Riku – Capítulo 62: Hermano y hermana

Traducido por Gorrión

Editado por Nelea

Corregido por Sharon


El chico de pelo plateado no estaba en guardia contra Riku. Sin portar ningún arma, se acercó a ella indefenso.

Riku pensó que la miraría con desprecio justo como Raimon Barusak y Toudo Barusak. Pero, parece que no tenía tales sentimientos.

—Riku-ane… Algo así, ¿Cómo? [1]

La voz de Rook era ronca. Estaba cargada de dolor, y su rostro lleno de sorpresa. Sus ojos estaban tan abiertos como le era posible, y su boca se abrió en círculo de una manera estúpida.

Al parecer Raimon no le había advertido. Su reacción era claramente diferente de la de Toudou Barusak, quien se adaptó a la realidad ante sus ojos de inmediato.

También había otro punto en su mirada que era raro desde la perspectiva de Riku.

Si no ha escuchado mal, ahora mismo, acaba de ser llamada “Riku-ane”. En otras palabras, Rook la reconoció apropiadamente como su hermana mayor.

¿Qué significaba eso?

—¿Ane? Puede ser… ¿Qué realmente todavía piensas de ti como mi hermano? —declaró Riku como si estuviera escupiendo las palabras, mirándolo fijamente.

Viendo su expresión que parecía preguntarle por qué quería matarlo, algo se rompió dentro de Riku.

—Sí… Si no respondes, parece que tendré que cambiar la forma de preguntarlo. Rook Barusak… ¿Cómo te atreves a llamarme “hermana”?

—Eh… pero, ¿no es…? ¿No es Raku-ane mi hermana mayor?

Gorrión
Está desvariando, en la traducción inglesa decía Raku

Con esas palabras superó el límite de Riku.

La expresión de Rook, tono de voz, comportamiento, todo la sacó de sus casillas. Apretando sus dientes y empuñando la espada de plata, dirigió su mirada hacia Piguro.

—Oficial de personal Piguro, mataré a este… No, lo voy a capturar.

Riku lamió sus labios.

Se suponía que debía dejarle el resto a Leivein y escapar de la Capital Real.

Eso le frustraba.

Esta vez, fue un obstáculo para Leivein y tuvo que escapar. Hasta ahora estuvo desahogando su frustración apretando su puño.

No pudo haberse imaginado que en un lugar tan inesperado caería tal regalo en sus manos.

Cuando Riku no podía soportar más el sentimiento de tener el estómago vacío por no haber podido comer la cena adecuadamente, tal postre se muestra ante ella.

Era imposible que pudiera controlarse.

—¿Capturar? ¿Estás planeando capturarlo vivo?

—Por supuesto, para hacerlo más fácil de transportar, puedo cortarle brazos y piernas.

Dentro de la mente de Riku, ya había comenzado a pensar métodos de captura.

Por ahora pensaba cortarle sus extremidades para llevárselo.

Y tras ello, disfrutaría de un tiempo divertido con él. Le arrancaría los ojos, bloquearía su nariz. Ya que su boca parece ser molesta, sería bueno coserla, pero si hace eso no sería capaz de escuchar los gratificantes gritos de dolor. Lo mejor sería no silenciarlo hasta el último momento.

—¿Hmm?

En ese instante, Riku se dio cuenta que Rook había murmurado algo.

Sin dejar de temblar, Rook murmuraba algo para sí mismo como si quisiera confirmar algo.

Su mirada perdida atravesaba a Riku, como si no estuviera mirándola sino a algo más.

Quizá Rook estuviera pretendiendo haber perdido la mente y estaba mirando algún lugar. Riku forzó sus oídos e intentó escuchar lo que estaba murmurando, pero no era capaz de entender nada.

—… Debo estar en el mundo de la secuela, que fue lanzada tras mi muerte. Si, debe ser eso. Y aquí Riku-ane se volvió un enemigo. Que una Heroína sea enemiga es algo muy común en el desarrollo, sí. Es por eso, esto no es mi culpa…

Riku frunció el ceño ante esos desvaríos.

Frente a ella, Rook respiraba con dificultad. Hablaba sobre su muerte, o un desarrollo, y otras cosas cuyo significado no entendía.

Todo lo que fue capaz de entender es “No es mi culpa”.

—… Rook Barusak

—¡R-Riku-ane! ¡Estabas viva!

Tras haber sido llamado en voz baja, Rook respondió como si las palabras anteriores de Riku fueran aire.

Y entonces, como si fuera a recibirla, extendió sus dos manos. La forma en la que se acercaba a ella con sus brazos abiertos mientras su voz temblaba podría haberse considerado cómica, o realmente extraño.

Definitivamente no estaba cuerdo.

—En aquel momento, cuando Riku-ane cayó, pensé en salvarte, pero… Lo siento. No pude estirar mi mano hacia ti. De hecho, con padre agarrándote por la nuca… ¡E-Eso era imposible para mí! —dijo con sus ojos que parecían estar por salirse de sus órbitas. —No sabía que Riku-ane estaba en la armada del Rey Demonio, pero es bueno saber que estás viva. Es realmente bueno. Es por eso, que vamos a casa juntos. No necesitas sufrir más trabajando para el Rey Demonio. ¡Convenceré a padre de alguna manera!

—¿Tú convenciendo a Padre?

—¡Eso es! Lo convenceré, ¡y entonces podremos vivir juntos en paz de nuevo!

Riku estaba intentando no reír ante las buenas y honestas palabras que Rook decía. Pero entonces, con esas últimas palabras, no pudo aguantar más y acabó riendo a carcajadas.

Su voz resonó por todo el callejón. Mientras sostenía su estómago sin soltar la espada en sus manos, rió hasta que cayeron lágrimas.

—¡¡Aha, hahahahaha!! Hey, ¿estabas planeando matarme de la risa?

—¿D-De qué…estás hablando?

—Es que es muy cómico, ¿por qué las chicas bajan su cola ante un chico como este?

En el fondo de su mente, las imágenes de las chicas que había enfrentado aparecieron.

La pequeña niña que blandía su espada por el bien de Rook mientras hablaba mal.

La espía que traicionó al Rey Demonio y prestó su fuerza a Rook.

La excéntrica sirvienta que creyó que Rook guiaría a los Barusak.

Y la Reina Demonio provisional que bajó su cola tras intercambiar dos o tres palabras con él.

El Rook que esas chicas veían era alguien lleno de compasión, capaz de liderar a la gente en el futuro. Era más gentil que nadie, bendecido con un excepcional talento, y buscaba una forma de conseguir la paz con los Demonios, que eran odiados por todos.

Si creyera por completo en las palabras de esas chicas, debería haberse encontrado con alguien que diera una impresión favorable.

Pero lo que en realidad vio… Ni siquiera podía describirlo como fascinante.

Sus ojos estaban exaltados y sus palabras temblaban. Quería escapar de la realidad donde había abandonado a Riku a la muerte, y por alguna lógica sin sentido, trató de justificarse.

—Realmente estás… No puedes ni siquiera alcanzar la suela del zapato del Capitán Leivein.

Exceptuando su único punto bueno, su apariencia que parecía haber sido hecha por Dios, no había absolutamente nada bueno en él.

Todo ese batallón de mujeres que habían caído ante Rook hasta ahora debían tener malos ojos para los hombres. Eso, o quizá usó alguna poción de amor en ellas.

—Suficiente… Coronel Riku, ¿No se parece un poco a ti?

—… ¿Has dicho algo, Oficial de Personal?

—No, nada. Si vas a encargarte de esto, por favor date prisa. No tenemos tiempo.

Diciendo solo eso, cruzó los brazos y no dijo nada más.

Así expresaba que le dejaría el resto a Riku.

—Entendido —dijo en voz baja, y preparó la espada plateada.

Antes de que el ruido de la vaina cayendo al suelo pudiera escucharse, Riku ya había pateado el suelo y en un instante se había acercado frente a los ojos de Rook, blandiendo su espada con todas sus fuerzas.

