Riku – Capítulo 14: Bola de fuego

Traducido por Kaori

Editado por Kaori

Corregido por Sharon


Una bola de fuego ardiente apareció frente a sus ojos.

Estaba a tres pasos de ella. Para repeler el ataque, giró su alabarda para cubrirse a tiempo. La bola de fuego hizo un débil sonido y se disipó.

Justo después, Riku salto hacia atrás, aterrizando con su mano izquierda en el suelo.

Irritada, miro a los alrededores y se dio cuenta de que las expresiones de los Espiritistas habían cambiado ligeramente. Sus rostros se habían vuelto mucho más brillantes. Si hubiera que ponerlo en palabras, sus expresiones decían que tenían esperanza de ganar.

Mirando sus rostros, le dieron ganas de cortarles sus lenguas.

—¿Quién disparó eso?

Por supuesto, nadie respondió.

Mientras ella se calmaba, comprobó las caras de cada Espiritista y, como si le respondieran, otra bola de fuego se disparó.

Esta vez, ella sabía de dónde venía. Sin embargo, en esta ocasión era más difícil de evadir.

Venía diagonalmente desde adelante y se acercaba tan rápido que dejaría a los Demonios, quienes presumen de su fuerza física, en vergüenza.

Defendiéndose de la bola de fuego con su alabarda, ella fijó sus ojos en el espiritista que le había disparado.

Antes eran una multitud de Espiritistas con ingenuas expresiones de esperanza. Ahora, por donde miraba no había un sólo Espiritista con cara seria.

—El de antes… fuiste tú ¿verdad?

El Espiritista usaba una ballesta. También tenía una espada, pero parecía que su arma principal es la ballesta. Justo al lado de su espada, tenía un carcaj.[1]

No se veía diferente a cualquier otro Espiritista. Pero era una realidad que era quien lanzó la bola de fuego, y por eso, Riku dejó escapar una sonrisa.

—Qué alivio… Todavía quedaba una cabeza de buena calidad en esta Fortaleza.

Riku se acordó de algo que había aprendido hace mucho tiempo.

Cualquier Espiritista podía usar en su equipo una técnica tan básica y sencilla como era el Poder de Prohibición Demoníaca. Pero para aquellos que tenían talento, sería de un nivel superior.

—No recuerdo los detalles, pero era posible infundir un atributo en el arma, ¿verdad? En este caso, debes estar poniéndole el atributo “fuego” a la flecha.

Sin querer, ella sonrió.

De regreso a cuando ella quería convertirse en una espiritista, algo como infundir su atributo era un sueño. No, se podría decir que era un sueño dentro de otro sueño, algo inimaginable. Pero ahora, eso ya no importaba.

—Lo sabes bien, chica Demonio —habló lentamente el Espiritista que usaba la ballesta. La miraba como si quisiera confirmar algo.

—¿Es así? Es solo sentido común ¿no? Bueno, entonces…

Riku estaba girando su alabarda entre sus manos. Al parecer, de todos los Espiritistas reunidos allí, solo él tenía una fuerza considerable. En otras palabras, si ella lo derrotaba, entonces el resto en realidad no importaba.

—¿De qué familia eres? Dependiendo de lo que digas, puedo ir fácil contigo si lo deseas.

—¡No hables disparates chica Demonio!

El Espiritista frunció el ceño.

Sacó cinco flechas de su carcaj y las disparó todas a la vez en dirección a Riku.

Las flechas volaron como un halcón buscando a su presa, haciendo un sonido al cortar el aire. Mientras avanzaban, en un instante, comenzaron a arder. Eran más rápidos y precisas que su último ataque. Al aproximarse, el sonido que hacían parecía un trueno al caer.

Una vez más, Riku balanceo su alabarda para desviar la bola de fuego. Pero como si quisieran rodearla, las 5 bolas de fuego aumentaron su tamaño. En un abrir y cerrar de ojos, Riku fue envuelta por las llamas.

—Hmph, muy fácil. Frente a nosotros, los Espiritistas de la Familia Bistolru, los Demonios son basura.

El espiritista apartó la ballesta mientras resoplaba. Los demás se reunieron a su alrededor y empezaron a animarlo.

—¡Como se esperaba! ¡Digno de confiarle la fortaleza, Celestino-sama!

—¡Eso fue increíble! ¡Por favor, enséñame a hacerlo!

—¡Eres muy poderoso! Realmente… ¿Eh?

Los aplausos terminaron allí.

El último comentario fue interrumpido abruptamente por un grito que perforó los oídos de todos en el lugar.

Debido a eso, se giraron rápidamente hacia atrás.

—Así que eres un Espiritista de Bistolru.

La alabarda disipó el fuego que la rodeaba.

Allí, completamente ilesa, apareció la figura de Riku. Su uniforme militar estaba algo quemado en la parte de abajo, pero eso era todo. Ella no se veía como alguien que había estado en el fuego.

—Entonces no necesito contenerme. A pesar de que estaba pensando en ir fácil si se trataba de los Espiritistas de Barusak.

Riku se dirigió lentamente hacia ellos mientras giraba su alabarda como si fuera una enviada del infierno. Ella les sonreía audazmente.

El Espiritista de la ballesta sacó otra flecha una vez más, pero ya era demasiado tarde. Riku había cerrado la distancia entre ellos de una sola vez.

Saltando en medio de los Espiritistas gritando, decapitaba cabezas con su alabarda mientras la sangre salpicaba por todos lados como un manantial.

Él quería usar su ballesta para salvar a sus compañeros, pero si disparase ahora, podría terminar golpeándolos en su lugar.

—Si fueras un Barusak, te habría arrinconado hasta el punto de que desearías que te matara. Pero como iba a ir fácil, no los mataría. Me gustaría mantenerlos con vida para que colgaran por el acantilado. Como soy amable, no les cortaría la cabeza hasta que murieran. Pero eres un espiritista de Bistolru, así que no necesito ser amable.

El Espiritista tiró su ballesta y en su lugar utilizó su espada, apuntándole con ella. Su arma principal era la ballesta, pero no podía decir que era malo usando la espada. Corrió hacia Riku.

Estaba usando una armadura roja, pero todavía tenía puntos débiles. Por ejemplo, el lugar donde la armadura se unía. En sí, era resistente, pero el interior era frágil.

Cubriendo su espada en llamas, el Espiritista avanzó. Su aspecto físico hablaba del tiempo que había pasado entrenando.

Tomando como objetivo el cuello de Riku, apunto a ese indefenso lugar y clavó su espada en ella. Pero…

—Los voy a matar como de costumbre.

La chica cubierta de sangre, rápidamente eludió su ataque. Su movimiento fue casi como un paso de baile. Perdiendo su objetivo, el Espiritista se tropezó hacia adelante y Riku se dirigió a él. Se puso detrás de su espalda y…

—Adiós, señor de la ballesta.

… Le cortó la cabeza.

No había nadie capaz de detenerla. Alzó la cabeza recién cortada y les dio una sonrisa a los Espiritistas que quedaban.

—Bueno, entonces, ¿qué debo hacer con el resto de ustedes?

—¡¡Mátenla!! ¡¡Debemos vengarnos!!

Gritó alguien y con esas palabras, los presiono a actuar. Los Espiritistas blandieron sus espadas.

Mientras avanzaban con sus rostros retorciéndose del miedo, se veían lamentables. En un instante, el lugar se convirtió en el mismísimo infierno.

Cubierta de sangre, Riku masacró a los Espiritistas uno tras otro mientras sonreía. El tiempo que tardó fue suficiente para hacer que el pasillo limpiado anteriormente hasta brillar se convirtiera en un mar de sangre.

—¿C-Cómo…? ¡¡Voy a morir!! ¡Huyamos!

Desafortunadamente, algunos Espiritistas intentaron huir.

Si de alguna manera sobrevivieran, entonces los Espiritistas que eran de Barusak serían capaces de retirarse a su base. Si dejaba que hagan eso, sólo habría Espiritistas en la llanura. Pero ahora sólo quedaban dos personas en la Fortaleza.

Uno acababa de morir, mientras que el otro seguía corriendo hacia la salida. Si Riku descubriese que era un Barusak, aunque ella había dicho que iría fácil, obviamente solo iba a ser una tortura. Es por eso que su única opción era huir.

—¡Maldición! ¿¡Q-Qué hice para merecer esto!?

Forzando su camino a través de la pesada puerta, corrió hasta las llanuras bajo las montañas. Su objetivo era llegar al campamento del General Toudo. No solo recibiría protección, sino que era necesario informar sobre la caída de la Fortaleza.

Por supuesto, el deseo de huir era mayor, pero sus acciones tenían un motivo.

—No importa lo fuerte que sea ese Demonio. ¡No puede ser enemigo de los generales! ¡Necesito reportar esto rápidamente!

Corría por las montañas, con la piel arañada por pasar a través de los árboles. Sentía cómo las ramas golpeaban sus ojos, pero sin preocuparse por ello, siguió corriendo por la montaña. Entonces…

—Fugado, una persona detectada.

Repentinamente fue desgarrado con unas garras afiladas.

El lugar donde fue herido sangraba. Cuando empezó a perder la conciencia, se dio cuenta de los 40 Demonios que lo rodeaban.

—Puesto que escapó, ¿significa que las cosas en la Fortaleza terminaron?

—¡Suboficial! La bandera de la Fortaleza fue sacada. Parece que terminó.

—Ya veo. Entonces regresemos. Hey, alguien acabe con este tipo. En lugar de dejarlo vivir con esas heridas, es mejor que simplemente muera.

Con esas palabras, la poca conciencia que le quedaba al Espiritista de Barusak desapareció.

Los Espiritistas en la llanura no supieron de la caída de la Fortaleza.

Si hubieran sido capaces de obtener esta información, es posible que el resultado hubiera sido diferente. Su hubieran enviado a alguien para comprobar la Fortaleza antes de ir a la guerra de nuevo, tal vez podrían haber visto el momento en que la bandera fue retirada.

Sin embargo ni los Espiritistas ni los Demonios del Castillo Myuuz pensaron en confirmarlo.

Era como si la posibilidad en sí hubiera quedado fuera de sus cabezas. Como si ellos solo pudieran ver al enemigo delante de ellos y a nadie más.

Ese irrazonable concepto en sus cabezas les impidió ser conscientes de la Fortaleza..

Con ambos ejércitos sin darse cuenta de lo que estaba pasando, la guerra estaba por comenzar.

Y la «Batalla del Castillo de Myuuz», una guerra que terminaría en una derrota histórica, estaba por comenzar.


[1] El Carcaj Se emplea para llevar flechas.

3 respuestas a “Riku – Capítulo 14: Bola de fuego”

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