Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 2: Mar dorado

Tras aquello, pasaron dos años. En sólo ese periodo de tiempo, mi territorio había cambiado en gran medida. Fuera de mi ventana, todo lo que podía ver más allá de la cerca, eran las ondulantes olas de trigo. “Lo ha hecho bastante bien en dos años” es lo que pensé. El Conde Terejia puede estar orgulloso de todo lo que ha logrado.

Debido a la dictadura de la Familia Kaldia, los recursos del pueblo habían sido escasos hasta el límite, ya que mi padre había asustado a las pocas personas que pensaban en rebelarse y había reprimido a la gente. Ese era el mayor problema de mi dominio. Si ellos no trabajaban en el campo, entonces habría menos ingresos. Incluso un idiota sabría perfectamente que con el tiempo, eso nos llevaría a la ruina.

Sin embargo, decir que mi padre no entendía por completo los problemas de hambruna, podría haber sido una exageración. Él sabía acerca de  la represión de la gente y que eso reduciría los ingresos. Entonces, ¿cómo pudo mantener un estilo de vida tan lujosa y de mal gusto?

……. Cuando supe sobre la increíble y despreciable “fuente de ingresos” de mi familia, fui incapaz de reprimir mis vómitos, solo con pensar hasta qué punto mi familia había llegado a causar el mal. Me asqueaba, incluso si se trataba de mi propio padre.

Entre la gran variedad de castigos para las personas dentro de estas tierras, hay algo llamado “trabajo forzado”. Básicamente, poner a alguien a trabajar. Con mi sentido común del mundo anterior, noté que no había realmente nada como eso en mi país, así que al principio me encontraba algo confundida.

Cuando mi padre decidió crear el sistema de trabajo forzado hace diecinueve años, cogió a niñas de doce a dieciocho años y a niños de diez a quince años.  Los metía a la fuerza en el comercio sexual. No hace falta endulzarlo: él trataba a las personas como esclavos.

En el Reino de Arxia, la esclavitud se considera un acto ilegal.

Es claramente una ley nacional que indica que esclavizar personas es ilegal. Pero sólo se convirtió en ley debido a que el estado y la Iglesia de Arxia protestaron.  Pero la realidad es que la mayoría de los plebeyos se encuentran encadenados bajo un sistema similar a la esclavitud, llamado “servidumbre”.

Mi padre, con su despreciable astucia, encontró ese truco y en vez de llamarlo “esclavitud”, lo llamo “servidumbre”, de esa manera siguió cometiendo atrocidades. En primer lugar, dijo que no era una degradación o algo que durase de por vida cómo la esclavitud. Además, también reunió a los trabajadores y los envió a trabajar a otros feudos. El nombre que recibió esto a fin de cuentas fue, simplemente, “labor”

En este país… no, en todo este continente, las personas son meramente consideradas como “propiedad” del dueño del territorio. Esto era parte del sentido común de aquí, pero no estoy de acuerdo con ello. Esto quería decir que una cuota de alquiler podía ser ganada sólo por el préstamo de la “propiedad”. Debido a esto, todo tuvo que ser ocultado debajo de esta llamativa manera y así nadie podría culpar a mi padre.

Desde el día en que las leyes en contra de la esclavitud se fortalecieron en el Reino de Arxia, practicarla abiertamente significaría ser exiliado. Aunque  el Conde Terejia parece tener un fuerte sentido de la ética y justicia, probablemente haya nobles corruptos en otras partes de Arxia.

Como este país ha disfrutado de un largo periodo de paz, me pregunto si esto a provocado que el Reino quede estancado y haya empezado a pudrirse en su interior. Desafortunadamente, descubrí que los “trabajadores” fueron enviados a un sinnúmero de casas. Y hasta el día de hoy, todavía hay muchos de ellos en esos lugares.

Este es un ejemplo de las numerosas leyes tiránicas que mi padre promulgó, igual como si fuera un vómito. Es terrible. Las “trabajadoras” que regresaron tras el embarazo fueron abusadas incluso más, aumentando el daño psicológico que ya les habían causado.

Ya que estaban bajo un impuesto insoportablemente alto, muchos plebeyos se encontraron en una complicada situación. Había tanta hambre, que mejorar la calidad de vida era un progreso lento y tedioso.

Es por ello que digo que las cosas son mejores al día de hoy. El Conde Terejia puso la salvación de las personas de mi dominio cómo su primera prioridad.

Empezó con el problema del hambre. Decidió vender todas las cosas que en casa no tuvieran ninguna utilidad y que pudieran aportar dinero. Eso fue algo bueno. Yo ni siquiera sabría donde vender todas esas cosas. El dinero que conseguimos fue utilizado para otorgar alimentos a las personas.

Mientras repartía comida por cada casa, él también prometió otorgar misericordia a los habitantes que fueron forzados a llevar a cabo la delincuencia debido a las terribles condiciones de vida. En ese entonces, no lo sabía aún, pero el Conde Terejia parecía haber comprado suministros con su propio dinero también, aunque lo figuro eso como un préstamo que le haría a la Vizcondesa Kaldia, es decir, a mí. Es algo que descubrí mucho más adelante.

