?! ¡¿Generalmente no cambiarían a la novia que se emparentaría con la familia real?!

—¡Este país no sobrevivirá si nos aferramos a detalles tan menores!

Elliot se desplomó en el suelo cuando todo el daño causado por estas mujeres, que decían lo que querían, dejó una profunda herida en su corazón.

—¡Elliot! ¡Sé fuerte, Elliot!

Margaret trató de consolarlo frotando su espalda. Interrumpiendo la discusión de las mujeres frente a ella, trató de regañar a las abuelas por lo que estaban diciendo de su príncipe… Qué imprudente.

—¡Oigan, ¿por qué están criticando a alguien tan importante como Elliot?! ¡Él actuó únicamente porque pensó que tenía que hacer algo con el abuso de Rachel!

—¡Margaret…! —Los ojos de Elliot se llenaron de lágrimas.

—¡Elliot…! —Ambos compartieron una mirada amorosa.

En ese momento, la voz de una mujer mayor acabó con ese ambiente tan vulgar.

—¡Elliot! ¡¿Te atreves a mostrar tu cara descaradamente aquí?!

—Elliot… siempre has huido cada vez que vengo a sermonearte, por lo que me preguntaba si te convertirías en un ser humano decente o no… Pero, ¡felicidades por ser capaz de poner una expresión tan feliz en este lugar! ¡Déjame enseñarte las diferencias entre el bien y el mal!

—¡P-Puedo hacer lo correcto…!

—¡Yo…! [2]

—¡Sí!

Como un ogro sacado de las leyendas, la ira de la condesa Marlborough hizo que su rostro se deformara en una máscara aterradora a medida que se acercaba.

—Elliot… esta actitud tuya… ¡Necesitas unos buenos azotes para que te disculpes con Rachel, ¿no crees…?!

—¿Eh? ¡¿Qué está…?! —De repente, le dieron la vuelta y quedó retenido bajo el brazo de la condesa Marlborough—. ¡Uwah!

Mientras la señora cargaba a un hombre adulto como Elliot bajo su brazo…

—¡¿Eh?!

—¡Kyaaaaa!

Le bajó los pantalones hasta sus rodillas.

—¡¿Qué está haciendo, madame Marlborough?!

—¡Quiero hacerte la misma pregunta! ¡Estoy aquí para castigarte por tu comportamiento idiota, y porque Rachel necesita verte recibir tus azotes como un acto de buena fe! —La condesa levantó su mano en alto, apuntando hacia el trasero expuesto e inesperadamente suave de Elliot, y…

—¡D-Deténgase!

—Tratando de huir después del primero, eh. Tu resistencia es sorprendentemente baja.

—¡Ese no es el problema…!

La mujer lo ignoró y una vez más alzó su mano por encima de su cabeza y…

Un animado y edificante ruido continuó resonando dentro de la mazmorra.

—¡E-Espere madame Marlborough! ¡Hay otras personas aquí, y yo…! ¡Yo…! —Los golpes empeoraron—. ¡P-P-Pare…!

Elliot quería que el dolor terminara, pero eso no era todo. Su amada Margaret estaba viendo. La más odiada Rachel estaba asomando la cabeza por la cortina. Los seguidores que los rodeaban estaban inmóviles como piedras mientras observaban esta humillación.

Aunque había todo tipo de personas diferentes en fila, aquí estaba él con su trasero siendo golpeado y a la vista, como un niño pequeño… La angustia mental era tan fuerte como la física.

Sin embargo, nada le molestó a la condesa Marlborough. Siguió y siguió. Duró una eternidad.

—Se lo ruego… ¡Pare! ¡Duele! ¡Por favor! ¡Esto es vergonzoso!

No importaba cuanto suplicara, no acababa.

Su séquito también… No podían tratar de detenerla porque entendían quién era la otra parte. Si fueran caballeros de alto rango, podrían haber priorizado las órdenes de Elliot, pero como simples miembros de la nobleza, el castigo que recibirían de esta abuela demonio sería mucho peor que hacer algo sencillo como ignorar a un príncipe.

Elliot se quedó sin nada más que un trasero hinchado y la habilidad de gemir.

Madame, ahora… —le dijo la duquesa Somerset al ver al príncipe en tal estado. Aunque ya no podía decir nada, Elliot todavía era capaz de mostrar su enorme alivio en su rostro—… debería ser mi turno.

Más tarde, él describiría esto como el momento más desesperante de su vida.

Un vigilante de la familia real y tres años mayor que el archiduque Vivaldi lo agarró con una fuerza que no esperarías de alguien de una edad tan avanzada.

—Observe y aprenda, condesa Marlborough. Cuando tenga mi edad, no puede golpear a alguien con la palma abierta una y otra vez como lo hizo —Bajo un brazo, cargaba a un hombre casi adulto. En la otra mano, sostenía una sandalia de cuero que antes no estaba allí—. Así que en su lugar, debe compensar el deterioro de la salud de su cuerpo con su experiencia y conocimiento.

El eco de un golpe que fue más rápido y fuerte que los anteriores resonó en la habitación.

—Estoy aprendiendo mucho. Gracias por la lección.

—Mhm.