Pero, a pesar de la condición de Rook, seguía siendo la siguiente cabeza de la Familia Barusak. Él dobló su cuerpo hacia atrás rápidamente, y la espada pasó cerca de su mejilla.

—¡C-Cálmate, Riku-ane! —dijo Rook con una voz temblorosa.

Pero, no había manera en que Riku fuera a hacerlo.

Él no tocó su espada, ni mostró señal de usar su arco. Todo lo que hacía era escupir palabras irrazonables una tras otra mientras evadía los ataques.

Ni siquiera era una batalla defensiva, sólo un acto estúpido.

—…Riku-ane, ¡por favor escúchame!

—Cállate.

Finalmente, Riku sintió que acabaría matándolo.

Ese pensamiento cruzó su mente. Este sentimiento también se reflejó en su espada. El punto al que apuntaba antes en los hombros de Rook se movió hacia su cuello.

Sin ser capaz de reaccionar al ataque, saltó hacia atrás. Mientras esquivaba el ataque saltando, tomó distancia de Riku.

—Riku-ane, ¿por qué…? ¿Cómo pasó esto.. esto..? ¡Ah!

Sus ojos que estaban mirando el rostro de Riku hace unos momentos, finalmente se fijaron en la espada que blandía.

Los ojos de Rook que estaban llenos de confusión comenzaron a mostrar signos de enfado. La razón no era algo difícil de ver.

Riku cortó el aire con su espada mientras sonreía felizmente,

—¿Puede que esto te resulte familiar?

La espada de plata que estaba usando solía ser la de Celestina Bistolru.

Celestina era alguien que realmente no podría considerarse un problema para Riku, fue una pequeña molestia que eliminó antes de que pudiera siquiera notar su identidad.

Ella la recordaba como una persona sin importancia, pero a pesar de eso era la líder de una Familia Espiritista, y la amiga de la infancia de Rook.

—R-Riku-ane… E-Eso, como… ¿De dónde lo has sacado?

El rostro de Rook comenzó a cambiar.

Aún tenía una expresión perpleja, pero mostraba signos de estar muy molesto.

Eso era exactamente lo que Riku quería ver.

No tenía significado derrotar a alguien que no se resistía si no podía torturarlo después.

Si realmente no hubiera aplacado sus ataques y lo hubiera matado, no sería capaz de sumergirse en un sentimiento más profundo más tarde.

Es por eso que decidió molestarlo.

—Ah… Esta fue la espada de alguna chica Espiritista que luchaba en Myuuz. La recogí de su cadáver después de que murió. Realmente debe ser un honor para ella que yo use esta espada. Su anterior dueña era demasiado débil después de todo. Fue muy sencillo cortarle la cabeza en un instante.

—¡¿Cortar… su cabeza?!

En el instante que Riku dijo esas palabras, Rook preparó su espada.

El Rook de hace unos instantes había cambiado completamente, y la observaba con violencia.

El aire se estremeció debido a su enfado.

—Celestina-chan… ¡¿Cómo te atreviste a matarla?!

El grito hizo temblar el callejón.

Cargó contra ella mientras la miraba como si fuera a vengarse de la muerte de sus padres.

Riku se estremeció ante el ataque que no tenía un atisbo de duda.

Por supuesto, no era por miedo.

Era un sentimiento encantador.

Con la felicidad recorriendo su cuerpo, su temblor se incrementó y su mente le gritó que eliminara al enemigo frente a sus ojos.

Empuñando su espada y preparándose para confrontar al oponente, Riku lo provocó.

—Estúpido. El que mató a Celestina Bistolru… No fue otro que tú mismo… Rook Barusak.


[1] Ane: Es una partícula japonesa, literalmente significa “Hermana mayor”.

Gorrión
Cuánta razón, Riku, cuánta razón

Nelea
Todo ha sido culpa del princeso desde el principio de los tiempos

Una respuesta en “Riku – Capítulo 62: Hermano y hermana”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido