Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 55: La conclusión de la batalla defensiva en el Fuerte Jugfena

Traducido por Herijo

Editado por Raon Miru


Puesto que el hombro de Kamil me estaba protegiendo, no tenía idea de lo que sucedía.

Oí el golpe de la puerta al cerrarse y del otro lado, una especie de estridente risa proveniente del monstruo babuino.

Él saltó a la siguiente habitación conmigo en brazos. De manera apresurada me lanzó a la cama donde mi rostro aterrizó primero sobre las sábanas. Inmediatamente me levanté y pude observarlo apilar los muebles frente a la puerta. El peinador, la silla, el ropero, el baúl, sin decir nada rápidamente los amontonaba uno encima del otro.

Parece ser que cuando lo que sea que haya ocurrido allá sucedió, mordí el dedo de Kamil. Me pregunto si lo hizo a propósito para que no me mordiera la lengua.

Él estaba sangrando de sus costados al momento de mover los muebles. Sin embargo, cuando estaba a punto de levantarme, di otra mirada a su cuerpo y lo que ví me hizo paralizarme.

Había un ruido de golpes en el suelo. Comenzó siendo bastante suave, pero gradualmente se hizo más alto.

Podía oír el molesto sonido junto a la risa del otro lado de la puerta. Algo la estaba golpeando en este momento y el ruido cada vez era mayor.

¿Está jugando? 

Podía sentir que estaba divirtiéndose con nosotros, su presa, la cual se encontraba atrapada.

Rápidamente, Kamil se quedó sin energía y se sentó con la espalda recargada en la montaña de muebles.

Me levanté y dirigí mi mirada hacia él ,quien parecía estar temblando y cuyas fuerzas lo estaban abandonando.

—Kamil…

Una voz temblorosa y patética salió. ¿Qué es lo que le quiero decir a estas alturas?

Ese monstruo babuino debió estar imitando el pedido de ayuda. No importa cómo lo pensara, es mi culpa el hecho de que estuviéramos en esa situación. La sangre que fluía de los lados de su cuerpo parecía no tener final, manchando el suelo de piedra. Parecía que sus órganos internos estaban heridos, ya que sangre oscura surgía de su boca.

No moví ni un solo dedo, mi cerebro estaba congelado y no podía hacer otra cosa que seguir mirándolo.

A pesar de que estuviéramos solos en una habitación llena de cadáveres, no trató de matarme. Mi desconfianza fue la que nos puso en esta terrible situación.

Con ese tipo de heridas lo único que podía hacer es esperar la muerte. Hay un enorme agujero en su costado, y sus órganos internos se encontraban lastimados, eso sin contar con que no había  forma de darle tratamiento médico en estos  momentos.

El fondo de mi garganta ardía. Mi vista se hizo borrosa, y un líquido caliente recorría mis mejillas.

Kamil solamente me sonrió de manera amable. Mi corazón se sentía como si se estuviera haciendo pedazos.

—Esta bien… No se puede evitar… es mi trabajo después de todo… —me dijo en un tono bastante débil. Continuaba tosiendo una espantosa cantidad de sangre, y su cuerpo temblaba de manera violenta. Estoy segura de que ya se dio cuenta de su propia situación—. No pudiste confiar en mí ¿cierto? Y de las cosas que te oculté, no tenía otra opción.

Mientras Kamil continuaba hablando de manera lenta, el sonido de golpes en la puerta aumentaba. Creo que nunca había estado tan molesta. Me gustaría oír sus palabras sin ese molesto ruido.

—Probablemente sabías que soy el hijo del mercante que asesinó a tu familia.

Sin siquiera poder asentir en respuesta, lo único que me fue posible hacer era escuchar mientras contenía mi aliento.

—Lo siento… mi padre mató a toda tu familia y por esa razón quería enmendarlo al menos protegiéndote a ti, después de todo solo eras una pequeña niña.

A mitad de sus palabras su voz comenzó a oírse entrecortada, se volvió tan pasional que me conmovió hasta las lágrimas.

¿Quería gritar y llorar a todo pulmón? ¿O debería estar pidiendo a Kamil que me perdonara? En estos momentos, mis sentimientos y remordimientos se mezclaban dentro de mí como en un vórtice.

Sin embargo, eso rápidamente llegó a su final, sentía como si fuera un globo desinflándose. Las emociones que brotaban en mi interior hace solo un momento, ya no se encontraban por ningún lado.

Todo es algo que yo misma cause. Ya que todo es mi culpa, creo que sería lo mejor decirle que soy la causa de todo.

—Eso es incorrecto, Kamil…

Antes de notarlo me encontraba sacudiendo la cabeza lentamente. Ya que no me era posible aceptar que él no tenía ningún rencor hacia mí y que ni siquiera estaba planeando algo, claramente nunca me perdonaría. Sé que solo era para disminuir mi carga.

Mi mal hábito de apretar mis puños lo más fuerte que podía se mostró de nuevo en esa ocasión. Mis uñas perforaron mis palmas.

—¿Charlie?

Su voz sonaba confundida y parecía estar haciendo su mayor esfuerzo para dejar de temblar y mirarme a los ojos.

—Yo fui quien mató a mi familia. Tu padre fue acusado falsamente y condenado por un crimen que no cometió… Realmente lo siento.

¿Cuál será su respuesta?

Ahora que lo he dicho me estoy arrepintiendo.

¿Por qué le había dicho a Kamil sobre mi verdadero ser cuando está en las puertas de la muerte? Supongo que solo busco mi redención, vertiendo la culpa en él.

Sentía ganas de matarme a mí misma mientras me llenaba en auto odio.

Kamil cerró sus ojos en silencio y tomó un gran respiro.

—Con que eso pasó…

Su voz se mantuvo calmada.

Pero ya no volvió a abrir los ojos. Mientras aún estaba temblando, bajé de la cama y gateé a su lado.

—¿Kamil?

Con dudas toqué su rostro lleno de sangre, notando que ya estaba seca. Su rostro estaba realmente frío. Temblé de manera involuntaria.

—Ya no puedo moverme… nada se puede hacer… Charlie…

Como si encontrara las cosas realmente molestas, Kamil soltó un profundo suspiro.

Lentamente levantó su mano y abrazó mi cabeza. A pesar de que me encontraba fuera de balance debido a su peso, y tuve que usar una mano para apoyarme, me dejé abrazar.

Sentía que el monstruo babuino estaba cerca de romper la puerta, ya que los ruidos de rotura eran realmente altos.

Sin embargo, por alguna razón, no me sentía asustada.

Más que eso, me aterraba la forma en que el calor abandonaba rápidamente el cuerpo que me abrazaba.

Cuando oí su corazón aún latiendo de manera débil, me sentí tan aliviada que comencé a llorar.

Aún estaba vivo.

Sin siquiera preocuparme por los sonidos de la puerta rompiéndose, solo escuchaba su corazón latir cada vez más débil.

Hasta que ya no latió de nuevo, y la mano que tenía sobre mi cabeza cayó al suelo.

Fuera de la puerta, oí un terrible grito proveniente del monstruo babuino y el sonido personas gritando haciendo eco en los pasillos

Estoy segura que la voz de Ergnade estaba entre ellos.

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