Creo que mi prometido se ha rendido – Epílogo: La novia del Príncipe Heredero ~ A veces hermano y hermana ~ (1)

Traducido por Elisa

Editado por Ayanami


Alberto, que no sabía que había un rumor sobre él y Clara, fue informado varios días después por Hans, de modo que fue llamado por el padre de Christina, el Duque Zariel.

El padre de Christina, a pesar de servir al Rey, convocó descaradamente al Príncipe Heredero a su mansión

Christina, que no fue informada de la llegada de Alberto, escuchó un escándalo en la entrada de la mansión, entonces ella bajó por la escalera que conectaba a su habitación privada en el segundo piso.

La casa principal tiene una gran escalera frente a la puerta de entrada, al subir por ella se haya un descansillo, éste se divide en dos escaleras, una a la izquierda y otra a la derecha, conectando a cada habitación.

Elisa
En otras palabras una escalera parecida a la del titanic.

Chistina, que bajó hacia el descansillo, de inmediato, reconoció la figura que entraba por la puerta principal, tan solo con verlo le sonrió naturalmente.

— ¡Alberto-sama!

Envuelto en un vívido traje de color azul marino con bordados plateados, quien apareció en la entrada es el Príncipe Heredero del Reino de Noin, Alberto. Con una mirada seria, estaba revisando sus muñecas, mientras entraba a la mansión cuando, de repente, escuchó la voz de Christina y levantó su rostro. En el momento en que sus ojos se encontraron con Christina, quien llevaba un vestido casual, se formó una sonrisa dulce en su rostro.

—Christina.

Christina bajó rápidamente las escaleras y se acercó a Alberto, acomodándose en sus brazos. Sus ojos brillaban aún más de lo normal, estaban teñidos de amor y mostraban vívidamente su afecto hacia Alberto. Después de todo, era la primera vez que volvían a encontrarse después de reconciliarse. Aunque no recordaba haber hecho una cita con él, estaba muy feliz de poder verlo. Dentro de su abrazo, Christina, que se acomodó en los brazos de Alberto, ladeó la cabeza.

— ¿Qué sucede? ¿Teníamos una cita hoy?

Alberto miró dulcemente a Christina, pero en el momento en que escuchó la pregunta, su rostro se puso rígido.

—…Una cita…bueno si….pero con tu padre.

—… ¿Con padre?

Mientras Christina trataba de entender la situación actual. Una voz los interrumpió.

— ¡Oh, Su Alteza! Deseo agradecerle su buena voluntad para venir, a pesar de ser una llamada repentina.

La voz de su severo padre, era más alegre que de costumbre. Christina, que se dio la vuelta debido a la sorpresa, siguió parpadeando.

Aunque, su padre que estaba de pie en la escalera, extendía sus brazos para darle la bienvenida a Alberto, sus ojos tenían una agudeza perturbadora que le recordaban a los de las aves rapaces, siendo depredadores que infunden inquietud al corazón de su presa.

Aunque el brillo en los ojos de su padre era aterrador, Christina se contuvo de decir sus observaciones y, por el momento, le preguntó acerca de esta extraña situación.

—… Padre, ¿le has pedido a Alberto-sama que venga…?

Su padre es el primer ministro del Reino de Noin. Debido a su trabajo, él va al palacio real todos los días, por lo tanto, si quería hablar con un miembro de la realeza, sería más rápido para él, visitar a la familia real. Además, como súbdito del Rey, su padre, normalmente, no está en condiciones de convocar a un miembro de la realeza. Si un súbdito desea cumplir con la regalía, esa persona primero debe enviar una carta de visita, y si se recibió una aprobación, él debe ir personalmente al lugar designado. No es un problema si es la realeza quien sale, pero para un súbdito el llamar a una realeza a su propio hogar, era absurdo, un caso de extrema descortesía, sin embargo…

Cuando su hija le preguntó con ojos asustados, el Duque Zariel entrecerró sus claros ojos azules y alzó la comisura de sus labios.

—Eso es correcto. Yo mismo, le envié una carta ayer a Su Alteza Alberto, pidiéndole que venga.

Su padre no dudó, y asintió con una sonrisa algo feliz.

—….Eso, eso es…

¿Debería disculparme por la descortesía de mi padre? 

Christina se volvió hacia Alberto.

Alberto sintió la mirada de Christina y, con una cara ligeramente pálida, le sonrió.

—No te preocupes, Christina. Ya que sé, más o menos, qué tipo de charla será.

—… ¿Qué tipo de charla?

Aunque ella volvió a preguntarle, Alberto siguió sonriendo y ya no mostró ninguna señal de dar una respuesta.

Su padre, divertido, resopló y comenzó a hablar con una voz más fuerte.

—Entonces, por favor, venga por aquí, Su Alteza. Hablemos de su plan contra un cierto rumor tonto.

—…

El Duque Zariel, ni siquiera se molestó en bajar las escaleras y, con una sonrisa, Alberto levantó la mirada hacia él. Esos ojos, se movían nerviosamente.

Al darse cuenta de que Alberto dudaba de ir hacia las escaleras, su padre sonrió.

—Mi niña, ¿qué quieres hacer?

Alberto apretó con fuerza sus labios, luego se volvió hacia Christina. Mirando a Christina, que no parecía entender el flujo de la conversación, sonrió suavemente.

—… No importa lo que pase, definitivamente, me casaré contigo, Christina.

