Al borde de lo impresionante – Capítulo 80

Traducido por Sharon

Editado por Sakuya


—Su Alteza, yo… —comenzó el duque Roman. La fría mirada de Cliff se centró en él.

—Señor Roman, tu nieta no quería pelear con mi discípula, sino la vida de Claire. Eso es un intento de asesinato. ¿Sabes lo que eso significa? —La expresión de Cliff era extremadamente seria. La palabra “señor” fue dicha con tanto sarcasmo como pudo.

¿Cómo no podría un estimado duque entender lo que “asesinato” significaba?

La expresión de Alice palideció al instante. Por supuesto que entendía lo que significaba. Una vez que esta acusación se volviera permanente, sería difícil saber qué le sucedería.

El duque Gordan permaneció en silencio todo el tiempo. Mostrar disgusto en público no era sabio, pero eso no significaba que el clan Hill fuera uno que se dejara molestar. Ya había ignorado el duelo de la última vez, pero ahora fue un atentado contra la vida de Claire. 

Sin embargo, parecía que no era necesario que hablara. Cliff, esa persona ultradefensiva, forzará al emperador a lidiar con el asunto.

El emperador observó la furia del anciano y la ira fría de los demás, suspiró en su corazón. Alice podría haber ofendido a cualquiera, pero decidió intentar matar a Claire. Ahora que las personas del Templo de la Luz estaban de testigos, si no arreglaba el tema con justicia, no sólo tendría al duque Hill furioso, sino al Templo de la Luz y a Cliff.

—Alice Roman será encarcelada y luego colgada. —El emperador cerró los ojos, sin mirar la expresión del duque Roman.

El duque Gordan y los demás sólo mostraron calma. Los ojos de Alice se abrieron, y luego se cerraron lentamente. No era culpa de nadie más que la suya por no escuchar a su abuelo y en su lugar provocar a alguien que no debía. Ahora incluso la muerte no sería suficiente. Sólo esperaba que no cayeran más miembros familiares.

La complexión del duque Roman palideció al instante, y se arrodilló de repente.

—Su Alteza, por favor, perdónela. Prefiero renunciar a mi puesto como Ministro de Finanzas, por favor, Su Alteza.

Alice, que estaba sentada en el fondo, sorprendida levantó la mirada viendo a su propio abuelo haciendo algo como eso por ella.

Los ojos del emperador se abrieron al instante. Frunció el ceño, observando al anciano de rodillas frente a él. Un trazo de ira pasó por sus ojos. ¡En verdad se atrevía a renunciar por esta situación!

—¡Bien! ¡Muy bien! ¿Te atreves a amenazarme ahora? —El emperador se puso de pie de repente, observando con furia al hombre.

—Su sirviente no se atreve. Su sirviente sólo está apurado por defender a la víctima —dijo el duque Roman aterrado, pero no dio ninguna indicación de que fuera a ponerse de pie.

Los ojos de Alice brillaron con arrepentimiento y dolor. Quería correr adelante, pero su primo la tiró detrás.

—Muy bien. Ya que es así, te ayudaré. A partir de ahora, no eres el Ministro de Finanzas. Tampoco serás un duque, sino un barón. Alice no podrá tener ningún título por el resto de su vida. ¡Todos los oficiales Roman perderán tres rangos! —El emperador parecía en verdad enfurecido ahora. Era la primera vez que un ministro se atrevía a amenazarle.

El duque Gordan no dijo ni una palabra. Había trabajado para el gobierno por muchos años, así que naturalmente comprendía la naturaleza del emperador. Nadie tenía permitido desafiar su autoridad. ¿El duque Roman no lo sabía?

—Su sirviente acepta su orden. Muchas gracias, Su Alteza, por salvar a Alice. —el duque Roman se tambaleó al levantarse. Era como si hubiera envejecido diez años en un instante. El emperador bufó con frialdad.

—Duque Hill, ¿alguna objeción?

—Ninguna, su sirviente no tiene objeciones —dijo él con voz tranquila bajando la cabeza.

El monarca volvió a mirar al antiguo duque Roman, que tenía la cabeza baja.

—¡Hmph! —Se levantó y se fue, su ropa ondeando, sin preocuparse que todavía hubiera personas. Por supuesto, bajo estas circunstancias, nadie se ofendió ante su actitud.

El humor del duque Gordan mejoró al instante. Ahora había una vacante para el Ministerio de Finanzas, necesitaba conseguir que alguien de confianza tomara el puesto.

Claire observó a Alice apresurarse y ayudar a su abuelo con sentimientos complejos. De repente, se sintió celosa por ella. Tenía a un familiar que la protegería bajo cualquier costo. Era en verdad digno de elogio que una persona como esa existiera en este mundo competitivo.

De esa manera, Alcie y su primo ayudaron al duque Roman y se retiraron. En el momento en que pasaron por la entrada, Alice se giró y la miró con intensidad.

Claire comprendió su mirada.

Un odio profundo que calaba hasta los huesos. Era un odio irreconciliable.

De esa manera, el asunto se dio por concluido.

Mientras el duque Gordan estaba increíblemente feliz por dentro, mantuvo una expresión insatisfecha.

—Príncipe divino, es una suerte que haya salvado a Claire hoy. Le agradezco de todo corazón. Señor Cliff, usted dio un paso adelante valientemente por ella. Le agradezco y le tengo el mayor de los respetos. Señor Lawrence, princesa divina, les agradezco por su defensa hoy. Si no les importa, ¿podría invitarlos a cenar para expresarles mi agradecimiento? —dijo con gran cordialidad.

Era obvio que planeaba algo. En verdad había tenido suerte con esta oportunidad para establecer buenas conexiones con tantas personas influyentes, especialmente la gente del Templo de la Luz. La relación entre la autoridad real y el derecho divino siempre había sido sutil. Mantener una buena relación por fuera tendría sus beneficios.

—No es nada, no es necesario que Su Gracia se preocupe. Fue un pequeño esfuerzo —declinó con tacto Leng Lingyun. Era claro que odiaba las formalidades.

Los otros tampoco accedieron, de la misma opinión que el príncipe.

—Bueno, en diez días será el cumpleaños de Claire. Espero que cuando llegue el momento, puedan darnos el honor de atender —añadió. En verdad era un zorro astuto.

—Oh, Claire, ¿tu cumpleaños será pronto? —preguntaron Cliff y Lawrence al mismo tiempo, sonriendo. Al instante, se giraron hacia el otro para mirarse mal.

Claire estaba algo perdida. ¿Cumpleaños? Sabía que había un día como ese, pero recordaba que siempre lo celebraba con su madre. No tenía impresiones profundas.

—¿Qué tiene que ver contigo el cumpleaños de mi discípula? ¿Por qué actúas tan emocional? —espetó Cliff.

—Claire casi se volvió mi discípula. Como su mayor, es obvio que me preocupo y le enviaré un regalo —dijo Lawrence. A pesar de decir tantas tonterías, ni se mostró avergonzado.

—¡Pah! ¡Vuelve a decir que mi discípula casi se volvió tuya! —Cliff tomó a Lawrence.

Los dos se fueron haciendo ruido, sin preocuparse por los demás.

—Definitivamente iré al cumpleaños de Claire. Hoy voy a retirarme. Acabo de regresar a la capital, así que hay varios asuntos que atender en el Templo de la Luz —respondió Leng Lingyun.

—¿Es así? ¡Genial! Estaremos honrados con su presencia —sonrió Gordan, extremadamente feliz.

Liuxue Qing le miró con sorpresa. Casi pensó que había escuchado mal. ¿Acababa de aceptar atender a un aburrido banquete? ¡Era lo que más odiaba! ¡Varios nobles le habían invitado antes, y siempre los rechazaba, pero hoy había accedido de inmediato! ¡¿En verdad todo era porque a Xuanxuan le gustaba Claire?!

—Princesa divina, ¿tendrá tiempo de atender? —Las palabras del duque Gordan la regresaron a la realidad.

—Por supuesto. Atenderé con el príncipe divino —sonrió Liuxue Qing con calidez, extremadamente elegante.

—Estaremos en verdad honrados —le devolvió la sonrisa el duque de un claro buen humor.

Claire no había dicho nada en todo este tiempo porque se sentía incómoda. Primero, porque la familia de Alice había perdido su estatus, y segundo por las acciones del duque Gordan. 

Sabía que la caída de posición no era porque el emperador la estuviera protegiendo, sino porque el duque Roman se esforzó por proteger a su nieta, enfureciéndolo. De repente, Claire se sintió algo conflictuada. Si su existencia se desviaba de los intereses del clan Hill un día, ¿qué elegiría el duque Gordan?

Desde la salida del palacio hasta la caminata al carruaje, Liuxue Qing nunca desvió su mirada de la bola de pelos en la cabeza de Claire. Cuando el vehículo avanzó, retiró las cortinas y siguió observando hasta que su figura se perdió en la multitud. 

De repente, sus pupilas se abrieron.

¡Lo recordaba! ¡Esa bola de pelos estaba en la cabeza del dragón cuando el regalo de la diosa fue robado!

Liuxue Qing contuvo el instinto de gritar y miró a Leng Lingyun, que estaba sentado a su lado. Comprendía que, si le decía algo, sólo haría que él la odiase. Necesitaba contarle este asunto al papa; si le contaba a Leng Lingyun una vez que lo confirmase, no sería demasiado tarde. 

Él no se comportaba como siempre cuando Claire estaba involucrada. Su actitud hacia esa chica era cada vez mejor. Si la situación seguía, sólo habría problemas.

♦ ♦ ♦

Por otro lado, Claire acariciaba la cabeza del Pequeño Leopardo mientras hablaba con el duque Gordan.

—Claire, regresa a casa. Ya que algo tan bueno sucedió hoy, tu madre definitivamente querrá verte. Si ella supiera de la mala relación que tienes con tu padre, se sentirá muy triste. —Naturalmente, el duque sabía de la debilidad de Claire, guiándola con astucia. 

Ella no respondió. No quería ver al marqués Roger, ese padre suyo que no calificaba como tal.

—Si tu madre viera esta situación, que tienes familia que ignoras, ella tendría el corazón roto. Además, tu cumpleaños casi se acerca, ¿permanecerás en la casa de Camille y dejarás que los invitados me vean a mí, un anciano? Cuando tu madre regrese, ¿celebrarás tu cumpleaños en la casa de Camille? —dijo el duque en silencio. Sabía que, si decía eso, ella aceptaría.

—Lo entiendo, abuelo. Mañana volveré a casa después de la subasta —asintió Claire, comprendiendo. 

Él sonrió.

—Está bien. Cuando llegue el momento enviaré a Emery con unas notas del banco doradas. Si algo te gusta, sólo da una señal. Será mi regalo de cumpleaños para ti.

Claire respetaba mucho a Emery, por lo que, si él le enviaba, ¿cómo podría no regresar?

—Lo entiendo, pero mi amigo permanecerá en la casa del profesor Camille porque será mejor que no vea a padre —dijo Claire.

—No es necesario preocuparse, ya le regañé. Una situación como esa no volverá a ocurrir, deberías traer a todos tus amigos. —Por supuesto, el duque Gordan estaba pensando en el hombre de ropas y cabello negro.

—Bien —accedió Claire de mala gana, frunciendo el ceño. Entonces se subió en Leopardo de Viento—. Volveré a la casa del profesor Camille y regresaré el día después de la subasta.

—Sí —sonrió el duque Gordan.

4 respuestas a “Al borde de lo impresionante – Capítulo 80”

  1. Hubiera sido bueno un castigo para el primo también pero bueno, no me quejo ya que ahora Alice no tiene título y su reputación como noble cayó.

  2. Excelente capítulo.
    Me encantó que la sentencia del Rey fuera fría y firme.

    Solo opino de esta manera porque es una novela.
    Si solo hubieran acabado con ella, su familia no hubiera tenido esas repercusiones pero lo que sentían por ella era más fuerte que perder su posición.

    Realmente creo que no quieren a Claire. Solo la ven con otra luz ya que ahora tiene habilidades.
    Y no creo que la salvarían como sucedió con Alice.

  3. Iban a castigar a Alice, pero ¿y al primo? Él era el que iba a asesinarla, no se debió excluirlo, pero algo me dice que para la próxima, Claire matará a Alice, ya que se notó que esa chica; es de las que nunca aprenden.
    Gracias por la traducción, vibras positivas y saludos.

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