Vida en prisión de la villana – Capítulo 5: La noble dama ahuyenta al príncipe

Traducido por Den

Editado por Sharon


Rachel estaba haciendo lo que quería cuando se suponía que debía estar atada.

Miró al príncipe Elliot con frialdad, y él rápidamente comenzó a gritar a través de los barrotes de hierro.

—¡Oye, ¿no es esto una prisión?! ¡¿Por qué estás tan relajada?!

—Se dice que las personas que que viven en el capitolio lo son.

—¡Eso no tiene nada que ver ahora mismo! ¡Oye, dime cómo!

El guardia de la prisión estaba completamente desconcertado cuando el príncipe le habló repentinamente y comenzó a temblar por su mirada feroz.

Es natural.

—Incluso si me pregunta cómo…

—¡¿Crees que la envié a la prisión para que pudiera tener unas vacaciones felices como si estuviera en una villa?! ¡Entra ahí y confisca todo lo que trajo!

Le dio una orden, pero porque era imposible, el guardia tuvo un momento difícil para responderle.

—Aunque diga eso… En realidad… Dentro… ella ha establecido su fortaleza desde dentro…

Le explicó que tenía la llave y el candado, y una vez más la mandíbula de Elliot se desencajó. El príncipe hermoso y resplandeciente, era misterioso verlo con una mirada extraña en sus ojos y una expresión estúpida en su rostro… O eso pensó el guardia de la prisión.

—¿Qué hacemos? —preguntó perdido.

La razón por la que habían ido a buscar al príncipe fue para preguntarle eso mismo. El guardia echó un vistazo a Sykes, pero estaba de pie perfectamente inmóvil mirando hacia otro lado. No podía contar con ninguna ayuda de su parte.

El hermano menor de la prisionera era inteligente, también deberían haberlo traído… Pero parecerían incompetentes si lo llamaran ahora.

El príncipe se rascó la cabeza irritado, y cuando su frustración aumentó, soltó una respuesta apresurada.

—¡Rompe la cadena! ¡La romperemos y entraremos a la fuerza!

Elliot pateó a Sykes en el trasero para que se moviera.

—¡Oye, ve a llamar a algunos caballeros! ¡Que traigan herramientas!

—¿Eh? Ah… ¡Ah!

Sykes comenzó a subir las escaleras de adoquín, sus botas creando un eco dentro de la habitación con cada zancada, y Elliot se puso a ridiculizar a Rachel mientras seguía recostada sobre su cojín.

—¡Para que utilices estos trucos tan terribles, tus pecados sólo empeoran! El trato que recibirás será exactamente el que debería ser. ¡No te daré ni una sola manta, imagínate miserable y temblando sola en la fría oscuridad!

Declaró sus intenciones a una mujer inocente con una sonrisa malvada en su cara. La figura del príncipe parecía la de un villano desde todos los ángulos que lo miraras.

Echando un vistazo por encima de su hombro, su antigua prometida hizo una sonrisa y resopló.

—Haz lo quieras…

♦ ♦ ♦

Sykes regresó con cuatro caballeros formando una unidad de cinco hombres. El príncipe los dirigió inmediatamente hacia el problema de la cadena.

—Esto es.

—Uwa… ¡¿Quiere que cortemos eso?! —gritó uno de los caballeros. Los demás tenían la misma expresión.

Es natural.

Les habían dicho que la cadena, la cual el príncipe señalaba, era del tamaño del dedo meñique de una mujer. No era así. Ese tamaño correspondía al diámetro del material de hierro del que estaba hecha la cadena [1]. En otras palabras, si intentara agarrar la cadena, su dedo índice y pulgar no podrían abarcarla toda por lo gruesa que era… Es la clase de cadena que deberías poner en la puerta de un castillo en lugar de en una celda.

El candado que permanecía cerrado era enorme, tanto que que los delicados brazos de Rachel probablemente no podrían haberlo levantado a menos que usara ambas manos. El ojo de la cerradura apuntaba cuidadosamente hacia el exterior de los barrotes de hierro, lo que significa que los que estaban fuera de la celda no podían verlo.

—Me dijeron que íbamos a cortar unas cadenas y trajimos tijeras…

El caballero presentó sus tijeras especiales hechas con el propósito exclusivo de cortar metal. Al operar bajo el principio de aumentar la fuerza de empuje, era un herramienta impresionante con gran fuerza de sujeción. Sin embargo…

—Si estuviera hecho de plomo podríamos lograrlo pero…

—¡¿Es inútil?!

—Esto, el material es hierro… Y ni siquiera es hierro fundido sino forjado…

Solo por intentarlo, dos caballeros trabajaron juntos con las tijeras para intentar cortarla.

Pero sin importar cuánto esfuerzo pusieran, no había ningún rastro de rasguñadura en la superficie.

—Es imposible.

—¡¿Es realmente así?! Otra forma… ¡tiene que haber otra forma!

—Una vez compré una sierra de hierro…

El hombre tenía una sierra de hierro para cortar metal, así que decidieron usarla en su lugar. Los caballeros se turnaron y como resultado…

—Su Alteza, hemos dejado un leve marca…

—Hmm… Después de 30 minutos de trabajo…

Esto iba a tomar hasta el amanecer. Pero entonces un caballero finalmente miró la sierra y le mostró la hoja a Elliot, que había estado perdido en sus propios pensamientos.

—Y está plana. El borde de la sierra de hierro se ha desgastado por completo.

—¿Podemos seguir cambiando sierras…?

—No tenemos ninguna otra en el castillo…

Todo el calabozo se quedó en silencio.

Detrás de estos hombres silenciosos, sonó un pequeño sonido. Cuando Elliot se giró, vio temblar los hombros de la pequeña dama mientras intentaba contener la risa y leía su libro.

La sangre subió a la cabeza del príncipe guapo provocando que pateara los barrotes de hierro.

—¡Oye, ¿por quién estás haciendo todo ese escándalo?!

—¿No es por Su Alteza? ¿No fue usted quien me puso en prisión? De otra forma no habría hecho un escándalo.

—¡Ahhh!

Si juntas todo, eso era.

Elliot pudo sentir sus mejillas cada vez más calientes, consciente de que todas las miradas estaban fijas en él.

¡Esta mujer lo iba a conseguir!

Era verdad que Elliot era la causa. Después de todo, fue él quien anuló su compromiso y la puso en prisión porque ella no dijo que lo lamentaba… Pero aún así, Elliot estaba ardiendo de la ira por la revelación de que la apariencia de esta “muñeca decorativa” era sólo una farsa y no podía soportar retirarse en silencio.

—¡Oye, tráeme lanza para apuñalar a esta mujer!

—¡¿S-Su Alteza?!

Sykes, el guardia de la prisión y todos los caballeros que lo acompañaban estaban incrédulos por lo que acababa de gritar.

—No voy a matarla. Solo voy a lastimarla de forma inadvertida apuñalándola en la rodilla o algo así. Entonces, ¡tendrá que abrir estas cadenas y salir ella misma!

—Eso es… Tiene razón pero…

Sykes y los otros caballeros compartieron una mirada inquieta.

Fue el príncipe quien repentinamente declaró el abandono de su compromiso y encarceló a su ex-prometida sin seguir ninguno de los procedimientos adecuados. Todo el palacio real incluyendo los calabozos pertenecen al rey, y no se puede decir que el príncipe tenía la autoridad de usarlos como quisiera. Al menos, no debería poder tomar esta clase de decisiones si el rey no estuviera fuera en una inspección.

Además de esto, ¿en realidad el Príncipe no estaba abandonando su deber al romper un compromiso aceptado oficialmente? Ella no había cometido ningún delito (intimidó a la novia del príncipe, así que el encarcelamiento y la ejecución deberían estar fuera de discusión), entonces los hombres probablemente serían castigados en algún momento si siguieran sus órdenes ahora.

Y por alguna razón ninguno de ellos pensó que el príncipe sería de gran ayuda si eso sucediera. Sykes y los otros caballeros comenzaron a empujarse los unos a los otros en silencio, pero cuando el príncipe se quedó sin paciencia y levantó su voz entumecida… Todos se detuvieron a mitad de camino.

—Oye, me estoy poniendo ansioso al hacerme esperar así. Estará bien si la cortamos un poco, así que…

Las palabras del príncipe se detuvieron a mitad de oración, y cuando todos los hombres se giraron a ver qué estaba mirando… Vieron lo que miraba, y todos se pusieron rígidos al igual que él.

♦ ♦ ♦

En algún momento la mujer en la celda se había levantado sin que nadie lo notara.

Y en una forma obviamente familiar, había cargado una ballesta.

—¡¿I-Incluso trajiste armas…?! Para traer armas a una prisión, ¡estás loca!

—¿Qué estás diciendo ahora? Esto no es un arma.

—¿Eh? ¿Me equivoco?

—Es una arma de defensa personal.

—¡Es lo mismo, IDIOTA!

Por el momento, Rachel estaba apuntando la punta hacia Elliot, pero la colocó en una posición en la que pudiera disparar a cualquiera si era necesario. Y ninguno de los caballeros de afuera tenía un arma para contrarrestarla.

Rachel le dirigió una sonrisa cínica [2] a los hombres que habían retrocedido un paso.