—¡Eso es innecesarioooooo…! —gritó Elliot pero cuando lo dejaron en el suelo, estaba completamente en silencio…

—¡Esperen! ¡¿Qué le acaban de hacer a Elliot?! —Margaret trató imprudentemente de reprender a las dos abuelas. La gente que los rodeaba hizo gestos frenéticos, queriendo decirle que se detuviera, pero Margaret no vio ninguno de sus movimientos.

—Oh, ¿y tú eres…?

—¡Soy Margaret Poisson! ¡Margaret de la casa del barón Poisson! —dijo, sacando pecho con orgullo.

—¡Bueno, entonces, ¿qué clase de boca es esa para una hija noble?! Esto también requiere muchos azotes…

—¿Eh?

La condesa Marlborough ya tenía a Margaret bajo su brazo antes de que la chica pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando. Le bajó la falda y las bragas de un tirón hasta las rodillas.

—¡No, espere un momento! ¡Soy una chica! ¡¿Qué está haciendo cuando todos están mirando?!

—Ningún hombre se excitará al ver un trasero azul.

—¡No! ¡Todos miren hacia otro lado! ¡¿Y no debería ser rojo?! —Pero en ese momento le comenzó a dar azotes—. ¡¡¡GYAAAA!!!

—¿Cómo puede la hija de un noble dar un grito tan desvergonzado?

—¡Elliot no se quedó callado, así que ¿por qué me están sermoneando por eso?! [3]

—¡¿Por qué una hija noble está hablando como la chusma de clase trabajadora?!

—¡¡¡GYAAAAA!!

Desde detrás de la cortina, Rachel pudo saber que el sonido de las nalgadas había cambiado, así que se asomó por una esquina una vez más y… soltó un chillido.

—¡Eso es mío! ¡Es mi saco de arena! ¡Tenía muchas ganas de ser la primera en golpearlo!

—¡¿Quién es tu saco de arena?!

—¡¿Qué es esto?! ¡Esa es una forma de hablar muy indecente!

—¿Madame, me puede dejar golpearla?

—¡¿No es una mentira que quieres ayudar con el castigo?! ¡¿Simplemente no es porque quieres divertirte?!

—¡¡Habla correctamente!! ¡Yo…! ¡Yo…!

—¡También cállese usted! ¡Es una cabrona [4] ridícula y sádica!

—¡¿Por qué no puedes mejorar tu forma de hablar?!

—¡Cállese! ¡Primero pare!

—Uuh, cómo debe sentirse golpearla…?

—Entonces, ¿has tenido suficiente?

—¡Ahhhh, alguien más está golpeando mi saco de arena…!

—¡Pueden irse al infierno!

—¡¿Qué es esto?! ¡Menudo lenguaje más sucio!

 ♦ ♦ ♦

—Es suficiente, Rachel. Si crees que puedes quedarte ahí para siempre, entonces estoy segura de que sabes que también terminarás así.

Las diabólicas instructoras gemelas de la educación de reina salieron de la mazmorra aparentemente satisfechas después de que terminaran de dar sus lecciones, y dejando atrás a Rachel… junto con el príncipe Elliot y la hija noble Margaret, quienes yacían tirados en el suelo con sus traseros todavía a la vista. Todos los seguidores de Elliot estaban parados a un lado mientras se formaba un silencio incómodo en la habitación.

Nadie dijo nada.

Elliot se levantó, tratando de subirse los pantalones… pero su trasero hinchado le dolía demasiado, así que se rindió a medio camino. Margaret sollozaba mientras se levantaba. De alguna manera logró subirse su ropa interior. Su falda se acomodó sin ningún problema…naturalmente.

Todos los presentes siguieron en silencio.

Rachel, la dueña de esta sala, siguió mirando a su alrededor tratando de encontrar algo que decir… entonces les guiñó un ojo y les mostró sus pulgares arribas.

—¡Lindos!

—¡Cállate!

Sintiendo algo golpeando contra sus rodillas, Elliot miró hacia abajo y encontró a Haley viéndolo con lástima mientras sujetaba una naranja.

“No te preocupes hombre. Aquí tienes, come esto.”

—¡Callate! ¡No necesito la simpatía de un mono! ¡Maldición, recordaré esto! —Elliot estaba llorando cuando salió corriendo. Margaret lo siguió… pero sus subordinados no sabían si debían seguirlo o no. Así que se quedaron de pie mirándose los unos a los otros.

♦ ♦ ♦

Pasó una semana y Elliot todavía no había salido de su habitación.


[1] El kanji que se utiliza aquí significa villa, pero también puede ser un argot para prisión.

[2] Elliot usa la forma más juvenil y menos formal del “yo” en japonés: “ore”. Y la profesora lo corrige y le dice que use “watashi” en su lugar. Así que cada vez que ven que Elliot dice “yo” usa “ore”.

[3] Aquí Margaret dice “atashi” que es “yo” para las chicas jóvenes que tratan de sonar lindas. Ella lo utiliza y la duquesa también la corrige diciendo que use “watashi”.

[4] En España, se utiliza mucho la palabra “cabrón” para insultar, es como decir put@, perr@, canalla, etc. Una persona cabrona es perversa, hace malas pasadas…

6 respuestas a “Vida en prisión de la villana – Capítulo 41: La noble dama teme la tormenta”

  1. Esa pareja de tontos se lo tenían merecido. Pobre de nuestra futura Reina (que será sin importar con que príncipe se case al parecer) de sufrir esa educación.
    Gracias por el capítulo ❤️

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