Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 47: Batalla por la defensa del Fuerta Jufegna (5)

Traducido por Dragox

Editado por Susibet


Tal vez porque Paulo sabía lo malhumorada que estaba por teniendo que lidiar con el vice capitán, habló por mí y le dijo al capitán:

—Creo que ya puede regresar.

—Hay un mensaje del señor Ergnade para usted: Los caballeros se harán cargo de explorar el campamento enemigo y el resto del ejército debe de permanecer en espera. Todavía vamos a encontrarnos con la tribu Shiru y asegurarnos de protegerlos pero como no sabemos cuando los encontraremos, debemos permanecer en guardia.

— ¿Es eso lo que pasa?

Fue la respuesta del capitán y se marchó apresuradamente hacia el escuadrón Franks después de dar una mirada en su dirección. La mitad de su escuadrón ya se había detenido al escuchar la orden del centro de la formación y parecía mirar en nuestra dirección, mientras que la otra mitad todavía marchaba hacia delante.

—Antes de hacer comentarios acerca de la habilidad de comando de otros ejércitos, aprende como manejar tu propio escuadrón.

Gunther insultó al capitán mientras yo veía cómo dibujaba una línea a través de su cuello, mientras el capitán se apresuraba gritando: —Paren de marchar ¡idiotas!

—Bueno, así son las cosas.

Gunther se encogió de hombros y se volteó y regresamos a nuestro ejército que estaba alineado de forma ordenada. Aunque originalmente esperábamos que la batalla hubiera empezado a estas alturas. Es solo una cuestión de el momento en que nos encontremos con la tribu Shiru.

Permanecimos en guardia en nuestra posición por aproximadamente una hora. nada pasó durante ese tiempo y las planicies estaban inquietantemente silenciosas, cuando por fin oímos un clamor detrás de nosotros.

— ¿Qué está pasando?

Gunther alzó su voz tratando de averiguar qué pasaba. Un soldado de la columna más lejana detrás de nosotros respondió.

— ¡Mi señor! ¡Hay nubes de polvo alzándose detrás de nosotros!

En ese momento pude escuchar lo que sonaba como gritos de batalla desde el centro de la formación del ejército. ¿Se trata de un ataque enemigo? No puede ser ¿desde la retaguardia?

— ¡Mi señor, por favor mire eso!

Paulo me tomó del hombro. Cuando miré en la dirección a la que apuntaba, lo que vi fue humo negro alzándose de una de las tiendas de campañas al otro lado del campamento enemigo.

— ¿Fuego?

No tuve tiempo de pensarlo con detenimiento. Gunther ya estaba alzando su voz de nuevo.

—Ey, ¡vienen hacia acá!

Los soldados inmediatamente pararon de hacer bulla, e inmediatamente se tornó en un ambiente de alta tensión. Hacia el noreste, caballos hacían elevar una gran cantidad de polvo. Los soldados al frente de los caballos llevaban la bandera del fuerte Jugfena.

— ¡Alcen las banderas!

Era del tercer pelotón de caballería, cuyo rol consistía en guiar a la tribu Shiru aquí, eran quienes se acercaban con rapidez y mi ejército alzó nuestras banderas a la vez. De nuestro lado, escuché también la orden: — ¡Tomen sus posiciones!

El escuadrón Franks estaba reparando su formación apresuradamente y organizándose en una densa formación de infantería de lanzas.

La tribu Shiru y el tercer pelotón de caballería que consistía en caballeros nobles se acercaban sin reducir su velocidad para nada. Por lo que podía ver, había muchos hombres corriendo a pie, seguidos de niños montados en caballos. Había dos o tres niños en cada caballo. Uno de los líderes que sostenía una bandera se paró frente a mí y preguntó:

— ¿Acaso es usted la vizcondesa Kaldia?

Asentí y confirmé que lo era y él me saludó y empezó a dar un reporte conciso  de lo que pasó con sus fuerzas.

—Acerca de la tribu Shiru, Hay una cantidad excesivamente mayor de ellos comparado con los que esperábamos. Son los remanentes de la tribu Shiru que ayudaron a sus mujeres a escapar al fuerte Jugfena al principio y se quedaron en la meseta Bandishia. Sus hombres están dejando a los niños y mujeres restantes usar sus caballos y sus guerreros están corriendo junto a nuestro tercer pelotón de caballería.

—Entiendo.

Mientras estábamos hablando, los caballos en los que estaban montados los niños empezaron a pasar por mi lado también y con sonidos de golpeteos metálicos, las mujeres los siguieron. Detrás de ellos había caballeros armados, probablemente defendiendo la retaguardia.

—Nuestra situación actual es que me temo que hemos caído en la trampa de Densel. El ejército de Densel parece habernos rodeado y tomado la ruta sur. Como recientemente oímos gritos de batalla del centro de la formación, podría ser que ellos ya se encuentren en batalla.

—Entonces retrocedamos a la fortaleza por la meseta Bandisha. Deje a mí el guiar el camino.

Ya que eso era lo que yo quería también, asentí con la cabeza de inmediato. Fue entonces cuando un hombre de la tribu Shiru montado sobre un caballo se posicionó frente a nosotros. Aunque tenía un arco en las manos, noté que su carcaj estaba vacío.

— ¡Ey, los últimos de nosotros, los que no tienen armas, ya han llegado! ¡¿Qué se supone que hagamos ahora?!zzzzzzzsZNZV FZ  MMN NJXJJSSOSLLSZ

Habló en un artolo fluído. Aunque los únicos que le entendimos fuimos el caballero y yo, Gunther y Paulo solo se miraron con expresión perdida.

— ¡Regresaremos al fuerte por la meseta Bandisha! Ya que la pelea ya ha iniciado en la planicie, evitaremos ese camino.

Mientras el caballero respondía, vi una flecha volar en nuestra dirección desde muy detrás nuestro. Pude oír claramente rugidos y gritos. los soldados perseguidores de Densel están cerca. Después del Shiru que ya había usado todas sus flechas, rezagados heridos empezaron a aparecer uno por uno. Olían a tierra y sangre.

—Vamos. Es tiempo de dirigirnos al fuerte Jugfena.

—Entendido. Vizcondesa Kaldia, por favor lidere su ejército.

Estoy muy preocupada de dejar la retaguardia a cargo del escuadrón Franks pero no podemos permitirnos permanecer aquí ni un momento más. Imité a Paulo y salté a mi caballo con fluidez, tomando las riendas.

— ¡Ejército de Kaldia, prepárense para retirarse! ¡Retirada!

Muchos soldados pasaron por mi lado, con sus lanzas y espadas preparadas. Entre ellos también había algunos guerreros de la tribu Shiru a pie, habiendo dejado sus caballos para sus mujeres y niños.

— ¡Regresaremos al fuerte Jugfena por la meseta Bandishia! ¡Empiecen la marcha!

Mientras mis tropas se retiran, el escuadrón Franks avanzaba. Con sonidos metálicos en el aire, combinados con el relinchar de los caballos y la gente gritando, pude oír claramente el sonido de la batalla mientras nos alejabamos del lugar.

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