Riku – Capítulo 54: Aquellos que querían aumentar su poder

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


En el campo de entrenamiento del Castillo de Myuuz resonó una voz enfurecida.

Los Demonios reunidos allí portaban armas oscilantes como lanzas, hachas y espadas. Cada uno de ellos estaba en sus posiciones decididas, blandiendo sus armas mientras que alzaban gritos. La hermosa hierba recortada temblaba por la cantidad de presión del viento.

Entre todos los que estaban esforzándose en el entrenamiento, había una existencia que estaba distintivamente por encima de la media.

Se trataba de Riku Barusak.

Ella trataba con múltiples Demonios a la vez con su cabello rojo balanceándose. En su mano no tenía su usual alabarda, sino la espada de plata que había conseguido luchando contra Selestinna Bistolru. El arma detenía los ataques de los Demonios como si nada mientras brillaba.

Detrás de Riku había una fila de soldados derrotados. Sólo tres Demonios permanecían de pie ante de ella ahora, sosteniendo sus espadas con fuerza pero retrocediendo. Riku resopló.

―¿Qué pasa? Una oportunidad como esta no pasará más de una vez.

Con un tono provocativo, increpó a los Demonios asustados. Ella hizo un ligero giro en su espada.

―A pesar de que esta es una gran oportunidad para derrotar a un humano de manera formal O… ¿podría ser que hayan renunciado a la lucha desde el principio?

―¡No te atrevas a llamarnos cobardes!

El Demonio que estaba al frente de los otros dos atacó mientras escupía esas palabras. De una manera demasiado estúpidamente honesta, trató de romper su defensa cara a cara. Después de esto, las dos personas restantes también atacaron.

―Demasiado débil.

El ataque se acercó a Riku sin detenerse hasta el último momento. No fue hasta que estuvo a punto de darle que ella se movió.

En esa situación donde la espada estaba a una distancia como la de papel muy fino, Riku ágilmente dio un paso hacia la derecha. Doblando su cuerpo, el ataque pasó a su lado, y el Demonio que había perdido su objetivo no pudo detener su impulso.

Debido a la forma en que su espalda se encorvó hacia adelante, su flanco lateral quedó expuesto.

Moviendo su mano izquierda, se apoderó del brazo del Demonio, quien gimió ante el pequeño agarre. La espada que había estado agarrando con tanta fuerza como si fuera un tesoro cayó de su mano fácilmente.

―El primero.

Antes de que el arma cayera al suelo, Riku comenzó su siguiente movimiento. Apuntando a la espalda del Demonio próximo a caer, lo pateó sin vacilaciones y él fue enviado a volar hacia los otros dos Demonios que lo seguían.

―¡Uwaa!

―¡Para!

Uno de ellos pudo tomar distancia y evitar que su compañero cayera sobre él, sin embargo el otro no lo logró a tiempo. Recibió al Demonio volador directamente y se vio aplastado por el impacto.

―Segundo, aplastado.

Riku tranquilamente desvió la mirada del Demonio caído, quien tenía burbujas saliendo de su boca.

Entonces, miró inmediatamente a la última presa. El Demonio restante había dejado de correr hacia ella y la miraba sosteniendo la espada con fuerza. Marcó con los ojos el rango de ataque de Riku.

―¿El tercero no viene?

Cuestionado por Riku, el último demonio entrecerró los ojos. Silenciosamente curvó sus cejas, parecía que estaba pensando en algo. Desde la frente del Demonio, el sudor fluía incesantemente y Riku sonrió burlonamente.

―Si no vienes aquí, entonces iré yo.

Dio un paso adelante. Fue sólo un paso simple y sencillo. Con ese paso, había entrado tranquilamente dentro de la línea que había estado imaginando el demonio, y comenzó a bailar ante de sus ojos.

―¡U-Uwaa!

La sorpresa se debía a que el rostro de Riku apareció ante sus ojos. Sin poder evitarlo, cayó de espaldas miserablemente.

―Con eso, es el final… Qué lástima —declaró Riku con frialdad.

Sin piedad, puso su espada de plata junto al cuello de ese Demonio que se encontraba miserablemente tumbado en la hierba.

Con la distancia a la que ahora se encontraba Riku, aunque alzara la espada sería imposible defenderse. El Demonio tragó saliva.

―Si es tan lamentable, entrena sin quejarte. Y luego, hazte un soldado digno del Capitán Leivein.

―Debe ser “digna del Señor Demonio “, Teniente Coronel Riku Barusak —dijo alguien en tono frío detrás suyo. Mirando en dirección de la voz, encontró un joven vestido con una túnica larga.

La persona con ropa inadecuada para el campo de entrenamiento tenía una expresión amarga.

Riku frunció ligeramente el ceño.

―Ha pasado mucho tiempo, Oficial de Personal Piguro. ¿Tiene algún asunto conmigo? —preguntó tranquilamente sin dejar de apuntar el cuello del soldado con la espada.

Piguro era prácticamente el ayudante del Batallón del Dragón, ¿por qué alguien como él estaría en el Castillo Myuuz?

―… Es obvio que tengo algunos asuntos contigo, Teniente Coronel Riku Barusak. Se trata de trabajo. Sígueme inmediatamente.

Sin cambiar su rostro agrio, Piguro salió del lugar a un ritmo rápido luego de decir esto. Era como si ni siquiera quisiera respirar el mismo aire que Riku.

Envainando su espada de plata, ella se alejó del Demonio caído.

―Eso es todo por hoy. Vuelve mañana.

Diciendo sólo eso, dejó el campo de entrenamiento.

Piguro la esperaba a la salida con una expresión seria y junto a Roppu.

Notando a Riku, Roppu le extendió una toalla blanca.

―Aquí, Teniente Coronel Riku.

―Gracias, Sargento Mayor Roppu.

Era una toalla blanca rebosante de sensación de limpieza. Era extremadamente suave y tenía una suave fragancia dulce. Tal vez se había lavado. Mientras Riku se limpiaba su sudor, Piguro abrió la boca.

―Es un asunto urgente, por lo que te lo diré aquí mismo. Escucha con cuidado.

―Sí.

Soltando la toalla, silenciosamente esperó las palabras de Piguro

―En primer lugar, felicidades por su ascenso. He oído que has sido promovida por tus logros en Karkata y en consideración a tus luchas en la Isla Sherr. De ahora en adelante, que su lealtad para al Señor Demonio se profundice aún más.

Cuando habló, hizo especial énfasis en las palabras Señor Demonio.

Sin responder, Riku bajó la cabeza como si las aceptara. Mientras hacía eso, miraba a Piguro con ojos sospechosos.

―…¿Lo entiendes? Bueno, no importa. Hoy se decidió tu próxima misión.

―¿La siguiente misión, dices?

Riku levantó la cabeza con vigor.

Habían pasado dos meses desde que regresó de la Isla Sherr. Los alrededores estaban completamente envueltos con los joviales sentimientos de primavera y todo se volvió más verde.

Aunque había sido promovida a Teniente Coronel, no había cambios en su afiliación con el Tercer Ejército, por lo tanto, estaba trabajando duro para entrenar a los soldados.

No es que ella odiara el trabajo en particular.

Los sobrevivientes del Segundo Ejército liderado por Edgar Zerrik se habían fusionado con el Tercero, haciéndolo más grande. Los soldados que eran originalmente del Tercer Ejército ya conocían la fuerza de Riku, y por lo tanto no estaban descontentos con ella.

Quienes la desafiaban eran los Demonios que deseaban ser más fuertes.

En general, los que querían mejorar poseían una gran fuerza. Muchos retadores no tenían nada que decir en su contra y sólo querían enfrentarse a ella para mejorar su habilidad de espada.

Por otro lado, los restos del Segundo Ejército, que no conocían su fuerza, plantearían quejas sobre Riku. Hablaban mal a sus espaldas y la miraban con ganas de matarla.

Derribar a esos tipos al decir que era “entrenamiento” era de alguna manera muy cómodo. Ella rompía los colmillos que apuntaban hacia a ella y los hacía ceder.

Durante el tiempo que había acumulado entrenamiento, parecía que la fuerza de Riku había penetrado poco a poco en sus mentes.

Así, la gente que la miraba con desprecio había disminuido.

Hoy en día, todos los profundamente arraigados detractores de Riku no podrían hacer más que mirar mal.

Ella pasaba su tiempo mejorando su calidad de vida.

… Sin embargo, si hablamos de sus intenciones, no hay manera de que sólo se preocupe por su entrenamiento.

Riku quería obtener logros militares por el bien de Leivein. No hay manera de que permanezca aumentando su fuerza lenta y calmadamente.

Quería ser enviada a la batalla, aunque sólo fuera avisada una hora antes. Por eso las palabras de Piguro hicieron bailar su corazón.

―¿En qué lugar? ¿Es una batalla repleta de gritos? ¿Una batalla con la sangre de enemigos y aliados? ¿Es una batalla sin piedad hasta el punto de la desesperación?

―Por favor, que no te brillen los ojos, Teniente Coronel Riku Barusak. Realmente, los chicos fuertes que quieren ser más fuertes por razones aleatorias son siempre… La misión que te han encargado es secuestrar a cierta persona.

En ese instante, perdió toda su motivación.

“Secuestro” no era una palabra que la atrajera mucho. Riku no tenía interés en trabajos sucios que harían los delincuentes.

―Tu rostro es fácil de leer, Teniente Coronel Barusak. Presta un poco más de atención a tus expresiones.

―… Sí, tendré más cuidado… Oficial de Personal Piguro.

―… En tu voz también, Teniente Coronel Barusak. Bueno, eres este tipo de persona después de todo —suspiró mientras arreglaba sus gafas. ―Si tienes éxito, es posible que el Señor Demonio sea resucitado este mismo año. Sin embargo, si fallas, el renacimiento tardará más. En otras palabras, es una misión extremadamente importante. Si sales victoriosa, no sólo obtendrás una medalla, sino que Charlotte-sama ha prometido promoverte a General sin necesidad de una prueba.

―¡Sí, voy a dar lo mejor de mí!

Mientras los músculos de su espalda se tensaban, ella levantó su voz.

Si había promoción involucrada, no había razón para no aceptarla. No le gustaba cómo Charlotte estaba conectada con esto, pero aún así, por el bien de aumentar de rango, haría cualquier cosa.

Era necesario pasar una prueba para llegar a General.

Si sólo fuera una prueba práctica, seguramente pasaría, sin embargo también había una escrita.

Ese examen era el verdadero obstáculo para Riku.

Previamente, había consultado con Gortoberuk y le hizo mostrarle su prueba. No solo consistía en tácticas, sino también matemáticas, lecturas de frases complejas y traducción de letras antiguas que tenían símbolos complejos.

Sin poder contestar ni siquiera la mitad, incluso ahora, siempre andaba mirando libros de texto desesperadamente hasta altas horas de la noche.

―Entonces, ¿a quién se supone que debo secuestrar?

Si aceptaba la misión, podría olvidarse de ese tedioso procedimiento. Era un acontecimiento magnífico para ella. El corazón de Riku se llenó de alegría.

Entonces, concentró todas sus neuronas en las palabras de Piguro.

Después de aclararse la garganta y poner un aire de importancia, Piguro habló con calma.

―La princesa Catherinne, que se encuentra momentáneamente en la residencia de Barusak, en la capital real del reino Shiidoru.

Gorrión
¡Esto se va a descontrolaaaaaaaar
Nelea
Jo… ¡¡siiiiiiiiiii!!!! Mi predicción está cada vez más cerca de hacerse realidad muahahaha. ¡A por ellos Riku~!

Una respuesta en “Riku – Capítulo 54: Aquellos que querían aumentar su poder”

  1. No tienen a otros generales, tenientes coronel, etc… Que hagan bien su trabajo que siempre se los encajan a ella? U.U loco no, no aceptes, tu padre sabe tú verdadero nombre, es pésima idea, muy mala.

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