Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 42: Batalla defensiva por el Fuerte Jufegna (Inicio)

Traducido por Kiara

Editado por Susibet


Una mañana, no escuché el sonido familiar de la campana. En esta ocasión fue muy diferente, un sonido más agudo, parecido al golpear el metal, y el sonido fue aumentando gradualmente en volumen. Fue un sonido desalentador que aumenta la tensión, es lo que pensé. Debe ser un tipo de advertencia para informarnos sobre algo que se aproxima.

Cuando abrí los ojos, todavía estaba oscuro dentro de mi habitación. Fuera de la ventana, seguía siendo un cielo azul oscuro. Es antes del amanecer. El sonido metálico aumentaba en impulso, en lugar de detenerse. Me levanté de la cama con un zumbido dentro de mí.

Justo cuando me había quitado la ropa de dormir y me estaba poniendo la túnica, sonó un golpe apresurado en mi puerta. En lugar de un golpe cortés, sonó mucho más apagado, casi como si alguien estuviera golpeando la puerta con el puño. Era la primera vez que escuchaba un golpe así, no pude evitar tragar saliva.

— ¡Vizcondesa Kaldia, soy yo, Ergnade! ¡Por favor, abra la puerta inmediatamente si está vestida!

Ergnade, que solía estar calmado, gritaba ansiosamente desde el otro lado de la puerta. Es alguien que conozco, pero solo me sentí un poco aliviado.

— ¡Ahí voy!

Mientras me apresuraba a ponerme la túnica y quitar el seguro de la puerta, Ergnade entró con gran ímpetu. Incluso con la luz de las antorchas en el corredor, todavía estaba bastante brumoso dentro de mi habitación.

—Escuche, es el ejército Densel. ¡Al otro lado de las Grandes Llanuras, el ejército Densel ha hecho su campamento!

Ante la noticia del campamento del ejército de Densel, me sorprendí tanto que, aunque sabía que no sería visible desde allí, no pude evitar mirar por la ventana. Al otro lado de las murallas de esta fortaleza, estaba el llano y ancho Great Plains. Solo pude distinguirlo vagamente.

—Los draconis detectaron sus aromas. Mandaremos una unidad de reconocimiento una vez que salga el sol y nos prepararemos para la batalla. ¿Dónde está tu equipo de batalla?

Mientras lo decía, Ergnade rebuscó en mi habitación sin mi permiso. En una caja en la esquina de la habitación, Ergnade encontró lo que acaba de preguntar, mientras repasaba todos sus contenidos.

— ¿Esto es?… De acuerdo, ponlo. Vamos inmediatamente, el conde Einsbark te está esperando.

Mientras asentía, sentí que estaba teniendo una experiencia extracorporal. Había una sensación de tensión en mi estómago, y mi voz no salía, parecía como si estuviera atrapada en mi garganta. Para el momento en que finalmente entendí la situación y me recuperé, Ergnade me estaba llevando en la dirección opuesta a la que usualmente hacíamos con grandes zancadas.

Todavía hay bastante tiempo antes de que amanezca. El dorado sol apenas comenzaba a asomarse desde la dirección del Bosque de los Monstruos, cuando Ergnade y yo llegamos a una habitación en el fuerte. Era una habitación escasamente decorada, como las ventanas de hierro.

— ¿Ha llegado ella?

—Sí, ella está aquí conmigo.

Ergnade me soltó y me tambaleé unos pasos. Debido a que había sido sacudido un poco, me sentía un poco mareada todavía.

— ¿Estás bien, vizcondesa Kaldia?

—Si…si. Estoy bien.

Ahora que no siento que estoy dando vueltas, no tuve ningún problema en levantarme adecuadamente e inclinarme con cuidado. el conde asintió con la cabeza cuando pareció ver mi aspecto y me hizo señas para que me sentara en el sofá. Ergnade y yo nos sentamos frente al conde. Había una mesa entre nosotros, en la que se extendió un mapa del territorio circundante.

En el mapa, al este del Fuerte Jugfena, en medio de las Grandes Llanuras, había una especie de juguetes que probablemente representaban a los soldados enemigos colocados allí. Además, había piezas que representaban las fuerzas enemigas al norte, también en la meseta Bandishia, aunque sus intenciones eran actualmente desconocidas. Probablemente se trata de la unidad del ejército Densel que está persiguiendo a la tribu Shiru.

—Enviamos una unidad de reconocimiento en el momento en que los draconis detectaban la presencia del ejército Densel, pero actualmente solo sabemos que han acampado allí y no están seguros de sus números exactos.

Había una pequeña pieza de juguete en la mano del conce Einsbark. Lo colocó al lado de las piezas en la Gran Llanura. Parece representar la unidad exploradora que envió.

—Los draconis fueron inesperadamente útiles para ubicarlo a tiempo.

Bastardos, murmuró Ergnade en voz baja.

Cuando miré las piezas en el mapa, quedé impresionada con la formación. En nombre de perseguir a la tribu rebelde Shiru, han acampado todo el camino hasta aquí. Para perseguir a menos de 50 miembros de una tribu nómada aquí, es una gran compañia. Incluso el conde Einsbark parece intimidado.

Como mínimo, parece que hay al menos 300 soldados persiguiendo a la tribu Shiru. Para más tropas que las que se desplegarán aquí y acampar justo al lado de nuestras fronteras, sería bastante atrevido de ellas, básicamente es más como una declaración de guerra.

Como los draconis pudieron detectarlos a tiempo, pudimos estar en guardia. Así que esto representa el ejército Densel, sentí una sensación terriblemente fría mientras miraba las piezas que los representaban.

—Parece que el sol ya ha salido.

El conde pasó a mirar por la ventana e hizo ese comentario. Justo en ese momento, alguien tocó la puerta de la habitación y entró un caballero después de que le dieron permiso.

—Informes, ¡la unidad de exploración ha regresado! ¡El ejército de Densel tiene unos 700 soldados y parece que tienen máquinas de asedio en su campamento!

— ¡Increíble, ¿Densel realmente tiene la intención de declarar la guerra a nuestro país?!

Ergnade se puso de pie y gritó con ira. Miré el mapa de nuevo. Si Rindarl no se le hubiera unido, no había forma de que Densel solo se atreviera a declarar la guerra a Arxia. Mientras pensaba en lo que probablemente significaba, levanté la vista y vi al conde Einsbark mirándome como si estuviera viendo algo interesante.

En un abrir y cerrar de ojos, él cambió su enfoque lejos de mí, y el conde se levantó.

—Dile a Volmar que haga que los soldados se alineen frente a las murallas del fuerte.

Su voz era bastante severa. No pude evitar enderezar mi espalda.

— ¡Sí!

El soldado se inclinó y salió de la habitación. Un momento de silencio llenó la habitación.

—Vizcondesa Kaldia, prepárate y dirígete a las murallas del fuerte con Ergnade. Si tienes algo que decirme sobre tu ejército primero, lo escucharé ahora.

—No hay nada.

El conde Einsbark asintió una vez, suspiró pesadamente y salió de la habitación.

La guerra ahora es un hecho inminente, está a un paso de convertirse en realidad. Aunque mi cuerpo está tenso y en alerta, pero aun asi no me siento eufórica, ni asustada todavía. Me siento tan calmada que hasta a mi me sorprende lo calmada que estoy, asentí en respuesta.

Por fin, este día ha llegado. Finalmente sucedió en la mañana del día 21 desde que llegué al fuerte Jugfena.

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