Christina acababa de recibir una propuesta hace unos días y, cuando lo escuchó decir claramente que en definitiva se casaría con ella, sus mejillas se tiñeron de rojo rápidamente.

—…Sí~.

—Bien.

Alberto acarició suavemente la mejilla de Christina, y caminó hacia donde se encontraba el Duque. Despidiéndose de esa espalda, Christina finalmente, tuvo una idea aproximada sobre el contenido de la charla que ellos tendrían hoy.

Supongo que ambos hablarán sobre qué hacer con respecto al caso “Clara”, ¿verdad?

A Alberto, quien fue llamado al estudio de su padre, finalmente se le permitió terminar la charla después de que habían transcurrido tres horas.

—Cuando terminen su charla, por favor avísame —Fue lo que Christina le pidió a Hans. Cuando él le avisó, ella inmediatamente se dirigió hacia el estudio de su padre.

Christina, al ver a Alberto salir del estudio de su padre, corrió hacia él.

— ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

La cara de Alberto se veía pálida y mostraba un fuerte cansancio.

Cuando notó a Christina, forzó sus músculos faciales y sonrió.

—Estoy bien.

—Padre, ¿dijo algo irracional?

Su padre siempre había sido severo con Alberto. No fue difícil imaginarlo pidiéndole a Alberto una demanda irrazonable, mientras muestra una cara tranquila.

Sin embargo, Alberto estaba sonriendo.

—Si es para poder casarme contigo, no hay nada imposible para mí…

—…

Alberto, lo declaró con una voz fuerte y llena de determinación, sus ojos oscuros parecían hundirse en lo profundo de un abismo de desesperación.

Completamente incapaz de entender el flujo de la conversación, Christina pensó: ¿debería preguntarle a padre?

Dirigió su mirada al estudio. Entonces, en ese momento, su padre salió del interior de su estudio.

—Padre. ¿Qué tipo de conversación has tenido con Alberto-sama?

Cuando miró su rostro, mientras estaba siendo interrogado, su padre alzó las cejas y le echó un vistazo a Alberto. Al recibir esa mirada, Alberto, aunque con una cara pálida, esbozó una sonrisa como de costumbre. Alberto contrarrestó sus ojos evaluadores con una sonrisa firme, al ver esa figura, el Duque solo sonrió.

—Nada, no tienes que preocuparte por nada, Christina, tu padre acaba de confirmar los sentimientos de Su Alteza, eso es todo. Dado que parece que Su Alteza desea casarse contigo, tu padre le dijo el procedimiento necesario para hacerlo. Bueno, con respecto a ese ridículo rumor sin valor que llegó a difundirse, solo le conté un poco de mis pensamientos como un anciano.

Al final, ninguno de los dos le respondió sobre el contenido de su conversación.

Después de eso, Alberto comenzó a participar en todo tipo de banquetes y clubs, aparentemente, intentando controlar el rumor. Era una expresión ambigua, porque Alberto se movía solo, por lo que, Christina no podía encontrarse con él en absoluto.

Luego, aunque solo lo escuchó de la hermana de Alberto, Anna, parecía que el Rey le estaba asignando a Alberto, más del doble de la cantidad de asuntos gubernamentales. En el camino, tuvo la oportunidad de reunirse con él, pero como se veía pálido, le pidió que descansara para que no colapsara, sin embargo, Alberto comenzó a decir palabras incomprensibles.

—No…esto es una prueba…

Respecto de los asuntos de gobierno, así como del control de los rumores, al parecer se le dio una orden estricta para tratar con ambos al mismo tiempo, esto también fue algo que escuchó de Anna.

Y entonces, alrededor de la época en la que se difundió la información de que el rumor que  se extendía no tenía fundamento, el Márquez Schönhausen llevó a Clara a su territorio en la frontera. Sin embargo, aún se estaba celebrando la asamblea gubernamental, por lo que no era el momento propicio para regresar a su territorio, pero dado que el rumor sobre la falta de disciplina con respecto al comportamiento de Clara en la alta sociedad comenzó a extenderse, parecía un juicio aceptable. Regresaría a su territorio hasta que el rumor se calmará, mientras tanto sería educada nuevamente para poder volver a hacer su debut social.

Christina se sintió ligeramente aliviada.

Christina, que solo conocía el final feliz, no sabía si esta situación significaba el fin del juego o no. Pero, debido a que el territorio de Márquez Schönhausen está a una distancia de más de un mes de la capital del reino en un carruaje, no sería poco el tiempo de su ausencia así, esa chica, por el momento, no regresaría a la capital. Además, como Christina había esperado, si la volvían a educar para tener su debut, ella volvería en la primavera del año próximo. Si todo iba bien, en ese momento, la ceremonia de matrimonio con Alberto habría llegado a su fase final.

Mientras no ocurra un desastre natural, todo estará bien.

Mientras Christina intentaba convencerse con esa idea, comenzó a pensar en su futuro con Alberto.

El tiempo que pasaron los dos juntos, la capital y el final del verano.

En calma, pero aun así, las palpitaciones cotidianas estaban por comenzar.


Epílogo/Historia Paralela 2 ya disponible en la edición 27 de Kovel Times 😉

4 respuestas a “Creo que mi prometido se ha rendido – Epílogo: La novia del Príncipe Heredero ~ A veces hermano y hermana ~ (1)”

    1. En la historia original es un juego, pero aquí, no se basan en patrones predestinados… Las personas son libres de hacer elecciones… X ello la original y su realidad no coinciden…

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