A continuación, él capturó a todos los malhechores que se beneficiaron por trabajar junto a mi padre. Debido a que gran parte de la Familia Kaldia fue asesinada en un sólo día, todos ellos huyeron. Lo supe tras empezar a asociarme con otros nobles. La razón principal era que habían robado todos los objetos valiosos que pudieron cuando huyeron. Después de ejecutar a los conspiradores responsables y distribuir las riquezas que fueron robadas, además de abordar el problema del hambre, nos dimos cuenta de que el resentimiento de la gente hacia el Conde Terejia y hacia mí, dio un inesperado giro de 180 grados.

Después de eso, sólo era cuestión de mejorar nuestra popularidad entre los habitantes del feudo. Es algo bueno el hecho de que la gente sea tan débil como para no poder ni siquiera considerar una revuelta. Sus cuerpos y mentes han sido completamente destrozados, al fin y al cabo.

Y así, durante los últimos dos años, el Conde Terejia trabajó sin descanso día y noche, por el bien de mi dominio. Observando un paisaje dorado a través de mi ventana, rogué que todo funcionase.

El Conde Terejia es bastante mayor. Más bien, se podría decir que es mayor a causa de la poca esperanza de vida de este país. Es debido a la calidad de vida. No es extraño que un niño de siete años o más, muera por cualquier cosa, y llegar a los setenta significaba que habías alcanzado tu límite. Sólo podía ver como el noble anciano se volvía más demacrado por el trabajo, mientras que yo era cuidada por una niñera, la Señora Galton.

De hecho, ni siquiera he hablado nunca con él. Al principio, era simplemente porque el Conde Terejia siempre estaba demasiado ocupado. El problema era que las personas tenían que ser tratadas y ayudadas rápidamente, no había tiempo para descansar. El trabajo llegaba hacia él cómo furiosas olas estrellándose. No tenía tiempo para cuidar a una niña y yo estaba bien con ello. No tenía razón alguna para quejarme.

♦ ♦ ♦

Ocurrió esa noche.

Estaba apoyada en la ventana, mirando al claro cielo nocturno junto a sus brillantes estrellas, sin ninguna nube que lo cubriera. No había ninguna razón en especial. Simplemente, cuando antes había estado observando el exterior, me entraron ganas de mirar las estrellas.

— ¿Quieres salir afuera, Eliza?

Un susurro, proveniente de una poderosa y ronca voz, llegó hasta mí. Creo que podría ser comparada con un estruendoso relámpago. Antes de que pudiera darme cuenta, él puso su mano en mí, y el nerviosismo me invadió por completo. Mi cuerpo se tensó. No sé qué razón le impulsó a hablarme, pues él ni siquiera me había llegado a decir “hola” durante estos dos largos años.

—… ¿Por qué piensa algo así?

Sabía que era maleducado responder a una pregunta con otra pregunta, pero al Conde no pareció importarle. Él dirigió su mirada hacia las mismas estrellas que yo observaba.

—Antes, durante el día, escuché que habías estado llorando.

—¿Eh?

—Me preguntaba si estabas triste por no poder salir, pero parece que estaba equivocado. Aunque eres una niña nunca has llorado hasta el día de hoy. Entonces, ¿por qué llorarías por algo tan trivial, teniendo una personalidad tan encantadora?

La Señora Galton debió haberle contado.  Mientras observaba el brillante sol de la mañana, empecé a llorar. La niñera debió haberme visto y como ha estado cuidándome por dos años,  me considera como si fuera su hija. Bueno, supongo que una niña de tres a cuatro años de edad debería llorar más a menudo, pero desde que soy capaz de hablar, ni siquiera me he quejado de nada. Finalmente, y a pesar de que es bastante tarde, me di cuenta de que debo haber parecido un poco extraña.

—De hecho, por lo que puedo recordar, nunca he salido de esta casa. De todas formas, entiendo que es algo innecesario. No tengo ningún tipo de interés en salir a la calle ni nada de eso.

—…

—Hoy… Tan sólo miraba los campos de trigo, allá fuera. No era que quisiera salir.

El Conde, quién había estado en silencio observando las estrellas, de repente, volteó su mirada hacia mí. Me miró fijamente, pero no supe que estaba pensando.

—El trigo ha madurado finalmente. Cuando pensé en ello, involuntariamente comencé a llorar por alguna razón.

Y así, el Conde y yo nos quedamos quietos, observándonos en silencio. Sus pupilas negras mantenían una brillante luz, pero aún me sentía incapaz de descifrar sus pensamientos. Se supone que los ojos son las ventanas del alma, es algo que recordé de repente, junto con otras frases de mi mundo anterior. Si tu observas un abismo…

—El abismo mirará nuevamente hacia ti.

—¿Eh?

Me sorprendí al escucharle, ocurrió en un instante. Pero entonces, el Conde Terejia ya había dado la vuelta, dispuesto a abandonar la sala. Sin pronunciar una sola palabra más, el conde desapareció de mi vista, y fue tragado por la oscuridad del pasillo.

♥ ❤ ♥

8 respuestas a “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 2: Mar dorado”

Responder a Paradoxum Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido