Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 26: Un día lluvioso

Traducido por Kiara

Editado por Ruby


—¿Quieres que Claudia se una a nuestro ejército?

—Sí, en lugar de ser siempre una invitada en la casa. Podríamos sumarla en el  ejército, como una forma de pagar nuestro favor y de paso, se convertiría en mi guardaespaldas ¿Que le parece?

Desde esta mañana, el clima había cambiado, y ahora permanecía una cortina de lluvia. Dándonos un tipo de ambiente húmedo, que no se presenta con frecuencia, aún cuando se considera que el dominio, es rico en agua.

Mientras estás crepitaban contra las ventas de la oficina, el conde Terejia, parpadeo varias veces ante mi súbita propuesta.

—Iba a sugerirte lo mismo, una vez que pasara un poco más de tiempo y hubieran llegado a conocerse mejor.

—Entonces, ¿podemos enviar a Kamil al este, para ayudar al desarrollo de las tierras?

Si Claudia se convierte en mi guardaespaldas, puedo moverme por los alrededores libremente. Además, resulta muy conveniente mover a Kamil de puesto, porque es necesario que alguien se haga cargo de la construcción de la aldea para los refugiados. Está persona debe tener comprension de la culturas de otros lugares a parte de la de Arxia, y la capacidad de llevarse bien con los demás fácilmente.

Como Kamil cuenta con la confianza del conde Terejia, sería la persona perfecta para encargarse de la construcción. Por tanto haré de Claudia mi guardaespaldas, ya que él, no podrá brindar sus servicios.

El conde asiente reiteradas veces, como esperaba él está de acuerdo conmigo.

—Claudia, visita el cuartel con bastante frecuencia. Y después de mi fiesta de cumpleaños, los soldados parecen un poco decepcionados. Que ella se les una de manera oficial, les levantaria el animo.

Hubo muchos soldados, que quedaron profundamente impresionados con la destreza de Claudia con la lanza. En primer lugar, los soldados en mi dominio,  tienen una actitud de respeto hacia los soldados mas fuertes. Es por eso que no hubo quejas, cuando el joven Gunther fue nombrado oficial superior, sobre aquellos que son considerados veteranos.

En su mayoría, presentan muy poca resistencia a las mujeres. Dado que muchos de ellos habían sido bandidos, incluido Gunther.

Porque también entre los bandidos, existen agrupaciones lideradas por poderosas féminas e incluso hubo personas que siguieron a estas mujeres, en los grupos donde gobernaban los mas fuertes.

Si no me equivoco, Claudia definitivamente me será útil para controlar el ejército de mi dominio.

—Quiero que los refugiados que actualmente están en las afueras de Fort Jugfena, puedan convertirse en ciudadanos de mi dominio, lo antes posible. No pondré ninguna objeción a que Claudia se convierta en mi guardaespaldas, ni al enviar a Kamil a supervisar la construcción. Si se trata de él, con sus habilidades, definitivamente sería capaz de realizar está tarea con éxito.

—  ¿Eliza…?

Al resumir mis pensamientos sobre el asunto, por alguna razón, el conde pareció un poco confundido. Como si quisiera asomarse a mi mente, para ver si ocultaba algo. Las negras pupilas del señor del dominio, me miraron directamente a los ojos.

Sentí como si pudiera ver directamente en mi corazón, y evité su mirada, enfocando mi vista en las gotas de agua, que chocaban contra la ventana. Mientras él, solo cerraba los ojos, y parecía darle rodeos a algún pensamiento.

—Nada, tienes razón. Inmediatamente hablaré con Claudia e instruiré a Kamil para que se haga cargo de la construcción del pueblo.

—Muy bien. Entonces, iré y llamaré a Claudia en este momento.

Me incliné y salí de la oficina. Al tiempo en que le escuchaba decir.

—No te ves bien, deberías descansar un poco después de esto.

Lo sé más que bien, no soy yo misma en este dia. Después de todo, mi estómago y mi cabeza, han estado doliendo desde esta mañana. Si no tengo cuidado, podría vomitar en cualquier momento.

♦ ♦ ♦

[Traducido por Reino de Kovel]

Incluso Claudia, está muy tranquila en un día como este. Así que, la visité en la habitación que se le había asignado, y ella me saludó con una voz que parecía, tener unos decibeles mucho menores de lo habitual.

La recamara de Claudia, casi no tenía posesiones personales. Cuando vino aquí, básicamente no tenía nada, además de la ropa que llevaba puesta. Como su habitación es básicamente lo opuesto a la de Elise, me dejó impresionada.

La lanza de hierro, envuelta en un paño, apoyada contra la pared, es la única posesión personal de Claudia, quien actualmente se revuelca en su cama.

— ¿Qué estás haciendo, Claudia?

—No puedo estar más aburrida que esto. Por lo general, no llueve tanto, pero hoy estoy atrapada en la casa, sin absolutamente nada que hacer.

Ella era la personificación misma de la ociosidad y ahora, estaba sentada al borde de la cama, mientras balanceaba sus pies. Tenía una expresión totalmente insatisfecha, al tiempo que se quejaba de su aburrimiento, y la forma en que sobresalen sus labios le daban el toque de una pequeña niña.

—Si lo deseas. Haré que una mucama, prepare los artículos necesarios para que puedas coser.

No pude evitar bromear un poco con ella, para que volviera a su típica forma de ser, golpeando un poco en su debilidad. Ya que propuse algo, que sería muy común para los pasatiempos de la mayoría de las chicas: “coser cuando hace mucho frío afuera”.

Aunque, estoy absolutamente segura de que Claudia, no estará interesada en algo así.

—Eso es, ¿podría ser? ¿Descubriste que odio la costura más que cualquier otra cosa, así que me estás molestando con tal sugerencia?

—No, claro que no.

Pensé que ella solo me rechazaría sin darse cuenta de mi intención, pero me sorprendió que resultara que Claudia odia absolutamente la costura. Me puse un poco colorada y me sentí conmocionada  en mi interior. Claudia es sorprendentemente buena leyendo a los demás. Si esta hubiera sido, su yo usual, que siempre es hiperactiva, no solo no sería capaz de leer la atmósfera, si no que, ni siquiera se daría cuenta de lo que la otra persona le estaría diciendo.

Ella había dejado de balancear sus pies, y ahora, con su labio inferior ligeramente sobresaliente y sobre todo por el hecho de que se mantuvo inmóvil; debido a sus elegantes características,  realmente creí que veía en ella a una dama de buena familia.

Por lo general, no puedo verla así … De alguna manera, es realmente decepcionante que no la vea así muy a menudo.

—Dejando de lado las bromas, el conde Terejia quiere hablar contigo. ¿Podrías venir a su oficina?

— ¡Esta bien, vamos!

Ella parecía contenta de tener la oportunidad de levantarse y moverse. Porque en cuando le dije que viniera, inmediatamente saltó de su cama.

Me pregunto, a dónde exactamente, se fue esa apariencia aburrida. La mujer que vislumbre antes, debe haber sido solo una ilusión. Ella es una chica que tiene que moverse, ¿por qué me dejé engañar?

Entonces ella salió rápidamente de su habitación, miró a la derecha, miró a la izquierda, luego miró a la derecha otra vez.

¿Qué está haciendo ella? No es como si hubiera tráfico y si no se cerciora de todo, algo la golpearía.

—Señorita Erina… ¿Dónde está la oficina del señor del dominio?

Parece que incluso en esta pequeña mansión, y lo que es más, a pesar de correr todos los días. Claudia todavía no sabe dónde está la oficina del señor del dominio. Ahora me siento un poco preocupada por dejar que esta persona sea mi guardaespaldas. Ella es tan tonta, hay demasiada razones para suspirar. Cuando pienso que después de enviar a Kamil a construir la aldea, ella me acompañara todos los días, me inunda una sensación de ansiedad.

Incluso Claudia parecía estar un poco avergonzada, al menos, su rostro se estaba volviendo ligeramente rojo. La intensidad de mi ansiedad se duplicó.

—Mi nombre no es Erina, es Eliza. Te llevaré a la oficina.

—No, solo tienes que decirme dónde está. Señorita Eliza, por favor descanse un poco en mi cama.

— ¿Eh?

—Tu cutis se ve terrible. Permitir que un niño haga lo que quiera cuando está en tan malas condiciones, va en contra de mi código de caballería. Ahora, ve y descansa. Cuando regrese, te llevaré a tu habitación.

Claudia sonrió ampliamente mientras lo decía y me empujó a su habitación, ella casi me cerró la puerta y gallardamente se dirigió hacia el pasillo izquierdo.

Ella dijo e hizo algo genial, pero la oficina del conde está hacia la dirección contraria. Que chica tan torpe…

Esta vez, suspiré profundamente y me resigné al hecho de que probablemente no hay nada que pueda hacer con ella.

Al mismo tiempo, me reí un poco. Misteriosamente, mi dolor de cabeza parece haber mejorado, probablemente también sea gracias a esa torpe chica.

Como Claudia insistió, me tiré sobre su cama. Aunque me había sentido tan mal durante toda la mañana, mi conciencia se retiró fácilmente de mí y me quedé dormida.

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