—Como a Elliot le falta sabiduría y paciencia, supuse que surgiría una situación como esta. Por cierto, a diferencia de Su Alteza, que le gusta jugar y perseguir a chicas por el pueblo, me gustaba acompañar a mi padre y a mi tío cuando salían de caza. Los pájaros salvajes caen muy bien, ¿no te parece?

Y con una sonrisa… Les mostró a todos una hermosa sonrisa que hizo que sus espaldas se congelaran.

—Hace tres años, el pueblo en el que me alojaba fue atacado por unos bandidos… Por supuesto los soldados del duque tomaron el control de la situación casi inmediatamente, pero yo también ayudé a ocuparme de tres hombres. Es decir… No tengo ninguna reserva sobre dispararle a un ser humano mientras sea un enemigo, es algo a tomarse en serio, ¿no crees?

Malo.

Sykes y los otros no pudieron decir lo contrario.

Estos días, incluso los caballeros probablemente no tienen ninguna experiencia real. Ya sean caballeros o soldados, todos practican de modo que si alguna vez llegara el momento en que tuvieran que apuñalar a alguien, no duden. Era fácil distinguir a los veteranos que realmente habían matado a alguien antes por este flujo.

Así es el mundo en este momento… Y ahora traduce eso a un aristócrata de alto rango endurecido en batalla.

Se burló de ellos.

—¿Debería mataros~?

Les preguntó qué se suponía que debía hacer y Elliot y Sykes pudieron leer el ambiente.

Rachel ladeó su pequeña y linda cabeza.

—Si no hacéis nada de vuestra parte, entonces permitiré que vuestra cara estúpida me visite. Pero si alguna vez os atrevéis a herirme o irrumpir aquí príncipe, supongo que solo tendré que ejercer mi derecho de defensa personal, ¿no cree?

Rachel volvió a sonreír y señaló a las escaleras con su barbilla.

—Si no hay nada más, ¿podrías recoger todo e iros?

Los caballeros se llevaron rápidamente a Elliot ante su pregunta, cuyas piernas no se movían incluso cuando se arrastraron por el suelo. Parecía que estaban alejando valientemente al príncipe del peligro, pero la verdad era que no podían marcharse si su oficial superior se quedaba atrás, así que lo arrastraron con ellos. Por cierto, el guardia de la prisión fue el primero en correr.

Al tener a Sykes empujando su espalda para obligarlo a subir por las escaleras, Elliot pudo recomponer su mente y comenzó a gritar de nuevo.

—Si tanto quieres estar en la prisión, ¡entonces quédate todo lo que quieras! Pero, por otro lado, ¡¿crees que alguien de este lado te dejará salir?! Incluso si dices que quieres salir, ¡nunca te dejaremos! ¡Incluso si lloras!

Rachel respondió con un pequeño bostezo a las amenazas de su antiguo prometido y volvió a abrir su libro cerrado.

—Quiero que al menos puedas decirme algo como eso a la cara.

No esperó una respuesta. Y para cuando las palabras de Rachel habían acabado, el príncipe gallina ya había escapado.

Rachel se durmió mientras todavía sujetaba el libro, pensando en toda la felicidad que su vida incluiría a partir de mañana.


[1] No están diciendo que el hierro sea igual de grueso que un dedo meñique. Están diciendo que el ancho del hierro es igual a la longitud de un dedo meñique.

[2] Una persona cínica muestra desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables.

Den
¡En toda la cara, príncipe, jajaja!

Sharon
Han pasado tantas cosas en este capítulo, que no estoy segura de saber por dónde comenzar el tsukkomi... Me quedaré con esto nada más: ¡¿Es que nadie revisó esas cajas antes de guardarlas en el Palacio?! ¡¿Y si eran bombas?!

6 respuestas a “Vida en prisión de la villana – Capítulo 5: La noble dama ahuyenta al príncipe”

  1. No tengo una idea general de la distribucion completa del calabozo ni lo que Rachel pudo haber traido en todas las cajas por lo que me falta informacion pero me aventuro a pensar algunas medidas para obligarla a salir de la celda ya que no puede estar alerta ni despierta para siempre, podria utilizar humo, privacion de sueño con ruidos y musica en todo momento, arrojar cadaveres de animales o personas que al pudrirse la obliguen a salir. Eso para empezar pero habra que seguir leyendo la historia a ver que hace el principe y que hace Rachel.

    Por cierto, muchas gracias por traducir la novela.

  2. 🤣🤣🤣🤣 En definitiva amo a esta chica.
    Ya quiero ver su venganza y como humilla a todos esos gallinas que la encerraron (entre ellos, obviamente, espero que el que más sufra sea el príncipe).

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