Riku – Capítulo 38: La Rebelión de la Noche Profunda

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


La ausencia de Asty tenía una razón mucho más estúpida de lo que Riku esperaba.

Al salir de su habitación, soltó un gran suspiro.

Hoy, Asty no vino al entrenamiento. Incluso entre sus subordinados, ella era una persona muy diligente. Entraría en el campo de entrenamiento antes de que el sol se hubiera levantado y seguiría balanceando una espada o una lanza. Pero hoy, Asty no mostró su rostro.

A Riku no le importaba si iba a venir a entrenar o no. Sin embargo, ella era la subordinada de Riku, quien Gortoberuk le confió. Riku se preguntó si tal vez tenía fiebre alta y no podía salir de su habitación. Pero si lo dejaba así, se volvería malo para la posición de Riku, y afectaría la reputación de Leivein.

Por eso que terminó el entrenamiento temprano para darle una visita a Asty en su habitación.

Al final, sus preocupaciones fueron innecesarias.

—Yo, Ojou-chan.

Volviéndose, vio a Vrusto apoyado contra la pared. Probablemente estaba esperando a que Riku regresara.

Después de levantar ligeramente su mano para saludarlo, ambos avanzaron uno al lado del otro.

—Y entonces, ¿cuál es la razón de que esa chica esté ausente? ¿Estaba enferma?

—… Autoconfinamiento.

Riku dejó caer los hombros.

Sentía que había perdido sólo por haberse preocupado por Asty y haberla visitado. No estaba enferma, o mejor dicho, más sana no podría estar. De hecho leía un libro de estrategias sentada en una silla.

—¿Haa? ¿Confinamiento? —alzó la voz Vrusto sorprendido. Riku continuó en voz baja.

—Sí. Piensa que tiene la responsabilidad de esta última batalla.

Asty dijo que tenía la responsabilidad por dar motivos para que las tropas fueran enviadas a las Llanuras de Karkata, por lo que no saldría de la habitación hasta que llegara el momento adecuado.

Por supuesto, era un hecho que tenía parte de la responsabilidad. Sin embargo, todo lo que hizo fue dar su opinión. La culpa era de Kraut, quien aceptó sin pensar seriamente.

—Le dije que debía pulir sus fuerzas en lugar de hacer esto, pero ella no me escuchó, diciéndome que la dejara durante al menos tres días. De todos modos, parece que la casa de Gortoberuk tiene algún lema familiar de que debes aislarte para aceptar tus actos equivocados o algo así.

—¿Supongo que esto es diligente? Qué decir…

Vrusto mostraba una cara sorprendida. Riku parecía tener una expresión similar.

—Aunque hay cosas más importantes que los lemas familiares…

Más que lemas, Riku odiaba otra cosa. Por el orgullo de su Familia, Riku fue tirada lejos y terminó con recuerdos tristes. Tal vez desde la perspectiva donde se encontró con Leivein podría considerarse algo bueno.

Al final, incluso después de 10 años, todavía miraba al Barusak con hostilidad.

Ese día de hace diez años… Los recuerdos de ser traicionada por su padre, envuelta por las olas del mar y llevada a la orilla del mar, eran como si una fina niebla la rodeara. No recordaba los detalles, pero sentía que estaba llena de resentimiento y odio. Incluso ahora, esos pensamientos vivían en lo más profundo de su corazón.

Aunque haya pasado una década, la cerca llamada Barusak todavía la contenía. Si esto continuara, era probable que se convirtiera en su prisionera por el resto de su vida.

Pensando en eso, su humor se volvió un poco oscuro.

—¿Quién sabe?

La respuesta de Vrusto fue muy corta. Sacó un cigarro del bolsillo en su pecho y empezó a fumarlo. Riku odiaba el olor a humo. Era sensible a él y la hacía toser. Justo en el momento en que Riku estaba a punto de abrir la boca para quejarse, sucedió …

Hmm.

De pronto, sintió una mirada sospechosa en su espalda.

Detrás suyo había tres soldados. Eran parecidos a los humanos, pero como llevaban la armadura del Ejército del Rey Demonio, definitivamente eran Demonios.

No obstante, lo que le preocupaba era la forma en que la miraban. Era diferente de las miradas de desprecio a las que ya estaba acostumbrada. En su lugar, emitían un fuerte sentimiento de sorpresa.

—¿Qué ocurre, Ojou-chan?

Volviéndose otra vez, el trío había desaparecido como si se hubieran escondido. Debido a que no recordaba sus rostros, sabía que eran subordinados de Karkata.

Aún así, sentía que estaban involucrados con algo.

—¿Viste a esos tres hombres que acababan de doblar esa esquina hace un rato?

—¿Hm? Ah, ¿esos tipos que te estaban mirando…? ¿No estarán celosos de Ojou-chan porque tuvo muchos logros a pesar de ser un ser humano?

—Sería bueno si ese fuera el caso.

Tal vez era un poco demasiado consciente de sí misma. Mientras pensaba en ello, sacudió las sospechas de su mente.

♦ ♦ ♦

Fue en la noche de hoy que ocurrió el incidente.

En el momento en que la luna estaba en el cielo, se levantaron agudos gritos

—¡¡Es una rebelión!!

—¡Hay un traidor entre nosotros!

—¡Es fuego! ¡Está ardiendo!

Junto con estas palabras, las llamas del fuego subían al cielo. La paja extendida en las pocilgas se había incendiado repentinamente, e iluminaba deslumbrantemente el cielo nocturno. Los soldados vigilando, al ver el fuego y las voces que decían que era una rebelión, provocaron confusión.

—Qué ruidoso, en serio.

Riku salió de su habitación vestida en su armadura. Justo cuando se volvió hacia un pasillo, vio a Vrusto y a Roppu, que habían reunido a muchos de sus subordinados y se precipitaban hacia su habitación.

—¡T-Teniente! ¡¡Es en serio!!

Sea lo que sea, parece que han aparecido rebeldes.

—Si entras en pánico, estarás haciendo lo que ellos quieren.

Riku reprendió a los dos que estaban un poco nerviosos.

En momentos como este era necesario lidiar con los problemas con una mente fría. Riku respiró hondo y miró en la dirección de donde venían los gritos. Tal vez ocurrió porque el aire del invierno estaba muy seco. Las pocilgas improvisadas estaban siendo quemadas mientras se escuchaba la paja ardiendo.

—Teniente Segundo Vrusto, tome el control de los soldados y suprima la conmoción. Debe haber cerca de tres personas chispeando la conmoción. Corta a quienes están molestando.

—Entendido.

Bajando ligeramente la cabeza, Vrusto se fue inmediatamente a máxima velocidad. En un instante, había desapareció del lugar.

—Pero, ¿por qué dices que debe haber unas tres personas? —preguntó incómodo Roppu. Ella respondió rotundamente sin apartar la mirada del fuego.

—Primero, al escuchar las voces, distinguí unas tres personas gritando.

—¿Eh? ¿No estabas durmiendo en este momento?

—No tenía ganas de dormir, ni con ánimos de entrenar. En lugar de eso, ¿cómo crees que pudieron entrar aquí?

Bajando las cejas, comenzó a meditar la pregunta. Escuchando las voces gritar dos veces más, Roppu explicó sus dudas.

—Subir las paredes de Karkata… Es imposible. Es demasiado alto para que alguien intente subirlo con fuerza, e incluso si alguien desde el interior enviará una cuerda para que subieran, los guardias se habrían dado cuenta.

—Si ese es el caso, ¿significa que los guardias nos traicionaron?

No era posible. El papel de guardias era dado a los Demonios que trabajaron en Karkata por generaciones.

—Sí, aunque fuera temporalmente, habrían elegido el momento de hacerlo por su propia voluntad. Al menos, el patrullaje de esta noche es muy riguroso.

—… Cierto. Creo que habría sido más eficaz causar disturbios después del banquete.

Con eso dicho, ¿cómo entraron?

En primer lugar, ¿por qué comenzaron un incendio hoy? Puesto que era fácil para ellos infiltrarse, habría sido mejor esperar para causar la confusión después de que su vigilancia se calmara.

Como Roppu había dicho: la confusión se habría extendido aún más si hubieran encendido el fuego después de que todos estuvieran borrachos en el banquete.

—Para empezar, ¿por qué querrían causar disturbios? Son sólo dos o tres personas, aunque causen desorden podremos suprimirlo de inmediato, no tiene sentido —dijo Roppu preocupado. Estaba hirviendo con todas estas preguntas.

Moviendo lentamente su dedo hasta la barbilla, Riku empezó a pensar. El fuego empeoraba, y ahora se extendía hasta el corral de las ovejas.

—¿No significaba que el desorden no tiene sentido si no fuera causado hoy?

—¿Quieres decir que la gente se infiltró y que la gente de afuera no está en condiciones de cooperar adecuadamente?

—Exacto. En otras palabras, decidieron previamente que actuarían “hoy”.

—Uhh… Esto significa que hoy, las tropas enemigas sabían que en ese momento, encenderían un fuego, y que el fuego causaría desorden… ¿Algo así?

Riku asintió con la cabeza ante las dudas de Roppu.

—Sí… En otras palabras, significa que están coordinados con las tropas externas.

En las guerras, era el estándar para causar disturbios y ataques. Lo más probable es que utilizarían la brecha dada por la agitación y abrirían la puerta desde adentro, haciendo que sus tropas entraran.

Cuando Riku terminó de resumir sus pensamientos, Vrusto regresó.

—Ojou-chan. Cogimos a las tres personas que pusieron fuego en los corrales.

—Al final, fueron tres personas. ¿Dónde están?

—Ahora mismo, están siendo arrastrados a la plaza. Parece que tomará algún tiempo apagar el fuego. Se había extendido mucho después de todo.

Riku se dirigió a la plaza conducida por Vrusto junto a Roppu donde los tres hombres estaban atados con cuerdas. Curiosamente, eran los tres soldados que ella vio en el atardecer. Al parecer, eran soldados de Barusak que se habían infiltrado.

—Así que el significado de esas miradas era esto.

Riku comprendió ahora. Ella era esa niña sin valor que habían pensado que estaba muerta, pero por alguna razón, ahora estaba en el Ejército del Rey Demonio. No había manera de que no se sorprendieran.

Probablemente habían tenido una reacción similar a la de Toudo en ese momento. Mirando a los soldados de Barusak devolverle la mirada, ella pensó en esto por un momento.

Sin embargo, ahora no podía reflexionar sobre las cosas.

Tomando su alabarda, cortó la cabeza de las tres personas sin decir nada.

—Esp- ¡¿Ojou-chan?! ¿No deberíamos haber presionado por información?

—Podrían haberse explotado antes de que lo hubiéramos logrado. Si tuviéramos tiempo para buscar bombas podríamos haberlo hecho… Pero ahora mismo, el tiempo es precioso, así que no había nada más que hacer.

En realidad, ella quería torturarlos a fondo.

Quería pelar su piel, aplastar sus huesos y torturarlos hasta que le rogaran que los matara. Pero en este momento, no tenía tiempo. Más tarde podría satisfacer ese placer.

—Recoja inmediatamente a los soldados en la puerta.

—¿Ah? ¿Por qué? ¿Antes de apagar el fuego?

Incluso ahora, el fuego estaba ardiendo vigorosamente.

Si no se apaga pronto, se extenderá aún más. Si la dirección del viento cambiara, incluso la zona residencial podría incendiarse.

Pero todo lo que Riku hizo fue dar una mirada al fuego, dando a entender que sería más eficiente si dejaban que el fuego se extendiera.

Alzando la comisura de sus labios, sus ojos volvieron a Vrusto.

—Lo usaremos en su lugar. Esta enorme señal de fuego.


Gorrión
Ya viene... ¡Lo presiento! Se viene lo bueno.

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